Sé poco de fútbol, por tanto, más que las tácticas, me calan otras cualidades y señales atesoradas y emitidas por los futbolistas. A veces una actitud, otras un gesto, a través de los cuales compongo una idea sobre ellos. La ascendencia que emanaba Kroos y una plasticidad propia de Bernini a la hora de arrullar el balón conformaban el concepto de jurisdicción futbolística que me venía a la cabeza cada vez que lo veía jugar.
Con el heredero de su ocho infinito me ocurre algo similar pero diferente. La solvencia de Fede Valverde está más que demostrada. Sus virtudes técnicas, tácticas y físicas han sido glosadas por entendidos en la materia y por los dibujantes de flechas (que no siempre hacen el indio, los hay muy atinados). Sin embargo, a mí lo que me llega adentro es otra cosa.
Valverde me ganó con su manera de celebrar los goles, una explosión de madridismo, una detonación de dicha, un estruendo de felicidad que le nace del alma y canaliza al exterior sin pasar por el filtro restrictivo de la razón, la cual reserva para el resto de su desempeño.
Fede celebra los goles con el instinto del principio de los tiempos. No prepara el gesto porque la alegría no se ensaya, brota. No diseña una celebración característica que sirva para consolidar su marca y aparecer en los videojuegos. Y precisamente por ello, sin proponérselo, ha patentado la más auténtica.
Fede celebra los goles con el instinto del principio de los tiempos. No prepara el gesto porque la alegría no se ensaya, brota
Ayer volvió a bramar ese sentimiento blanco que alberga después del pepinazo que supuso el 2-0 en Butarque. Fede eroga todos sus caballos de potencia cuando chuta y su grito surca el aire como los gases de escape de un caza. Como dice mi buen amigo Nanook, «Valverde trasciende de Halcón y es un F22 Raptor».
Contra el Leganés, además, cumplió un sueño, ser capitán del Real Madrid. Como hemos mencionado en el portanálisis de hoy, un hecho que profetizó nuestro Fred Gwynne: «Valverde acabará siendo capitán del Real Madrid. Y esto, más que un deseo, es una certeza».
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— Real Madrid C.F. (@realmadrid) November 24, 2024
Valverde no es George Best ni Ronaldo Nazário, no es un futbolista que epate de primeras a todo el mundo, incluidos a los que no sabemos mucho de esto. Es un jugador hidráulico que emerge merced a un impulso irrefrenable y termina por resultar imprescindible en el juego. De modo que necesitó más tiempo para ser apreciado de forma mayoritaria.
Valverde no es un amor a primera vista, sino una pareja fiel que te seguirá queriendo cuando llegues a los 64. Y más allá. No te enviará una tarjeta el Día de los Enamorados porque es una cursilada, pero el uruguayo siempre estará ahí, ya sea para arreglar los fusibles cuando se vaya luz en el lateral derecho, para tejer un suéter junto al fuego de la medular o para pasear los domingos por la mañana caminito a Chamartín. Y esto, más que un deseo, es una certeza.
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Buenos días, amigos. «La verdad es que el último 'finde' fue gracioso», así comienza Tomás Guasch su Mira, Chato de hoy —recomendadísima lectura—, y la verdad es que no podemos estar más de acuerdo. Ayer, jornada completa: Asamblea por la mañana y victoria con buen juego por la tarde. Y el sábado, pinchazo del Barça en Vigo: pese a contar varias ruedas de repuesto provistas por el CTA, se quedó parado en la cuneta al final del partido y vio como el Celta lo alcanzaba. Y claro, a Flick no le ha quedado otra que ponerse duro. Lo dice Sport.
El técnico se ha puesto duro porque cree que los suyos se han relajado. Es curioso que un equipo tan coral y bien conjuntado por Flick como el Barça tenga tantos problemas para ganar cuando le falta una sola pieza, Yamal, pese a contar con el viento a favor habitual del CTA. Y, sin embargo, un equipo a la deriva que vive de fogonazos e individualidades, como el Madrid de Ancelotti, se le esté acercando en la tabla con rapidez, goleando y desplegando buen fútbol con multitud de bajas.
Los que saben de esto de la pelotita os lo podrán explicar, porque hoy os ha tocado el portanalista que no tiene ni idea de fútbol. Se siente.
Además de duro, gracias a Mundo Deportivo sabemos que Flick está irritado. «Toque de Flick» —titula— a la plantilla por el bajón que les ha costado 5 de los últimos 6 puntos.
El diario catalán presenta un recuadrito en el que reza: «Florentino ataca a UEFA, FIFA y LaLiga en la Asamblea». A Florentino lo que le ocurre es lo que a cualquier madridista con ojos en la cara, oídos en las orejas y cerebro en la cavidad craneal, que está hasta el gorro de que el club sea objeto de ataques desde organizaciones, instituciones y organismos sin más ánimo que el de lucrarse a costa del patrimonio y la valía del Real Madrid. Y, por tanto, sale a defenderlo soltando verdades por el camino.
Por cierto, Jesús Bengoechea estuvo en la Asamblea y relató de primera mano lo allí sucedido. En breve, además, escribirá otra pieza sobre el asunto societario.
Y después del empate del Barça y la Asamblea del Club, el triunfo vespertino sobre el Leganés.
As titula: «Este sí es el Madrid». Correcto. «El equipo de Ancelotti confirma su mejora en Leganés y va a por el Barça. Marcaron Mbappé, Valverde y Bellingham, y brillaron Arda Güler y Asencio». Bien resumido, aunque brillaron más futbolistas.
