Las mejores firmas madridistas del planeta

Cuantos más penaltis falla, más literatura hay en Mbappé. El delantero francés se ha convertido en alguien sólo interpretable desde lo artístico, que implica naturalmente la subjetividad. ¡Qué aburrimiento sería reducir el fútbol a una simple contabilidad de goles, pases, tiros a puerta, fallos, pérdidas y expected goals! Para eso que se lo queden los modernos, que ya se lo están quedando y están haciendo del juego una cosa infumable.

El otro día, en Bilbao, Mbappé volvió a tirar un penalty y en cuanto agarró la pelota para lanzarlo todos sabíamos que lo iba a fallar. En ese momento no era un jugador profesional, sino un héroe encaminándose resueltamente hacia su destino. Su destino es trágico. El cuento de hadas se esfumó hace tiempo. Ahora sabemos por qué.

A Mbappé le han roto el corazón.

Los fundamentos elementales de la literatura y del arte son el amor y la falta del mismo. San Pablo, que empezó su vida siendo de los perseguidores y la terminó entre los perseguidos, legó a Occidente una de las más bellas piezas de la escritura sagrada jamás concebida por el hombre, su primera carta a los corintios: el amor no pasa nunca. Las profecías, por el contrario, se acabarán; las lenguas cesarán; el conocimiento se acabará. Mi conocer es ahora limitado; entonces conoceré cómo he sido conocido por Dios. En una palabra, quedan estas tres: la fe, la esperanza y el amor. La más grande es el amor. Nicola di Bari, en los 70, lo resumió muy sencillamente en su Vagabondo, nombre que ahora se le podría aplicar a Mbappé, un náufrago perdido en una isla desierta repleta de ruinas circulares: da soli non si vive, senza amore non morirò.

 A Mbappé le han roto el corazón. Para mí la clave de su mal rendimiento está aquí: es un hombre sin norte, sin horizonte. El amor es el motor de la vida, la fuerza trascendental

“Amé a una mujer hace tiempo, pero ya no. Espero volver a estar enamorado otra vez”, confesó Mbappé hace unos días. Para mí la clave de su mal rendimiento está aquí: es un hombre sin norte, sin horizonte. El amor es el motor de la vida, la fuerza trascendental. Sin amor yo soy como una campana que no tañe. Sergio Ramos comparó ganar la primera Copa de Europa con hacerle el amor a una mujer por primera vez. Zidane reveló hace unos años que si Veronique le hubiera rechazado, se habría tirado por un balcón. Un hombre sin amor es una carcasa vacía y a eso se asemeja el paso errante de Mbappé por los campos de España, a una de las ánimas siniestras de la leyenda soriana de Bécquer.

Las remontadas del Madrid, por ejemplo, son un puro acto de deseo, que es la expresión carnal, inmediata y animal, del amor. Un deseo sin contemplaciones, un deseo que no es capaz de imaginar un límite a lo posible: eso es el Madrid cuando entra en trance, esa es la fuerza dionisíaca que arrebata a sus jugadores y los vuelve plenos de poder, capaces de pasar por encima de un avión.

Siempre animamos al equipo

Mbappé necesita recuperar el amor, aunque eso sea tan difícil como ponerle puertas al mar. El amor es el plan maestro, ya lo canta Jorge Drexler, pero ¿quién es capaz de invocarlo? Sólo Dios y, este caso, el Madrid cuando se pone farruco y vuelca el mundo hacia la portería de los contrarios, en esas noches enloquecedoras que se parecen a un sueño. A lo mejor Mbappé debería empezar a hacerlo por amor al arte, que siguiendo con Drexler no es diferente de un pez a contracorriente, o del perfume del jazmín. Obsesionados con la mecanización de los procesos físicos, técnicos y tácticos, el fútbol contemporáneo ha olvidado la mejor parte, que es el querer por encima de todo, el jugar como juegan los niños: olvidados del ayer y del mañana, habitantes de un presente eterno y luminoso que sólo se termina con el pitido final del árbitro, un verdadero trasunto de la muerte.

Las remontadas del Madrid, por ejemplo, son un puro acto de deseo, que es la expresión carnal, inmediata y animal, del amor

Dicen que quien rompió el corazón de Mbappé es una francesa rubia lánguida de esas que antes se conocían como It Girls. Se la vio con ella por ahí, mientras París y el mundo, con Macron y Qatar acosándolo, se terminaban para él. Ahora que juega por fin en el Madrid y el mundo es suyo ellos se han desenamorado y la cosa, ciertamente, debe ser dura. Quien lo probó, lo sabe.

“El mundo siempre está preparado para el amor”, proclamó Pío XIII, el Papa que se inventó Paolo Sorrentino en The Young Pope para que lo encarnara Jude Law. Mbappé debe estar siempre preparado para el amor, de lo contrario no triunfará en el Madrid. El amor desata todas las fuerzas ocultas del hombre, y si uno es un genio, entonces estará facultado para realizar grandes cosas. El mundo del fútbol de hoy en día es un entorno cínico y descreído, muy feo y desagradable, donde mandan los hombres grises que robaron la felicidad del mundo en la novela Momo. Sólo caben actos heroicos, credenciales, es decir movidos por una fe firme en algo superior, algo independiente de lo mercantil, de lo pragmático: el amor es desmesura y como tal, ajeno al utilitarismo con el que nos quieren encerrar en un mundo que desprecia lo bello como inútil. Como en una evocación desesperada de una juventud fugaz pero brillante, Mbappé debe jugar como si detrás de las redes de la portería contraria estuviera esa respuesta que casi nunca podemos encontrar pero que jamás debemos dejar de buscarla.

 

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Buenos días, amigos. Día de partido serio de Champions. Esta noche a las 21:00 horas, en Bérgamo, el Madrid se mide a la Atalanta y la victoria se antoja importante para lograr el pase blanco a la siguiente fase de la máxima competición continental.

Marca

Así lo destaca Marca, aunque, matemáticamente, exagera. Dice el diario de Gallardo que «Prohibido fallar más» —no queremos pensar lo que supondría si se aplicaran ellos mismos su propio titular—. Es cierto que, por muchos motivos, el Madrid debería ganar, pero aún podría clasificarse en caso de naufragar hoy.

Y precisamente para evitar un posible ahogamiento vikingo As erige a Vini en Mitch Buchannon. Aunque probablemente Vinícius Jr. tenga un coche fantástico, no vemos al siete de socorrista ni de vigilante de ninguna playa.

As

En la imagen de portada, Rodrygo parece expresar un: «¡Pero qué dicen!», mientras Vini apostilla un: «¡Pero oigan, que aquí no hay playa!». Y As podría responderle: «Vaya, vaya, lo que no hay es mar, pero playas lacustres, sí».

