Fábio nació en Vila do Conde, tierra de astilleros y pescadores, el 11 de marzo de 1988. Aquel día, en España, el número uno en las listas de éxitos era para la versión de Pet Shop boys de Always on my mind. Y lo que siempre estuvo en la mente del portugués, además del Real Madrid, fue el mar.
Fábio Coentrão nació predestinado. Desde la misma concepción, el mar se precipita por las hélices de su ADN.
Así lo relataba en Empower Brand Channel: «Mis raíces estaban aquí desde que nací. Mi padre siempre tuvo barco. Él siempre estaba pescando y yo solía acompañarlo, me gustaba mucho. Cuando tenía un poco de tiempo libre, cuando estaba de vacaciones, toda mi vida era el mar y la pesca. Sabía que el fútbol un día se acabaría y tendría que tomar otro camino. Mi felicidad pasa por esta tierra, por el mar y, obviamente, quiero llevar esta vida».
Fábio nunca se ajustó a estereotipos y demostró siempre una querencia más hedonista que estajanovista. No se llevaba especialmente bien con los horarios estrictos. Algunos le acusaban de fumarse algún partido esgrimiendo molestias más espectrales que reales. Fue cazado echándose un piti durante la celebración de su vigésimo cuarto cumpleaños y su despiste era proverbial: llegó a sentarse en el banquillo sin estar convocado para carcajeo general de compañeros y cuerpo técnico.
Pero poca broma con don Fábio; relegó al banquillo a una leyenda del Real Madrid como Marcelo. De las botas de Coentrão brotó el gol de Bale en Mestalla de la final de Copa de 2014 contra el Barça, el galés apenas tuvo que empujar la asistencia del lateral blanco. La misma campaña, en las semifinales de Champions frente al Bayern de Guardiola, también regaló un gol a Benzema. Asimismo, conviene recordar que formó parte del once titular de la final de la Décima, uno de los encuentros anclados en la memoria de todo madridista.
Fábio Coentrão es un pescador a quien solo pudo desviarle de su destino, durante unos años, el sueño de jugar en el Real Madrid
Cuando colgó las botas volvió a hacer gala de su singularidad. No siguió ligado al fútbol como técnico, director deportivo o cualquier otro puesto institucional. Tampoco montó ninguna agencia de representación de jugadores. No abrió discotecas ni restaurantes, no fundó ninguna marca deportiva. Fábio volvió al mar, a la pesca, a su vida, con su particular filosofía y escala de valores: «Tengo trabajadores tanto jóvenes como mayores con más experiencia. Pienso que todo el mundo merece tener el derecho a trabajar».
Cuando aún jugaba en el Madrid, ya compró su primer barco de pesca y, tras su retirada, invirtió en la adquisición de más navíos. «Quiero alcanzar los 40 años y tener 10 barcos». Porque Fábio Coentrão es un pescador a quien solo pudo desviarle de su destino, durante unos años, el sueño de jugar en el Real Madrid.
«Cuando tenía 15 años quería jugar en el Real Madrid. Sabía que tenía un largo viaje por delante, uno muy difícil, y sé que aquí (la pesca) posiblemente también va a ser muy duro, pero soy una persona optimista, tengo mucha confianza».
Coentrão afirma que «la gente que ama el mar necesita seguir su voluntad» y el Madrid es el océano donde desembocan todos los sueños, el mar donde se vierten las voluntades.
Al gran patriarca de su Real Madrid, también le gustaba pescar. El viejo y el mar pasaron muchas horas juntos a bordo de la Saeta Rubia.
Pese a lo que habrán leído, el gran objetivo de Santiago no era un marlín, sino la Copa de Europa. Décadas después, Fábio no ganó ningún Nobel, pero logró pescar un par de ellas con el Madrid.
Getty Images.
Estos días toda la gente me realiza la misma pregunta: ¿afectará la jubilación del juez Aguirre en la instrucción del caso Negreira? La respuesta es clara y contundente: NO. Baso la contestación en mis años de experiencia en partidos judiciales pequeños (15000/20000 habitantes), donde el juez suele ejercer el cargo por periodos de dos años para concursar a plazas de instancias superiores cuando son magistrados. Esto da lugar a que instrucciones penales las realicen más de un juez y, a pesar de ello, siempre con todas las garantías procesales y rigor jurídico.
¿afectará la jubilación del juez Aguirre en la instrucción del caso Negreira? La respuesta es clara y contundente: NO
En el caso concreto del cese por jubilación del magistrado D. Joaquín Aguirre, que sucederá en el mes de enero de 2025, su plaza —temporalmente, mientras no se decida el concurso, y según la prensa— será ejercida por la magistrada del Juzgado de Instrucción nº 13 de Barcelona, Dña. Alejandra Gil, una juez con amplia experiencia. Como curiosidad, es la instructora del caso “Barçagate” (donde se instruye la causa por la supuesta contratación presuntamente irregular de una serie de servicios durante el mandato del presidente Josep Maria Bartomeu). Un detalle a tener en cuenta es que tanto las defensas como las acusaciones como el Ministerio Publico podrán seguir solicitando diligencias para defender sus tesis y promover la investigación.
Una vez que se saque a concurso la plaza, dada la importancia del Juzgado y del partido judicial, concursarán a ella magistrados (es decir, jueces con una experiencia en el ejercicio de entre cuatro y siete años) y se procederá a otorgar entre los que la soliciten en base a la antigüedad, cursos realizados, etc. A continuación, será nombrado por el Consejo General del Poder Judicial, con su posterior publicación en el Boletín Oficial del Estado. Este trámite suele tardar entre cuatro y cinco meses, por lo que lo mas probable es que el procedimiento tenga cuatro instructores.
Un detalle a tener en cuenta es que tanto las defensas como las acusaciones como el Ministerio Publico podrán seguir solicitando diligencias para defender sus tesis y promover la investigación
Creo que el juez titular será el que decida el auto de continuación por los tramites del procedimiento abreviado o el sobreseimiento sobre todos o algunos de los investigados. En caso de que decida la continuación, también sería el encargado de dictar el auto de apertura de juicio oral. Hablando vulgarmente, en este supuesto habría juicio.
Es importante destacar que los jueces y magistrados no tienen jefes. El juez solo se debe únicamente al Imperio de la Ley. Nadie puede decirle a un juez qué tiene que hacer o decir, hasta el punto de que tratar de influir en un juez puede ser constitutivo de delito.
Concluyo indicando que el sistema constitucional que tenemos garantiza la independencia e inamovilidad de los jueces, por eso siempre en todos los debates confío en el buen hacer del poder judicial.
Getty Images.