El Madrid, desde el principio, dominó el encuentro sin rastro de la preocupante apatía que desprendía el equipo hace semanas. Le costó descorchar el partido, pero cuando quitó el tapón fluyeron los goles y el juego.
Bellingham anduvo sobresaliente. Como escribe Genaro Desailly en las notas del choque, «Todas las jugadas mejoran cuando pasan por él. Zidane y Makelele en una pieza, con el oportunismo de Van Nistelrooy». Güler, además de clase, destiló juego a raudales. Arda «es como esa serie que nos tiene enganchados pero nos dosifican sus capítulos con cuentagotas», podemos leer en la crónica de La Galerna del encuentro. No sea rácano, Carlo.
Jude y Güler pueden ser las alcayatas sobre las cuales sustentar la creación de juego de este Madrid. Camavinga mandó con autoridad, y cabe destacar la labor de Ceballos. Si bien no estuvo tan brillante como otros compañeros, amalgamó al equipo. Quien sí brilló fue Asencio. Además de solidez y seguridad, volvió a destacar cuando decidió subir.
Lo de Valverde es caso aparte. Podría jugar bien hasta de marcador electrónico. Exuda madridismo, no hay más que observar cómo celebra los goles, con el alma, sin florituras. Ayer fue capitán, algo que nuestro queridísimo Fred Gwynne vaticinó hace años.
Valverde acabará siendo capitán del Real Madrid.
Y esto, más que un deseo, es una certeza. pic.twitter.com/6CPZN4a2gX
— fred gwynne (@FGwynne) April 14, 2021
Y todo ello pese al buen planteamiento defensivo del Leganés y ofensivo del cliente del hijo de Negreira y Cuadra Fernández. Como podemos leer en la crónica arbitral de Alberto Cosín, «Una parte de la vida de Alberola prometía ser un desfile por programas cutres y rancios de ligoteo tras pasar por Next. Pero estuvo ágil y pillo para saber a quién contratar buscando una promoción y un futuro en el arbitraje español. Es malo de solemnidad y encima va con aires de gustarse».
La evolución del cuadro de Ancelotti esta campaña recuerda a la propia del ser humano, cuyos antecesores eran incapaces de caminar con soltura hasta que se irguieron. La del Barça, hasta el momento, parece la contraria. Si Flick se pone duro, el Madrid se pone erecto, levanta la cabeza y otea el horizonte con optimismo renovado.
Una vez que el Madrid se ha puesto erecto y, como dice Marca, se ha enchufado, confiamos en que mantenga la concentración y el compromiso exhibidos en sus últimos dos encuentros y no sufra un gatillazo en Anfield.
Pasad un buen día.
La verdad es que el último 'finde' fue gracioso. La cosa empezó en Vigo y terminó en Butarque. Lo primero me descolocó. Marcó Lewandowski el 0-2 y me fui a hacer pis. Soy un meón profesional y llevaba un rato inquieto. Al terminar me duché, agua fría, un plis-plas.
Terminé, colgué la toalla, me miré la barba y decidí ponerme el pijama. Cuando volví, la tele ponía 2-2. ¿Cinco minutos? Ni eso. No es vieja, la tele, pero la moví un par de veces a ver. Se ha vuelto loca, pensé. Pero no. Era 2-2, sí. Me salió lo normal en estos casos, el suspiro procedente: ¡coño!
Llegó el domingo y, con él, la asamblea del Madrid. Ha vivido varias, ninguna como aquella con don Ramón al mando. Estaba la cosa paradita y en estas, Mendoza, don Ramón, se puso torero: “¡Hemos engañado al Ayuntamiento con la esquina del Bernabéu!”. Eso confesó entre el jolgorio popular, incluida su junta directiva.
Hubo cierto lío, pero la cosa no pasó a mayores. Un concejal, no recuerdo el nombre, preguntado por la cosa contestó: “No me consta”. Si hubo algún apaño/consecuencia no provocó gran cataclismo. ¿Qué iba a hacer aquel consistorio? ¿Derrumbar la esquina?
Si por unos conciertos se ha montado lo que sabemos, imagínense si se presentan unos tíos con dinamita. También es verdad que aquellos vecinos eran gente más sufrida que la actual y lo hubieran entendido: el urbanismo, por encima de todo. No, pruebas no tengo: me lo imagino nada más.
De la asamblea, Jesús Bengoechea y demás arietes de La Galerna les han dado cumplida cuenta. Me hizo especial gracia el tono amistoso del presidente con el FC Barcelona. Me recordó a mi abuela conmigo, en mi tierna infancia. Y a mí con mis nietos: vale, vale. Mira que sois ‘pesaos’. Pero nada más, venid p'acá. Les doy la misma cuerda que me dieron a mí esperando el milagro: un día todos acabamos madurando. Sí, ya, unos más que otros.
Pues eso: Florentino estuvo cariñoso con el eterno, son un mal necesario. Bueno, mientras no se les ocurra a los de Junts o Separats (Juntos o Separados en castellano) pedirle a Sánchez la Liga catalana. Pagando la española, claro. Y como se les concedería, no quedaría otra que el Madrid jugara también la Liga Catalana. ¿Con qué se entretendría el barcelonismo si no?
Sería algo así como la Superliga para el Madrid, la Liga doméstica y otra. Estaría muy bien un Madrid-Granollers, Badalona-Madrid, Madrid-Europa, todo eso. ¿Lo de Negreira? Los jueces dirán. Porque el resto… ni mu. El Madrid en eso está como don Tancredo: inmóvil, impasible. Hizo lo que debía, decirle al juez que aquí está y ya nos contará usted. Me gustó ver así al presidente, en plan padre.
