Las mejores firmas madridistas del planeta

Buenos días, amigos galernautas. Decía Francisco Javier Sánchez Palomares, viejo artesano del siempre abnegado oficio de portanalista, que los portanálisis no se escriben, sino que brotan solos. Precisamente tal día como hoy que, por motivos personales, uno —igualmente abnegado miembro del gremio— esperaba una plácida reproducción por ósmosis del portanálisis sabatino, me topo con tremenda seta alucinógena plantada en el kiosco, la seta mongui de toda la vida.

Marca

Ahí la tienen. Ahí los tienen, cubiertos de gloria de un tiempo a esta parte, jugando fuerte, incapaces de resistirse al embrujo florentino de sacudir al presidente en busca de clicks urbi et orbe, sean madridistas o antimadridistas. Tal es el ansia viva que les provoca el inquilino de la Casa Blanca que ni siquiera han aguantado su portada para el día propicio de la asamblea, léase domingo de pipiripingo, con don Ramón Álvarez de Mon vestido de frac acudiendo al cónclave blanco. La han tenido que sacar hoy, no sólo porque andan que trinan con no poder sacar cartillas de promoción de gayumbos merengones sin permiso de Floren, sino porque están requemados por el desplante Real a los premios Marca en los que Juancho Gallardo quiere ser Chris Rock y se queda en Whoopi Goldberg.  No fuimos a la tongala del Balón de Oro como para acudir a la verbena del cavernario Marca central lechero que tanto y tan bien y tan desinteresadamente quiere al Real Madrid y al madridismo.

Precisamente lo del Ballon D´Or sí aparece en la alineación de catastróficas desdichas que tan alegremente lleva Marca a su primera plana. Todo mal. Se presenta un once de desgracias de Su Florentineza —con carita circunspecta en un redondillo a la izquierda— cuando realmente se trata de una alineación de asuntos del club que interesan al socio, obvio, pero que hacen salivar a los enemigos del Madrid, que no son pocos, preocupadísimos desde hace dos días por el Skybar del Bernabéu, y dispuestos a enrolarse con Ruido Bernabéu, aunque vivan en Móstoles.

Uno lee la alineación de desgracias asamblearias —el medio campo es digno de Pablo García, Faubert y Gravesen— y adivina con presteza las aviesas intenciones de un Marca que juega al pádel con el mamporrero del jeque. Sin embargo, esto no es óbice para que, efectivamente, el presidente ante los socios, sin chiringuitos, pedreroles, partidazos, largueros ni Lobos Carrascos, rinda cuentas y dé explicaciones ante aquellos asuntos del club que las merecen.

Pero no es esa la intención de Marca y lo sabemos todos.

As

Servidor, estajanovista portanalista con una semana difícil a sus espaldas, esperaba que hoy las primeras planas brotaran como esta; facilona, sencillita, simplona. Éstas son las portadas fútiles que necesita un artesano del portanálisis un sábado por la mañana. Déjate de asambleas y torpedos obsesos bajo agendas ocultas y regálame un Courtois y un muro, una asociación entre paredes y guardametas insólita, jamás escritas en la historia de la literatura. Una maravilla portanalítica en cualquier caso a despachar en dos párrafos. O ni eso.

Vuelve el mejor portero del mundo y el madridismo se congratula; sin que aquello evite que dediquemos nuestro más sincero afecto a Andriy Lunin, que siempre que sale da la cara. Un tipo que se casa en chándal merece todo nuestro respeto galernauta.

Sport

Lo de Sport, también hay que decirlo, nos ha sobresaltado. Por un instante hemos sufrido un déjà vu no demasiado lejano en el tiempo en el que Lionel copaba día sí y día también las portadas de la prensa deportiva catalana con titulares del estilo Teo: Messi desayuna, Leo hace pis, Messi va a entrenar, Leo coge el tren…. Ya me entienden.

Ahora dice que ve al Barça de Flick “espectacular”. Lo debe hacer vestido de rosa desde Miami, porque el Mesías del culerío que dejó al Barça en bancarrota ya ha anunciado que no estará en la fiesta del 125º Aniversario del FC Barcelona. Algo así como lo de Pep, que según Sport jura amor eterno al Manchester City y nos evoca a aquel inclasificable filme patrio protagonizado (juraría) por la Forqué y Jorge Sanz llamado ¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?

Mundo Deportivo

Por su parte el diario de Godó, grande de España, nos ofrece también la ración anodina que esperábamos esta mañana. Al menos tienen la vergüenza torera de no promocionar unas declaraciones de Messi en otro medio a todo color en su primera plana como si fuera una entrevista exclusiva. Pero poco más que comentar, más allá de que hoy hay un examen y de que Telecinco debe emitir esta sobremesa una película de acción de los 90 titulada “La Roja contra Koeman” protagonizada por Grace Jones y Dolph Lundgren.

Así nos gusta.

No se pierdan por cierto el canastón de Santi Yusta para conducir a España a su segunda prórroga y finalmente la victoria ante Eslovaquia. Canela fina.

