Las mejores firmas madridistas del planeta

Buenos días. Son genios del marketing. No hay más y así hay que aceptarlo. Basta con ver cómo les pillaron comprándose la competición durante un mínimo de 17 años, sobornando a tal efecto a la cúpula arbitral, y su prestigio a nivel mundial permanece casi intacto mientras sus simpatizantes/asalariados se esfuerzan en cambio en socavar el prestigio del Real Madrid.

Colocan en la posteridad las ocurrencias más nimias. El Dream Team. El tilitaka. El ADN. Y ahora es Flick.

Mundo Deportivo

“Con Flick hice el clic”. Como suele pasar con los grandes lemas publicitarios, como tiene por norma la propaganda, sus eslóganes son tan ridículos como inolvidables. Se te pegan a la epiglotis como un chicle que se cuela de la boca al gaznate.

“Con Flick hice el clic”. Podemos imaginar a una legión de fieles recitando el lema con entusiasmo, uno detrás de otro, en un spot publicitario viral. El albañil: “Con Flick hice el clic”. El jefe de bomberos: “Con Flick hice el clic”. El ama de casa: “Con Flick hice el clic”. El sacerdote: “Con Flick hice el clic”. La estrella del cine para adultos: “Con Flick hice el clic”. El niño con la mochila y el bollycao: “Con Flick hice el clic”. Marc Casadó, incluso: “Con Flick hice el clic”.

Y al final todos ellos juntos, unidos en un grito común de realización personal, al unísono, contados por cientos, en un contrapicado desde la grúa más alta de Roures: “¡¡¡Con Flick hice el clic!!!”

Te coge ese anuncio David Lynch y te lo convierte en la pesadilla cinematográfica más perturbadora desde Mulholland Drive, pero sin Naomi Watts y Laura Harring retozando vivazmente.

Nuestro amigo el eximio pintor Guillermo Martín odia el fútbol. Sin embargo, allá por los noventa escuchó por azar, en las noticias de Antena 3, hablar del menisco de Amavisca. Ese sintagma, “el menisco de Amavisca”, de tan sugerente fonética, quedó impreso en su cerebro para los restos. Era hasta la fecha lo único de fútbol que sabía decir.

—El menisco de Amavisca —repite muy serio, cada vez que el deporte rey hace acto de presencia en la conversación.

No queremos ni pensar lo que Guillermo Martín va a disfrutar con el brinco cuasierótico que trae consigo el eslogan “Con Flick hice el clic”. Estamos seguros de que lo añadirá a su exigua lista de mantras futbolísticos.

(Nota para galernautas hard-core: Guillermo es el autor del precioso retrato de Javier Marías con el cual ilustramos la impagable entrevista que le hicimos por carta al inolvidable autor de Corazón tan blanco).

Mañana en el partido piensa en mí

Con Flick hice el clic. No salimos de nuestro asombro. Hay que ser tan ajeno al pudor para alumbrar semejante frase que se lleva la palma, por encima de tikitaka y otras currencias. Además hace un uso desprejuiciado de la i, que es la vocal culé por excelencia (Messi, Busi, Geri, Abi, Gavi, Pedri). Con Flick hice el clic. Nos recuerda a aquel instrumental de Les Luthiers gloriosamente titulado “Miss Lilly Higgins sings shimmy in Mississippi spring”. En otro disco hicieron otro titulado “Doctor Bob Gordon shops hot dogs from Boston (foxtrot)”, pero la o es una letra demasiado rotunda, resultadista y centralista para el universo culé.

Cómo será la cosa, amics (con i), para que esta portada sea el punto fuerte del día. (Por cierto, podríamos incluso redondear el eslogan rematándolo así: “Con Flick hice clic, amics”.

Os dejamos con el resto de primeras fotos planas del día y con una foto de Negreira, porque sí y porque no necesitó a Flick para hacer clic.

Pasad un buen día.

Sport As Marca

Enríquez Negreira

Noviembre y las lluvias. Vestíamos de blanco siempre el día de temporal. El logotipo de Teka. O tal vez Zanussi. Drenaban con pereza aquellos campos. Cielos de ceniza y cámaras que con gran dificultad captaban los brillos y matices. O tal vez eran nuestras televisiones las que lo envolvían todo en penumbra. Fútbol a ciegas. Fútbol de ayer. La diagonal del diluvio en primer plano. La gran ducha de los veintidós. Balones divididos en cada charco. Balsa, incertidumbre y miseria. Tobillos de hierro. Aquellos tipos no se lesionaban fácilmente.

Cada centro, una aventura. Todo podía ocurrir. Resbalaban los defensas. Caían los porteros. El fútbol era de los delanteros audaces, los inteligentes, los que sabían calcular la fuerza del agua y, en la jugada, dejaban pasar el tiempo, porque contaban con el peso muerto repentino del esférico agarrado con las uñas al barro. Eso tumbaba a todos los defensas de un solo golpe. Eran los días en que, para jugar al fútbol, antes que deportista había que ser zorro.

Fútbol a ciegas. Fútbol de ayer. La diagonal del diluvio en primer plano. La gran ducha de los veintidós. Balones divididos en cada charco. Balsa, incertidumbre y miseria. Tobillos de hierro

Estaba la increíble habilidad de algunos para regresar al vestuario impolutos, aunque hubieran hecho un gran partido. Pienso en Laudrup, aquel Prosinecki, Schuster, o incluso Alkorta. Niños de Primera Comunión incluso en plena pocilga. Y estaba la increíble habilidad de otros para regresar como si hubieran sobrevivido a Vietnam unos minutos antes. Incluso los días en que no había barro. Tú también estás pensando en Gordillo, en Amavisca, y en Míchel. Tipos que si no llegaban con la camiseta hecha jirones es que no habían jugado.