Buenos días, amigos. Con dos pelotas. Así es como aparece Rafa Nadal hoy en la prensa deportiva, protagonista merced a la participación del mismo en la que será su última Copa Davis. En la portada de As es donde se aprecian las pelotas más grandes, gracias a que han elegido como primera plana una fotografía —con cierto aire malabarista— del manacorí con las bolas al aire.
El titular hace mención a este hecho, a la despedida del tenis profesional de Rafa: «Último baile». Nadal, genio y figura, no se anda con pamplinas: «Estamos aquí para ganar; la despedida ya llegará».
En portanálisis anteriores (aquí y aquí) hemos hablado de que los cuatro diarios deportivos analizados en esta sección a menudo se comportan como uno solo. Ayer mismo asistimos a otra prueba de ello, con el derroche de imaginación que asoló las portadas (Martinator). Hoy no es tan evidente, pero sucede tres cuartas partes de lo mismo, y Marca, con dos pelotas, emplea el mismo titular de As pero traducido al inglés. O quizá As tradujo al español el de los chicos de Gallardo, quién sabe qué pelotas pasó.
«The last dance» sobre un Nadal esbozado cual Morten Harket de A-ha en el videoclip de Take on me. Parece que Rafa va a emerger de la portada, nos va a tomar de la mano y nos va a transportar con él adentro del cómic, donde va a cantarle a la Davis:
You’re shying away
I’ll be coming for you anyway
Take on me
I’ll be gone in a day or two.
En cambio, al leer last dance, quien resuena en nuestro cerebro es Donna Summer, a pesar de que hoy por fin no es viernes. Si fuese viernes, estaríamos en la prevíspera de la vuelta del Madrid (domingo a las 18:30 contra el Leganés) y no sería descartable que Marca luciese en su azotea alguna información con ánimo insidioso sobre el equipo blanco. Pero es martes, y lo que aún retumba en el ático marquista es el fútbol de selecciones y la imparabilidad de España, que ganó 3-2 a Suiza.
Sport también tiene las pelotas de emplear la misma palabra (ya hemos comentado que la originalidad no es el signo distintivo de nuestra prensa) y titula «Imparables».
Por supuesto, Sport habla de Rafa pero, debido a que la fotografía utilizada solo le encuadra los hombros y la cabeza, no se le ven las bolas de tenis. Informa el diario culé que España se mide a Países Bajos en los cuartos de la fase final (de la Davis). Aunque solo sea por un tema geográfico, estamos a más altura.
Dice Sport que «Endrick puede salir cedido en enero» y su argumento es que «han preguntado por él». No parece de peso, puede haber llamado su tía Enriqueta al Club para preguntar por el chaval, interesarse por si come bien, si se lleva una rebequita cuando sale a pasear al atardecer y esas cosas. Podría pensarse que el ánimo del periódico es enfangar al Madrid, pero eso sería de malpensados, ¿verdad?
Mundo Deportivo también muestra las pelotas de Rafa levitando sobre su mano para destacar el inicio de este adiós definitivo del tenis. «Un triunfo (frente a Países Bajos) demoraría su retirada».
Para no diferenciarse de los otros tres periódicos, el diario de Godó, grande de España, presta atención a ídem. Como la selección jugó en Tenerife, el futbolista del Barça elegido para ilustrar su frontispicio es Pedri.
Para Mundo Deportivo, Pedri llevó ayer la voz cantante, aunque no se parece ni al vocalista de A-ha ni a Donna Summer. El estilo del tinerfeño es más cercano al de un cantautor atormentado años después de la Movida. Su aspecto recuerda más al de Antonio Vega o al de Enrique Urquijo.
Por cierto, Pedri falló un penalti.
Nos despedimos con una reflexión: en la vida, ante un last dance, lo mejor es aplicar la filosofía de Bowie: let's dance.
Pasad un buen día.
Quizá por habernos pasado el fútbol varias veces ya, este, a día de hoy, pasado el ecuador del siempre gris mes de noviembre, tiene poco interés para los madridistas. Hay que ser muy cafetero. La victoria contra Osasuna fue como las victorias de Pirro en Italia: duras, dolorosas y de consecuencias nefastas a largo plazo. Pero, en fin. Las evidencias apuntan desde el mismo mes de junio de este año a que faltan jugadores, está ya de más decirlo. El otro día un artículo en The Athletic apuntaba a la existencia de discrepancias en el seno del staff técnico del Madrid a cuenta del método Pintus, alabado en público y con jolgorio por los propios futbolistas durante la celebración de los últimos grandes títulos. La realidad es que desde agosto de 2023 hasta hoy se ha lesionado hasta el apuntador, aunque también que el Madrid, con el italiano a los mandos de la preparación física del equipo, gana mucho.
La plaga de lesionados se ha cebado con especial virulencia en la defensa. Militao, por dos veces, y David Alaba, los defensas titulares de La 14, se han roto la rodilla, el primero, dos veces en poco más de un año. Carvajal se tronchó la pierna, aunque en su caso la desgracia fue más cosa del infortunio. Si el año pasado la tragedia de Militao dio lugar a la consolidación de Rüdiger el Loco como gran central madridista en una Copa de Europa inolvidable, la de este año, ¿qué puede deparar?
Por un lado, el salto definitivo de Raúl Asencio. El canterano ofreció, la verdad, una impresión inmejorable contra Osasuna el otro día. Y a los chavales, por supuesto, hay que probarlos para ver de qué están hechos.
Por otro lado, que Tchouaméni justifique de alguna manera su fichaje rindiendo como central, opción a priori conservadora pero de garantías, y que, conociendo a Carlo Ancelotti, será la utilizada en cuanto el muchacho vuelva de sus molestias, al menos hasta el mes de enero.
Si el año pasado la tragedia de Militao dio lugar a la consolidación de Rüdiger el Loco como gran central madridista en una Copa de Europa inolvidable, la de este año, ¿qué puede deparar?
Porque una pregunta inquietante sobrevuela las mentes más escépticas: ¿tiene el Madrid dinero para fichar?
Mañana mismo podría llegar un central que se incorporara de inmediato a la disciplina del equipo, pero sólo en el caso de que ahora estuviera sin equipo. Las opciones están reducidas a una sola: Sergio Ramos. Pero a Ramos se opone la Brigada Pesada de los Virtuosos, que, como reacción química a la caspa mediática que mangoneaba en el Madrid antes del paso por el club de José Mourinho, ahora gobierna cual sanedrín de determinaciones innegociables la moral de los fichajes.