¡Pasen feliz sábado, amigos galernautas!

Mina Bonino se equivoca al interferir con sus declaraciones en el buen ambiente de la plantilla del Real Madrid, pero tiene razón. No como dogma pragmático que tomar como referencia a la hora de evaluar las decisiones tácticas del entrenador del Real Madrid, Carlo Ancelotti, ni tampoco como axioma al más puro estilo Mourinho en aquella rueda de prensa que si gustan de ver hoy mismo podrán comprobar con gozo cómo ha envejecido cual Pedro Ximénez en barricada que había permanecido madurándose para ser deleitada en su máxima expresión hasta esta época post-Negreira.

Pero no, no nos desviemos. Mina Bonino tiene razón al atribuir a su marido, Fede Valverde, la condición irrevocable de centrocampista, a pesar de que desde Valdebebas se augure que en los próximos partidos al uruguayo le espere el puesto de lateral derecho, en virtud o más bien desgracia de las bajas de Carvajal y Lucas Vázquez. La cantera no es una opción realista, pues conocemos a nuestro técnico y sabemos que, para bien o para mal, no está predispuesto a jugarse los puntos y el puesto con nadie sino con los suyos. Para el aficionado es fácil hablar de apostar por la cantera o por una determinada opción para suplir una baja pero, como digo, al fin y al cabo es el puesto del entrenador el que está en juego, no nuestra condición de aficionado.

Valverde Liverpool

Sin embargo, y sin que sirva de precedente, coincido plenamente con la periodista argentina en la aberración que supone sacar a Fede del centro del campo por mucho que Ancelotti pueda considerar, acertadamente, que es la mejor opción para ocupar el carril derecho. Seguramente sea el futbolista que forma parte del organigrama del club mejor dotado para ocupar la posición de lateral derecho, pero probablemente perder a Fede en el centro del campo pueda suponer un mal mayor que el bien que pueda hacer desde la defensa.

En lo que llevamos de temporada, el equipo ha estado deambulando sin demasiado rumbo, dando tumbos mientras Ancelotti movía esto, tocaba aquello y cambiaba aquello otro con la esperanza de dar con la tecla definitiva que hiciera funcionar la maquinaria entera. Y no fue hasta el último partido ante Osasuna que vimos a un equipo sólido y plenamente competitivo. Y no creo que fuera casualidad que el centro del campo ese día lo conformaran Camavinga, Valverde y Bellingham, el que debe ser el tridente del medio que dé forma a la sala de máquinas del equipo blanco. Ya sea con Camavinga y Fede en doble pivote y Jude de mediapunta, o con uno de los dos primeros como pivote único y los otros dos como interiores, este centro del campo es el adecuado para asentarse y dejar que el equipo se solidifique y recupere buenas sensaciones.

En primer lugar, es el sistema de juego que mejor asimilado tienen los jugadores y en el que cada uno de los pupilos de Carletto más clara va a tener su función, quizá el verdadero gran debe de este errático inicio de temporada. En segundo lugar, porque es el que también permite una conexión fundamental entre el que debe ser el otro gran tridente del equipo vikingo: Vinícius, Mbappé y un Bellingham que aparece en ambos tridentes siendo nexo de unión entre la fase de creación y la de finalización. Ya sea como interior o como mediapunta, es imperativo que los tres vuelvan a buscarse y encontrarse en ese flanco izquierdo como hicieron en los primeros partidos de la temporada y, o bien descubran automatismos eficaces desde esa zona del campo, o bien acaparen rivales para cambiar el juego al otro lado, donde se hallen algo más liberados los Rodrygo, Brahim o el propio Fede, haciendo acopio de su gran condición de llegador y su letal disparo desde fuera del área.

Perder a Fede como centrocampista no sólo mina el posible poder ofensivo que acabamos de explicar, sino que también resta consistencia defensiva a nuestro centro del campo. La abrumadora cantidad de campo que cubre el charrúa, sumada a la ingente dosis de ayudas con las que palia los embates del rival al lateral de su zona (el derecho) son sencillamente inalcanzables para el físico de sus dos posibles suplentes (Modric o Ceballos). Puede que Valverde pueda defender mejor a Luís Díaz ante el Liverpool que cualquier otro en esta plantilla, pero también puede que cualquier otro posible sustituto para el lateral sea capaz de sostener defensivamente el duelo con la ayuda del voluntarioso centrocampista uruguayo. En este club hemos visto a Lucas Vázquez, jugador muy criticado por su condición de mal defensor, aguantar en partidos ante equipos de un descomunal arsenal ofensivo como PSG o Manchester City, y no desentonar en una noche señalada precisamente gracias a que en esos días la sólida estructura del equipo permitía tantas ayudas que ninguno de nuestros puntos débiles sufría en exceso. Esto demuestra que importa más la solvencia del equipo que la calidad individual del jugador que ocupe un puesto cogido con pinzas por las circunstancias.