El Madrid podrá tener movida hace tiempo, movida promovida por los de siempre. Pero al llegar la Champions y en Bérgamo, vaya, vaya, suele dar la talla. El Madrid siempre ha ganado a la Atalanta. Ojalá continúe la racha.

Fácil no va a ser, por descontado. Los italianos arriban en gran forma, invictos en Copa de Europa y líderes de la Serie A. El Madrid llega después de vapulear al Girona a domicilio, con Bellingham tiranizando a sus rivales y con un Mbappé que anotó un golazo en Montilivi. Recordemos que el francés ya ha marcado a la Atalanta en la final de la Supercopa de Europa.

Mundo Deportivo

La presa cataculé hoy viene con eslóganes, ya sabéis que les gustan mucho. Mundo Deportivo titula con un pegadizo «Champion chip». Y Sport ejerce una de las labores encargadas por su amo: presionar a los jugadores para forzarlos a hacer lo que quiere el club, y titula «Tensión con De Jong».

Sport

No es la primera vez que el bueno de Frenkie lo sufre. Ya fue objeto de una importante campaña de mobbing cuando el Barça quería que renunciase a los pagos en diferido que debía percibir por contrato —condiciones que había aceptado para ayudar a la entidad— para que firmase por el Manchester.

Ahora el FC Barcelona le amenaza, vía Sport, con que si no se opera y juega bien lo pondrá en un estante para su venta.

Afortunadamente el Madrid nunca se ha comportado así con sus jugadores y hace todo lo posible para que se encuentren a gusto, rindan y así puedan afrontar en las mejores condiciones encuentros grandes como el de hoy, que aunque no podemos elevarlo a la categoría de mitológico, sí tiene connotaciones en este sentido.

Atalanta, hija de Yaso y Clímene, fue abandonada por su padre al nacer porque solo quería hijos varones. Artemisa envió una osa para cuidarla y amamantarla. La joven se consagró por tanto a Artemisa y decidió mantenerse virgen, convirtiéndose en una afamada cazadora.

Un oráculo le predijo que el día que se casara se convertiría en animal. Y ella, para alejar a los pretendientes, anunció que su esposo sería aquel que consiguiera vencerla en una carrera. Al que perdiera, lo mataría.

Un día apareció por allí Hipómenes con ganas de yacer con Atalanta. La bella cazadora estaba convencida de que, como al resto, lo ganaría y lo eliminaría. Mas el joven contaba con un arma secreta proporcionada por Afrodita: manzanas de oro.

Así, Hipómenes fue arrojando las frutas doradas por el camino, provocando que Atalanta se retrasarse en su afán por recolectarlas. De ese modo, el pretendiente llegó primero a la meta.

La pareja de enamorados se casó y fue feliz durante un tiempo. Luego la cosa cambio (esto puede considerarse el resumen de la mayoría de los matrimonios, el resto ni siquiera tienen un periodo feliz al principio).

Durante su etapa apasionada, no se les ocurrió otra cosa que calmar su ardor en uno de los santuarios de la diosa Cibeles, a quien no debió de sentarle nada bien que mancillaran su casa. Ya se sabe, jóvenes impulsivos que luego dejan la ropa tirada, todo sin recoger… un engorro.

De modo que, cumpliendo la predicción del oráculo, Cibeles convirtió a ambos amantes en animales, concretamente en leones, y los unció a su carro para que tiraran de él.

Como veis, en la mitología el Madrid es quien somete a la Atalanta, veremos esta noche si sucede lo mismo.

Esta historia antigua ya apareció en La Galerna de mano de Patricio Cuadra. Lo que no ha aparecido aún es lo tocante a la descendencia de Atalanta, que podría tener influencia en la liga española. Sí, como leéis. El hijo de Atalanta, Partenopeo, participó en la primera expedición de Los siete contra Tebas.

Si bien fracasaron en su objetivo de hacer caer a Tebas, los hijos de los derrotados, diez años después, se vengaron en la expedición de los epígonos. Y entonces sí cayó Tebas.

Pasad un buen día.

El Real Madrid visita Bérgamo para una nueva jornada de la Champions League. Allí se enfrenta a la Atalanta, equipo del que llegó en el verano de 1998 el charrúa Federico Magallanes. Uno de aquellos refuerzos estrambóticos que realizó el conjunto blanco en esa época y que tuvieron un paso fugaz y un recorrido apenas destacable.

El equipo madridista se acababa de convertir en campeón de Europa unos meses antes en Ámsterdam y fue un mercado estival parco en fichajes. Tampoco ayudó la fuga de Camacho días después de firmar y el aterrizaje como nuevo técnico de Guus Hiddink, que apenas solicitó refuerzos. Camacho era el valedor del fichaje del uruguayo y su sucesor, el técnico neerlandés, no conocía a Magallanes: “Soy una persona honrada y tengo que decir que no le he visto a jugar”, llegó a declarar. Además del uruguayo, el Real Madrid incorporó a Iván Campo, Robert Jarni y el portugués Edgar.

El día 7 del mes de julio, el diario Marca informaba que en Italia situaban al jugador en la órbita del Real Madrid, pero que la directiva merengue descartaba que fuese a recalar en el equipo de cara a la siguiente campaña. Sin embargo, con el paso de los días ese interés se hizo más palpable y a finales de mes la operación entraba en su recta final. Un caso rocambolesco porque el club madridista pensaba en contratarlo a través del RCD Mallorca, que se lo cedería a los blancos un año con una opción de compra. Su representante, Paco Casal, envió vídeos a diferentes clubes de Primera división y a Camacho le convenció. No así al secretario técnico blanco, Pirri, cuyos informes no fueron buenos y se lo hizo saber al presidente Lorenzo Sanz.

El mandatario blanco señaló a su llegada a Nyon el 28 de julio, donde estaba concentrada la plantilla para la pretemporada, que “Magallanes no va a venir este año al Madrid, aunque es posible que nos quedemos con una opción, ya que es un jugador muy joven e interesante. Varios equipos de Primera están interesados en hacerse con su fichaje”. Tres horas después, el jugador charrúa pasaba reconocimiento médico en la Clínica de la Fraternidad de Madrid con el doctor Cadenas encargándose de examinar el estado físico del futbolista.