Gordillo

A veces era solo un rato de aguacero. No hacía falta más. Veinte minutos lloviendo y aquellos campos se volvían patatales. Los jugadores de hoy saldrían espantados, corriendo hacia el vestuario, por miedo a romperse como cristal de Bohemia. Hoy la máxima siempre se cumple: campo blando e irregular, lesiones por doquier. Pero allí donde el talento se volvía inútil, salía el pundonor, la picardía, la rabia, y muchas otras virtudes del fútbol de antaño, que el Real Madrid ha sabido preservar a lo largo de su historia, y exhibirlas hoy también si es necesario, aunque los campos rara vez parezcan melonares, pero más de una vez nos hemos visto, en los últimos años, jugando en medio de una guerra mundial, con todo en contra menos el tiempo.

Allí donde el talento se volvía inútil, salía el pundonor, la picardía, la rabia, y muchas otras virtudes del fútbol de antaño, que el Real Madrid ha sabido preservar a lo largo de su historia, y exhibirlas hoy también si es necesario

Los primeros planos, la cámara empañada, el técnico de televisión limpiando con el trapo entre jugada y jugada. Porteros con la cara marrón. Punto de penalti desnudo. Una lengua negra desde el portero hasta la frontal del área. Festival de paraguas negros en el graderío. ¿Solo había paragua enlutados en los 90? Aullaban las aficiones, por no morir de frio, o de humedad. Tierra y cal en el verde, cada instante menos verde. Y Buyo frotándose los ojos bajo el aguacero, sintiéndose como en nuestra tierra gallega, dispuesto a chapotear en el barro si es necesario.

Circulaban sin descanso las tarjetas, rojas y amarillas, porque no había manera de medir la entrada. Te lanzabas en el medio del campo con ímpetu, pero con visible inocencia, y el barro te hacía dejar sin dientes a medio banquillo, un millón de metros más allá, entrando con los tacos por delante a media altura, como bola entre los bolos en bolera de pueblo. Parte del reto estaba en saltar la entrada. Butragueño era un experto en el salto, sobre todo después de picársela al portero, cuando brincaba una décima de segundo antes de que le amputaran el tobillo.

Butragueño

Y si había riesgo de inundación, si el agua entraba a borbotones por los vestuarios, el árbitro levantaba los bracitos, y todos para dentro hasta nuevo aviso. Maldita incertidumbre de aquellos primeros partidos del fútbol televisado, cuando si no era un conejo suelto, una gallina, o una lluvia de bengalas, era un relámpago que fundía focos, o el chaparrón apocalíptico inesperado, lo que te cambiaba de golpe la tarde de fútbol y palomitas, y te dejaba como un idiota, como quien cambia un Real Madrid-Milán de entonces por la carta de ajuste.

los diseñadores de videojuegos empezaron intentando imitar los estadios reales, y ahora son los diseñadores de estadios y cuidadores de césped los que intentan imitar la pureza y perfección de los de los videojuegos

Hoy todo es tan perfecto como en un videojuego. Tiene gracia que los diseñadores de juegos empezaron intentando imitar los estadios reales, y ahora son los diseñadores de estadios y cuidadores de césped los que intentan imitar la pureza y perfección de los de los videojuegos. El campo casi nunca es un problema ya, salvando dos o tres días al año en que la lluvia, el granizo, o la nieve, roban el protagonismo al fútbol moderno convencional. En la evolución de las cosas gana el fútbol, el fútbol en sí, pero pierde algo de corazón, algo de pasión, algo de dolor. Si sentíamos más cercanos a aquellos futbolistas, a los que veíamos mucho más lejos y mucho menos que a los de ahora, es porque podíamos imaginar su corazón latiendo a mil bajo la inmensa granizada, de barro hasta las orejas, driblando a rivales imposibles a los que apenas veía, y encarando la portería con una sola certeza: lanzar a gol en esas circunstancias era medio gol.

Discúlpenme el paréntesis cebolleta, pero… ¡Qué tiempos los de aquellas lluvias!

 

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El fatalismo que inunda la opinión relativa al Madrid, tanto en medios como en redes, alcanza de manera muy especial a Kylian Mbappé. Es más: hay quien relaciona un fatalismo con el otro, estableciendo una relación causa-efecto en algunos casos. A mis ojos ya cansados de madridista y editor viejuno han llegado en las últimas fechas, sobre todo a través de la red social antes conocida como Twitter, comentarios zafios que asimilan a la estrella francesa con Mariano, y hasta con Toquero. Twitter, X o como se llame es ese lugar que olvida el mérito a los cinco minutos y reduce la insatisfacción a caricatura. Alguno debería tener más sexo, aunque fuera consigo mismo. Al fin y al cabo, una plataforma cada vez más destinada a escuchar a quienes ya piensan como tú y demonizar (antes de escuchar) a quienes piensan distinto guarda una conexión íntima con el onanismo.Mbappé

Que Mbappé, de momento, no está resultando como esperábamos es casi un hecho. De ahí a tildarlo de fracaso media un trecho, y no digamos nada de considerarlo un fracaso irreversible. “Se le está poniendo cara de Hazard” es frase que han tenido que leer también estos ojos cansados y a veces exasperados de editor viejuno. No está fácil el cumplimiento de la negra profecía, por cuanto Kylian ya ha marcado en el Madrid más goles de los que jamás anotó el belga. El hecho de que el francés no esté por el momento cumpliendo las expectativas no tiene nada que ver con que te haya dejado la novia o hayas cateado tres en la primera evaluación de cuarto de la ESO. Es verdad, no todos los detractores responden a ese perfil, pero tampoco tiene nada que ver con la pitopausia.