Entiendo que ni Fortea, ni Aguado ni ningún otro canterano son candidatos reales a ocupar esta posición, pero espero y deseo (tanto como equivocarme en este tema y que acabe saliendo bien de una manera o de otra) que Ancelotti no deshaga el centro del campo que mejor le ha funcionado hasta este momento para volver a colocar fuera de posición a un jugador que no posee los conceptos defensivos necesarios para un óptimo desempeño del mismo.

 

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Buenos días, amigos. Con el final del parón de selecciones, las cosas van adquiriendo ciertos tintes de normalidad. Hasta el momento, y desde hace unos diez días, ha sido como cuando las imágenes quedan congeladas en una película para dar paso al narrador dando la brasa y emplazándote a otra escena posterior. Qué pesadez, especialmente cuando el narrador no es James Earl Jones ni Constantino Romero, sino Infantino.

Cómo será de aburrida la cosa del parón que hasta el retorno de la liga corrupta de Tebas y Medina Cantadejos nos hace algo de tilín como alternativa. Y eso que la RFEF (siglas que un argentino desgrananaría como Real Federación Española de Forros) ya nos ha colocado como árbitros frente al Leganés -que es nuestro rival del domingo- al dúo Calatrava del arbitraje patrio, a saber, Arberola Rojas sobre el césped y Cuadra Fernández en el VAR.

Ambos músicos, negreiros ilustres, atesoran grandes éxitos, tanto en formato dúo como en solitario. Juntos perpetraron la única derrota del Real Madrid en la liga de la temporada pasada. Lo que Arberola urdió sobre el césped (dando por bueno un gol de Morata con falta previa a Bellingham, anulando absurdamente un gol de Camavinga y perdonando la expulsión a Giménez tras una entrada terrorífica a Rodrygo) lo sancionó, con su silencio, Cuadra en el VAR. Cuadra, cuyo sentimiento colchonero es bien conocido, tiene varios hits en la negra historia del CTA contra los blancos, en especial la anulación de un gol de Vinícius pese a que el monitor dejaba cristalino que no había habido mano del brasileño. Fue en el Pizjuán, y solo la grandeza del Madrid evitó una derrota escandalosa.

Pues, con todo y con eso, aun con estas restricciones, nos apetece el partido de Butarque.

Insistimos: el de Butarque. Dejen el de Anfield para cuando lo tengamos delante.

No, amigos de As. Nada de “Operación Anfield”. Operación Butarque. Esa es la operación que tenemos ahora entre manos. Cada día tiene su afán, como consagra el Evangelio. El peor consejo que se puede dar ahora mismo a los jugadores del Madrid es que piensen en el partido contra el Liverpool de la semana que viene. Bastante lastre supone venir de la distracción anticlimática del parón como para meter en la ecuación el ansia relativa a un partido que no es el que tenemos primero.

Contraviniendo el célebre lema escrito en la entrada de tan magno estadio, "This is NOT Anfield". Butarque is not Anfield. Anfield no existe hasta la madrugada del lunes. Nada de ver el partido como “un ensayo para Liverpool”. Aunque suene blasfemo, y aunque todos prefiramos ganar la Champions a ganar la liga, los puntos de Leganés pueden ser más imprescindibles que los que ojalá nos esperen a orillas del Mersey.

Marca también habla de operaciones, pero por lo menos son a medio plazo y no obvian el reto en el sur madrileño. “Operación Blanca Navidad”. Se entiende que el equipo desea que la Navidad sea este año especialmente blanca, a base de ganar los ¡nueve! partidos, la mayor parte lejos del Bernabéu, que se le presentan en el horizonte de lo que queda de 2024. Nueve partidos en menos de un mes. Un rompepiernas, una aberración que solo se le ocurre a quien desprecia la salud de los jugadores mientras la máquina siga facturando, y minusvalora el riesgo de saturación para el aficionado.

La prensa cataculé, entretanto, sigue a sus cosas.

Bueno, y a las nuestras, como siempre. “Florentino propondrá a sus socios cambiar el modelo de propiedad. El Madrid, como el Bayern”, dice Sport. “Florentino pedirá a los socios que sean accionistas”, insiste Mundo Deportivo. Nosotros, con la cautela debido, preferimos esperar al domingo, cuando Florentino hable en la Asamblea de compromisarios, para formarnos un juicio de valor sobre este particular.

Os dejamos con las cuitas culés hasta nueva orden.

Pasad un buen fin de semana.

La semana próxima se miden dos gigantes del fútbol: Real Madrid y Liverpool.

¿Eres una persona experta en este duelo de la realeza europea? Compruébalo con el test de fcQuiz.

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Buenos días, amigos. Hoy no nos hemos levantado dando un salto mortal porque tenemos ya una edad y no deseamos acabar en urgencias con lumbalgia. No queremos que Marca nos dedique una portada titulada: «La Galerna tiene una hernia». Aunque, bien visto, sería el preludio de un buen número de éxitos.

Decimos no nos hemos levantado dando un salto mortal, pero sí estamos contentos, porque el Real Madrid femenino selló ayer su clasificación para los cuartos de final de la Champions con una remontada frente al Twente. Podéis leer aquí la excelente crónica de Fernando Alcalá-Zamora.