Magallanes se convertía así en el sexto charrúa de la historia blanca tras Edmundo Novoa, Julio César Britos, Sergio Rodríguez, Pepe Santamaría y Héctor Ramos. La operación rondó finalmente los 400 millones, que desembolsó el club madridista, y el jugador firmó un contrato por cinco temporadas. El uruguayo había destacado cuatro años antes en la Copa América sub-17 de Colombia y en su país le llegaron a comparar en sus inicios con Pepe Schiaffino. En su equipo, Peñarol, brilló gracias a la calidad de su zurda y eso le llevó a fichar por la Atalanta. Sin embargo, el técnico Emiliano Mondonico le utilizaba habitualmente como recurso en las segundas partes jugando por detrás de Lucarelli e Inzaghi. El charrúa jugaba en varios puestos del ataque, volcado a banda izquierda, como mediapunta o acompañando a un delantero. Tenía rapidez, técnica, desborde en carrera, un gran golpeo con la pierna izquierda y buena capacidad para asistir.

El 3 de agosto, Magallanes llegó a Madrid para entrenarse al día siguiente. En sus primeras declaraciones al programa deportivo El Larguero de la Cadena Ser explicó que “estoy muy ilusionado de llegar a uno de los mejores clubes del mundo”. Mientras que en un reportaje para la revista oficial del Real Madrid comentó que “mis credenciales son mi trabajo y mis cualidades y con ellas voy a optar a un puesto en el equipo. El Madrid es lo más que grande que un futbolista pueda imaginar. Hasta que no se está dentro y se convive con los compañeros, técnicos y demás empleados del club no se sabe toda la grandeza que tiene y cómo se vive. El Real Madrid es, sin duda, el sueño de todo futbolista”. Años después, en una entrevista para AS, confesó que estuvo quince días en un hotel escondido hasta que se cerró la negociación: “Hasta que no se firmaron los papeles, no podía salir porque yo estaba…como que no estaba en Madrid. Estaba por así decir de incógnito, camuflado”.

El primer revés para el charrúa fue cuando el Real Madrid no le inscribió en la lista para la Champions League pese al interés del presidente Lorenzo Sanz. Hiddink, siempre reacio a su fichaje porque no le conocía, tampoco quedó prendado de las virtudes del uruguayo en los entrenamientos y no le acabó de convencer. Le dio una oportunidad en el Trofeo Ciudad de Alicante el día 9 de agosto. El Real Madrid se midió al Hércules al que derrotó por 1-2. Magallanes saltó al campo en el minuto 77 sustituyendo a Raúl. Aquellos minutos serían los únicos con la camiseta blanca. En la crónica de MARCA el periodista José Félix Díaz apuntó respecto al debut que “el recién llegado Magallanes apenas pudo hacer nada. Sabe que se la juega en estos partidos y salió más pendiente de correr que de jugar al fútbol”.

Su continuidad de cara a la nueva temporada empezaba a ser dudosa con el paso de los días. El fichaje de otro zurdo como Jarni ocupaba una ficha más para las inscripciones y la cesión ya revoloteaba en el ambiente. Magallanes concedió una entrevista al diario AS tras saber su exclusión para la Champions, pero no se venía abajo: “No pasa nada, la vida sigue. Tengo mucha fe en mí”. Según explicó “Hiddink me dijo que éramos 28 jugadores, que entraban solo 25 en la lista y que yo era una de los que se quedaban fuera. La verdad es que no entiendo su decisión porque no me conoce. Desde que llegué tan solo tuve ocasión de disfrutar de unos pocos minutos”. Apuntaba a “seguir trabajando para cuando llegue mi oportunidad” y se manifestó contento con el trato recibido por la afición blanca manifestando que “cuando uno llega a un equipo nuevo y, como es en mi caso, no es conocido, la gente no lo puede tratar como un ídolo. Demasiado bien me han tratado”.

Primero surgió la opción de volver al RCD Mallorca, equipo al que pertenecía, pero finalmente acabó recalando como cedido en el Racing de Santander. El 28 de agosto, el último día antes del cierre de mercado de fichajes, se concretó todo en una operación relámpago que dirigió su representante Paco Casal. No se marchó solo y otros dos jugadores del cuadro blanco como Víctor Sánchez del Amo y Amavisca también hicieron las maletas con destino el equipo cántabro de cara a la nueva temporada.

Así finalizaba el periplo merengue de Magallanes que nunca más volvió al Real Madrid al rescindir su contrato un año más tarde. Su carrera discurrió entre España e Italia militando en el Venezia y el Torino en el calcio y en el Sevilla, Éibar y Mérida en el fútbol español. En una entrevista en Marca en 2023 recordó algunos pasajes de sus días como madridista con un dardo incluido a Guus Hiddink: “Fue con el que menos entrené en mi vida. 45 minutos por la mañana y 45 por la tarde. Así le fue, no se comió ni las uvas”. También confirmó que, pese a no estar en la disciplina del equipo, recibió la prima por la Copa Libertadores conquistada por el Real Madrid ante Vasco da Gama cuando jugaba en el Racing: “Me llamaron diciendo que tenía un ingreso de mucho dinero y ponía Real Madrid. Era el premio de la Intercontinental que le ganan a Vasco. 60 millones de pesetas. No sabes lo que quise ese día a Lorenzo Sanz. Creí que tenía que devolverlo. Si el Madrid es tan generoso, qué alegría, bienvenido sea”.

 

Fotografías: archivo Alberto Cosín

Asencio no tiene escapatoria

 

La última jornada fue digna de una Liga seria, qué cosas. Los partidos en Sevilla, Girona, San Mamés y Madrid resultaron especialmente exportables. Es probable que los chinos dejaran de ver ping pong y se pasaran un rato con nosotros. Ping pong, sí. Es lo que más les plantaba ante la tele cuando los Juegos de Pekín, que yo lo vi. OK. Ha pasado un tiempo, pero según me cuentan la cosa sigue parecido. Y si ven fútbol, mayormente es la Premier. Costumbres.

Además, las coñas nuestras no faltaron, lo cual fue muy de agradecer.  Para la historia la tarjeta que vieron Kylian y Ancelotti después de que el francés recibiera una falta. Te derriban montando una contra y acabas amonestado: ¡qué arte! Guasa tuvo también la jugada entre De Jong y Vitor Roque señalada como penalti tras cinco horas de revisión. A un tío le empujan y pisan hasta el punto de que pierde la bota y casi nos vamos a Nochebuena.

Estuvo también lo de Asencio. Unos muchos tipos de Girona la tomaron con él, ya sucedió en Bilbao. Ya saben: aquel terrible episodio de un video sexual con cuatro jugadores de la cantera madridista en el ajo que tuvo las conocidas consecuencias. En lo que afecta a Raúl, ninguna. Se demostró que no fue protagonista de la grabación y salió del lío sin cargos. Con una lección para el resto de su vida, pero sin cargos.

