Da la sensación de que estos días la prensa catalana está encantada de conocerse, mientras que la madrileña vive algo inquieta por no dar con la tecla. Es cierto que ambas han construido un castillo de arena igualmente efímero, pero parece que Mundo Deportivo y Sport ya han terminado su construcción y están cómodos en ella, felices en una redundancia tan sólida, que ahora solo les queda cantar alrededor de la fogata. Mientra tanto, Marca y As enredan, dan vueltas, van y vienen con sus palas y rastrillos, incapaces de apuntalar su obra para resistir los embates marinos.
Que se fuera ya por fin Sergio Ramos (o que confirmara que se queda en el Madrid) podría contribuir a cimentar mejor el castillo, pero no. Por ahora, no parece confirmarse ni una cosa ni la otra, así que, mientras tanto, castillos de arena y bandazos de las olas. Si hace un tiempo -muy poco tiempo- Van Gaal no contaba con De Gea y estaba hecho su fichaje por el Madrid, poco más tarde -casi anteayer- la llegada del portero dependía de la salida de Casillas, hasta que luego -ya ayer- no importaba si Iker se quedaba, y finalmente hoy -bueno, finalmente por ahora, queremos decir- solo vendría De Gea si el Madrid accede al traspaso de Ramos al equipo de Old Trafford. Vamos, lo que viene siendo un culebrón, un tejer por el día para deshacer de noche lo tejido, una labor que tanto abunda en verano y que corta la digestión incluso ya antes de comer, querido Relaño; un monumento al condicional, una nadería constante, un vagar a la espera de esa cosa tan en desuso que solía llamarse noticia. ¿La recuerdan?
En esta vaguedad estival, cae Lucas Silva en el titular que nos ofrece Marca: "Si hay equipos que me quieren será por algo", parece -con Marca nunca se sabe- que dice el brasileño, sin precisar las razones de ese querer. ¿Por qué te quieren, Lucas? ¿Qué equipos te quieren, Silva? No sabemos. Tan solo sabemos que alguien ha matado a alguien, que nunca llueve a gusto de todos, que el Pisuerga pasa por Valladolid, que lo de Ramos es un desafío y lo de Lucas Silva solo parece ser una forma de venderse, tal vez un despecho, un darse a valer, una petición de atención. Tal punto parece confirmarse en otra declaración que Marca recoge en su portada: "Solo pienso en quedarme en el Madrid, en buscar mi espacio". Sin embargo, la frase que ocupa precisamente mayor espacio no es esta última, sino la primera reseñada, aquella que se puede apreciar a cierta distancia del kiosko, aquella más cercana a la polémica, la más afín con el gesto de Ramos; en definitiva, la frase que Marca sabe que más contribuye a cuadrar las cifras de ventas del castillo de arena. Una vez más, la Central Lechera demuestra que su proceso de pasteurización es ciertamente innovador. En resumen, tan poco que decir, que miren qué humo les traemos, más negro que blanco. Faltaría más.
Sin embargo, Sport Deportivo (o Mundo Sport) sale ufano a los kioskos, sin medias tintas ni turbiedades, todo parabienes, sonrisas y autopalmadas en la espalda. Parecen no preocuparse ambos medios de que sus portadas sean siempre la misma, porque acaso lo decisivo sea justamente la repetición de la fiesta de siempre. Lo dicho: mientras Marca y As hacen constante acopio de arena para el castillo, la prensa catalana se entretiene cantando la misma canción frente a la hoguera. Eso sí, agradecemos que ya no sea Pogba el invitado de honor, ni el cantante principal, aunque solo sea porque -según dice Mundo Deportivo- el jugador confirma que "se quedará un año más en la Juventus". ¿Y para esto tanta desazón, amics? ¿Tantos días de portadas con Paul para que ya tengamos pesadillas con las portadas del verano siguiente? ¿Tanto humo, tanta arena? En fin.
Quien toma estos días el testido del jugador francés es el turco Arda Turan: un notable jugador, que pertenece todavía a un equipo que parece no considerarse rival del Barcelona. No seremos nosotros quienes contribuyamos a la autoestima atlética, pero nos llama la atención (o no) que no sean capaces ellos mismos de postularse como un club de máximas aspiraciones. Aunque, bien pensado, quiénes somos nosotros para decidir el contenido de las aspiraciones de nadie. Las nuestras tienen que ver con ganar todo lo que sea posible; las atléticas, que las sigan decidiendo ellos por reacción.
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