Lo que eché de menos fue la presencia de Javier Tebas en la Asamblea del Madrid, un error/despiste que se debe corregir y es fácil. Yo le haría Compromisario de Honor Permanente
Lo que eché de menos fue la presencia de Javier Tebas en el anual encuentro entre madridistas, un error/despiste que se debe corregir y es fácil. Yo le haría Compromisario de Honor Permanente. El hombre se tiró la tarde escribiendo mensajes defendiendo su gestión y despotricando de casi todo lo dicho por el presidente, lo cual es bueno: no conviene quedarse con sólo una versión. Y en asuntos relacionados con el Madrid, Tebas viene siendo una autoridad.
Por cierto, como sabemos, pues lo repite a la menor ocasión, Tebas es madridista. Y no anda lejos de Toñín el Torero, dice un amigo de Huesca que le conoce desde casi la infancia. Sí, sí. La próxima vez debe ser invitado y vivir la mañana ‘in situ’.
Sería magnífico y una prueba más de la vitalidad del club. Broncano y Motos se pelearían por dar en directo la reunión, lo cual reportaría un buen ingreso para el club. Por lo demás, quedamos a la espera del nuevo formato de propiedad que está cavilando Florentino.
Miren: esa sería la mejor ocasión para que debutara el Compromisario de Honor Permanente. Sin duda aportaría magníficas ideas para el futuro del club, el suyo. En fin, dicho queda.
Por la tarde llegó lo de Butarque. Ganó el Madrid, jugó bien y se coloca a cuatro puntos del amigo líder con un partido menos, el de Valencia. La próxima cita es Anfield, palabras mayores. Lo serio, vamos. Una gran ocasión para confirmar que, en efecto, la cosa va cambiando.
Lo tremendo del domingo fue lo del niño hincha del Espanyol, cinco años la criatura, al que le obligaron a quitarse la camisetita de su equipo en Montilivi, no fuera a provocar a los tarados de Girona. Es decir: protegemos a ellos, a los tarados: que nada ni nadie les moleste. De eso, Liga y Federación, nada. Otro motivo para cambiar el fútbol, ¿no les parece?
😓 Este es el video del que hemos hablado en Tiempo de Juego
😳 Es un niño de cinco años al que obligan a quitarse la camiseta del Espanyol para poder entrar a Montilivi a disfrutar del Girona - Espanyol de anoche pic.twitter.com/KRDhq0pa1a
— Tiempo de Juego (@tjcope) November 24, 2024
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Arbitró Javier Alberola Rojas del colegio castellano manchego. En el VAR estuvo Cuadra Fernández.
Una parte de la vida de Alberola prometía ser un desfile por programas cutres y rancios de ligoteo tras pasar por Next. Pero estuvo ágil y pillo para saber a quién contratar buscando una promoción y un futuro en el arbitraje español. Es malo de solemnidad y encima va con aires de gustarse.
Las barreras a 6 m son un despropósito; comerse penaltis como el de Altimira a Vini (en connivencia con Cuadra, todo sea dicho), una obscenidad; no señalar faltas claras, una costumbre y tener el listón diferente en acciones similares, una rutina.
También se dejó en el tintero un más que posible penalti por agarrón sobre Bellingham en el minuto 3 en un córner. En la segunda mitad, el inglés pidió otro que no pareció tan evidente, pero minutos después si decretó falta del madridista a Brasanac por un choque similar. Desesperó a Vinícius y Mbappé que recibieron agarrones todo el partido.
Le costó sacar amarillas. Altimira vio la suya en el 68' al sujetar a Mbappé, pero lo cierto es que debió verla mucho antes. El otro amonestado fue Miguel por llegar tarde ante Asencio en el 48'.
Por último, cabe apuntar que en el 9' se anuló un gol a Mbappé por encontrarse medio cuerpo adelantado a la defensa pepinera.
Alberola Rojas, DE PENA.
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El Madrid afrontaba el partido frente al Leganés con el objetivo de recortar otros dos puntos al Barcelona tras el empate culé en Vigo. A pesar de la alfombra, en forma de Soto Grado, puesta por el CTA al equipo de Flick, los azulgrana no fueron capaces de ganar. Los pupilos de Ancelotti, sí. Pese al obstáculo de Alberola Rojas y Cuadra Fernández.
El día había comenzado por la mañana, como siempre, pero con Asamblea del Club, hecho que no ocurre todos los días. Sobre lo acaecido en la misma, ha dado buena cuenta Jesús Bengoechea en su pieza Florentino apremia con la Superliga y se explica sobre el Balón de Oro.
Por la tarde, partido en Butarque. Dos horas antes del choque conocimos la alineación del Madrid. Ancelotti había declarado durante la semana que su responsabilidad es poner en liza el mejor equipo posible, y en el día de hoy ese mejor equipo posible, a tenor de Carlo, estaba plagado de novedades que respondían a diferentes motivos.
Courtois regresaba al once tras la lesión. Por delante, una defensa inédita: Asencio se estrenaba como titular, Valverde —capitán hoy— ocupaba el lateral derecho y Fran García relegaba al banquillo a Mendy. El Loco Rüdiger cubría la cuota de normalidad defensiva.