Se dice que Florentino no aprueba los regresos, salvo el de Zidane y el suyo propio. Como fuera, Matts Hümmels, central titular del subcampeón de Europa en Wembley, estaba libre como el viento el pasado verano, al terminar su contrato con el Dortmund. Si en junio Hümmels, que tiene veteranía y experiencia para regalar, habría venido que ni pintado, en este noviembre trágico, ni hablemos. Pero por lo que sea se decidió que de Bellingham hacia atrás el equipo estaba niquelado y que no hacía falta nadie, a pesar de la marchas de Kroos, de la que ha hablado todo el mundo, pero también de la de Nacho, de la que ya ha hablado menos gente. Y estoy convencido de que la decisión no la tomó un hombre de la trayectoria y los kilómetros en carretera de Carlo Ancelotti, aunque fuera él el encargado de venderla.
El Madrid no tiene, ni va a tener en mucho tiempo, lateral derecho, pues Lucas Vázquez es tan sólo un parche coyuntural y a las últimas pruebas me remito. Sin embargo, todo lo que suena en el mercado son laterales izquierdos: Davies y Miguel Gutiérrez, buenísimos ambos pero tan defensivos como Beckham de pivote stopper. La gestión deportiva de Florentino, aunque excelente, admite un margen para la crítica, sobre todo esta temporada, que da toda la sensación de haber sido pensada demasiado a la ligera, como con muchas otras cosas en la cabeza.
Si en junio Hümmels, que tiene veteranía y experiencia para regalar, habría venido que ni pintado, en este noviembre trágico, ni hablemos
El fútbol es un negocio que va a dos velocidades. Por un lado marcha el futuro, montado sobre los raíles del largo plazo. Ahí es donde parece estar desde hace mucho tiempo el Real Madrid, algunos diríamos que desde su misma fundación en 1902, pero sobre todo con Florentino, con el Florentino Pérez que volvió del purgatorio y retomó el control de un club a la deriva en 2009. Por el otro lado marcha el presente, único espacio temporal del fútbol en la mente de los aficionados. El presentismo absoluto gobierna en último término las voluntades de los dirigentes, por más que ellos, en sus planes estratégicos, estén en 2050: ningún proyecto aguanta una buena pañolada y eso lo sabemos todos.
A estas alturas de la película, engañarse sobre esto sería hacerse trampas al solitario. Presentismo, injusticia y crueldad son las tres características del fútbol como máquina social, adherida al hoy y desmemoriada por completo. Las últimas tres temporadas de Ancelotti como DT del Madrid, saldadas con dos dobletes Liga-Champions, le han valido para soportar sin muchos pitos dos goleadas monumentales, en casa y frente a los rivales históricos por antonomasia, Barcelona y Milan. Pero ahí se acabó la cosa. A la siguiente arderá Troya, ¿y cómo no va a arder si no hay quien la defienda?
Los ciclos en el fútbol contemporáneo no pasan de tres años, sin contar con raras excepciones: Simeone, que es el virrey de lo mezquino en el desierto de lo cierto que es el Atlético de Madrid, y Guardiola en Manchester, donde el buen hombre surfea la gran ola de la Historia montado en un portaaviones de oro y petróleo. El fútbol, como expresión de Occidente desde la Revolución Industrial, no iba a quedarse ajeno a la era de lo líquido, de la que todo es pasto ya, en este punto del proceso histórico postindustrial. Si yo mandara algo en la dirección deportiva del Madrid, me preguntaría si quiero agotar este maravilloso período que ya a todas luces caduca en una lenta agonía que nada, ni un poquito de la Creación, podría agrandar.
Getty Images
Buenos días, amigos. Jorge Martín se ha proclamado campeón del mundo en MotoGP, convirtiéndose en el quinto español que lo logra. Enhorabuena a Jorge Martín. Las consecuencias de este gran logro desde la óptica madridista, que es de lo que se habla en esta publicación, son inexistentes.
Cabría pensarse que, a resultas de esto, las portadas del día son sosas desde un punto de vista vikingo. Sí y no. Nos sirven, en primer lugar, para ponderar la inmensa originalidad de la prensa deportiva patria, siempre a la vanguardia, siempre original, jamás deslizándose por la pendiente del lugar común y buscando continuamente el distinguirse de sus competidores.
Ole, ole y ole. Un ole por cada una de las tres publicaciones que han optado por el plagio con triple tirabuzón y balcones a la calle más impactante desde que Ana Rosa Quintana le salió la misma novela que a un señor de Teruel por culpa de un error informático.
Falta por dilucidar quién ha plagiado a quién. Puestos a copiar, por lo menos podían haber sepultado su originalidad a coste de un logro portadil más afortunado. Comprometer tu originalidad para poner “Martinator” no es como si te hubieras apropiado intelectualmente, de manera indebida, de ningún hito literario.
Las referencias a la célebre película de James Cameron y Schwarzenegger, en todo caso, son comunes en la prensa deportiva que padecemos. No hace tanto que algún rotativo catalán titulaba “Ferminator” para referirse al jugador Fermín, que milita en el club cliente de Negreira. Si Martin y Fermín son nombres que pueden ser adaptados a la manera del clásico de ciencia ficción entendemos que es porque ambos acaban en “-in”, ya que es la única cosa que tienen en común. Nosotros en La Galerna tenemos a Cosinator, que lo mismo te valora al árbitro del partido que te indaga en la identidad del futbolista del Real Madrid que combatió en la I Guerra Mundial.
Terminator, como también sus secuelas, trata sobre el viaje en el tiempo. Es un género (o subgénero dentro del cine fantástico) que nos encanta. El bueno de Arnold es enviado al pasado para evitar el nacimiento del jefe de los rebeldes. Se rumorea en los mentideros hollywoodienses que hay en marcha una nueva secuela en la que Paco Buyo (el sosias madridista de Schwarzenegger) viaja a la década de los sesenta para impedir que un adolescente Enríquez Negreira se dedique al arbitraje. Los métodos utilizados por Buyo para convencer al joven Negreira de que tome un camino distinto al de impartir justicia (¿?) sobre el césped son menos taxativos que en los del filme original, y no involucran el uso de la violencia.
En la película que se está gestando, Paco Buyo se gana la amistad del teenager Negreira haciéndose pasar por propietario de una tienda de discos de importación, atrayéndolo a su establecimiento y haciéndole escuchar a los Beatles, la banda de moda más allá de las fronteras. El objetivo es lograr que, en el futuro del chaval, el silbato sea sustituido por un bajo Hofner con el que Negreira emulará a Paul McCartney.
