Caos y creación en el céspet

Buenos días. Chaos and Creation in the Backyard es el título del decimotercer álbum de estudio de Paul McCartney, publicado en 2005. Para el portanálisis de hoy lo hemos tomado prestado, con alguna licencia en la traducción, por ejemplo: un backyard es un patio interior, pero ese patio no tiene por qué tener césped y menos “céspet”. Sin embargo, pronto se verá el porqué de esta libertad que nos tomamos, si es que el más avezado lector no lo ha anticipado ya en su mente preclara.

Lo que es tal cual, sin licencias, es lo del caos, como veréis a continuación.

Resulta que el Atleti empató en Levante a causa de un penalti en contra de última hora. Antes Luis Suárez ya había cometido otro: arrolló en área propia a un atacante granota con una torpeza infinita. A Lucho se le da mejor fingir penaltis que cometerlos.

Sobre el penalti en cuestión (el segundo, no el grosero de Lucho) se escribirán libros -el primer prólogo del primer libro es esta portada-. Se dirá, probablemente con razón, que el reglamento tal como está es una chusta. Lo que no admite discusión -y si no pregunten a nuestro Alberto Cosín- es que eso es penalti con el reglamento en la mano, y que el VAR hace bien en llamar la atención del árbitro de campo para que observe las imágenes en el monitor. Parece ser que esta actuación del VAR es la que empuja a Marca a calificar con el término “caos” lo que el VAR sembró o siembra, dado que Marca lo expresa en presente dando la idea de un continuo. “El VAR siembra el caos”.

Pues bien. El 9 de mayo del pasado año, el Madrid empató contra el Sevilla un partido que, de haber ganado, le habría otorgado la Liga. Es imposible que no lo recordéis. Fue la única ocasión en todo el año en que un árbitro de campo pitó un penalti a favor del Madrid. Sucedió que el VAR le corrigió: no era penalti a favor del Madrid sino todo lo contrario, es decir, penalti a favor del Sevilla. El VAR decretó que en el arranque de la jugada se había producido una mano muy similar a la de ayer en Levante, cometida por Militao en el area opuesta. O sea, penalti pero no para ser chutado contra el marco del Sevilla, sino contra el del Madrid.

No se había visto -ni quizás se vea- una situación parecida. Y diréis: seguro que aquello a Marca, en su momento, también les pareció el “caos”. Seguro que también pusieron el dedo en la llaga del VAR, culpándolo de sembrar eso mismo: el caos, la confusión, la hecatombe, la catástrofe. Seguro (pensaréis, o quizá no) que Marca se pronunció claramente en contra de esta intrusión de la videotecnología, exactamente igual que hace hoy respecto a lo de ayer.

Seguro. Seguro que el 10 de mayo de 2021 Marca puso el grito en el cielo como lo hace hoy, es decir, con un sustantivo rotundo que plasme la inequívoca reacción de esa redacción contra el caos, la confusión, la hecatombe, la catástrofe.

Seguro. Pero segurísimo, vamos.

En un cosa damos la razón a la portada de Marca del 10 de mayo de 2021: la jugada cambió la Liga. Esa y muchas otras, pero esa en particular. Sin embargo, echamos de menos el chaos en este backyard, por seguir con Sir Paul. Aquí no hubo “caos”, amigos. Tan solo hubo una exposición fría, quirúrgica, aséptica, desprovista de valoración alguna sobre la justicia o injusticia del tema: “la jugada que cambia la Liga”. ¿Para bien o para mal? No lo sabemos. Marca aquí no se pronunció. Se ahorró cualquier palabra que encierre un juicio de valor, como le sucede a “caos”. Escándalo cuando el perjudicado es el cholismo. Mera enunciación de la relevancia de la jugada (“cambia la Liga”) cuando el perjudicado es el Madrid.

Es verdad que luego, en pequeñito, el 10 de mayo de 2021 Marca se hizo eco de las moderadísimas (como siempre) quejas del club blanco respecto a la jugada. Pero ya no es la opinión de Marca, que pasa escrupulosamente por encima y evita la tentación de pronunciarse. Hoy no la evita. Hoy es el CAOS.

El otro gran protagonista del día es Xavi Hernández, que parece ser el heredero del puesto de Koeman en el banquillo del Barça. Como genialmente apuntaba ayer Paco Sánchez Palomares en este texto, la jugada es la siguiente: aprovechando sus conocimientos de jardinería, Xavi pagará en especie (con céspet) a las vacas de Setién, que adelantan al técnico holandés en el cobro de un finiquito largamente retrasado. No sería justo que el tulipán se adelantase a los animalitos, que están esperando cobrar desde mucho antes que el bueno de Ronald. Resuelto el tema de esa indemnización (en especie, gracias al trabajo de Xavi), ya puede el Barça centrarse en indemnizar a Koeman. Lo que no sabemos es de dónde va a sacar el efectivo para hacerlo.

Pero sí, amigos. Parece que el increíble CéspeTMan, que ríete tú de Marvel, vuelve a la que siempre es y será su casa. Xavi (apócrifo colaborador de esta que también es su casa tiempo ha) representa la esencia de la escuela tiquitiquesca, la ortodoxia de la pepsesión. Es el Ratzinger de los mandamientos sacrosantos de la Masía. Allá donde pisa el caballo de Xavi, y al contrario de lo que pasaba con el de Atila, el céspet sí vuelve a crecer, pero sólo hasta la altura exacta compulsada por la Santa Madre Iglesia del Cruyffismo.

Lo vamos a pasar bien.

Pasad un buen día todos y sobre todo el tuitero @maketolari, que hoy nos ha puesto sobre la pista.