Ya que hemos mentado a Marca, escudriñamos su portada en busca de mención alguna al pase a la siguiente fase de las pupilas de Toril ( y del resto de su cuerpo y de la plantilla). Vaya, hoy tampoco hay nada. Se les habrá pasado.

Marca

La portada del diario de Gallardo es para un Mbappé que aprieta el puño y los dientes en señal de triunfo, como si hubiese capturado al fin ese mosquito nocturno que sobrevuela nuestros tímpanos cual F-18. El protagonismo portadil se debe a sus primeros cien días —que no cañones— de blanco, saldados con ocho goles, un título y división de opiniones.

Dice Marca que en el Club están seguros de su inminente despegue —el de Kylian, no el del F-18—, y titulan: «Estamos tranquilos, sabemos que es un cañón». No atribuyen a nadie el entrecomillado, aunque deducimos que las declaraciones no las ha efectuado el díptero nematócero nocturno, ni siquiera el caza americano, sino el Real Madrid. Entendemos que el Club ya ha desarrollado la capacidad del habla y, cuando un periodista llama a sus oficinas, responde él mismo: «Hola, soy el Real Madrid, ¿qué desea?».

Sin embargo, a nosotros nos gusta pensar que quien ha comparado a Mbappé con un cañón ha sido Espronceda. Llamadnos románticos si queréis. Si el Madrid lucha en Europa contra el absolutismo de la UEFA y en España contra el de la corrupción (Barça, Negreira, RFEF, CVC, LFP, etc.), el poeta se rebeló contra el absolutismo de Fernando VII.

Aunque el viento en popa no sople aún esta campaña y el equipo no navegue a toda vela, podría afirmarse que los vikingos cuentan con cien cañones por banda: Vinícius, Mbappé, Brahim, Güler, etc., y un cañón omnidireccional: Fede Valverde.

El Madrid también contó con un pirata en sus filas, de nombre Esteban y de apellido Granero, quien, además de futbolista, es una persona cultivada, lector empedernido y escritor de poesía.

Navegamos por la Canción del pirata y encontramos más referencias que apoyan nuestra hipótesis de la autoría de Espronceda del titular de Marca.

 

Veinte presas

hemos hecho

a despecho,

del inglés,

y han rendido

sus pendones

cien naciones

a mis pies.

 

Sin duda, se refiere tanto al próximo partido europeo del Madrid contra el Liverpool como a las numerosas victorias en Champions del club blanco, que ha doblegado inmisericorde a innumerables enemigos de incontables naciones.

La poesía nos absorbe, pero estamos condenados a continuar con nuestros quehaceres. Vamos con la portada de As.

As

Según el periódico madrileño, Mbappé y Vinícius también están condenados, pero a entenderse, y así titulan. Añaden que Ancelotti tiene decidido mantener a Vini en la izquierda y a Kylian por el centro porque está convencido de que la fórmula acabará funcionando y Mbappé ofrecerá ahí su mejor versión.

El francés ya se ha hinchado a marcar goles jugando en esa posición con el PSG. Y, pese a que es innegable que no atraviesa un buen momento de cara al gol y que el Madrid no ha comenzado de la mejor manera, parece más sensato confiar en que acabará afinando la puntería de su cañón que hacer una enmienda a la totalidad y rendirse en noviembre, hecho que no casa con los valores de la entidad.

Antes habíamos comentado que Marca no aludía a la clasificación del Madrid femenino para cuartos de la Champions, pero As sí lo hace, motivo por el cual le felicitamos.

Mundo Deportivo Sport

Os mostramos las primeras planas culés porque en esta sección lo hacemos. Una de las dos —hoy Mundo Deportivo— suele llevar futuribles para el club de Laporta, cuya labor en este segundo mandato se centra en la compraventa de jugadores junto al representante, perdón, director deportivo Deco.

Sport nos habla de valores, aunque un medio que da cobijo a tipos que acosan a familiares de árbitros y después publica sus deyecciones no parece en situación moral para ello.

Seguimos con la Canción del pirata en la cabeza y unos versos que bien podría haber escrito don Santiago propulsado por el viento de Galerna:

 

Que es mi barco mi tesoro,

que es mi dios la libertad,

mi ley, la fuerza y el viento,

mi única patria la mar.

 

Pasad un buen día.

Habiéndose cumplido casi un tercio de la temporada y con el privilegio de paladear sin el testimonio de terceros la temperatura del Bernabéu, podemos concluir que existe un clima de cierta desconfianza en la grada. Quizá no de toda, posiblemente no todo el tiempo, pero sí en cierta medida e intensidad. La crítica no sólo viene del otro lado de la trinchera, sino que el mal juego y los resultados adversos han avivado un fuego amigo que incluso se ha traducido en silbidos y en el cuestionamiento de Carlo Ancelotti.