El centro del campo, también desacostumbrado: Camavinga flanqueado por Ceballos y Güler. Todos teníamos ganas de ver al turco y no defraudó. Bellingham a priori sería el encargado de nadar entre la medular y la delantera, donde se volvían a ubicar Vinícius y Mbappé.
El partido arrancó con Kylian escorado a la izquierda, desde donde tiró del recurso del tacón para intentar marcharse en el primer acercamiento del equipo blanco, hoy vestido de naranja. Se mostraba participativo Mbappé en estos primeros compases y fue el autor del primer disparo a puerta.
El 9 del Madrid marcó antes del minuto 10, pero Alberola Rojas señaló fuera de juego. Vini había devuelto la pared con premura, pero Kylian ya había incurrido en órsay.
Una delicia Güler, que acarició el balón con los tacos por debajo de las piernas del rival, propició, segundos después, una llegada con cierto peligro del Madrid. Tras varias combinaciones entre Vini, Mbappé y Jude, el balón acabó en córner tras chut del inglés. Poco después, Valverde desbarató una ocasión pepinera.
En el minuto 21, susto. Munir remató al larguero, pero el futbolista blanquiazul también se encontraba en posición antirreglamentaria.
Poco después, nueva entrega de la calidad de Arda: regate dentro del área y chut. Dmitrovic respondió de manera igualmente soberbia y evitó el primer gol madridista. Güler es como esa serie que nos tiene enganchados pero nos dosifican sus capítulos con cuentagotas. Queremos más Güler, por favor.
Media hora de partido. Se notaba más fresco al equipo de Ancelotti, con más brío, jugando mejor, pero no terminaba de romper el encuentro ni de desactivar la defensa armada por Borja Jiménez.
Güler es como esa serie que nos tiene enganchados pero nos dosifican sus capítulos con cuentagotas
Bellingham consiguió romper el muro del Lega con un bello y eficaz taconazo que pareció haber terminado en penalti a Vinícius, pero Alberola señaló falta previa a Kylian.
No obstante, al colegiado no le pareció suficiente. Al minuto, penalti catedralicio a Vinícius. El defensor blanquiazul le propinó una patada nítida por detrás. El colegiado cliente del hijo de Negreira no señaló nada. El VAR estaba, pero no se le esperaba: por allí andaba el hincha del Atlético Cuadra Fernández. Después del pinchazo del Barça, se preveía un arbitraje así.
Güler apareció de nuevo para botar un libre directo que hubo de repeler el meta local. Con más colocación y fuerza habría sido más peligroso. También habría sido deseable que Alberola hubiese medido la distancia de la barrera, colocada varios metros más cerca de lo indicado por el reglamento. Se perdió la lección, ese día tenía sesión de coaching con Javier Enríquez.
En el 42', Camavinga presionó la salida rival, Bellingham —omnipresente (para bien) toda la primera mitad— robó y pasó a Vini, que sirvió con un lazo el esférico a Mbappé, quien remachó a la red para disgusto de extraños y de algunos propios. 0-1 y descanso.
Buena primera parte del Madrid, que había monopolizado el juego, como la UEFA, pero en el buen sentido. Jude y Güler, muy bien. Pueden ser los Lennon-McCartney de este equipo, la melodía. Mbappé y Vini, los Jagger-Richards, el ritmo.
La segunda mitad arrancó con una jugada extraña, De la Fuente presionó a Courtois, quien se empecinó en regatear y poco faltó para que perdiera el balón. Afortunadamente la acción se resolvió sin consecuencias.
Miguel de la Fuente también protagonizó el siguiente lance. Asencio anduvo rápido, cortó y sacó el balón limpio, pero el jugador del Lega le realizó una entrada muy fea. Además, se hizo daño él mismo al dar la patada. Minutos después, el joven defensa del Madrid se coló hasta la cocina pepinera con la misma facilidad con que el hijo de Negreira se colaba en los campos con los árbitros.
Güler y Jude pueden ser los Lennon-McCartney de este equipo, la melodía. Mbappé y Vini, los Jagger-Richards, el ritmo
Mientras tanto, Jude y Arda seguían a lo suyo. Este último encargándose además con acierto de las jugadas a balón parado. Y el primero, protagonista de otra jugada polémica: lo derribaron cuando penetraba en el área. Alberola, agua. El del Atleti, lo mismo.
Acto seguido, falta a Vini escorada. Le tocan la pelota a Fede y ¡boom!, pepinazo raso. 0-2. A pesar de que Rojas había colocado la barrera de nuevo a 6 metros. O lo hace adrede o no sabe contar. Lo triste es que ninguna de las dos opciones son descartables.
A partir de ese momento, se sucedieron numerosas faltas cristalinas sobre diferentes jugadores madridistas. A Vini directamente lo barrieron y a punto estuvieron de sacarlo de Butarque por arriba. El gesto bovino de Alberola no se inmutó. Ni su pito, que permaneció en silencio. La cara es el espejo del alma.
Arda pudo marcar el tercero, pero volvió a evitarlo el guardameta del Leganés, acertado a pesar de los dos goles encajados. Fue lo último que hizo el turco, sustituido después por Brahim. Güler interruptus por decisión de Ancelotti. Contra el Liverpool, no somos pocos los madridistas que queremos a Güler y a diez más.
A falta de diez minutos, Vinícius dejó solo a Mbappé, pero el francés definió mal y Dmitrovic no tuvo dificultad para repeler la bola. También fue lo último que realizó sobre el terreno de juego el francés, Carlo lo cambió por Luka Modric, aplaudido por Butarque —realmente por las personas que poblaban sus gradas— al entrar.