Como la vida es como es, uno de los implicados dejó el club y fichó... por el Girona. Ya sabe Asencio lo que le viene. Da igual que el juez le liberara. Raro será que no le piten de visitante. Juega en el Madrid: no tiene escapatoria. Por cierto. En Girona los hubo que también pitaron a Bellingham cuando se fue lesionado. No se hizo la miel para la boca del asno.

Pero a lo que íbamos. Sí, la jornada fue muy buena. Los equipos sevillanos dieron la cara y estuvieron cerca de llevarse los seis puntos en disputa y acabaron con sólo uno, el del Betis. El Sevilla se puso 1-3 en el minuto 52 y acabó palmando. En media hora mal contada encajó un 3-0. El partido fue magnífico, digno de una Liga súper. No es lo mismo que una Superliga, pero por algo se empieza. El Atleti peleó cual león para sumar tres puntos que cabe considerar puntazos.

Se demostró que Asensio no fue protagonista de la grabación y salió sin cargos. Pero raro será que no le piten de visitante. Juega en el Madrid: no tiene escapatoria. Por cierto. En Girona los hubo que también pitaron a Bellingham cuando se fue lesionado. No se hizo la miel para la boca del asno

La cosa había arrancado en el Villamarín. Un partido de 4-2 acabó 2-2. El blando e irritante Betis sacó su magia perdida y eso, que no ganó porque no ganó: no hay otra explicación. En Bilbao estuvo la cosa interesante, el Villarreal porfió pero como el local está en ese momento en que juega a la lotería y le toca, acabó ganando y bien. Fui pensando que el Athletic está cuarto y crecido. A seis puntos de la cabeza. Con su ritmo y talento, sus Williams y sus cosas. El Girona se convirtió en el cuarto en discordia el curso pasado y ese rol lo están desempeñando ellos. ¿Podrían pelear por el título? Ya, ya. Deberían bordarlo y que se equivocaran los tres de arriba uno tras otro. La primera Liga de Mbappé y Flick, la 400 de Simeone, ¡para el Athletic! Sería un golpetazo.

El Madrid busca dar el suyo, su golpetazo a pesar de todos sus pesares. En Girona jugó una hora muy buena, la que fue del minuto 30 al 90. Mandó, hizo tres goles... Jugó bien ese tiempo lo cual anima a pensar que podrá jugar hora y cuarto. Puede que incluso la hora y media. El caso es que si es capaz de ganar a Rayo, Sevilla y Valencia recibirá líder a los Reyes Magos. Lo cual provocaría desmayos, en el madridismo inclusive.

Bellingham

¿Y? ¿El Madrid, campeón? Me cuesta pensarlo. Me explico: entero, si puede apostar por un equipo base y mantenerlo, es el mejor. Pero su enemigo es terrible, invencible, me temo: las lesiones. Una especie de jugador número 12. Es imposible que el bloque se solidifique, tome cuerpo, confianza, se acostumbre a ganar. Sin contar a Carvajal y Militao, que esta temporada no volverán, y a Alaba, que veremos cuándo y cómo, díganme cómo se arma un equipo con gente como Camavinga, Tchouaméni, Rodrygo, Vinicius, Brahim, Mendy, que juegan, caen, se curan, regresan y vuelven a caer. Casi un equipo titular.

Dudas que no tendría si las ausencias fueran las normales: una roja, un partido por acumulación de amonestaciones, un tirón o dos... Pero a este ritmo, pues no se... Al City le pasa parecido, incluso lo lleva peor: de momento a Ancelotti no ha habido que pararlo tras un intento de embestida a un aficionado.

¿El Madrid, campeón? Me cuesta pensarlo. Me explico: entero, si puede apostar por un equipo base y mantenerlo, es el mejor. Pero su enemigo es terrible, invencible, me temo: las lesiones. Una especie de jugador número 12

El Madrid estará. Claro, como siempre. Lo del Atleti no sorprende. Lo del Barça, tampoco. Los colchoneros se reforzaron bien, tienen sus bajas, pero asumibles. Ya en agosto dijimos que ojito con ellos, que esa broma de despedirse del título en Navidad no pintaba que se repitiera esta vez.  Y lo del Barcelona, normalísimo. Su arranque fue tremendo. Lewandowski parecía el de los 25 años. Raphinha, Jairzinho. Casadó, Redondo y Mauro Silva a la vez. Iñigo Martínez, Beckenbauer. Más Lamine.

Es razonable que aquel nivel bajara y en eso están. El año pasado, con Xavi, sumaron 85 puntos. Andarán por ahí esta vez. Un Madrid al completo o casi le superaría otra vez. ¿Llegará ese Madrid? Esa es la incógnita de este torneo que este finde ha estado estupendo. En casi todo, claro.

 

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Buenos días, amigos. La liga se pone en un puño, para mayor solaz y satisfacción de Tebas. Tebas quiere vender al planeta una competición reñida y emocionante, para lo cual no repara en hacer la vista gorda ante la situación financiera del club cliente de Negreira, a fin de que puedan inscribir a quien estimen oportuno mientras el CTA prosigue en su labor de caza y captura de uno de los candidatos al título. Ya tiene Tebas la liga donde la quiere, es decir, con los tres primeros apretados en una distancia de tres puntos (Madrid y Atleti tienen un partido menos) y todo el mundo diciendo que qué pedazo de liga, oye, qué emocionante, y qué fea y antidemocrática es esa Superliga que me quiere esquilmar a mí de mis millones.

Marca

Marca, medio de cabecera del presidente de la patronal de clubes y juguetito predilecto de su mandamás, plantea el partido de ayer en el Metropolitano como una hazaña sin parangón, y trae a portada el gran momento de Griezmann.

El francés, después de una remontada meritoria ante el Sevilla, desarrollada al más puro estilo de su odiado vecino capitalino, proclamó al final del partido que echaba de menos la presencia de “los que animan detrás de la portería”. Para los nacidos ayer, aclararemos que se refiere al grupo neonazi Frente Atlético. En un mundo ideal, el excelente delantero francés sería sancionado por enaltecimiento de un sector violento y xenófobo de su afición. En el mundo en que vivimos, a todo el mundo le resulta normalísimo que el bueno de Antoine diga estas cosas, reflejando hasta qué punto ese club sigue a expensas de lo que de él quieran hacer sus neofascistas, que hacen y deshacen a su antojo.

El caso es que ese equipo que echa de menos a los que animan detrás de la portería ya está tercero a tres puntos del primero, y con un partido menos al igual que el Madrid. A ver si el verdadero rival de los blancos en la liga va a ser el Atleti…

En la prensa cataculé, entretanto, cunde el desánimo. Así como el Atleti se encarama en lo alto de la tabla, el equipo cliente de Negreira se desinfla. El empate ante el Betis ha hecho pupita.