Que Mbappé, de momento, no está resultando como esperábamos es casi un hecho. De ahí a tildarlo de fracaso media un trecho, y no digamos nada de considerarlo un fracaso irreversible

Los agoreros que vaticinaban una ruptura completa del ecosistema del vestuario blanco a la llegada del crack creen haberse llenado de razones. No tan rápido, por favor. Me parece indudable que la necesidad de acomodarlo en el once ha generado desajustes que lastrarán al equipo hasta el día en que los beneficios (fundamentalmente los goles) compensen las molestias. Pero más indudables aún me parecen dos cosas: que el día de la compensación llegará, y que la ruptura se refiere únicamente al ecosistema táctico.

Dortmund y Clásico: bueno para el Madrid

En lo humano, muy al contrario de lo que se auguraba, la integración es ejemplar. Ha demostrado ser un buen compañero y un hombre comprometido con la escuadra. Jamás ha emitido la menor queja por jugar lejos de su posición predilecta, cosa indiscutible, y ha tensado la cuerda que le une a su seleccionador sacrificando llamadas de Francia para ponerse a punto con el equipo que le paga después de haberse subido al vagón casi sin vacaciones ni pretemporada. Ya lo sé, nadie va a ir a Cibeles para celebrar que sea un buen chico, pero el haber constatado que lo es representa el cumplimento de una condición sine qua non. La calidad humana es necesaria, aunque no suficiente, para que se produzca un acoplamiento total y su carrera en el mejor club del mundo, su gran sueño, pueda ser un éxito. Eso, digan lo que digan, ya lo tenemos. No es ningún vago ni una prima donna, sino un joven inteligente que ama la causa, le salgan las cosas bien, mal o regular.

Quizá no veamos más al Mbappé de los primeros años, como tampoco vimos de blanco al Ronaldo Nazário que deslumbró en el Barça, pero tengan por seguro que, como en aquel caso, disfrutaremos de un delantero estratosférico

Además la gente no sabe, o bien olvida para sufrir sin el bálsamo de las razones su propia rabia, así, a pelo, que el jugador lo está pasando mal. Pende sobre su cabeza la amenaza confusa y vaga de la justicia sueca, sin que por el momento sepamos si hay una denuncia en firme, y sin que quepa otra opción plausible que otorgarle en el peor de los casos la presunción de inocencia que merece. Tampoco son trago fácil (y ambas cosas pueden estar relacionadas) las acechanzas del PSG, club con el que está enfrentado por culpa de su decisión, valiente se mire como se mire, de recalar en el Bernabéu. En este sentido, me consolaron los cánticos de ánimo que el propio Bernabéu le dedicó frente a Osasuna. Hay gente que conoce (o intuye, es suficiente) lo que hay, y que sabe que mostrar su apoyo a un futbolista en horas bajas no es cuestión que comprometa en lo más mínimo la exigencia indisociable al escudo que amamos.

Bernabéu Mbappé

Mbappé está buscándose. La buena noticia es que el equipo le busca a él con el mismo afán, tal como un Modric comprensivo, capitán y compañero, declaró al término de ese mismo partido. El croata sabe que la cosa terminará saliendo bien, y si lo sabe Luka ¿quiénes somos los demás para dudar? Por si fuera poco, la zozobra táctica queda matizada por un dato esperanzador: la temporada pasada, en el PSG, y a pesar de que la banda sea su lugar de arranque favorito, promedió los mismos goles partiendo de la izquierda que en la posición de nueve.

Dejen en paz a Mbappé. Quizá no veamos más al Mbappé de los primeros años, como tampoco vimos de blanco al Ronaldo Nazário que deslumbró en el Barça, pero tengan por seguro que, como en aquel caso, disfrutaremos de un delantero estratosférico.

 

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Ha nacido de blanco puro y corazón caliente porque lleva nueve meses escuchando, a través del vientre de su madre, que rendirse jamás es una opción.

Ha nacido generoso, valiente y tenaz, tres virtudes de las que su padre más admira y de las que le hablaba muy cerquita, enunciándole con detalle gestas únicas y describiéndole mitos del balón que todavía desconoce, pero que marcarán su vida y le regalarán grandes sonrisas.

Ha nacido feliz porque ya ha ganado una batalla. Escoger al Real Madrid es admitir la derrota, pero jamás entregar la espada. Ya sabe, porque viene atento de fábrica, que el optimismo convierte los desafíos en conquistas ejemplarizantes.

Ha nacido, reconozcámoslo, en un momento difícil, pero ¿cuándo roza el Madrid la tranquilidad si en cada celebración de los éxitos se conjura para el siguiente? Ya ha escuchado las primeras críticas, ora fruto del rencor, ora de boca de los derrotistas, a las que tiene reservadas el mismo destino de sus pañales usados.

Ha nacido creyendo que los milagros no son inalcanzables. Porque, si inverosímil es cada llegada a este mundo que nos empeñamos en destruir, no resultan menos extraordinarios los arrebatos del Bernabéu, las remontadas que transforman catástrofes predecibles en prodigios asombrosos.

