Campeones de Liga (Diga 33)

Acaba de finalizar una Liga en la cual uno de los aspirantes ha conquistado el asombroso récord de no haberle sido señalado un solo penalti en contra por parte del colectivo arbitral. Ni uno en toda la competición. Es un récord pavoroso que en el futuro podrá quizá igualarse, pero nunca superarse. Pues bien: el beneficiado por este asombroso hecho (que además cuenta con un sensacional equipo) no ha sido el campeón final, lo que habla bien a las claras del mérito de su rival. Su rival ha sido el Real Madrid C. de F., que se ha proclamado vencedor de una Liga que se hizo eterna porque no podía ser de otra manera: el descarado favoritismo del que goza el Barça en todos los ámbitos (institucional, arbitral, mediático) no permite ganarle campeonatos de liga en marzo, aunque tal cosa debiera haber sucedido de no haber sido el Barcelona sostenido por los árbitros en un pésimo comienzo de campaña por su parte.

Esta es la Liga de Zidane por ser la Liga de absolutamente toda la plantilla, o al contrario: en maravillosa anomalía histórica, es la Liga de toda la plantilla por ser la Liga de Zidane, que ha cosechado el éxito derivado de su arriesgadísima apuesta, por la que pasará a la Historia. Ha involucrado al plantel completo de jugadores del Real Madrid en la aventura de hacerse con el llamado (los tópicos tienen la irritante tendencia de ser ciertos) campeonato de la regularidad. El marsellés ha logrado la hazaña de convencer a todos los jugadores (incluidas megaestrellas como Cristiano Ronaldo) de la bondad de su política de rotaciones. Decimos "política de rotaciones" y no decimos del todo bien. Lo que ha hecho Zidane es algo distinto a rotar, o algo más profundo. Rotando ha ampliado el abanico de protagonistas, o -nuevamente- al revés: dando a sus alineaciones un sesgo ético y a la vez competitivo, los ha rotado por añadidura. Este proceder, modélico por parte del entrenador francés, conjuga la sabiduría del más afamado gurú en políticas de recursos humanos con la más elemental lógica de la preparación física.

Por supuesto, Zidane no podría haberlo conseguido solo. No habría podido rotar (o lo que sea) con tantas posibilidades de éxito si no hubiera contado con un colosal batallón de meritorios (Asensio, Isco, James, Kovacic, Danilo, Nacho, Morata, Luvas V, Casilla y otros) para dar réplica a los consagrados (Cristiano, Bale, Kroos, Benzema, Modric, Carvajal, Marcelo, Ramos, Keylor y más). No habría podido hacerlo sin los meritorios, pero tampoco sin aquellos responsables de su fichaje. Un club a la deriva, ya sabéis. Un Real Madrid sin rumbo deportivo. "It´s time that we begin to laugh and cry and laugh about it all again", que diría Leonard Cohen.

Será recordada como la Liga del Madrid A y del Madrid B, cuando en justicia debería recordarse como la Liga del Madrid C (con C de Club). El equipo ha jugado brillantísimamente en muchas fases del campeonato, especialmente ante rivales de tronío. Y ha sabido hacer uso de una solvencia notable cuando las musas andaban por otra parte. Ha apelado a toda las tácticas posibles, desterrando todo dogmatismo, y se ha aplicado en todas (del contragolpe al fútbol de toque, pasando por la consagración del balón parado) con enorme pericia.

Nadie del Madrid lo dirá. Menos que nadie el técnico. Pero esta Liga es un cañonazo en la línea de flotación de los enemigos de Zidane, del club y de la apuesta que Zidane representaba para el club. Han mordido el polvo de manera antológica. Se diré que no es digno del señorío del Madrid el acordarse ahora de ellos. Es posible que esperen que la incalificable saña sufrida por este equipo, cada vez más acentuada, se quede sin respuesta. No por mi parte. Este glorioso título me alegra por el triunfo intrínseco que constituye para el equipo de mi alma. Pero no puedo evitar que el placer se intensifique en el recuerdo de todas las mendacidades que se han escrito y dicho sobre el Madrid desde que comenzó el campeonato, allá por agosto. Siempre se han dicho, lo sé, pero este año se han superado todas las expectativas. Que se fastidie mucho, pero mucho, quien tenga que fastidiarse. Que le duela en el alma.

El Madrid tiene ya 33 Ligas ("Diga 33", le diremos a sus odiadores, como si fuéramos un médico de solapada crueldad) y no hay absolutamente nadie que pueda negar ni la justicia ni el mérito de esta gesta. Dentro de pocos días, en Cardiff, se abre la opción de redondear una de las mejores campañas de nuestra Historia. De momento, Zidane lleva dos años seguidos dejando al equipo con posibilidades de ganar los dos títulos más importantes hasta el ultimísimo partido, Para mí, esto es lo que más mérito encierra. Esto, y el seguir enarbolando una sonrisa sabia frente al bullicio sarnoso de las hienas.

Disfrutémoslo, queridos amigos. Hala Madrid.