Esta percepción me ha venido a la cabeza releyendo un clásico al que debemos acudir al menos una vez en la vida, el Julio César de Shakespeare. Por el título de la obra, magníficamente recuperada hace unos años por uno de los dos grandes grupos editoriales, pudiera pensarse que recogería toda la vida y obra del romano más universal. Empero, como sucede con la historia del Real Madrid, no existe libro capaz de aglutinar todo el recorrido de César, por lo que el autor concentra la acción en sus últimos momentos. Ya saben: la conjura de, entre otros, su ahijado Bruto para asesinarle y restablecer las presuntas virtudes de la república romana.

Bruto

Si por algo destaca la obra de Shakespeare es precisamente por arrojar luz sobre el debate moral del propio Bruto, para el que Julio César fue casi como un padre. No está claro lo que el dictador dijo mientras lo descubría entre sus asesinos —si es que dijo algo—, pero es convención pensar que soltó aquel dramático et tu, Brute? mostrando la doble angustia al comprobar cómo había pesado más la duda y la traición que la fidelidad por parte de uno al que consideraba de los suyos.

Volviendo al Madrid, es cierto que la situación en Liga y Champions no es la esperada. Segundo en la competición doméstica, a seis puntos del Barça con un partido menos, y 18º en su reino, Europa, con las mismas derrotas que victorias (dos) antes de afrontar el decisivo choque contra un Liverpool intratable.

Pero no olvidemos nunca que hablamos del mayor especialista en deslegitimar a los escépticos, convertir en creyentes a los ingenuos y asombrar a los más experimentados del lugar. Para los blancos, es algo más que un lugar común afirmar que las notas se ponen en mayo. Será entonces cuando comprobemos si, una vez más, el paseo en el alambre se convierte en proeza y podemos acordarnos con una sonrisa de estos momentos en los que los que nunca dudan podrían decir: et tu, madridista?

 

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El Real Madrid femenino se aseguró un billete para los cuartos de final de la Liga de Campeones tras vencer (2-3) al FC Twente en el cuarto partido de la fase de grupos disputado en Holanda. Las blancas remontaron un gol inicial de Jaimy Ravensbergen con tantos de Linda Caicedo, Signe Bruun y Alba Redondo. Sophie te Brake recortaría distancias ya sin tiempo para más.

Aunque tanto piernas como mente pesasen a las jugadoras del Real Madrid apenas cuatro días después de la enésima y previsible derrota ante el FC Barcelona en la Liga F, pasar página con una noche de fútbol europeo era lo mejor que podía ocurrirle al equipo de Alberto Toril. El saco de interrogantes sigue escondido bajo la alfombra, pero mientras el balón está en movimiento todo se sobrelleva mejor. Incluso dando por hecho que el FC Twente que esperaba en el este de Holanda nada tendría que ver con el frágil equipo que salió goleado del Alfredo di Stéfano. A escasos diez kilómetros de la frontera alemana, en un estadio con 8.000 entradas vendidas y sobre un césped aún con restos de nieve que daban pistas de la temperatura ambiente, no habría tarde plácida.

El despliegue de las madridistas en la primera mitad tampoco ayudaría a hacer más llevadero el trance. Toril introdujo tres cambios respecto al partido del miércoles anterior (Rocío Gálvez, Sheila García y Sandie Toletti), todos pieza por pieza, y como era de esperar el guion no cambió en exceso. Si bien las locales volvieron a apostar por plantear un partido abierto y vivo, sin resguardarse atrás con vistas a inquietar la portería de Misa Rodríguez, en esta ocasión el Real careció de fluidez en el juego y de clarividencia al pisar área. A Caroline Weir y a Sandie Toletti, en el centro del campo, no terminaba de encendérseles la bombilla que tanto y tan bien ilumina al Madrid; y, en el costado zurdo, Linda Caicedo arrancaba con insistencia para errar en la toma de decisiones dentro del área.

Aunque este Real Madrid sigue teniendo mucho que aprender, hacerlo en unos nuevos cuartos de final de la Champions siempre será positivo para el futuro de la sección

La dinámica del partido, desde el prisma madridista, fue anquilosándose hasta el punto de pensar de vez en cuando en la calculadora, pues a fin de cuentas un empate no habría sido mal resultado tras el 7-0 anterior para las aspiraciones a medio plazo. El problema es que don fútbol es inmisericorde con los equipos que trasmiten cierta apatía, por lo que a la media hora el Twente se puso por delante tras una falta lateral servida a media altura por Alieke Tuin. Su balón llegó hasta el área pequeña y allí lo remató con su bota —circunstancia que pone bajo sospecha a la zaga blanca— la delantera Jaimy Ravensbergen, única cara nueva de las suyas con respecto al duelo en Madrid. Si la efectividad cayó del lado madridista la semana anterior, esta vez sucedió al contrario.

Por suerte para el Real Madrid, Caicedo vio recompensada su insistencia al borde del descanso, ya dentro de los minutos psicológicos de cualquier partido. La colombiana acertó con un quiebro hacia dentro del área que le permitió disparar duro para que la guardameta Olivia Clark firmase la primera parada de mérito. Su gran despeje, muy in extremis, no salió de la zona de peligro y Toletti no dudó en chutar una vez más. Aunque el balón no llegó a la portería, sí que fue a parar de vuelta a las botas de Linda Caicedo, que al fin pudo alzar los brazos para celebrar el empate. No hay certezas, pero tampoco dudas, de que el Madrid habría sufrido en caso de irse a la pausa por detrás en el marcador.