Ha nacido con genio y picardía desde su propio nombre, memoria de la epopeya bíblica en la que un héroe de humilde origen aceptó el envite del más bravucón de los filisteos y logró derrotarle con un ataque inesperado que significó la victoria completa y total de su pueblo.

Ha nacido en una fecha de guarismo talismán para el madridismo, el siete, y a escasas horas de coincidir su día con el del custodio eterno del ADN madridista, Juan Gómez, Juanito, por lo que queda bendecido por el corazón más grande que jamás haya dado la historia del fútbol.

Ha nacido un madridista. Y nada más.

 

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Buenos días. El tercer parón de selecciones de la temporada en apenas tres meses ha llegado cuando el Madrid comenzaba a funcionar y a los seguidores nos ha provocado una ilusión interruptus. Afortunadamente ayer hubo Champions femenina y el Madrid le hizo un siete al Twente, la mayor goleada de la bisoña sección del equipo blanco en Europa. Además, la guinda la puso Carla Camacho, quien no dudó en celebrar el tanto besando el escudo después de haber superado hace meses la rotura del cruzado de su rodilla.

Carla Camacho

El Madrid femenino consolida la segunda plaza del grupo de Champions y, como escribe Fernando Alcalá-Zamora en su crónica, «quedan tres partidos para seguir caminando por el lado positivo de la vida».

Hemos buscado algún eco de la goleada blanca en las mismas portadas que acusaban al Madrid de no fomentar el fútbol femenino y no lo hemos encontrado. A lo mejor no hemos escudriñado bien y, o bien vemos menos que un gato de escayola o lo han escrito con tinta transparente. Podría ser.

Fútbol femenino, no, pero si queréis una furgo, Marca es vuestro periódico. El diario de todos los deportes, menos del fútbol femenino cuando no se trata de su admirado Barça.

El diario de Gallardo también es idóneo si queréis ver a un señor haciendo el pino, hay gente con filias de todo tipo. Además, leemos con alivio que «Alcaraz revive». Sabíamos que andaba un tanto pachucho, pero no creíamos que el asunto había alcanzado una gravedad tal que haya requerido una resurrección. Sea como fuere, nos alegramos.

Marca dedica su titular a Alaba, de quien afirma que se encuentra en la recta final de su calvario y podría recibir el alta médica en diciembre. Deseamos de corazón que el alta competitiva tampoco tarde en llegar. Si es así, la posibilidad de que el Madrid contratara un defensa en invierno mermaría (si es que existe).

Queremos destacar un sellito del frontispicio en el que Deschamps exclama «¡Dejen tranquilo a Mbappé!». Por una vez estamos de acuerdo con el seleccionador galo. Un puñado de partidos sin acierto han bastado para que muchos defenestren a Kylian. La crítica es pertinente y necesaria, pero la cortedad de miras de muchos es preocupante.

La portada de As es para un Olmo —excelente jugador— adornado con un tono capilar similar al de los osos polares. No vamos a pedirle fruta al futbolista, no tenemos esa costumbre, y tampoco queremos caer en el refrán facilongo. Mejor empleamos otro: donde no hay mata, no hay patata.

Es lo que nos viene a la cabeza tras leer dos de las frases destacadas por el diario de PRISA. La primera, «Este Balón de Oro representa a los españoles que no lo ganaron». Es una simpleza carente de sentido, sin embargo es un tipo de discurso que cala.

No, Olmo, el Balón de Oro que le han concedido a Rodri no representa a los españoles que no lo ganaron. Munitis, por ejemplo, no ganó nunca el galardón y no encontramos la manera en la que el premio lo represente. Tampoco tiene nada que ver con ni consuela en modo alguno a, por nombrar algunos, Raúl, Amancio, Pirri o Iniesta.

La segunda frase que destacamos coincide con el titular: «Rodri es la cara del fútbol español». No es un elogio precisamente para el jugador del investigado City. El fútbol español es una cloaca infecta en la que prosperan especímenes de todo pelaje. Basta echar un ojo quienes lo han presidido en las últimas décadas, todos inmersos en procesos judiciales, o a quien dirige su liga.

La cara del fútbol español tiene cejas cuando no compite y las pierde cuando alcanza su máximo rendimiento. La cara del fútbol español se mofa de Vinícius en lugar de celebrar su propia victoria. En esto sí representa a la perfección al fútbol patrio, donde el acoso de todo tipo contra el 7 del Madrid, incluido el racismo, ha sido la tónica general. Desde compañeros de profesión que se ríen de él, hasta otros que lo pegan, pasando por periodistas que se ensañan y árbitros que lo fustigan.

Sobre el tema de los centrales del Madrid, As recoge las declaraciones de Laporte: «¿Interés del Madrid? Suena bien. No se desprecia a equipos así». Podría suceder, pero, como ya hemos dicho, la inercia del Madrid en estos casos es no fichar. Hasta ahora, esta política no le ha ido mal, si miramos los títulos obtenidos. Aunque este año la situación parece aún más dramática en cuanto a bajas que otros y alguna contratación vendría de perlas.

As confirma, como Marca, que «Alcaraz sigue vivo». Qué alivio.

Mundo Deportivo nos deleita con la segunda entrega de la entrevista a Deco. Ayer ya le explicamos al portugués «lo del VAR», porque somos educados y cuando podemos ayudar, ayudamos. Hoy, el diario de Godó habla del «1 x 1». Es un buen principio para comenzar a enseñar a los niños las multiplicaciones o para instruir a aquellos a quienes se les aplica lo de «donde no hay mata, no hay patata».