La cosa sale bien hasta cierto punto. Seducido por las melodías irresistibles del cuarteto que está conquistando el mundo, el joven ahuyenta la incipiente vocación arbitral y monta un cuarteto llamado La Torrada, con el que hará fortuna en bautizos, bodas y comuniones de la Ciudad Condal. Su sencillo “Neutralidad”, incluido en el álbum “17 años”, hace furor en los guateques de la época, lo que lanza definitivamente al estrellato al conjunto. Preguntado por la canción, en entrevistas posteriores, el púber José María revela que la letra está inspirada en un extraño sueño. “Un hombre inmensamente gordo sobre un carro propulsado por meretrices eslavas me hablaba de un futuro alternativo a la música, un porvenir lleno de lujo y hetairas. Por fortuna, convertí el sueño en canción y no me desvié de mi destino musical”.
Ufano, Buyo considera que su labor está cumplida y retorna al futuro, apareciendo en el plató del Chiringuito, en medio de gran acompañamiento pirotécnico, justo cuando el Lobo Carrasco se autoproclama Balón de Oro de 1985 sin necesidad de viajar en el tiempo ni nada.
Pero las cosas en el pasado no quedan como Paco pretendía. Un contraespía de la resistencia llamado Fonsi se presenta en Santander en torno a las mismas fechas para reforzar la vocación arbitral de Victoriano Sánchez Arminio e ir convenciéndole, ya desde muy temprana edad, de que en realidad no necesita de ningún vicepresidente para amasar una fortuna como trencilla primero, y después como dirigente arbitral. Buyo recibe la noticia en plena retransmisión del programa de Pedrerol y lo abandona en el acto, precipitándose dentro de la máquina del viaje en el tiempo para trasladarse a Cantabria en 1962 y combatir las tretas de Fonsi convenciendo al inocente Victoriano de que abra una mercería en la zona de El Sardinero.
El guion está encima de la mesa de los más afamados productores cinematográficos del orbe, pero el proyecto se encuentra aún en una fase embrionaria. Esperamos que todo se concrete. A tal efecto, rogamos deis mucho la brasa en las redes sociales.
Os dejamos con la portada de Sport, sosísima porque no llama a Jorge Martín “Martinator” ni nada.
Pasad un buen día.
Me temo que no se valora como merece la contribución del Madrid en la consolidación y desarrollo de nuestro fútbol femenino todo. Ahí es ná montar un equipo —que nos falta el Madrid, se gritaba— y ponerlo a disposición de las goleadas del Barcelona un año sí y el otro, también. Sin rechistar. Dando la mano cuando pierde, eso lo tiene muy ensayado. No sé si pasaría a la inversa.
¡Qué arte! La contribución madridista en la 'grandeur' del balompié masculino no se discute. Bueno, algunos sí: hay gente p'a tó. Pese a las naturales discrepancias fue nombrado mejor club del siglo XX. Una historia conocida que va en camino de la anécdota si la comparamos con la entrega casi fanática en pro de las muchachas futbolistas y su entorno, que tiene tela por cierto. El Madrid, siempre trabajando por él, claro, y por el bien común. Como decía el añorado Núñez, cuando se hacen las cosas bien, llegan los resultados.
Su pelea por la igualdad cuida todos los detalles, además. El sábado, 0-4, como los chicos. Dicen los expertos que esa goleada, y las anteriores, es el peaje que deben pagar club y equipo. Que las azulgranas empezaron antes, que eso es mucha ventaja y que es cuestión de insistir, y perseverar, y aumentar la inversión. Que ya llegarán las alegrías. No parece descabellado.
Me temo que no se valora como merece la contribución del Madrid en la consolidación y desarrollo de nuestro fútbol femenino todo. Ahí es ná montar un equipo —que nos falta el Madrid, se gritaba— y ponerlo a disposición de las goleadas del Barcelona un año sí y el otro, también
Sea como fuere, lo cierto es que el interés merengue merece un premio de Igualdad, purísimo feminismo y noble lucha sin reblar, que dicen por Huesca. Palmamos, pero ni un paso atrás: en la segunda vuelta igual nos meterán ocho. ¿Y qué? Una cosa titánica. Merece un trofeo, sí. Podrían pasarse Irene Montero y Pam por Valdebebas y hacerlo efectivo cualquier tarde de partido entre el regocijo popular. Una placa con esta inscripción: "Al Real Madrid, ejemplo mundial de empoderamiento, resiliencia y feminismo futbolístico".
¿Un pelo largo? Me recuerda mis tiempos en la mili, la Armada. En el Lepanto, la gorra del marinero, figuraba el nombre de tu destino, en el mío ponía Almirante Valdés, gran destructor. La coña era que hubo un tío con una cabeza tan gorda que le cabía "Honor a los caídos por Dios y por España en la batalla de Trafalgar". A la entrega del Madrid en lo femenil le cabe un capítulo de El Quijote. O diez.
Y como siempre está la risa, a Dios gracias. Que quién caerá primero, si Toril o Ancelotti. Oigan, del momento madridista lo que me sorprende e irrita es la histeria de muchos. En el fútbol, como en la vida, hay buenos y malos momentos, en el juego y en la enfermería. Aciertos y errores, todo eso. Que cierto madridismo se encabrone pensando que este curso no va a ser lo que esperaba, pues qué quieren que les diga.
Primero porque ya veremos. Segundo, no fastidien: lleva el Madrid un tiempo ganando una Copa de Europa cada año y medio. Echen cuentas. ¿Qué quieren? ¿Otra? ¿Esta y luego la siguiente? Me encantaría ver al Bernabéu como los hinchas del Brighton y tal. Palman 0-3, provocan un córner y se cae el estadio. En fútbol masculino, femenino o mixto. En fin...
Getty Images.
El pasado 11 de noviembre se conmemoró, como cada año, el Día del Recuerdo (Aniversario del armisticio de 1918 en Francia y Bélgica), porque en ese día de 1918 se firmó la paz por la cual finalizaba la I Guerra Mundial. Un importante jugador madridista de la época dejó el conjunto blanco y se marchó a luchar con el ejército francés en el conflicto bélico. Se trata de Juan Petit Ory, hermano del célebre René Petit, también futbolista merengue.
Juan llegó al mundo en Irún el 9 de febrero de 1898. A diferencia de su hermano menor René, que nació en la localidad francesa de Dax, cuando su madre se encontraba en un balneario. Ambos durante su vida tuvieron nacionalidad francesa y española; Juan renunció a la francesa en 1933 y René en 1927, adquiriendo entonces la española. Su padre, Leon, era francés y un gran aficionado al fútbol. Estaba destinado en Irún como Jefe de Tráfico de ferrocarriles en la Compañía de los Caminos del Hierro del Norte de España, mientras que su madre era madrileña. La infancia de ambos discurrió entre Irún y Hondarribia hasta que sobre el año 1911 la familia se traslada a Madrid.