Linda Caicedo

La tabla rasa del 1-1 dio una vida extra a las de Alberto Toril, quienes volvieron al verde conscientes de que debían aprovechar esta nueva oportunidad. Así y desde el reinicio, consiguieron encajonar al Twente mucho más cerca de su área, lo que se tradujo en recuperaciones más altas y en oportunidades de disparo desde la frontal del área. A pesar de que el despliegue de fútbol seguía sin ser nada del otro mundo, el escenario era diferente. Habría que esperar al 71’, eso sí, para volver a ver a Caicedo hacer de las suyas, ahora desde la derecha. Por entonces las defensoras ya acudían con toda la prudencia del mundo, y al pisar área tuvo unos valiosos segundos de margen con los que sacar un centro raso que de primeras aprovechó Signe Bruun para mandar el cuero a la red.

Con el 1-2 culminó la danesa un nuevo partido de mérito, de nueve trabajadora dedicada no tanto a mirar a la portería sino a ofrecer vías de escape a sus compañeras. Chocó con todas las defensas, recibió leña hasta sangrar y estuvo genial en una de sus especialidades: la descarga de balones de espaldas. Así llegaría el tercer gol del Madrid, con Bruun haciendo el trabajo sucio para que Alba Redondo, de piernas frescas, pudiese plantarse en uno contra uno con la portera y resolviese disparando a la red con mucho temple. Un minuto antes, todavía con 1-2, el Twente se encaminó al empate hasta que Maëlle Lakrar barrió cual camión de la basura una intentona local que sin su intervención habría acabado en la red. Cuando apenas 180 segundos después Sophie te Brake batió a Misa con un golazo desde la frontal ya era tarde.

El fútbol es un deporte de momentos clave, a veces fortuitos, inexplicables o incomprensibles, que definen las aspiraciones de todo equipo. Y aunque este Real Madrid sigue teniendo mucho que aprender, hacerlo en unos nuevos cuartos de final de la Champions siempre será positivo para el futuro de la sección.

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Antes de nada quisiera felicitar a quien pueda estar leyendo por haber sobrevivido al territorio yermo que constituye otro nuevo parón de selecciones. Por su frecuencia y aridez, estos páramos resultan siempre extemporáneos y extenuantes, pues no valen siquiera para salir de la espiral de negatividad en que se ve inmerso nuestro equipo, aun a pesar de haber resuelto con solvencia el último envite contra el Osasuna.

Vinícius

Algo ocurre cuando las ganas e, incluso, ilusión por ver al Real Madrid se ven reemplazadas por una resignada indiferencia con momentos de cierto hastío. Por una parte, es lógico que jugar corruptas competiciones españolas nos produzca la misma emoción que bailar con la hermana propia, pero, por otra, y sabedores como somos de que no va a pasar absolutamente nada con esa corrupción, salvo que vaya a más, siempre debería ser buena noticia que juegue el equipo de nuestros amores.

Esa ausencia de expectativas la achaco al pésimo nivel de juego que el Madrid está mostrando. Sin duda, las bajas por lesión que sufrimos son importantísimas, pero hay algo que no había visto antes. Ningún jugador da la sensación de estar a su nivel, salvo el omnipresente Valverde, los habituales fogonazos de Vinícius y detalles aquí y allá de Bellingham o Mbappé. Cuando todos los que están en el campo parecen peores, es momento de mirar al banquillo y pedir responsabilidades al entrenador. La sensación de equipo sin trabajar es abrumadora, y esa falta de trabajo, esa vagancia, unida a su reticencia a poner un guardameta de nivel Real Madrid, fueron los motivos que precipitaron la salida de Ancelotti en su anterior etapa. Hay quien lo llama hartazgo de ganar. Es labor del técnico generar nueva hambre.

El equipo da la sensación de no estar trabajado, y la gestión de los activos del mismo, aun a pesar de una confección de plantilla cuestionable, responsabilidad esta que comparten el entrenador y su jefe, resultan incomprensibles. Si manifestar esta sensación es ser un vinagre, permítanme bucear en ácido acético, porque hay cuestiones que, personalmente, me resultan inadmisibles: no es de recibo que Lucas Vázquez forme parte de la plantilla de este Real Madrid. Un jugador honrado y currante, madridista como muy pocos que haya visto, pero sin nivel para este equipo. Tres cuartos de lo mismo, con el agravante de no tener la trayectoria del Expreso de Curtis, se puede decir de Fran García, jugador de equipo de media tabla, pero al que no termino de ver con la camiseta de Real Madrid. Mientras tanto, Miguel Gutiérrez está triunfando en Gerona. Tampoco puede ser que la solución para los problemas sea sacar al campo a un jugador de 39 años aunque sea, posiblemente y junto a Toni Kroos, el mejor centrocampista de la historia. Queremos a Luka Modric hasta el infinito, y quererle pasa por no cerrar los ojos a su decadencia, aun a pesar de ser conscientes de que todavía puede ayudar al equipo, pero no como revulsivo.