Nada más salir, botó un córner cuyo rechace lo remató Brahim, la pelota golpeó en Tapia primero y después en el larguero. Bellingham aprovechó el rebote para marcar el tercero. 0-3. Por tercera vez, fue lo último que llevó a cabo un jugador del Madrid antes de ser cambiado. El técnico italiano lo mandó al banco y dio entrada a Endrick.
Final del partido. 0-3. El Madrid, a cuatro puntos del Barça con un partido menos. Jornada negra para el cliente de Negreira, para el cliente de su hijo, el CTA y el Sr. Tebas, retratado en la mañana por Florentino. Los blancos se acercan. La Asamblea acabó en fiesta y Güler y Bellingham son la fórmula societaria.
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-Courtois: APROBADO. Mayormente desapercibido, estuvo a punto de liarla en un balón comprometido.
-Valverde: SOBRESALIENTE. Tiene la suerte y la desgracia de jugar bien en cualquier sitio, también de lateral. Golazo.
-Fran García: APROBADO ALTO. Mucha presencia, sobre todo ofensiva, no siempre bien resuelta.
-Rüdiger: APROBADO. Sin agobios.
-Asencio: SOBRESALIENTE. Expeditivo, sólido, seguro y sin complicarse. Incluso se aventuró con alguna arrancada impresionante.
-Camavinga: NOTABLE. Es el jefe.
-Ceballos: APROBADO. Abnegado y en algún momento brillante.
-Güler: NOTABLE. Clase a raudales. Parece evidente que tiene que jugar muchísimo más. El gol que casi marca en el primer tiempo es para enmarcar.
-Bellingham: SOBRESALIENTE. Todas las jugadas mejoran cuando pasan por él. Zidane y Makelele en una pieza, con el oportunismo de Van Nistelrooy.
-Mbappé: APROBADO. Sigue sin estar fino, pero continúa ofreciendo la impresión de que puede explotar en cualquier momento. Su gol acrecentará su confianza.
-Vinícius: NOTABLE. Poco inspirado en el primer tiempo, pero recital en el segundo.
-Brahim: NOTABLE. Generó muchísimo peligro en el rato que tuvo.
-Modric: SIN CALIFICAR.
-Endrick: SIN CALIFICAR.
-Ancelotti: NOTABLE. Buen planteamiento.
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El indiscutible éxito deportivo y económico del Real Madrid ha convertido los comienzos de las Asambleas de Compromisarios en un ejercicio de autobombo tan imprescindible como ajustado a la realidad. El vídeo de apertura es abrumador y técnicamente perfecto. 6 Champions en una década (junto a otros muchos trofeos) y récord mundial en generación de ingresos (ningún club de fútbol ha traspasado antes la barrera de los 1.000 millones) no son para menos.
La chicha debería quizá estar en la enormidad de este éxito dentro de un contexto francamente adverso de petroclubes, entidades del fútbol hostiles y encarecimiento de materias primas por la coyuntura internacional, lo que ha incrementado los costes de la transformación del estadio. El énfasis también debería estar en la aprobación de las cuentas y el resto de cuestiones sometidas al visto bueno de los representantes, votaciones todas ellas que se saldaron de manera positiva para la directiva.
Ahí debería estar lo mollar, pero de forma impepinable se traslada el interés periodístico a un salseo no necesariamente intrascendente. (De hecho, había cuestiones cruciales conformando el filtrocotilleo previo, mayormente la Superliga, la respuesta al Balón de Oro, y sobre todo la anunciada reforma societaria).
Florentino habló de un fútbol “herido de gravedad”, y los datos aportados fueron elocuentes.
1.- La liga francesa ha bajado su valoración de 1000 a 500 millones, involucrando a CVC a través de un acuerdo que está siendo investigado por la justicia, como señal de lo que tal vez debería pasar con su equivalente en España.
2.- Los ingresos televisivos del Real Madrid son los mismos que cuando tenía 6 Champions menos (la buena salud del club se logra a pesar de ese chirriante lucro cesante).
3.- El nuevo formato de Champions es un desastre. Ha aumentado el número de partidos intrascendentes, pero cada uno de los partidos que componen la competición vale mucho menos que antes.
4.- El calendario es infernal, con aumento alarmante de lesiones. La relación entre la fatiga propiciada por la acumulación de partidos y las lesiones de ligamento cruzado tan desgraciadamente al día (en el club y en otros clubes) ha sido puesta en evidencia por la ciencia. Formuló un dato demoledor: a la edad de Bellingham, Beckham había disputado 54 partidos oficiales. Jude lleva 251. UEFA y FIFA “desprecian la salud” de los futbolistas organizando un 57% más de partidos que hace diez años con el único objetivo de ganar más, sin tener en cuenta a los protagonistas del fútbol, jugadores y estamentos. El fútbol ha perdido de vista el interés de los espectadores. Hay que poner LA CALIDAD de los partidos en el eje. El ejemplo es palmario: hemos jugado contra el legendario Arsenal solamente una vez en toda nuestra historia, mientras hemos visto un Nadal-Federer en multitud de ocasiones. El fútbol no busca el interés de sus aficionados, optando más bien por perseguir el pirateo como hace Tebas, presunta solución que nada resuelve.
El punto 4 enfoca directamente sobre la Superliga. Florentino retrató a la UEFA como un Blockbuster que no vio el declive de su negocio, y a la Superliga (con la plataforma UNIFY de la mano) como un Netflix que sabe leer el signo de los tiempos, o un Spotify que entiende al cliente final.