Mundo Deportivo

En la portada de Mundo Deportivo vemos a un cabizbajo Pedri confesando sus pecados al Padre Flick, quien le toma del hombro en ademán paternal. Los curas modernos desdeñan el uso del confesionario, que produce rechazo en las masas, en beneficio del paseo campestre, aprovechando los ratos de asueto que nos da el fin de semana de convivencia en la casa de ejercicios espirituales del Ampurdán.

—Ave María Purísima.

—Sin pecado concebida, Pedri. Te veo mal, hijo, meditabundo y abstraído. Alegra esa cara. ¿Qué pecadillos acumulas, perillán? ¿Revistas voluptuosas? ¿Tactos torpes? A ver si te pasas más por la parroquia, que ahora viene mucha gente joven y cantamos cosas de Hakuna.

Sport

La portada de Sport es inquietante para el Padre Flick. Dice que la directiva culé está “al 100%” con él. La tradición futbolera de este país (y de ese también) marca —con perdón— que la confirmación de un entrenador en su puesto no es otra cosa que la antesala de su cese. Uyuyuy. Si además la cosa se llena de adversativas del tipo “(…) a pesar de los últimos resultados en la liga” o “(…) aunque preocupa la línea descendente del equipo”, la cosa es como para ponerse a temblar.

As

El protagonista de la primera plana de As es Kylian Mbappé. Ha concedido una entrevista a Canal + Francia en la cual muestra su confianza en que triunfará en el Madrid. Ojalá se asiente la confianza que apuntó frente al Girona.

Mbappé Estocolmo

El pasaje más importante de la entrevista es el referido a su presunta imputación por un presunto (todo en el caso es presunto) abuso sexual en Estocolmo. Kylian aclara que ni siquiera está imputado o no tiene notificación de ello, con lo cual gran parte de la letra pequeña de As queda desacreditada.

Y por hoy nos despedimos, con el deseo de un fecundo acto de contrición por parte de Pedri. Aunque algo pasado de moda, el sacramento de la penitencia conserva una eficacia imbatible.

Pasad un buen día.

Anoche me llamó la atención una circunstancia inusual en el fútbol de hoy. Mbappé lució un conjunto con los pantalones subidos hasta el ombligo y la camiseta remetida por dentro, lo que jocosamente se conoce como llevar pantalones de cuello vuelto. Remató su aspecto con la elástica bien abotonada.

En tiempos donde lo habitual son las camisetas por fuera y la cinturilla de los pantalones a la altura de la de un descuidado fontanero agachado, la apariencia de Kylian transmite pulcritud, pese a la mirada que le lanza Modric en la imagen de arriba.

El estilo de Mbappé recuerda al que llevábamos de niños cuando nos arreglaba nuestra abuela. Nos subía a la cama, nos enderezaba por los hombros, nos vestía unas veces con cariño no exento de brío y otras con brío no exento de cariño. Se cuidaba mucho de remeternos bien la ropa para que no cogiéramos frío y huía de toda frivolidad a la hora de acicalarnos.

Después, nos bajaba al suelo, nos levantaba la barbilla, nos asperjaba con colonia la melena y nos pasaba fuerte el peine con una mano mientras acompañaba el útil planchando el pelo con la otra. Nos dejaba más bonicos que un San Luis y a correr.

Antes, salvo Manolo Sanchís y alguno más, todos saltaban al campo con la camiseta remetida y los pantalones subidos hasta el ombligo. Ahora sucede lo contrario.

Anoche Mbappé no jugó el partido de su vida, pero se le notó comprometido al máximo. No dejó de intentarlo, aun cuando no le estaban saliendo las cosas todavía como él querría. Como él y como todos aquellos que deseamos que le vaya bien al Real Madrid.

Al final obtuvo la recompensa al esfuerzo mostrado en forma de golazo. Aunque probablemente más que un premio a nada fuese una consecuencia de la calidad que atesora. Marcó la ocasión más compleja que disfrutó, igual que contra el Getafe, y celebró el tanto sin aditamentos.

Aún no hemos visto al mejor Mbappé de blanco, a pesar de ello, el francés acumula un buen número de goles. Más quisieran otros atravesar profundísimas crisis siendo el máximo goleador en liga del Madrid.

El encuentro del nueve frente al Girona no pasará a la historia, tampoco vimos la versión final del Mbappé que queremos ver, pero sí puede considerarse un buen comienzo a partir del cual seguir creciendo.

Tal vez anoche, antes del partido, en el vestuario de Montilivi, Kylian se enderezó, se apretó los machos, tomó el uniforme del Madrid, se vistió con cariño no exento de brío o con brío no exento de cariño. Se cuido de remeterse bien la ropa para no coger frío y huyó de toda frivolidad a la hora de acicalarse.

Después, sacó del neceser un pulverizador de colonia de esos de plástico de colores de hace varias décadas y se roció el pelo con la fragancia. Levantó la barbilla, agarró un peine del color de la moldura de las gafas de Calvo Sotelo en la UCD y lo pasó fuerte con una mano mientras acompañaba el útil apretando su corto pelo con la otra. Se dejó más bonico que un San Luis y a correr.

 

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Buenas. Jacinto al aparato. Juan de Orduña, director de tronío de películas españolas de años pretéritos, dirigió en 1970 La tonta del bote”, comedia protagonizada por la gran Lina Morgan en la que una chica de provincias que servía en una casa de Madrid, de la que era dueña una modista que tenía dos sobrinos más vagos que la chaqueta de un guarda (con perdón de los guardas, pero lo decía mi padre y no lo vamos a discutir), que se mataba por agradar a todos los que en esa morada vivían, que hacía todas las tareas domésticas habidas y por haber, era pasto de las mofas, befas y vejaciones varias, incluso físicas, de aquellos desalmados que no valoraban en absoluto los esfuerzos de la pobre Susana, que es como se llamaba el personaje principal.

La tonta del bote

Daba igual que tuviera la ropa en perfecto estado, que realizara los mejores guisos y que hiciera encaje de bolillos con el escaso presupuesto que la Señá Engracia, que era la patrona, le daba para que comprara las viandas familiares. Susana era engañada, pegada, burlada y maltratada. Cierto era que, de vez en cuando, la pobre, por el frenesí de las duras y larguísimas jornadas laborales que realizaba, rompía un plato o se le caía la vajilla, pero siempre daba lo mejor de sí para satisfacer a los suyos, que la acogieron de niña cuando vivía en un hospicio abandonada por sus progenitores biológicos. Susana, además, tenía amistad con un hombre ciego que pedía en una iglesia, al que, cada vez que iba a la plaza, conseguía rebañar de la comanda familiar algún tipo de comida, una fruta, un trozo de pan o lo que fuera para dárselo (y a su perro, del que también era muy amiga nuestra Susana). O sea, que era un alma cándida de natural.