Sin embargo, no parece que Deco se halle entre estos últimos. Tampoco su jefe Laporta. Ambos ostentan cargos ideales para ganarse la vida estupendamente con su oficio.

Sport, al igual que Mundo Deportivo y AS, es un publirreportaje del Barça. Lo normal. Lamentamos la mala fortuna de Ansu Fati con las lesiones. Ha vuelto a romperse y estará un mes de baja.

Este portanálisis se termina. Si hoy os apetece comer unas patatas fritas o una tortilla, verbigracia, y tenéis la suerte de tener un huerto del cual tomar directamente los tubérculos, recordad que donde no hay mata, no hay patata. La planta es verde y la flor blanca y amarilla, en ocasiones con tonos morados.

Pasad un buen día.

Todo comenzó con un artículo sobre la peña madridista de Malta, que despertó el interés entre otras peñas en compartir su historia. Gracias a la mediación de Robber Andrades, tuve el placer de conversar con Juan Alberto, el presidente de la peña madridista de Dublín, quien mostró gran entusiasmo por hablarnos sobre su peña. Para dar forma al artículo, le envié una serie de preguntas, con el objetivo de plasmar en palabras lo que realmente significa ser parte de su comunidad.

Le ofrecí dos opciones para la redacción del artículo: que él mismo escribiera el texto o que yo lo hiciera basándome en sus respuestas. Mi intención era que el resultado final fuera ameno y atractivo, pensado desde la perspectiva de alguien que no está dentro de la peña, pero que quiere entender su esencia. Juan Alberto me envió un texto que me pareció excepcional, tan bien narrado que decidí dejarlo tal como estaba, respetando su voz y su visión.

A medida que exploramos las tradiciones y momentos que definen a la peña madridista de Dublín, se hace evidente que la pasión por el Real Madrid va más allá de un simple juego. Este artículo es una invitación a conocer las vivencias de sus miembros, sus tradiciones, y la energía contagiosa que se siente en cada encuentro. Ahora, sin más dilación, cedo la palabra a Juan Alberto, quien compartirá su perspectiva y la historia de su querida peña.

La historia de la primera peña madridista de Irlanda comienza en 2012 con un grupo de Facebook de madridistas en Dublín que comenzaron a quedar para reunirse a ver los partidos del, en esos momentos, nueve veces campeón de Europa en un pub céntrico de la ciudad más grande de la isla esmeralda.

El punto de encuentro del madridismo no ha cambiado desde entonces. The Wool Shed es un sport-bar bastante grande que en su momento era conocido por tener decoración y ambiente australiano. En él, puedes ver partidos de fútbol de cualquiera de las principales competiciones futbolísticas del mundo, partidos de rugby, de GGA, fútbol americano, baloncesto universitario, Formula 1... You name it!!

El grupo de madridistas asiduos a estos encuentros fue creciendo y en 2014 alguien tuvo la gran idea de informarse sobre los requisitos para formar una peña madridista fuera de España. Una vez informados, se pusieron manos a la obra con ello y la decisión del nombre fue relativamente sencilla. Se decantaron por introducir en el nombre el número que han llevado a sus espaldas muchas de las leyendas del Real Madrid C. de F. a lo largo de su historia: el 7. Kopa, Amancio, Juanito, Butragueño, Raúl, Cristiano... Y ni que decir tiene que para los que ya tenemos una edad la Séptima fue un momento irrepetible. Así que el grupo se decantó por ese nombre.

Desde entonces, ha habido muchas idas y venidas de gente en la peña, lo cual siempre ha sido el mayor desafío, ya que, para muchos, Dublín es una ciudad de paso donde la gente va a aprender inglés o a ganar experiencia profesional y hacer caja durante un tiempo. Así que hemos visto llegar e irse a muchos madridistas a los que recordamos con mucho cariño y que en la peña encontraron no solo un refugio en el cual vivir y compartir su pasión por el club blanco, sino un lugar en el que hicieron amistades que todavía perduran a pesar del tiempo y la distancia. A todos ellos, un afectuoso saludo.

Ahora mismo somos más de 70 peñistas registrados oficialmente en la base de datos del Club, y aparte existe una veintena de grandes madridistas que por diferentes motivos no se han hecho peñistas pero que acuden regularmente a ver partidos con nosotros y son parte de la familia madridista en Irlanda. Tenemos gente de muchas partes del mundo, principalmente españoles y algún irlandés (aunque aquí tienden a ser aficionados de equipos de la Premier League y del Celtic de Glasgow —casi todos los irlandeses a los que le gusta el fútbol son simpatizantes del Celtic—, pero al ser Dublín una ciudad multicultural con un porcentaje de población extranjera que supera el 20% también tenemos gente de otros países como Bolivia, Brasil, El Salvador, Filipinas, Hungría, India, México, Polonia, Portugal, República Dominicana, Rumania, y Venezuela (puede que me deje alguno).