“El momento es crítico”, recalcó Florentino.
“Hay que actuar ya”. A22, la empresa promotora de la Superliga, quiere encontrar un equilibrio que satisfaga a todos, TAMBIÉN a UEFA y FIFA”. Este último punto fue novedoso, y menos beligerante de lo esperado. El nuevo orden reservará a estos intermediarios un lugar si saben adaptarse, pero no volverán a esquilmar de ingresos a los protagonistas del negocio.
No faltaron mandobles para Tebas por el oscurantismo del dinero que entrega a los medios de comunicación. Le cito de forma no literal pero casi. “¿Cómo justifica la liga el dinero que da a los medios de comunicación? ¿A qué medios se lo da, cuánto y para qué? ¿No se lo dará a los medios que nos atacan? Creemos que sí”. Esa última frase sí es literal.
También se refirió a los ataques de Tebas sobre el patrimonio del Madrid, lo que le sirvió para introducir la idea de un cambio en la organización societaria. Por su trascendencia, escribiré sobre este punto en artículo aparte. Solo anunció la apertura de ese melón “para que el Madrid siga siendo de sus socios y proteger el patrimonio del club”. Lo indefinido aún de ese camino hará que mi próximo artículo tenga un cierto componente especulativo, aunque también valorativo.
Por último, Florentino denunció la maniobra del Balón de Oro, descalificándolo a partir del nuevo involucramiento de la UEFA en la organización. Recalcó su respeto por Rodri, “gran futbolista”, destacando sin embargo que “L’Equipe, es decir, ellos mismos, daban como gran favorito a Vini”. Denunció que, con su participación en el galardón, la UEFA “alteró el sistema de voto” y el número de votos asignado a cada país, cayéndose de pronto países importantísimos en número de aficionados, como la India. Sin la participación de periodistas “desconocidos” de lugares como Namibia, Uganda y otros países de relativa importancia futbolística habría ganado Vini. “¿Con qué criterio se elige a los periodistas?”, se preguntó en alto, lamentando también que un premio otrora tan prestigioso haya decidido unirse a la UEFA cuando los derroteros del fútbol mundial no van precisamente por los derroteros ceferinescos.
Fotografías realmadrid.com
Buenos días, amigos. El Negreirato redivivo —que no Revivo, otrora jugador celtiña— campó anoche por Balaídos triturando con sus aspas afiladas en grado máximo los contratiempos que iba encontrando el Barça, ya fueran en forma de segundas amarillas o penaltis ciclópeos cometidos sobre Iago.
El encargado ejecutar los designios del poder establecido en el CTA fue César Soto Grado, uno de los cinco árbitros que se reunía en el hotel de concentración antes de los partidos con el hijo de Negreira para «conversar».
Al filo del descanso perdonó la segunda amarilla a Gerard Martín por esta entrada al tobillo de Aspas.
Quien acabó la jugada con amarilla fue Aspas. Algo similar a lo que sucedió en Mallorca cuando Maffeo permaneció en el campo tras clavar los tacos en la rodilla a Vinícius y el atacante blanco acabó amonestado.
Iago no podía creer que Gerard Martín no hubiera visto la segunda cartulina y comenzó a realizar aspavientos, no podía contener su indignación. Si el colegiado cliente del hijo de Negreira hubiese aplicado el reglamento y hubiera dejado con uno menos al club cliente de Negreira, las protestas de Aspas no habrían tenido lugar, por lo que la amarilla fue responsabilidad del trencilla.
Haber dejado al Barça con uno menos toda la segunda parte era un riesgo que no podía permitirse el sistema, que sabe que sin Lamine Yamal el todopoderoso conjunto de Flick no gana nunca.
Siguiente problema que se encontró anoche el entramado del fútbol español: Gerard Martín arrolló a Iago Aspas cuando el atacante enfilaba solo la portería azulgrana. Penalti y expulsión de libro. Resolución: sigan, sigan. No se esconden, exhiben el Negreirato con aspavientos y balcones a la calle.
Iago no podía creerlo: «Cuánto os han pagado esta vez? ¿Cuánto? Eso era penalti», repetía. Es una cuestión pertinente, porque lo que el FC Barcelona pagó (en A) ya lo sabemos, hay facturas que obran en manos de Hacienda y de la Justicia (sin consecuencia alguna), pero no sabemos si ahora podría, supuestamente, estar abonando algo (además de su corrupta historia).
El encuentro prosiguió y el nuevo Milan de Sacchi se colocó 0-2. Corría el minuto 82 y, tras acción de Casadó merecedora de amarilla, Soto Grado entendió que no quedaba tiempo para que se torciera la cosa, de modo que se la mostró (la cartulina). Y el rodillo de Flick vio cómo el Celta le empataba en un suspiro.
El Barça se sustenta principalmente sobre dos patas: la corrupción arbitral y Lamine. La baja de Yamal y una única acción arbitrada correctamente propiciaron la caída culé.
¿Y las portadas?
En las culés no hay mención alguna al Negreirato redivivo. Aunque, pensándolo bien, para ser redivivo tendría que haber muerto alguna vez, y tal circunstancia cabe ponerla en tela de juicio.
Mundo Deportivo informa de la detención de tres indeseables que insultaron Lamine y Raphinha en el Bernabéu. Ojalá la misma diligencia para identificar y detener a todos los racistas.
A colación de esto, el club que alberga neonazis se indignó porque la cuenta de la Policía Nacional utilizó una foto del Metropolitano para ilustrar esta información. Es un error que puede cometerse con facilidad, si uno busca racismo en el fútbol, no es raro que aparezca imágenes del estadio donde habitualmente se producen estos episodios.