Ambos hermanos entraron a estudiar al prestigioso Colegio de El Pilar, situado en el Barrio de Salamanca de Madrid, en el que coincidieron con otros futuros madridistas como Manuel Echenique y Juan Manzanedo. Las grandes cualidades futbolísticas que ya había demostrado Juan en el Villa Marta FC irunés y en los infantiles del Irún Sporting no pasaron desapercibidas y se enroló en el equipo del colegio, el Pilar FC. En la temporada 1914-15, el cuadro pilarista alcanzó una de sus grandes conquistas con la Copa Omnium.
En esa época, Juan ya había empezado a jugar con el Madrid FC. La primera referencia de una alineación con él presente en el cuadro merengue fue en un amistoso contra el Escorial FC el 2 de mayo de 1914. Para la siguiente campaña ya era un jugador de pleno derecho de la primera plantilla. René fue una auténtica estrella del balompié nacional durante la siguiente década y Juan también era un jugador de categoría y finura. Así lo describían en algunos periódicos de la época: “Juan Petit es un colosal interior izquierda” en La Información Sportiva, “Juan Petit es un delantero que domina el balón magistralmente; sus pases al extremo son matemáticos, y suele tirar cañonazos tremendos” en Gran Vida, “Juanito Petit muy bien; ha perdido su antigua pausa y resulta un interior muy completo” en Madrid-Sport, “Juan Petit (interior izquierda): Muy joven, rápido y muy ágil. Jugador de gran shoot y que pasa a la perfección” en El Diluvio, “Juanito Petit nos recordó su foot-ball, sus pases, su colocación y su fuerte disparo” y “J. Petit es un maestro en los pases y un temible shootador por su dureza y colocación” en El Bidasoa. Años más tarde, un especial de AS Color sobre el 75 aniversario del Real Madrid, se recogía una semblanza en la que se describía estilo de juego de Juan Petit así: “Delantero de larga zancada, que metía el pase maravillosamente. Y remataba duramente con la izquierda”.
“Juan Petit es un delantero que domina el balón magistralmente; sus pases al extremo son matemáticos, y suele tirar cañonazos tremendos”
En el equipo madridista de mediados los años 10 formó un ala izquierda letal con Sotero Aranguren. El irunés explotaba la velocidad del extremo y tenían una gran compenetración en sus pases y combinaciones. El primer partido destacado de Juan Petit en la capital fue en un amistoso contra el Benfica en enero de 1915. El choque se celebró en O’Donnell y pese a que el triunfo fue para los portugueses por 4-5 Juan Petit cumplió con nota con dos goles. Para el diario ABC estuvo “muy bien”. Esa temporada, Juan también debutó en el Campeonato Regional Centro, una competición que se llevó el Racing de Madrid. El interior izquierdo actuó en cuatro de los seis partidos y marcó dos tantos, uno contra el Athletic de Madrid y el otro frente al Racing.
El siguiente curso de 1915-16 Juan Petit se consolidó en la titularidad. La delantera habitual de los blancos estaba formada por Montenegro o Rodríguez, Santiago Bernabéu, René Petit, Juan Petit y Sotero Aranguren. En el Regional disputó los seis encuentros, aunque no marcó ningún tanto. El Madrid FC se proclamó campeón de la competición en el nuevo formato por primera vez y Juan inauguró su palmarés. El triunfo le dio acceso a la Copa del Rey y el irunés debutó en el torneo en el choque de vuelta de semifinales contra el Barça. Los blancos vencieron por 4-1 y Juan marcó el cuarto tanto. Así se describió en La Tribuna: “Un pase corto de Bernabéu pone el balón a los pies de Juanito Petit, el cual se encarga de marcar el cuarto y último tanto de la serie”. El Madrid forzó el desempate en un partido histórico que terminaría empate a seis. Empezaba el origen de la rivalidad entre los dos equipos. El segundo replay fue muy polémico con el Madrid ganando y el Barça retirándose del campo en la prórroga como protesta por el arbitraje. La final se celebró en la Ciudad Condal con el público encendido contra los madridistas y con el Athletic Club como rival. Juan partió en la delantera titular, pero al igual que sus compañeros poco pudo hacer para evitar una clara derrota por 4-0. Una final perdida que dolió en el equipo madridista.
La última campaña de Juanito Petit en el Madrid FC fue la de 1916-17. En pretemporada empezó con fuerza con un papel destacado en el amistoso ante el Fortuna de Vigo el 1 de octubre en O’Donnell. El interior anotó un doblete y para el periódico La Tribuna realizó un “juego científico que fue un asombro”. Otro amistoso en el que sobresalió fue el día de Nochebuena de 1916. Un amistoso entre los blancos y la Gimnástica Española finalizó con un abultado triunfo madridista por 1-8 con un póker de dianas de Juan Petit. En la crónica de La Nación les gustó “más Juanito” que su hermano René “porque fue el que destacó su personalidad de toda la línea delantera. Ciencia, valentía, voluntad, toda la colección de las cualidades buenas, nos fueron mostradas generosamente por el señor Petit. Baste con decir que el solo hizo cuatro tantos, y pegó lo menos quince veces con la pelota en los palos y largueros de la portería enemiga”. En el Regional, Juan Petit estuvo presente en los seis partidos de los merengues. Compartió delantera principalmente con Antonio de Miguel, Santiago Bernabéu, Ricardo Álvarez y Sotero Aranguren.
El Madrid fue muy superior a todos sus rivales y obtuvo seis victorias. Juan demostró encontrarse en el mejor momento de su carrera. El interior vasco se erigió como máximo goleador de la competición con nueve goles y resultó fundamental para que el cuadro blanco revalidase el título. Juan le marcó un gol a Gimnástica, Racing y Athletic de Madrid en la primera vuelta y cuatro al Racing y dos a la Gimnástica en la segunda parte del torneo. Sus actuaciones fueron muy elogiadas en los diarios y se pudo leer en El Liberal que fue “el héroe del partido” ante el Racing y en Heraldo Deportivo que “Juan Petit, es el gran delantero blanco”.
Tras el partido contra la Gimnástica el 9 de marzo de 1917 con el que concluía el Campeonato Regional se publicó en Madrid-Sport que “Juan Petit, el interior izquierda del Club campeón, marchó a Francia para cumplimentar los trámites preparatorios del servicio militar. Pronto será a nuestro lado”. Mientras que La Correspondencia de España ampliaba la noticia informando que en el “Palace Hotel se celebró un banquete en honor del conocido jugador de foot-ball Juan Petit, que le dedican sus amigos y admiradores con motivo de marchar a Francia para cumplir sus deberes militares”.