Los beneficios de ser peñista de El 7 de Dublín son descuentos en el pub, un regalo que cambia cada año (bufandas, camisetas, sudaderas de la peña...), y conseguir entradas para partidos del Real Madrid tanto en el Santiago Bernabéu como fuera. Lo cierto es que en ese sentido hemos sido bastante activos en los últimos dos años y tenemos peñistas presentes en el estadio en casi todos los partidos de Liga y de Champions League, sea como locales o visitantes. Si destacamos las finales disputadas por el conjunto blanco, hemos estado presentes en las finales de Champions League de Milán, Cardiff, Kiev y Londres, en la última Copa del Rey ganada al Osasuna, y en todas las recientes de la Supercopa de Europa desde Cardiff 2014. La forma en la que asignamos las entradas que nos concede el Club es a través de un sistema de puntos que se consiguen por ver los partidos en el pub o en el estadio. Algo similar al que usan casi todos los equipos de la Premier League para sus aficionados a la hora de distribuir entradas para finales y para desplazamientos, y que ojalá implemente algún día el Real Madrid entre sus socios.

Históricamente, toda la carga de trabajo sobre la organización de la peña cae en los hombros de la figura del presidente. Por el tema de la rotación de gente que reside en Dublín, hemos tenido cuatro presidentes a lo largo de los poco más de 10 años de existencia oficial de la peña. Desde mediados de 2019 el cargo y la responsabilidad la lleva Juan Alberto, que cuenta con la ayuda de Conor (el irlandés más veterano de la peña), que gestiona las redes sociales, y de Nacho, que es el secretario y en ocasiones echa una mano en las gestiones con el Real Madrid para el tema de la solicitud de entradas.

Como hemos dicho antes, la peña se reúne a ver todos los partidos en el Wool Shed. Sin falta. Llueva, nieve, o haga frío. Siempre somos al menos una docena de peñistas y gente afín a la misma, y en torno a nosotros se suelen ubicar otros madridistas que van por libre, pero son más que bienvenidos en nuestra esquinita del pub en la cual solemos colgar nuestra bandera. En partidos grandes hemos llegado a congregar más de 80 personas solo por la peña y la gente ya sabe que “el australiano” es el pub de la peña madridista. Obviamente no en exclusiva, ya que compartimos espacio con peñas de otros equipos como el Inter, Flamengo, Corinthians, Juventus, Nápoles, Aston Villa, Milán, Everton, etc. E incluso en el pasado la peña culé también venía a este pub, aunque hace un par de temporadas emigraron a otro pub situado en el Temple Bar.

Estamos en contacto con la oficina de La Liga en Londres y el año pasado el evento oficial de La Liga TV para el Barcelona-Real Madrid que ganamos 1-2 con goles de Bellingham fue organizado en Dublín y en el pub al que vamos gracias a que ayudamos con la organización.

Ver los partidos con nosotros puede ser una experiencia relativamente tranquila y normal, o no saber si uno está en un manicomio y han abierto las puertas de todas las habitaciones. El culmen de la locura fue la noche de la remontada contra el Manchester City. Ese día no entraba un alma más en el pub (calculamos que habría más de 500 personas. No todos estaban congregados por nosotros, que éramos unos 70, y el 95% éramos aficionados del Madrid. En el gol de cabeza de Rodrygo pasó de todo, gente por el suelo, gente sin camiseta, mesas volcadas, taburetes que se perdieron, una camarera que dijo que no volvía más... una auténtica locura. Quizás mucho de lo que avergonzarnos si lo viéramos luego en un video, pero tampoco hubo desperfectos, ni heridos, así que todo en orden.

Por lo general, los partidos se ven con humor (bueno, esta temporada no tanto), comentamos jugadas, hacemos nuestras bromas, y bebemos chupitos de sambuca, que es nuestra tradición. La sambuca es como el anís, y cuando hay un gol importante o marca gol un jugador que escogemos a principio de temporada toca beberse un chupito de sambuca. Este año "sambucaman" es Endrick, así que la temporada comenzó prometedora, pero últimamente no hay suerte. A ver si Ancelotti le da más minutos al brasileño y este responde.

Otra tradición es que cada vez que ganamos una final de Champions League nos acercamos a la estatua de Molly Malone (la más famosa de toda Irlanda) y la vestimos con bufandas y banderas del Real Madrid durante un momento para hacernos la foto de rigor.

En ocasiones hemos tenido visitas de otras peñas madridistas como la de Rondilla, la de Washington, o la New York City. Tenemos muy buena relación con la Peña Madridista de Munich, y con un grupo de madridistas que no son peña, pero que viajan mucho y que se llaman Comando Ponzano.

Nuestros planes son seguir manteniendo la peña activa, que la gente se enganche a pasar un buen rato viendo al Real Madrid junto con la gente de El 7 de Dublin, e ir creciendo, pero manteniendo un tamaño que se pueda gestionar. De nada nos serviría tener 250 peñistas y que haya problemas para distribuir las entradas que nos facilita el Club o para conseguir espacio en el pub. Conseguimos el objetivo gracias a nuestras redes sociales, el boca a boca, y la visibilidad que nos permite nuestra bandera, camisetas, y sudaderas con el logo de la peña, por lo que casi en cada partido se acerca alguien interesándose por la peña y formar parte de esta.

 

Nuestras redes sociales:

Facebook: https://www.facebook.com/elSietedeDublin

Instagram: https://www.instagram.com/el7dedublinoficial/

X: https://twitter.com/El7DublinOffi

 

Fotografías: peña El 7 de Dublín

 

Anteriores capítulos de Peñas madridistas por el mundo:

 

  1. Malta

Siempre es demasiado pronto para la navidad pero las cadenas de supermercado han decidido fundir el final del verano con los primeros fríos del invierno. Cada vez madruga más la víspera de la víspera de Navidad. A cierta edad ya no te echan de menos los camareros pero sí tu dietista: toca eludir la sección de dulces navideños como quien huye de un vecino molesto.