En Marca tampoco hablan del Negreirato con aspavientos de anoche. Pero sí dedican un espacio al Atleti: «Remontada y épica en el partido 700 del Cholo». Al diario de Gallardo se le ha olvidado comentar que los rojiblancos ganaron merced a un penalti señalado al Alavés por dar los buenos días. Hay que cubrirse las espaldas por si el Barça sigue pinchando, el sistema no puede dejar caer a los rojiblancos.
«Valencia en el corazón». Mestalla rindió un emotivo homenaje a los afectados por la DANA. El Madrid donó la bandera de la Comunidad Valenciana que lució en el mismo y el club che se lo agradeció públicamente.
Esta tarde en Butarque, Leganés-Real Madrid. Si los de Ancelotti ganaran los dos partidos de menos que han disputado se pondrían a un punto del club cliente de Negreira. Ojo al arbitraje de hoy.
Pasad un buen día.
Decimocuarta jornada de la Liga y el Real Madrid tiene una salida a la vecina Leganés. El cuadro pepinero es uno de los recién ascendidos y viaja en la parte media de la tabla con la salvación como gran objetivo. El joven técnico Borja Jiménez cuenta con la baja segura de Franquesa y las dudas de Tapia y Diego García. Así, en su habitual 1-4-3-3, un posible once de los blanquiazules en Butarque sería el siguiente: Dmitrovic en portería; Altimira en el lateral derecho, Javi Hernández en el izquierdo, Nastasic y Sergio de centrales; Neyou en el pivote, a su lado escoltado por Cisse y Brasanac; en la zona ofensiva, por la izquierda Munir, por la derecha Juan Cruz, en punta Miguel.
Con un planteamiento de contragolpe y salidas vertiginosas y rápidas por carriles centrales o las bandas, lo lógico será ver a un equipo en bloque medio o incluso bajo en ciertos momentos. Líneas compactas, juntas y, en cuanto se recupere el balón, pocos toques y a lanzar a los estiletes que tienen arriba que pueden correr al espacio para transitar con velocidad y hacer daño al rival. Así es como se espera el planteamiento de Jiménez ante los equipos grandes cuando visiten su campo. En algunos momentos tratarán descansar un poco más con balón para coger oxígeno con la calidad en los pies de Munir y Cruz, pero si el Real Madrid consigue anularlos se verá un monopolio blanco del cuero.
Al técnico pepinero le gusta el buen trato del balón e intenta una salida clara con el esférico desde atrás para iniciar rápido los ataques. Pero no se rasga las vestiduras si hay que sacar el balón en largo o con pelotazo si se ve muy presionado por el rival. La pareja de medios Neyou y Cisse se complementa bien, y Brasanac se encarga más de llegar al área y ofrecer dinamismo en su juego. Ellos dos y Cruz serán los encargados de lanzar a Munir en banda y surtir de balones en profundidad y en largo a Miguel, que es un delantero potente y rápido. De todas formas, si el cuadro de Ancelotti ejecuta bien la presión, algo que ya se empezó a ver contra el At. Osasuna, los pepineros sufrirán para salir de su terreno de juego.
El Leganés debe mostrar un equipo sólido y consistente atrás si no quiere encajar tantos goles para hundirse en la tabla. Por ahora, está encontrando un equilibrio y, aunque reciben un tanto de media por choque, está lejos de las cifras de rivales directos. En casa se han mostrado como un equipo trabajado en el carril central, con los dos potentes centrales y la pareja de medios que cubre muy bien en defensa. En las bandas, los laterales y los medios juntan mucho las líneas para evitar progresar con facilidad a los delanteros adversarios. Tampoco se descarta que mañana, para fortificar al equipo, instale una defensa de cinco zagueros y tres centrales, dado el poderío ofensivo del Real Madrid. El equipo blanco deberá mover mucho y rápido el balón, y armarse de paciencia para encontrar las grietas en su zaga. Además, los madrileños son un conjunto fuerte y solvente en el juego aéreo, con muchos centímetros en defensa.
Una de las notas positivas del mercado de fichajes, con la incorporación de jugadores contrastados como Haller y Munir. Suman trece goles, por lo que aseguran un tanto por encuentro y tienen en Juan Cruz a su mejor artillero. Las bandas son las fuentes canalizadoras del peligro pepinero con Juan Cruz principalmente. Los laterales desdoblan y llegan con gente arriba y al área. Especial atención a Brasanac, que es un futbolista peligroso en la llegada desde la segunda línea. La idea de los cuatro de arriba será clara, buscando montar contragolpes rápidos, verticales y directos. Desplegarán velocidad y pocos toques en sus ataques. El centro del campo y la defensa merengue deberán replegar con agilidad y rapidez para contrarrestar esta arma de Borja Jiménez. Otro nombre a vigilar en las jugadas a balón parado es el central Nastasic.
Equipo fuerte, físico y rápido y directo arriba. El ADN del estilo de Jiménez es competir, ser un conjunto siempre intenso, enérgico y resistente. El once pepinero trabaja, lucha, se muestra unido y con compromiso los 90 minutos, y eso habla muy bien de la preparación que les inculca el técnico abulense. En lo que se refiere a las estadísticas en Liga, es el tercer equipo que más duelos gana a ras de césped, solo por detrás de Real Madrid y Barcelona, el tercero también que más balones recupera en entradas al cuero y en recuperaciones totales, y el primero que más balones largos realiza de toda la competición.