Ningún jugador da la sensación de estar a su nivel, salvo el omnipresente Valverde, los habituales fogonazos de Vinícius y detalles aquí y allá de Bellingham o Mbappé

Es incomprensible el trato de Ancelotti con Arda Güler, jugador al que creo que todos los madridistas queremos ver en el campo. El proverbial conservadurismo italiano es conocido, pero la manera de Ancelotti de plegarse a las jerarquías del vestuario está demostrándose fallida, cayendo en el reinado del “con todo lo que nos ha dado”, probado veneno del que el Real Madrid ha ingerido demasiadas dosis. La gestión con el turco es negligente y más vale que no culmine con una salida del equipo de Güler, harto de esperar una oportunidad que no llega y que, con este técnico, quizá no lo haga nunca. El sentido común me lleva a pensar que nuestro Aladdin, que tiene querencia a jugar por la derecha como interior o extremo, abriría el ataque del equipo, formado ahora mismo por jugadores con querencia al lado opuesto del campo, y pondría en juego el disparo de larga distancia del otomano, que sabemos que es colosal. Casi lo mismo se puede decir de Endrick, que mantiene un ratio inmejorable de minutos y goles.

Finalmente, el inmovilismo y previsibilidad de los cambios resultan exasperantes. Desde los dobles laterales del partido contra el Atlético de Madrid a costa de quitar delanteros a la gestión de las sustituciones cuando el Barcelona nos estaba pasando la mano por la cara en nuestro campo, pasando por la funcionarial espera hasta el minuto 70 para efectuarlas, son cosas que desesperan al más creyente.

A Ancelotti sólo podemos darle las gracias por todo lo que ha ganado en el Madrid, pero el futuro no pasa por él. Creo que tampoco el presente. Ojalá quien manda se dé cuenta lo antes posible, porque las cabezas se pueden empezar a girar hacia el palco, y eso sí que no lo quiere nadie.

 

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Kevin Costner es una de las mayores leyendas vivas de Hollywood con una carrera que se extiende por cuatro décadas. En su faceta de actor, productor y director ha tenido temporadas bajas y otras innegablemente ganadoras. Como todos los grandes, Costner sabe perfectamente que en este juego quien resiste gana. Y él ha resistido tanto como ha ganado. Ha trabajado con los mejores directores de su tiempo como Oliver Stone, Clint Eastwood, Tony Scott o Brian De Palma.

A finales del siglo pasado, Costner era la estrella indiscutible que proyecto que tocaba, proyecto que convertía en oro. Fue Lawrence Kasdan quien le dio la gran oportunidad. El director y guionista estadounidense contó con él en sus primeras producciones y, con el wéstern Silverado, Costner comenzó a ser considerado en el radar de Hollywood. Su papel protagonista como Eliot Ness en el film Los intocables dirigido por Brian De Palma le empujó definitivamente al estrellato.

el madridismo de Kevin  Costner es más que evidente, pues todo aquel que ame el deporte y la epicidad acaba siéndolo aunque no lo sepa

En 1990, se consagra como la estrella indiscutible del momento al ganar el Oscar a mejor director y mejor película con Bailando con lobos. Con ella demuestra que es capaz también de dirigir una película con gran maestría y se enrola así en las filas de otros grandes actores que se convirtieron en directores con la facilidad con la que nada un pez en el agua. En 1991, estrena por partida doble JFK de Oliver Stone y Robin Hood, una de mis debilidades del cine de aventuras. Y alcanza su cima de popularidad el año siguiente con El guardaespaldas junto a Whitney Houston.

Llama la atención la afinidad de Costner con el cine deportivo. Ahora mismo no me viene a la memoria ningún actor con tantas películas sobre el mundo del deporte. Si bien es cierto que en dichas películas el deporte es más la envoltura, cimenta en los valores y quehaceres del deportista su conducta en historias dramáticas o románticas. El béisbol es el deporte predilecto de Costner en la gran pantalla. En 1988, estrenó Los búfalos Durham donde daba vida a "Crash" Davis , un receptor veterano que es contratado para enseñarle al lanzador novato los secretos del juego y cómo mantener una vida acorde con el profesionalismo. Al año siguiente, estrena Campo de los sueños en el que interpreta a un granjero de Iowa que vive una experiencia sobrenatural que le empuja a construir en sus tierras de cultivo un campo de béisbol para que en él puedan volver a la vida las viejas glorias del deporte.

En 1999, Sam Raimi lo dirige en Entre el amor y el juego. Aquí Costner es Billy Chapel, una leyenda del béisbol con 20 años de exitosa carrera. El día que le comunican que le traspasarán, su novia le anuncia que ha de romper su relación. En 2014,  estrena Draft Day. En ella interpreta a Sonny Weaver Jr,  el manager de los Cleveland Browns que trata de cerrar el fichaje del número uno el día del Draft. Aquí se mezclan los avatares que supone gestionar un equipo de élite en la NFL y los costes personales que acarrea en la vida íntima.