El irunés regresó para la Copa del Rey donde se despidió del club blanco en partido oficial en la ida de semifinales el domingo 1 de abril de 1917. Visitaba el FC España de Barcelona el campo de O’Donnell y el Madrid venció por 4-1, con Juan Petit inaugurando el marcador. Esa misma noche según publicó Leonardo Ordoño en La Información Sportiva el jugador vasco “marchó a Francia, pues pertenece a la quinta del 18 llamada a filas”. Los blancos tras la decepción de 1916 lograron ganar de nuevo el torneo del ko nueve años después de su último título. En la prensa se especuló que gracias a un permiso Juan volviera para jugar la final contra el Arenas a mediados de mayo, pero no llegó a tiempo. Aun así, se le incluyó el título a su palmarés. Madrid-Sport anunció en su edición del día 24 de mayo que el interior regresaba esta vez “de veras”. Lo haría en el rápido de Irún para sus dos últimos encuentros como madridista en dos amistosos ante la Real Sociedad y el Racing de Madrid.
Después de los dos partidos tomó un tren para Francia, ya que debía incorporarse al Ejército francés que luchaba en los campos de Europa. Por entonces, la Gran Guerra ya llevaba tres años activa. Madrid-Sport publicó que sus amigos fueron a despedirle a la estación y el periódico deportivo le deseó “feliz viaje y buena suerte a este simpático y querido amigo para que podamos volver a verle dentro de poco triunfante y orgulloso de haber contribuido a la defensa y triunfo de su patria”.
Las siguientes noticias en la prensa no aparecieron hasta septiembre y octubre de aquel año. En Madrid-Sport una breve nota decía que “Juan Petit, el formidable interior izquierda del Madrid F.C., se halla herido en Francia por una coz recibida de un caballo. Por fortuna la herida es leve, lo que celebramos infinito”. Un mes después tras “una breve estancia en Hendaya” regresó al “frente para incorporarse en su regimiento de artillería” publicó El Bidasoa. En 1918 de nuevo resultó herido en la I Guerra Mundial, aunque en esta ocasión de mucha mayor gravedad y consideración. A comienzos del mes de agosto El Bidasoa se hacía eco de una noticia del jugador llegada desde Francia: “Nuestro muy querido amigo, Juanito Petit, se halla evacuado en un hospital (nº47 de Beaugency) próximo a Orleans, a consecuencia de las lesiones sufridas por efecto de los gases de combate”. En septiembre, en Madrid-Sport se informaba que el irunés “se encuentra en Hendaya convaleciente de las lesiones producidas por los gases asfixiantes. En la frontera varios socios del Madrid que veranean en el Norte han tenido la satisfacción de hablar con él”. Además, en esas fechas, según recogió El Bidasoa, recibió la visita de su novia Solita que viajó a Francia con sus tíos. Las heridas fueron muy importantes tal y como nos confirmó su nieto Juan: “Fue herido con gas iperita y quedó momentáneamente ciego, aunque nunca recuperó totalmente la vista”.
Por ello se pensaba que su carrera futbolística había concluido y todavía en algunas publicaciones figura que nunca más jugó al fútbol. Sin embargo, tras la guerra regresó a sus orígenes en Irún y vistió la zamarra del Real Unión. Principalmente lo hizo en amistosos y también en tres choques oficiales. Volvió al fútbol en noviembre de 1919, en Amute, en un duelo del Campeonato Regional de segunda categoría entre los reservas del Real Unión y el Español de San Sebastián. En la crónica de Madrid-Sport se especifica que hubo una gran entrada acudiendo “unos 2.000 espectadores, la mayoría socios del Club local, que se debe a la reaparición de Juanito Petit”. Mientras que en El Bidasoa alabaron su juego y vaticinaban que con “un poco de entrenamiento será otro ídolo de los iruneses”.
se pensaba que su carrera futbolística había concluido y todavía en algunos lugares está publicado que nunca más jugó al fútbol. Sin embargo, tras la guerra regresó a sus orígenes en Irún y vistió la zamarra del Real Unión
Juan continuó jugando con el reserva hasta que le llegó la oportunidad con el primer equipo en un encuentro del Regional Guipuzcoano frente al Esperanza el 25 de enero 1920. El interior, además, compartió de nuevo terreno de juego con su hermano René como hizo en el Madrid FC. El Real Unión venció en Atocha por 1-4 y el último tanto lo firmó Juan Petit, “un gol estupendo, que entró por un ángulo sin que el coloso Irizar se diera cuenta”, según la crónica en El Bidasoa. El equipo irunés se hizo con el Campeonato Regional de primera categoría y también con el de reservas pocos días después, por lo que Juanito ganó dos títulos más que se sumaban a los otros dos Regionales Centro que alzó antes de la guerra con el Madrid FC.
Con el triunfo del Real Unión en la máxima categoría, y dado su buen estado de forma, Juan Petit regresó a disputar una Copa del Rey participando en la eliminatoria de cuartos de final ante el Barça. Los fronterizos, con dos jugadores menos por lesión, cayeron por la mínima ante el cuadro culé liderado por Alcántara y Samitier en Amute en el primer partido. En la vuelta, en un duelo espectacular, igualaron a cuatro tantos por lo que la eliminatoria fue para los catalanes. Posteriormente, Juan Petit siguió en la disciplina del cuadro irunés disputando amistosos y partidos con el segundo equipo. La última referencia de un encuentro suyo es del 20 de mayo de 1923, en un duelo amistoso en el campo irunés entre los reservas del Real Unión y la Agrupación Deportiva Ferroviaria, que tuvo un marcador de empate a tres.
El 8 de mayo de 1921 Juan Petit se casó en Irún con Soledad Iruretagoyena. El enlace salió divulgado en El Bidasoa y también se publicó una instantánea de la pareja en la revista Vida Aristocrática. La luna de miel tuvo lugar en Guétary (Francia) y posteriormente en un recorrido por el frente francés, lugar en el que el irunés arriesgó valientemente su vida durante la Gran Guerra. El matrimonio tuvo dos hijos: Juan León y Marisol.
Tras dejar el fútbol, según nos explicó su nieto Juan, “montó una agencia de aduanas en Irún, Petit and Adarraga, que llegó a ser una de las más importantes para el tránsito de camiones de España y Europa y que se vendió cuando él murió”.
No tuvo muchas más apariciones públicas, aunque en El Libro de Oro del Real Madrid de 1952 fue uno de los antiguos jugadores de la entidad blanca que felicitó en una carta al club de forma muy respetuosa y cariñosa.
Falleció en la de cama de su domicilio en Irún el 13 de mayo de 1988, a los 90 años de edad.
