—¿Para ti, quien encajaría más en tu estilo de juego, con quién te acomodarías mejor en este centro del campo, quién te daría más seguridad…?
—Luka Modric, Toni Kroos.
Escueta, elegante y nostálgica fue la respuesta de Carlos Casemiro para sortear la tesitura en la que le quería poner el periodista. Él se dedica ayudar a su equipo dentro del campo, no a sugerir alineaciones en ruedas de prensa. Para sustituir al lesionado Neymar contra Suiza, el seleccionador Tite prefirió a su actual compañero de club Fred, antes que a su excompañero Rodrygo. Con el cerrojo helvético apenas amenazado a lo largo de la primera parte, dio entrada al revulsivo del Real Madrid tras el descanso.
Pasaban los minutos y pese al desfile de delanteros —Richarlison, Raphinha, Antony, Gabriel Jesús…— no había manera de marcar el primer gol. A Vini el VAR le anuló uno que había celebrado emulando al ausente Neymar, dedicándoselo a un jugador que en la canarinha todavía no tiene reemplazo. La asistencia habría sido de Casemiro, quien sostuvo el centro del campo de una Brasil que como lo tiene a él, pudo permitirse buscar el tanto con cuatro delanteros de oficio durante toda la segunda parte.
Pasado el minuto 80, aún con 0-0 en el marcador, fue de nuevo Vinicius Jr. partiendo desde el flanco izquierdo el que se asoció con Rodrygo, mediapunta en funciones, que se la dejó con la espuela a ese centrocampista que hasta edad juvenil fue delantero y todavía conserva el olfato goleador intacto, tal y como ha demostrado a la parroquia blanca en incontables ocasiones. Efectivamente, por el área deambulaba un tal Casemito —así se le apoda en Brasil por su condición de leyenda—, que mandaría el balón al fondo de la red, tras un disparo de primeras con el empeine exterior tan formidable que el guardameta suizo Sommer solo pudo hacer la estatua y acompañar con la mirada.
Casemiro abrió la lata para una selección brasileña que se puede permitir jugar con cuatro delanteros porque tiene a un centrocampista que no solo abarca todo el campo, sino que además se presta a asistir y a anotar cuando se le requiere. Pese a que Carlos Henrique ya no sea jugador blanco, costará encontrar en este Mundial un gol que destile más madridismo que el suyo ante Suiza, tras aprovechar una asistencia de Rodrygo y un penúltimo pase de Vinicius. Todo bajo la atenta mirada de Militão, que hizo las veces de lateral derecho en detrimento de Dani Alves.
Pese a que Carlos Henrique ya no sea jugador blanco, costará encontrar en este Mundial un gol que destile más madridismo que el suyo ante Suiza, tras aprovechar una asistencia de Rodrygo y un penúltimo pase de Vinicius
La respuesta de Casemiro a la pregunta del periodista fue, además de un recuerdo espontáneo al club y a los compañeros que le hicieron grande y mayor, una respuesta sincera, porque del centro del campo hacia adelante cuesta encontrar seguridad y aplomo en esta seleção. Los Paquetá, Bruno Guimarães y compañía aportan desparpajo, frescura y a veces, hasta magia y fantasía. Seguridad, en cualquier caso, no tanta.
Desde Brasil se le pide a Tite que rote en el tercer partido de la liguilla frente a Camerún, para reservar a Case y evitar que se pierda algún partido de la fase final por sanción, como ocurrió en el Mundial de 2018 en el fatídico encuentro ante Bélgica en cuartos. Entraría por él Fabinho, con el que coincidió 11 partidos en el Castilla, pionero de una fórmula de éxito consistente en traer al filial a jovencísimos talentos brasileños para que terminen de forjar su carácter en el club más vencedor de todos los tiempos. De ellos y sobre todo del liderazgo de Casemiro dependerá la andadura de la pentacampeona más madridista que se recuerda desde los tiempos de Roberto Carlos y Ronaldo Nazário.
Getty Images.
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