Por todo lo expuesto hasta ahora, el madridismo de Kevin  Costner es más que evidente, pues todo aquel que ame el deporte y la epicidad acaba siéndolo aunque no lo sepa. Tanto es así que es innegable su parecido físico con Rafael Martín Vázquez, ese interior izquierdo de técnica muy superior a la media y de una capacidad innata para jugar a un fútbol preciosista fuera de toda duda. De hecho, para Athos Dumas, colaborador de La Galerna que lo entrevistó en marzo de 2020, Martín Vázquez era “el miembro de la “Quinta del Buitre” con más talento futbolístico”.

Junto a Butragueño, SanchísMíchel y Pardeza conforman la mejor generación de canteranos que ha dado el club. Tanto en lo deportivo como en lo social, La Quinta del Buitre supuso todo un acontecimiento en la España de los años ochenta. Aquellos chavales representaban a una generación que se atrevía a soñar a lo grande en mitad de un país que, como siempre recuerda el cineasta José Luis Garci, parecía vivir feliz en un verano permanente. En 2022, la Comunidad de Madrid les entregó  el Premio Internacional del Deporte como reconocimiento a su trayectoria profesional. En palabras de la presidenta, “los cinco trascendieron lo futbolístico para convertirse en un fenómeno social y contribuyeron a cambiar la imagen de la capital”.

es innegable su parecido físico con Rafael Martín Vázquez, ese interior izquierdo de técnica muy superior a la media y de una capacidad innata para jugar a un fútbol preciosista fuera de toda duda

Martín Vázquez jugó 10 temporadas en el Real Madrid y cosechó un palmarés glorioso a lo largo de toda su carrera: seis ligas, dos UEFAs, dos Copas, Supercopas… Tuvo dos etapas de blanco; la primera abarca su debut en 1983 y dura hasta 1990, y la segunda va de 1992 a 1995. Fue un jugador pionero, pues fue uno de los primeros jugadores españoles en tener su experiencia en el extranjeto jugando en Italia para el Torino y en Francia para el Olympique de Marsella. Los últimos años de su carrera discurren en el Deportivo de la Coruña (1995 a 1997), el Atlético Celaya (1997-98) y el Karlsruher SC alemán, donde se acaba retirando.

Para terminar, y volviendo a Costner, me gustaría recomendar a todos su última película como director, llamada Horizon. Es su proyecto más ambicioso hasta la fecha. Además, representa toda una declaración de intenciones. Para costear esta epopeya ha llegado a hipotecar algunas mansiones y ha sacrificado su matrimonio. Estrenada a finales de junio de 2024, se espera que la saga se complete tras cuatro películas. A lo largo de 15 años, narrará las historias de varios personajes, veremos cómo transcurren los acontecimientos de la Guerra de Secesión norteamericana, y de telón de fondo tendremos la expansión y posterior asentamiento del oeste estadounidense.

Así pues, por su carisma, por su persistencia y por su legado, el bueno de Kevin Costner es un madridista por derecho.

 

Getty Images

Buenos días, amigos. Rafa Nadal ya es historia del tenis, historia del deporte.

22 Grand Slams, 36 Masters 1000, 2 Oros Olímpicos, 5 Copas Davis y un millón de "Vamos" después, Rafa cuelga definitvamente la raqueta tras la derrota de su querido país en la Copa Davis ante Holanda. Lloramos de gratitud, como todos los amantes del deporte del mundo. También, muy especialmente, como todos los que comparten con él su pasión por el Real Madrid.

No es fácil encontrar palabras para expresar tanta devoción y gratitud como sentimos por este titán. Sirvan mejor las palabras de un hombre mucho más sabio y talentoso que nosotros.

 

Thank you for the days,
those endless days, those sacred days you gave me.
I'm thinking of the days.
I won't forget a single day, believe me.
I bless the light,
I bless the light that lights on you, believe me.
And though you're gone,
you're with me every single day, believe me.
Days I'll remember all my life.
Days when you can't see wrong from right.
You took my life,
but then I knew that very soon you'd leave me.
But it's all right.
Now I'm not frightened of this world, believe me.
I wish today could be tomorrow.
The night is dark, it just brings sorrow, let it wait.
Thank you for the days,
those endless days, those sacred days you gave me.
I'm thinking of the days.
I won't forget a single day, believe me.
Days I'll remember all my life.
Days when you can't see wrong from right.
You took my life.
But then I knew that very soon you'd leave me
But it's all right
Now I'm not frightened of this world, believe me.
Thank you for the days,
those endless days, those sacred days you gave me.
I'm thinking of the days.
I won't forget a single day, believe me.
I bless the light,
I bless the light that shines on you, believe me.
And though you're gone,
you're with me every single day, believe me.
Days.
Gracias por los días, Rafa. Bendita sea la luz que brilla en ti.

 

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