Juan Cruz está siendo una de las sorpresas de la Liga y el más influyente del equipo pepinero. El hispanoargentino es un futbolista veloz, con desparpajo, desborde y una zurda precisa y potente. Un jugador muy completo, con talento individual y que no rehúye el trabajo. En lo que va de temporada es el mejor goleador del equipo con cuatro dianas y es habitual verlo trazar diagonales para sacar su cañón en la pierna izquierda. Un futbolista que va creciendo año a año y cuyo nombre empieza a estar apuntado en las secretarías técnicas de equipos de categoría en la Liga.
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A mí tampoco me está gustando el juego del Madrid esta temporada, hay que ser muy cafetero para disfrutar con lo que debería ser el mejor espresso italiano y sin embargo no pasa de un mero recuelo. Yo también creo que la plantilla presenta desequilibrios más allá de las lesiones. También percibo un aroma en Ancelotti de desencanto y, en general, de cierta apatía o empacho que no existía otras campañas. Desconozco si será un bache pasajero —en la vida se atraviesan momentos difíciles— o la tónica general hasta final de curso, soy incapaz de vaticinar el futuro, aunque sí recuerdo períodos complicados en los tres últimos ejercicios. Tuvieron final feliz. Está por ver si este también.
Empero, hay un fenómeno, no exclusivo del ámbito futbolístico, consistente en la reinterpretación del pasado según la coyuntura actual. Normalmente, para mal. Es una percepción en la que me reafirmo después de ver la charla que mantuvieron Kollins y Jesús Bengoechea con motivo de la publicación de ADN Madrid, el último libro del editor de La Galerna. En ella, Jesús expone:
«Como ahora estamos pasando una racha mala (ojalá se haya acabado) con derrotas dolorosas, hay madridistas que empiezan a decir: lo de ahora está mal, pero lo de antes también, aunque ganáramos. Entonces, ¿qué alegría te queda si vas a empezar a reinterpretar las victorias del pasado en términos del presente? Esgrimen: “Es que, si no llega a meter dos goles Joselu...”. Pero los metió».
Esta retrocausalidad amarga podría denominarse vinagrismo retroactivo. Es una postura vital curiosa, no deja de llamar la atención que alguien opte por acibarar bonitos recuerdos con sucesos posteriores que difícilmente influyen en lo ya ocurrido. Solo hay un ámbito de la realidad donde podría darse, en el de la física cuántica, y, de momento, en el Madrid no juegan partículas subatómicas, aunque en tiempos fichara al Átomo.
Esta doctrina juzga a toro pasado y con premisas actuales lo ocurrido años atrás. Como el Madrid no está jugando bien ahora, le cuesta armar un equipo competitivo, carece de futbolistas en ciertas posiciones y los resultados no son los esperados, las Champions, Ligas, Campeonatos del Mundo de Clubes, Supercopas, Copas del Rey, etc. anteriores están más en tela de juicio que si las hubiese ganado después de comprarse a la cúpula arbitral. Enmienda a la totalidad.
La vida es demasiado puñetera como para andar enturbiando los buenos recuerdos que atesoramos por la necesidad de tener razón
En cambio, la crítica en sentido temporal contrario sí es coherente, además de lícita y necesaria: como no se han adoptado ciertas medidas y sí se han tomado ciertas decisiones, la situación actual es esta. Sucede que este juicio es menos visceral, más racional. El vinagrismo fresco es más lícito que el retroactivo, y ciertas dosis son necesarias: sin autoexigencia brutal no habría Real Madrid.
Se niega incluso la capacidad para jugar en el Real Madrid a futbolistas gracias a los cuales el Club ha obtenido títulos. Incluidas champions. Está bien, aceptamos pulpo, según tan alta ortodoxia, fulanito o menganito no deberían haber vestido nunca la camiseta blanca. Entonces, ¿purismo o Copas de Europa? ¿Preferimos un Madrid heterogéneo cuya principal virtud es saber adaptarse a cualquier situación o abogamos por un club que se erija en garante de las esencias del fútbol y restrinja a un modo la manera de ganar? A lo mejor echan de menos en el Madrid las características del Barça.
El vinagrismo retroactivo supone también echar por tierra un trabajo y un denuedo ímprobos: «Es que si no llega a meter dos goles Joselu...». Reduce los éxitos a golpes de suerte y los despoja del esfuerzo y calidad colectivas indispensables que hay detrás. Es decir, esta corriente madridista compra el relato anti.
Se estima peyorativo para la imagen de un equipo que ha ganado seis de las últimas diez Champions que remontase una semifinal merced a dos goles de Joselu (con la carga clasista implícita), pero no el hecho de que el Barça ganara su primera Copa de Europa —más de 35 años después de su creación— gracias a un gol precedido de una falta a favor dudosísima. Tampoco afecta a la imagen dominadora del llamado Dream Team que tres de las cuatro ligas que obtuvo fueron las dos de Tenerife y la del penalti de Djukick. Y, por supuesto, lo de Negreira tampoco desvirtúa ningún título culé. Y además es una excusa, por lo que no hay que seguir hablando de ello.
La vida es demasiado puñetera como para andar enturbiando los buenos recuerdos que atesoramos por la necesidad de ver refrendada nuestra opinión. Es obvio que tarde o temprano sucederá algo malo, hecho que no estropea lo bueno conseguido antes.
El vinagrismo retroactivo recuerda a aquel que eligió como epitafio: «Al final, tenía razón».
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