El caso es que, al final, la Señá Engracia alquila una habitación a un apuesto artista, Felipe, que se fija en Susana, personal y profesionalmente y la convence para irse de aquella casa a recorrer el mundo cantando y bailando por esos escenarios de Dios. Evidentemente, como en todas las películas de aquella deprimida época de la sociedad española, todo acaba bien, la niña triunfando, los que fueron su familia pidiéndole perdón y todos felices, comiendo perdices en una venta de la Cuesta de la ídem de la madrileña capital.

a cierto sector del Madridismo no le gusta Ancelotti y todo lo que hace el italiano les parece mal

¿A qué viene esto?, se preguntarán ávidos de conocimiento. Este Jacinto se ha creído lo de escribir en La Galerna y se ha vuelto loco, dirán la mayoría de ustedes (y tendrán razón). Pues viene a lo que está pasando desde hace unos meses en cierto sector, cada vez más amplio y peligroso de la afición madridista. Que no les gusta Ancelotti. Y como no les gusta y lo que quieren es que le cesen o, mejor dicho, que dimita para ahorra al club el finiquito, todo lo que hace el italiano les parece mal. Igual que con Susana, que hiciera lo que hiciera, estuviera bien, mal o regular, era pasto de las críticas y los desatinos de sus convivientes en aquel piso de Lavapiés.

Si repite alineación, resulta que sobrecarga a los jugadores y, claro, provoca (sí, Ancelotti provoca) lesiones musculares, con el perjuicio que ello conlleva al equipo. Que da descanso a jugadores, resulta entonces que no da continuidad al once, y así cómo vamos a tener un juego fluido. Que empieza un partido en bloque medio para contener las embestidas de un ansioso rival que juega en su casa y quiere apretar, pues entonces no ha salido a ganar el partido. Que sale valiente el equipo y te meten un gol pronto, claro, es que despreocupa la defensa. Que pone a un jugador de la primera plantilla, es que no da minutos a la cantera. Que acaba un partido con cuatro canteranos (como ayer), es que no cuida al vestuario. Que el Madrid es el actual campeón de Europa, eso es pasado (sí, pasado) y la Quince se ganó a pesar del Ancelotti y gracias a los atributos masculinos de los jugadores.

Héroes de la 15: Carlo Ancelotti

Que se pierde, por supuesto, la culpa es del entrenador, que tiene que irse inmediatamente del club para que venga cualquiera de los que usted está pensando, pero él, fuera. Que es el entrenador más laureado del mundo, es que no ganó nada con el Everton, y así nos va. Que da dos días de descanso a la plantilla, acordaos de cuando en el Bayern los jugadores supuestamente entrenaban solo porque Ancelotti no trabajaba los entrenamientos.

Da lo mismo, lo que sea, haga lo que haga el cuerpo técnico, para estos aficionados, todo estará mal, todo será nefasto. Es condición humana, si algo no nos gusta, si algo detestamos, le vamos a buscar siempre las cosquillas para demostrar que estamos en lo cierto, como en La Tonta del bote. Hasta que Susana, en este caso, Ancelotti, da un golpe en la mesa, levanta, junto a todo el equipo, un título, sea el que sea, se enciende un puro y se pasea por la Cibeles entre los vítores de los que, incomprensiblemente, quince días después, le van a seguir denostando hasta la vejación personal.

El partido de Girona fue un claro ejemplo de lo que acabo de decir. El primer tiempo no fue brillante, desde luego, pero es que el Girona, recordemos, equipo que juega la Copa de Europa, no es el Escalerilla y juega muy bien al fútbol, estaba en su casa y salieron a comerse el partido. El Real Madrid contemporizó hasta la media hora, en la que tomó las riendas del encuentro y marcó el primer tanto en una jugada de abrasamiento que acabó con un chutazo de Bellingham. Pues en redes sociales, era un clamor la mojigatería de Ancelotti, que había sentado a Raúl Asencio (luego lo explicó) y a Ceballos por un tal Modric, que para cierto sector del madridismo ya está para sopitas y buen vino, que diría también mi padre, y que hizo un partido descomunal. En la segunda mitad, tras el primer empujón de los catalanes, el equipo se hizo dueño y señor de la situación y decidió el choque con solvencia. Pues no, es que no hemos atacado todo el partido, es que así no me gusta el Madrid y es que Ancelotti tiene que marcharse. Y así siempre.

El partido, según me cuenta Javi con sus datos (está como un cencerro con tanto número, un día le va a dar algo, le digo siempre), sirvió para que debutara Dani Yáñez con la camiseta del Real Madrid, siendo el jugador nº 868 en hacerlo en partido oficial en toda la historia, amén del nº 1810 que se pone la camiseta limpia y blanca que no empaña en cualquier partido. También sirvió para que Jude Bellingham marcará el gol nº 8700 de la historia del Real Madrid en competición española y para que nuestro turquito, Arda Güler, se convirtiera en el jugador nº 12 en marcar en partido oficial esta temporada. Para que luego digan que no tenemos gol ni goleadores.

Antes de dejarles, quiero reiterar mi respaldo y el de mi amigo Javi al técnico italiano, a su staff, a la plantilla, que, sí, que tiene mucho margen de mejora y que, como me dijo un amigo mío antimadridista ayer, el Madrid llegará a primavera como siempre, en condiciones de afrontar y competir todos los títulos.

Como me reitera Javi, recodarles que ser del Real Madrid es lo mejor que una persona puede ser en esta vida. ¡Hala Madrid!

 

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Buenos días, amigos. Ayer fue un mal día para los antis agriados, se quedaron con la hiel en los labios. Se las prometían muy infelices con la alineación de Ancelotti, y sus esperanzas de un tropiezo que refrendara sus tesis agoreras se vieron jaleadas por un comienzo de partido decepcionante del Madrid. Lamentablemente para ellos —los antis—, los blancos acabaron dando un recital en Montilivi y ganando por 0-3.

Sí, sabemos que cuando vengan mal dadas alguien nos responsabilizará de alguna derrota por no habernos unido a las hordas pesimistas y haber osado disfrutar de una gran segunda parte y un excelente resultado. Incluso ilusionarnos con el futuro, fijaos qué locura, sobre todo cuando se trata del Madrid, equipo que se caracteriza por no superar contratiempos ni remontar jamás (?). Estos antis son los mismos que están convencidos de que sus tremendos enfados son los causantes de las victorias del equipo.