También es demasiado pronto para esas películas de amor en navidad, para las comidas de empresa y, sobre todas las cosas, para la vuelta de la amenaza de Mariah Carey con la gota malaya de su soniquete. Otra vuelta de tuerca para unas fiestas que son el astrágalo que soporta el peso de cada año, la traca final que pone a prueba nuestra capacidad de aguante como una recurrente cuesta arriba con final cada siete de enero.

Uno solamente espera el regalo de un Jude renovado, al Bellingham que corría libre como un cimarrón a jornada completa el año pasado

A esta edad nadie espera ilusionado otra corbata ni otro frasco de perfume. Las cenas familiares son como un dolor de muelas temido y cierto. Esta edad en la que solo excitan la sorpresa y la emoción, en la que uno solamente espera el regalo de un Jude renovado, al Bellingham que corría libre como un cimarrón a jornada completa el año pasado. Contra todo pronóstico y sin preaviso, contra el tópico de que siempre hay lugar para los grandes jugadores, la llegada de Mbappé ha tirado del mantel de una mesa impoluta, lista para la cena, de cubiertos perfectamente alineados y copas brillantes, rompiendo el menaje de la abuela. Hasta entonces tenía sentido el doble pivote, Valverde era Valverde por la derecha y Jude, como a cámara lenta, paría imágenes de póster central a toda página.

Valverde y Bellingham

Si disfrazarse es engañarse a uno mismo, este Madrid confuso no se reconoce. Y es que el reflejo del año pasado pesa más que la imagen real y cruda de éste. Urge una nueva entidad solidaria resultado de la suma de sus individualidades para mantener el espectáculo de arte variado que es el juego del equipo blanco.

El show siempre debe continuar porque en el Madrid la ética es la estética y nosotros lo tenemos a él. Con Jude la conducción de balón es algo orgánico, hondo si se quiere, la lucha del hombre contra la gravedad

Pero hay esperanza. El show siempre debe continuar porque en el Madrid la ética es la estética y nosotros lo tenemos a él. Con Jude la conducción de balón es algo orgánico, hondo si se quiere, la lucha del hombre contra la gravedad. Es ritmo, pausa y acierto, algo de lo que carece muy a menudo este Real Madrid cuando cruza el Rubicón del medio campo. Verlo en su mejor versión es la consecuencia natural de una posición adecuada, un anhelo que podría recuperar al mejor Jude. Nunca un regreso al pasado pareció más oportuno. En ningún momento esta hidra de tres cabezas, desubicada en un dibujo borroso, fue una opción: Mbappé, Vinicius y Jude son tres destornilladores ante el mismo tornillo.

El retorno de Jude solo puede traer optimismo, extendiendo por contagio la confianza en la victoria. No habremos vencido a los excesos, a los monólogos de nuestro cuñado o a los cupones no premiados, pero lo haremos con una enorme sonrisa. Ese simple cambio de fichas hará que Bellingham, nuestra particular Riva Aquarama, salga del dique seco y gris de la intrascendencia para volver a brillar, elegante y sólido como un monolito de jade.

 

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El Real Madrid femenino derrotó con contundencia (7-0) al FC Twente en la tercera jornada de la fase de grupos de la Liga de Campeones para consolidar la segunda plaza de su grupo y firmar su mejor resultado en la competición europea. Un doblete de María Méndez, junto a los goles de Signe Bruun, Naomie Feller, Caroline Weir, Oihane Hernández y Carla Camacho, doblegaron a un Twente que hizo aguas en la parcela defensiva.

Feller

Si en semanas anteriores hablábamos de la dificultad del Real Madrid para encontrar la red en esta fase inicial de la temporada, la visita del FC Twente a España en el contexto de la Champions femenina acabó convertida en un festival goleador que pocos podían presagiar. El equipo holandés, como principal obstáculo de las blancas en la lucha por el billete a los cuartos de final de la competición, estaba llamado a ofrecer el duelo más parejo del grupo y, sin embargo, la clarividencia ofensiva del Real hizo añicos la teoría. Aunque los tres puntos eran el tesoro en juego al sonar el pitido inicial, el resultado de siete a cero y la diferencia de goles terminaría siendo el premio más valioso.

Real Madrid-Twente

Alberto Toril presentó uno de sus onces de gala, a excepción de la ausente Athenea del Castillo por lesión, con Filippa Angeldahl y Melanie Leupolz en el centro del campo. Por delante, Linda Caicedo y Naomie Feller en las bandas escoltaron a Caroline Weir y Signe Bruun. El Twente mostró signos de querer buscar la portería de Misa Rodríguez y de aceptar un intercambio de golpes durante toda la primera mitad, pero el gol instantáneo de Bruun en el minuto 3 pronto dejaría pistas de que la idea de las holandesas era una misión suicida. Ese 1-0, en cualquier caso, fue mérito total del juego asociativo blanco: desde el centro del campo, Weir, Bruun, Caicedo y de nuevo Weir abrieron en canal la defensa con movimientos y pases de escuela de fútbol hasta que la delantera danesa quedó en situación de empujar el cuero a la red.

El Madrid consolida la segunda plaza del grupo y firma su mejor resultado en Champions

El jovencísimo equipo del Twente, aunque cómodo con el balón en los pies, no conseguía transformar su posesión en situaciones de peligro en el área del Madrid. Al mismo tiempo, todo lo contrario acontecía en el otro extremo del campo en torno a la portería de una Olivia Clark que terminaría la noche siendo la jugadora más decisiva de su equipo. Sus paradas, en cualquier caso, no estuvieron acompañadas por la solidez necesaria para frenar al Madrid. A balón parado, en jugadas calcadas con córners buscando el primer palo, la central María Méndez firmó un doblete de cabeza sin despeinarse.

