En el verano de 1959 Raymond Kopa abandonaba el Real Madrid de vuelta al Stade de Reims tras una decisión personal y consensuada con su familia. De este modo quedaba un hueco libre en el extremo diestro que Bernabéu estaba dispuesto a rellenar con una figura mundial del calibre de Garrincha. El club blanco ya tenía prácticamente atado a Didí tras casi un año de negociaciones y buscaba también a su compañero de equipo en el Botafogo. Sin embargo el fichaje no fue posible y se buscó una alternativa también en Brasil, su nombre Darcy Silveira ‘Canario’ (mote que tenía desde niño cuando los amigos le llamaron ‘pájaro’ y de ahí pasó a ‘Canario’).
A mediados de agosto aterrizó en Madrid el extremo junto a Celestino Rodríguez, el secretario de su club, el América, para cerrar toda la operación. En sus primeras declaraciones a ABC se mostraba “contento de estar en Madrid y en el Real Madrid”. También comentaba que “era el suplente de Garrincha en la selección brasileña” y que “más o menos” apenaba perder el bigote “pero haré lo que me mande el Real. He venido a trabajar.”
Apenas cuatro días más tarde se enfundó la camiseta blanca por primera vez en un amistoso en el Bernabéu. contra el Fortuna Geleen en el que militaba Faas Wilkes. Aquella tarde también debutó Didí que venía con la vitola de estrella y puesto a triunfar. Sin embargo el destino quiso que fuese el extremo el que tuviese una etapa más feliz en Madrid que el mediocampista.
Canario era brasileño (Río de Janeiro 24/05/1934) pero no era un puntero diestro espectacular en su juego al estilo de Garrincha o Joel. Sus virtudes eran la velocidad, la profundidad, un buen pie para asistir y un magnífico olfato goleador pero también toneladas de trabajo, lucha y recorrido. Con todas estas facetas se hizo un hueco en el equipo y tuvo momentos brillantes durante tres campañas.
Su debut oficial fue en la Liga donde disputó las cuatro primeras jornadas hasta que una inoportuna lesión le cortó el ritmo. En la jornada 21 volvió a la competición doméstica en el célebre partido ante el Elche que se convirtió en la mayor goleada liguera de la historia del club (11-2), y luego sus dos últimos partidos del curso fueron en la Copa de Europa. En la vuelta de las semifinales ante el Barça se impuso en su duelo particular a Chus Herrera y según la crónica de El Mundo Deportivo “comenzó algo apagado pero acabó alcanzando el tono de la magnífica línea de ataque madridista“. El equipo blanco venció a los catalanes por 1-3, con un pase suyo de gol a Puskas en el primer tanto y de este modo se clasificaron para la final ante el Eintracht. En Glasgow, de nuevo, Miguel Muñoz confió en el brasileño que le devolvió la creencia con un notable rendimiento y una asistencia en el empate a uno de Di Stéfano ante los teutones.
Su curso más regular y con continuidad en el cuadro de Chamartín fue el de 1960-1961. Titular en la ida de la Copa Intercontinental ante Peñarol en Montevideo, no disputó la vuelta en casa al figurar en el once Chus Herrera. Pero a partir de la jornada nueve se convirtió en fijo para Muñoz y así llegó su primer gol oficial con el Real Madrid en Mallorca un 20 de noviembre de 1960. Tres días después también perforó las mallas blaugranas en el partido de vuelta de octavos de la Copa de Europa, un choque marcado por el arbitraje escandaloso de Mr. Leafe que terminó con la eliminación merengue. El Real Madrid acabaría campeón de Liga tras dos años de sequía y Canario terminó con cinco dianas en el campeonato doméstico y 19 titularidades.
Su última temporada fue en 1961-1962 en la que llegó Justo Tejada y le dejó casi sin sitio durante todo el año. El bagaje de la campaña fue de cinco encuentros, cuatro en Liga y uno en Copa de Europa sin llegar a anotar ningún tanto. Sin embargo se marchó con otro título de Liga en su palmarés con destino el Sevilla.
En el conjunto hispalense permaneció un año antes de firmar por el Real Zaragoza, donde entraría en la historia de la entidad maña al lograr dos Copas y una Copa de Ferias e integrar la delantera mítica de ‘Los Cinco Magníficos’. En 1969, con 34 años, colgó las botas en Segunda División tras jugar en el Mallorca.
Por otra parte, en su carrera internaciona,l hay que destacar que vistió la camiseta de Brasil en siete ocasiones con dos goles en su haber ante Uruguay e Italia. En esos partidos tuvo la fortuna de conquistar dos competiciones de origen sudamericano como la Copa del Atlántico y la Copa Oswaldo Cruz en 1956.
Tras su retirada se quedó a vivir a Zaragoza donde regentó varios negocios hosteleros.
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