Nosotros somos un poco más modestos y otorgamos el mérito, cuando se logran éxitos, al trabajo de jugadores, cuerpo técnico y club. Además, creemos que cada uno es libre de apoyar o enfurruñarse con su equipo favorito como quiera, no está demostrado científicamente que el hecho de enfadarte y no respirar tenga influencia en el desempeño de unos señores que ni saben que existes.

Parece que mostrarse con presencia de ánimo, confiar siempre en las posibilidades del equipo, sobre todo en la adversidad, es malo. Nos preguntamos qué pensarán los amargados de que cuando el Madrid hace cuarenta años caía, por ejemplo, en Alemania por cuatro goles en la ida de eliminatoria europea, Camacho o Juanito tuvieran la ocurrencia de creer en sí mismos y en sus compañeros. Y terminaran remontando en la vuelta. ¿También estaba mal?

Ayer no debió de ir muy mal la cosa, pues ni siquiera la prensa de Madrid se ensaña con el equipo.

Marca

Marca titula «Jude tira del Madrid». El partido de Bellingham fue, de nuevo, soberbio. El inglés ha recuperado esa jerarquía que lució la campaña pasada. Encadena cinco partidos seguidos marcando gol (además de servir tres asistencias) y luce omnipresente en el juego blanco. Como escribió en X el galernauta Jorgeneo, «Bellingham es Pirri con la técnica de Zidane». Ayer, gol, asistencia y derroche de clase y sacrificio.

As

Titular brillante de As: «La llave inglesa», sobre una imagen de Jude zarandeando por la pechera a Güler en la celebración del gol del turco. Después, también resumen bien la situación: «Bellingham saca al Madrid del lado oscura en Girona: gol, asistencia y festival de juego y de corazón. Se va tocado, pero pinta que estará en Bérgamo. Güler y Mbappé se sacuden la presión con goles. El Barça, a dos puntos».

El encuentro, como decíamos al principio, no había comenzado bien para el Madrid. El Girona asfixiaba a unos blancos que no terminaban de entrar en el partido. Poco a poco, los de Carlo fueron dándole la vuelta a la situación para terminar jugando realmente bien en la segunda mitad. Podéis leer aquí la crónica de Ramón Álvarez de Mon.

Modric, como todo el Madrid, fue de menos a más. Al principio se vio claramente superado, sin embargo terminó disputando un magnífico encuentro. Para enmarcar su pase desde la cueva a Bellingham en la jugada del gol de Güler y su asistencia a Mbappé en el tercero. Arda definió con la tremenda clase y tranquilidad, con la facilidad de quien realiza un gesto cotidiano, como meter la barra de pan en la bolsa.

Kylian marcó un golazo muy suyo en quizá la oportunidad más difícil de todas, prácticamente sin ángulo. Esperemos que le sirva para ganar confianza, lo cual facilitaría que le salieran las cosas mejor, con el consiguiente incremento de confianza, con…, un círculo virtuoso, vaya.

Todo ello a pesar del palo en la rueda que viene de serie en esta liga putrefacta: la actuación de los árbitros. Anoche, el colegiado que pitó el final del partido décimas de segundo antes de que Jude enchufara el gol de la victoria en Mestalla se desempeñó con la chulería de quien se sabe impune. Un error (¿error?) flagrante suyo al no señalar una falta nítida a Mbappé acabó con sendas amarillas para el francés y para Ancelotti. Se recreó en la sanción, sosteniendo en el aire, desafiante, la cartulina durante varios segundos, disfrutando del momento, como destaca Alberto Cosín en su crónica arbitral, donde repasa la pésima actuación del trencilla. Para redondear su partido, Gil Manzano no activó el protocolo sobre conmociones cuando Gazzaniga propinó un rodillazo en la cabeza a Endrick.

La peor parte, de nuevo, las lesiones. Ayer cayeron Bellingham y Mendy. Es obvio que algo falla y es necesario localizarlo, si aún no se ha hecho, y corregirlo. No puede permitirse que el Madrid se desangre de nuevo con las bajas. Afortunadamente lo de Jude parece cosa de poco, pero Mendy no estará disponible contra los italianos en Champions.

Después del empate del Barça contra el Betis, el Madrid sigue dependiendo de sí mismo para ganar todo, algo que nadie más puede decir, puesto que el único título disputado hasta ahora, la Supercopa, es blanco.

Mundo Deportivo Sport

Mundo Deportivo habla de «Otro regalo» de los culés, pero lo cierto es que no perdieron dos puntos, sino que ganaron uno, puesto que los sevillanos fueron claramente superiores. Está claro que «Con Lamine no basta», como titula Sport. Por motivos similares, no les bastaba para vencer con lo que ocurría en el campo de manera limpia, el club recurrió durante muchos años a otras argucias para ganar con neutralidad.

Como dijo Ancelotti, hay que aguantar y avanzar en Champions. El perjuicio de las lesiones de ahora puede significar más frescura en la fase final de la temporada, cuando se ganan los títulos. Preferimos quedarnos con el lado positivo.

Luz para el que quiere ver, como dijo Pascal y acaba de escribir Jesús Bengoechea aquí.

Pasad un buen día.

“Hay mucha luz para el que quiere ver y mucha oscuridad para el que no quiere”

(Pascal)

 

La célebre cita de Pascal, generalmente aplicada al terreno de la fe, tiene su mundana aplicación al contexto del Real Madrid. El gran partido en Montilivi, goleada incluida, será interpretado como un firme asidero en la tormenta por parte de quienes cultiven la esperanza, al tiempo que los agoreros de siempre (los que llevan una década profetizando invariablemente que el Madrid se va a estrellar mientras gana Copas de Europa a cholón) no lo considerarán representativo de nada. Al fin y al cabo, argüirán, la mayor parte de equipos de cierta entidad a los que nos hemos enfrentado esta campaña —desde Barcelona a Athletic, pasando por Liverpool y Milan— nos han pintado la cara.

No es un argumento negativo descabellado. Siempre atesoran alguna razón, en la misma medida en que les falta confianza. La trayectoria de los de Ancelotti en lo que va de campaña es merecedora de escepticismo porque ha habido altos y bajos, sí, pero los momentos de alivio se han dado ante rivales relativamente inferiores. ¿Lo es el Girona? Es un equipo de Champions, si bien una versión menor de dicho equipo, como suele suceder con las escuadras modestas que acceden a la máxima competición continental y encuentran dificultades para compaginarla con la liga.

Bellingham

En todo caso, y con perdón, el Madrid jugó muy bien durante los últimos dos tercios del partido, es decir, desde que marcó Bellingham. El inglés está en vena goleadora tras un largo periodo de sequía, refrendando la tesis del bote de kétchup de Van Nistelrooy. Vuelve a ser el jugador total que nos deleitó durante la mayor parte del curso pasado, asistiendo además a Güler en el segundo tanto.