María Méndez

Al comienzo de la segunda parte, y cuando el conjunto visitante había frenado la sangría con el dos a cero, bastó un nuevo centro medido de Caroline Weir desde el costado derecho para dejar a Naomie Feller en una situación inmejorable para seguir aumentando su número de goles por alto. Por entonces, Alberto Toril comenzaba a pensar en el enfrentamiento del fin de semana frente al FC Barcelona y Weir era una de las llamadas a descansar cuanto antes. La escocesa abandonaría el campo antes de cumplirse la hora de juego, pero antes tendría tiempo para anotar su nombre en el elenco de goleadores tras mandar a la escuadra una falta directa desde la frontal. Con la entrada de Teresa Abelleira, Carla Camacho y Sandie Toletti el guion se mantuvo imperturbable.

Oihane

Por entonces, mientras por parte holandesa ya no aparecía ni Amanda Andradóttir, su arma ofensiva más activa, en el Real Madrid una lateral como Oihane Hernández se permitía proyectarse por el carril central para resolver con temple un mano a mano con la guardameta Clark. El partido estaba acabado, las blancas tenían entre manos el botín completo y aún quedaba la guinda: el gol de Carla Camacho en el descuento para que la canterana pudiese volver a celebrar agarrando el escudo tras su grave lesión de rodilla. Entre tanta sonrisa y tanto gol, contemplando el definitivo 7-0 del marcador, el recuerdo de la nefasta fase de grupos firmada el año pasado parecía una historia de otro mundo. Quedan tres partidos para seguir caminando por el lado positivo de la vida.

María Méndez y Athenea del Castillo

 

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21 historias de un equipo de leyenda

 

Sinopsis

 

¿Cuál es el mejor partido que ha jugado el Real Madrid en el presente siglo? ¿Cómo vivió Iker Casillas sus paradas en la final de la Novena Copa de Europa? ¿Cuál sería la letra perfecta para la canción «Cómo no te voy a querer»? ¿De verdad estaba tan tranquilo Lucas Vázquez en aquel penalti de Milán? ¿Será cierto que Pirri jugó una final de Copa con la clavícula rota, siendo además este el menor de sus problemas? ¿De qué estaba disfrazado el autor de este libro en el minuto exacto de Van Nistelrooy y el tamudazo?

Este recorrido por veinte hazañas de fútbol (y una de baloncesto) en la historia del mejor club del mundo contiene también la respuesta a todas esas preguntas.

Por sus páginas desfilan testimonios de héroes como Mijatović, Valdano, Santillana, Míchel, Santamaría y otros.

Su autor reflexiona, además, con el estilo a veces desenfadado y otras veces sentimental que le caracteriza, sobre algunos de los momentos más icónicos de la historia del Real Madrid. De un modo ameno y ágil, todos estos episodios se conectan entre sí, unidos por lo que cualquiera de sus seguidores puede reconocer como el ADN de un equipo mítico.

Aquí está la búsqueda y el hallazgo de esa esencia inigualable. En preventa en este enlace.

 

ADN Madrid

 

Fragmento del libro

 

«The whole world knew what would happen in the match», me dijo Dan Austin, un amigo inglés, periodista deportivo, en un escueto intercambio de wasaps el 2 de junio de 2024, es decir, el día siguiente de que el Real Madrid ganara su decimoquinta Champions League en el augusto escenario del estadio londinense de Wembley.

Por supuesto, creo que exagera, pero no tengo la menor duda de que la frase representa fielmente lo que la mayoría de los no madridistas (antimadridistas incluidos) piensan sobre el equipo blanco, es decir, que no hay nada que pueda hacerse ante lo que consideran un destino favorable al Madrid escrito en las estrellas, o algo así. «El mundo entero sabía lo que pasaría en el partido», o sea, que el Madrid sufriría, porque sin sufrimiento el club no compulsa sus grandes triunfos, pero que acabaría arramblando con una nueva Copa de Europa que después Militão volvería a pasar por el escáner en el control de maletas, en el aeropuerto, de vuelta a la capital de España. El Madrid no tiene por costumbre desplazarse para jugar una final de Champions y volver con las mismas piezas de equipaje con las que llegó. Acostumbra más bien a añadir un objeto plateado, de asas extensas y sobresalientes, en cuya superficie está grabado su nombre y en cuyo interior cabe un niño de dos años sin riesgo de tener que desatornillarlo después.

 

El autor

 

Jesús Bengoechea

JESÚS BENGOECHEA (Madrid, 1970) es el fundador del portal madridista lagalerna.com, que edita desde hace casi diez años. Colabora además en RMTV y en otros medios escritos y audiovisuales. En otra vida fue periodista económico —es licenciado en dicha carrera— y residió largas temporadas en diferentes países de África e Hispanoamérica. En este mismo sello ha publicado Madridismo y sintaxis. Es además coautor de La forja de la gloria junto a Antonio Escohotado.

En su producción se cuenta también la novela Alada y riente. Está casado, tiene cuatro hijos y vive cerca del Bernabéu.

 

Vinícius Junior continúa su carrera meteórica en el Real Madrid. Contra Osasuna, anotó un nuevo hat-trick.

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