*Agradecemos la disponibilidad y toda la información aportada por su nieto Juan Petit para completar el artículo.
Fotos del archivo de Alberto Cosín, la familia Petit y el blog Recuerdosdelpilar.
Buenos días, amigos. Lo de ayer en el Di Stéfano escuece. Había legítimas esperanzas de que el primer equipo femenino del Real Madrid derrotase por fin al Barcelona. La plantilla se ha reforzado con jugadoras de primer nivel (Leopolz, Alba Redondo y otras futbolistas de categoría contrastada), ha solidificado el rendimiento de delanteras como Linda Caicedo o Feller y ha recuperado una estrella mundial del fútbol femenino como Caroline Weir, de vuelta tras su grave lesión y dando lo mejor de sí misma.
Nada de esto parece ni de lejos suficiente para plantar cara al Barcelona, lo cual crea una sensación que externamente se traduce en frustración e internamente en una especie de resignación que escama. Tal al menos es la sensación que se transmite. El equipo está lejos de poder ganar al Barça, que volvió a arrasarnos.
Las portadas cataculés, como era de prever, hacen todo el daño que pueden, se ceban con la desgracia blanca y se pavonean en su aparente omnipotencia. Les conocemos. Dios no les llevó por el camino de la elegancia. Pero la culpa es nuestra por darles la oportunidad de darse este festín.
“Otro 0-4 al Madrid”. “Un baño más”. La rechifla va dirigida a la médula del daño infligido, y la coincidencia del resultado con el sufrido ante el mismo rival en su sección masculina, hace aún demasiado poco tiempo, espolvorea más sal aún sobre la llaga.
La situación del equipo es dolorosa, y pende sobre ella una especie de fatum. Se ha reforzado hasta el punto en que parece improbable que pierda ante alguien que no sea el Barcelona, pero aún más improbable que gane al Barcelona. Tiene una calidad que le permite destacar entre todos los demás, pero el nivel alcanzado está en un estrato muy inferior al del rival.
La sección se creó a resultas de una presión social que no era desafinada, pues éramos el único club de élite que aún no había hecho una apuesta por el fútbol femenino. Por entonces, nadie pensaba en qué haríamos después, qué objetivos competitivos se le asignarían a la sección. Han pasado suficientes años desde la creación de la misma como para preguntarnos cuáles son esos objetivos. El análisis tiene que ser frío, pero no puede perder de vista el sinsentido esencial que supone unir la marca Real Madrid a un equipo que anda a la deriva porque no tiene recursos futbolísticos para hacer sombra a un rival que, de seguir así las cosas, le impedirá por siempre alcanzar títulos. Y la aspiración de ganar títulos constituye la esencia misma de la existenciadel Madrid, en cualquier sección que tenga.
Ahora mismo, el Real Madrid posee una sección que está condenada a no ganar, o a ganar siempre menos en los momentos decisivos: para un club como el blanco, no hay casi diferencia entre una cosa y otra. Va a ser difícil convencer al madridismo de que debe estar estar feliz con un planteamiento que se da de bruces con la propia esencia de la entidad, porque será casi seguro que vencerá a cualquiera que no vista de blaugrana, pero perderá inexorablemente con quien luce esos colores. Eso es inaceptable. Es de primero de madridismo.
Dar de baja la sección no entra en ningún planteamiento desde ningún prisma, ni el sociológico ni en el deportivo, pues supondría la aceptación de una derrota global que un club como el nuestro no puede permitirse hacer. Hay que luchar contra lo que hay, y para ello llevar a cabo un análisis que no desdeñe un uso inmisericorde del bisturí. Considerando que la sección (y esta es una excelente noticia) ya es financieramente rentable por el interés de los patrocinadores, no parece descabellado poner en juego la chequera con el objetivo de alcanzar la competitividad contra el Barça. De lo contrario, la sección languidecerá de un modo incompatible con el escudo que la adorna.
Nunca pensamos que diríamos esto, pero la propia entidad catalana puede servir de ejemplo. Ha usado la pujanza del balompié femenino para convertir la sección en rentable, y se aprovecha de sus propios ingresos para fichar lo mejor. Hagamos lo mismo. Aprovechemos la descomunal potencia de la marca Real Madrid para generar ingresos, exclusivamente generados por la sección femenina, que justifiquen grandes inversiones en fichajes. Este parece el camino adecuado.
La prensa madrileña tiene hoy el detalle de no hacer sangre con lo de ayer y centrarse en cantar (justificadísimamente) las glorias de Vinícius y Camavinga. Necesitamos sus equivalentes en el sexo opuesto.
Pasad un buen día.
Buenos días, amigos. Una selección española carente por completo de jugadores del Real Madrid ganó anoche a Dinamarca en el contexto de una competición inventada para dejar de llamar amistosos a lo que antes eran simplemente amistosos pero ahora sería demasiado sangrante llamarlos así.
Ya sabéis cómo va: los equipos nacionales secuestran a los futbolistas de sus clubes, que son quienes les pagan, a trueque de la presunta satisfacción de un presunto orgullo patrio por parte de los futbolistas, y de absolutamente nada para dichos clubes. Antes los secuestraban, en algunas ocasiones, para jugar lo que con agradecible honestidad eran puras pachangas. Ahora, encima, toman a los clubes por imbéciles y le dan al asunto una pretendida pátina de oficialidad insertando los partidos en el contexto de una competición pomposamente llamada Nations League. Tranquilos, clubes, ya no son pachangas. Es la Nations League. Como diría Toni Kroos, “wow. Thanks very much”.
De la solemnidad hay que desconfiar siempre. Nations League. Solemne nombre para designar una competición que parece artificial por la sencilla razón de que lo es, ideada para que UEFA y FIFA puedan seguir esquilmando a los clubes también en los años en que no haya Eurocopas ni Mundiales. Ni el resquicio de esos años alternos nos queda ya a quienes sencillamente pensamos que quien desee a los futbolistas para algo debe pagar por sus servicios. Éticamente, se antoja una opción más plausible que expropiarlos temporalmente para que los clubes afronten con las canillas temblando la opción de que sus jugadores se rompan el cruzado, o bien acumulen en las piernas suficientes partidos como para rompérselo en otro momento, o bien simplemente se cansen y ese cansancio repercuta después en su rendimiento con los clubes, que son quienes les pagan.
Se nos olvidaba. Estos partidos sirven también para que entidades deportivas depauperadas, y en algunos casos desprestigiadas por haberse comprado la liga de su país pagando durante un mínimo de 17 años al estamento arbitral, puedan incrementar el valor de mercado de sus futbolistas y de esta forma poder mirar al futuro con un poco de optimismo. Siguen siendo pachangas. Siguen siendo partidos de solteros contra casados, o contra Casadó.