El gran partido en Montilivi, goleada incluida, será interpretado como un firme asidero en la tormenta por parte de quienes cultiven la esperanza, al tiempo que los agoreros de siempre (los que llevan una década profetizando invariablemente que el Madrid se va a estrellar mientras gana Copas de Europa a cholón) no lo considerarán representativo de nada

El turco se dejó el alma sobre el césped, participando mucho en el juego y siendo pieza básica en el entramado de fútbol-control al primer o segundo toque que pudimos gozar en el segundo tiempo. Sigue teniendo una magnífica relación con el gol. El tema no es que Arda Güler deba jugar para que vaya ganando minutos de cara a tener un buen futuro en el Madrid. El tema ha pasado a ser si no tendrá que jugar Güler para que el Madrid pueda ganar. En mi opinión, y al menos hasta que los hombres de Carletto alcancen un punto físico más elevado, el equipo necesita un jugón, llámese Arda, llámese Modric, o los dos juntos, como ayer.

Del croata nació precisamente el tercer gol. Fue un pase ejemplar acompañado de un fabuloso desmarque de Mbappé. Detecto prisa por jubilar a Modric y me sorprende. Los 30-60 minutos que puede darte no te los regala nadie más en el fútbol mundial. Por el momento, no hay mejor sucesor de Modric que el propio Modric, y ayer volvió a verse. En cuanto a Kylian, se reivindicó con ese desmarque y la definición, tan quintaesencialmente suya. El francés es quien más se beneficia de la presencia sobre el campo de alguno de los dos componentes del dúo Modric-Güler, cuando no de ambos.

Modric

Tchouaméni se desempeñó de maravilla como central. Traigo malas noticias para sus odiadores: será titular en Bégamo, y no me extrañaría que volviera al centro del campo. Alguien tiene que hacer de boya en la medular, y es previsible que Valverde se escore a la derecha para echar una mano a Lucas Vázquez con Lookman. Mendy será baja en el otro lateral, con lo que veremos a Fran. Ambos jugadores están demonizados por parte de cierta afición. El Madrid siempre puede aspirar a una superestrella en cada puesto y ninguno de los dos lo es, pero los dos merecen un respeto que se les escatima.

Si (Dios no lo quiera) palmáramos ante Atalanta, aún habrá muy fundadas esperanzas de clasificarse para la siguiente ronda, pero volverán los truenos apocalípticos. Se entenderán (cuatro derrotas en siete partidos no sería cosecha presentable para el Madrid nunca), pero seguirán vivas las opciones y habrá que pelearlas sin derrotismos. Ahora mismo, con lesiones claves (algunas de largo recorrido) y antes de poder acudir al mercado, se trata de aguantar.

Ancelotti utilizó sin remilgos ese mismo término, aguantar, en la rueda de prensa. “Ahora se trata de aguantar”. Hemos perdido para todo el año a Carvajal y Militao. En Bérgamo no jugará ninguno de los defensas presuntamente titulares hace un par de años, por culpa de las lesiones. Tipos fundamentales como Camavinga y Vinícius han caído también, con lesiones considerables. Todo esto nunca es eximente para que al Madrid le vaya mal, pero al menos debería ser considerado atenuante, sin perjuicio de que los motivos para tanta lesión deban ser estudiados en profundidad.

Yo también creo que ahora se trata de aguantar. Con Vini y Camavinga recuperados, todos los demás en su mejor forma y alguna incorporación de invierno, podremos ver un Madrid “real” en este Real Madrid. ¿Puede ser que nunca se den esos requisitos? Puede ser. Ustedes perdonen, sin embargo, que yo sea de los que se fijan en la luz.

 

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Courtois: notable. Solventó el trabajo que tuvo, en ocasiones de manera brillante.

Lucas Vázquez: bien alto. Comenzó poco compenetrado con Güler en labores defensivas. Después tuvo que socorrer a un somnoliento Aurélien para evitar un lance potencialmente peligroso contra la portería blanca. Bregó como de costumbre.

Tchouaméni: aprobado. Ancelotti lo alineó como central en detrimento de Asencio y no lo mejoró. Pudo anotar el 0-1 en un remate de cabeza muy cercano que salvó Gazzaniga. Mejor en la segunda parte, como todo el equipo.

Rüdiger: notable. Atento al juego y expeditivo. Corrigió a Tchouaméni cuando fue preciso. Cuando pudo, se incorporó al ataque.

Mendy: aprobado. Más entonado que otros partidos. Mejoró en defensa. Terminó lesionado.

Valverde: bien. Siempre trabaja y lo da todo por el equipo. Hoy le tocó hacerlo en el centro del campo.

Modric: sobresaliente. Fue de menos a más. Al comienzo se vio superado en velocidad y fuerza por los rivales, pero se fue entonando con el paso de los minutos. Sirvió un gran pase a Jude en el gol de Güler y después otro a Mbappé para que anotara el tercero. Terminó de mediapunta tras la lesión de Bellingham y presionando al portero en el minuto 93.

Güler: notable. Marcó un golazo. Definió con clase, instinto y esa facilidad con la que hace las cosas. Every little thing he does is magic. Ancelotti lo abrazó como a un hijo cuando lo sustituyó.

Bellingham: sobresaliente. Quinto partido consecutivo anotando gol. Su punterazo en el primer tanto fue el exorcismo que hacía falta para que terminase de soltarse el equipo. Tuvo que marcharse lesionado, aunque según Ancelotti no es un percance importante y estará disponible contra el Atalanta.

Brahim: notable. Ratonero y peligroso. Pudo marcar el primer gol de no haber mediado una adornada pero efectiva intervención de Gazzaniga.

Mbappé: notable alto. Al igual que el conjunto, mejoró con el paso de los minutos. Anotó un golazo en el que vimos al jugador que es. Le servirá para ganar confianza.

Ceballos: bien. Salió en lugar de Jude y su entrada permitió que Modric adelantara su posición en el campo.

Asencio: bien. Jugó diez minutos con las hechuras de un veterano. Sufrió insultos graves por parte de un sector importante de la afición del Girona.

Fran García: bien. Le tocó reemplazar a Mendy tras su lesión.

Endrick: bien. Pudo marcar, pero se mostró más rápido Krejc y le robó el balón. Quedó conmocionado tras un rodillazo del portero rival.

Yáñez: sin tiempo. Día feliz para el joven canterano, debutó con el Real Madrid.

Ancelotti: bien. Hizo torcer el gesto a parte de los aficionados con su alineación y el equipó terminó goleando al rival con momentos de gran juego.

 

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