Mundo Deportivo continúa con el monoargumento del partido de La Roja (la siguen llamando así, para incrementar el alipori), pero añade a su frontispicio una referencia al encuentro de la Liga F entre el Real Madrid femenino y el Barça, que se disputa esta noche. El periódico de Godó, grande de España, admite que las entrenadas por Toril llegan “muy reforzadas” y “aspiran a ganar”. Sería un hito para la sección el conseguir derrotar, por fin, al equipo más fuerte del mundo. Las blancas llegan pletóricas después de derrotar 7-0 al Twente, y con la sensación de que esta vez se ha dado con la tecla en los fichajes. Leopolz y Weir conforman una medular extraordinaria junto con peones de brega como Tolleti o Teresa, y llegan en gran forma delanteras como Linda Caicedo o Naomi Feller.
De todos modos, no hay que ver el partido como el principio y el fin de todas las cosas, ni sacar conclusiones taxativas tras el mismo para el largo plazo. Pase lo que pase. Si no se consigue mañana, se conseguirá pronto. La apuesta de este año en la sección tiene todos los argumentos para salir bien.
Pasad un buen día.
Escribía Jesús Bengoechea en estos mismos lares que sería conveniente que desde el madridismo dejáramos en paz al delantero francés del Real Madrid Kylian Mbappé y, en su defecto, le diéramos cierta alegría a nuestra presumiblemente pobre vida sexual. Dado lo afortunadamente agitada de la de un servidor, me permito el lujo de disentir de mi querido jefe. Considero imperativo que la crítica, siempre respetuosa y si no objetiva al menos coherente, aceche como su sombra al bueno de Kylian hasta que su rendimiento sea digno tanto de la camiseta blanca como del propio Mbappé.
Comparto con Jesús la misma miopía que me permite dilucidar que, en efecto, los rasgos anatómicos, fisionómicos, funcionales, futbolísticos y puede que hasta metabólicos de Kylian Mbappé difieren cuando menos un par de pueblos con los de Mariano y Toquero. Yo soy el primero que exige más al francés y está decepcionado con sus prestaciones goleadoras, pero de ahí a obviar su calidad diferencial hay un vasto trecho.
Kylian ha empezado con el pie izquierdo y desde el banco tampoco se le ayuda, aunque su principal problema sea mental. La ansiedad y las ganas de agradar a una afición con la que quizá se sienta en deuda por no haber acudido a su encuentro unos años antes se le vislumbra en la mirada en cada acción fallida y en la forma del error. Las comparaciones son inevitables, y tras cada jugada errada se nos viene a la mente una acción pretérita similar en la que el Kylian del pasado resolvió con maestría para anotar el gol que no hizo en el presente con la camiseta blanca.
Yo soy el primero que exige más al francés y está decepcionado con sus prestaciones goleadoras, pero de ahí a obviar su calidad diferencial hay un vasto trecho
Desde el cuerpo técnico tampoco se le ayuda. El único atisbo de auxilio procedente del banquillo consiste en permutarle con Vini la posición para concederle el hasta ahora estéril bálsamo de la banda izquierda, donde tampoco está encontrando sus sensaciones perdidas. Su problema no es de posición, sino de angustia, como demuestra también en cada intento de regate precipitado o fallido. En cambio, sí se le podría facilitar la labor ofensiva dando minutos a un jugador que tenga visión de juego para entender sus numerosos desmarques (su mejor virtud hasta ahora, a pesar de que todo el mundo tenga presente la mala ejecución en el mal llamado clásico) y capacidad y calidad de pase, para aprovecharlos al máximo y dejar al delantero francés en posición óptima de remate la mayor cantidad de veces posibles.
Me refiero, como muchos habrán intuido ya, a Arda Güler. Entiendo que Carletto tenga por delante a Rodrygo y Brahim por trabajo y jerarquía, pero la mejor virtud de un entrenador es aprovechar al máximo las de sus mejores jugadores, y hasta ahora ni Bellingham ni Mbappé están luciendo al máximo de sus posibilidades, y eso es responsabilidad primigenia del míster. De momento, sólo un jugador ha entendido bien estos desmarques de Kylian en los que parece que baja a recibir y acto seguido busca flechado el área: Camavinga desde el interior derecho. Un zurdo partiendo del flanco diestro y filtrando un pase al desmarque de ruptura de Mbappé es la mejor ayuda futbolística que se le puede proporcionar al galo.
Un zurdo partiendo del flanco diestro y filtrando un pase al desmarque de ruptura de Mbappé es la mejor ayuda futbolística que se le puede proporcionar al galo
En cuanto a la ayuda psicológica, no creo que aislarlo de las críticas sea lo que necesita Mbappé. No se nos puede olvidar que Kylian es una súper estrella mundial llamada en primera instancia junto a Haaland a dominar esta década (hasta la indómita irrupción de Vinícius) y que no sólo convivir con la presión sino también saber sobreponerse a ella debe ser algo presumible en un jugador de su estatus. Cuando un futbolista llega al Bernabéu tiene dos opciones: encandilarlo o ser devorado por él. Ese complejo de Saturno/Cronos ya se ha llevado por delante tanto a grandes estrellas como jugadores de perfil bajo, pero me niego a asimilar que ese vaya a ser el sino de Kylian. Un jugador que levanta casi él sólo una final del mundial más amañado que se recuerda desde el de Corea y Japón, y que viene de soportar indecibles presiones del estado que organizó dicho mundial, ha demostrado más que sobradamente que tiene personalidad para sobreponerse a cualquier adversidad y que cuanto mayor sea esta, mayor será su resurrección.
El público del Bernabéu es seguramente el más exigente que ha existido en cualquier deporte, y un jugador como Kylian debe aprender a abrazar los pitos y las críticas furibundas que reciba y hacer de ellos el sustento alimenticio adecuado para transmutarlos en goles, asistencias y rendimiento general. Adoptar la cultura y el cercano ejemplo de muchos antes que él, como Zidane, Cristiano Ronaldo o el propio Vinícius, que de superar adversidades sabe un rato, que también pasaron por cierto calvario antes de convertirse en las leyendas blancas que son ahora. El proceso de endurecimiento y curtimiento de toda estrella madridista nunca ha sido ni debe ser un camino de rosas para nadie, así que no, no es hora de dejar en paz a Kylian ni escatimar en críticas hacia él. Es hora de enseñarle a Kylian lo que es el Real Madrid y lo que implica formar parte de este Club. Porque también es hora de que Kylian recoja el guante y le recuerde al Real Madrid quién es el jodido Kylian Mbappé.
Getty Images