Lo de Camavinga no deja de ser uno de los casos más curiosos de los últimos tiempos. Con sólo 21 años lo ha ganado todo sin afianzarse como indiscutible. Y lo ha hecho en el club más importante del planeta en mitad de un debate sobre si el mejor envase para encerrar su rumboso talento es el lateral o el mediocentro. A la carrera, se ha subido a los caballos. Insólito.
Eduardo Camavinga aterrizó en el Bernabéu con 18 años y todo el dispendio de alegría que alguien de su edad puede prodigar. Quizás demasiada para el puesto que debía ocupar, centrocampista defensivo, y, sobre todo, por quien venía a relevar: Casemiro, guardián de la ortodoxia. Algunos confundieron el entusiasmo salpimentado de tarjetas de Camavinga con derrapes incontrolados, pero realmente sólo estaba tomándole las medidas a la pista.
Con sólo 21 años, Camavinga lo ha ganado todo sin afianzarse como indiscutible. A la carrera, se ha subido a los caballos. Insólito
El puesto de mediocentro del Madrid exige una combinación de frontera y lanzadera, de tambores y violines. No vale con guardar la posición e impedir el paso, se demanda ser policía de circulación y artista en los semáforos. Además, lo ideal es que marches solo a la guerra. Así lo hizo Fernando Redondo, ese jugador que aparece automáticamente en la memoria cuando pensamos en un 5 perfecto. Lo tenía todo: inteligencia (siempre escogía la opción adecuada), visión (pocos salían jugando como él), técnica (se sobraba con la zurda) y, casi lo más importante, personalidad (no se arrugaba ni después de cinco horas en un baño turco). La versión más rockera del argentino compartió vestuario y títulos con él: Clarence Seedorf, un futbolista con excedente de piernas y clase. Todavía se recuerdan sus conducciones, el manejo de los tiempos y la eficaz alegría de sus goles y asistencias.
¿Podría el Madrid disponer alguna vez de un futbolista que combinara las virtudes de ambos referentes? Este es un sueño del que parece que Camavinga quiere que no despertemos. Sí, aceptamos que sus carencias provienen de los conceptos defensivos, pero se va acomodando partido a partido. Cada vez escoge mejor la posición, se ofrece donde ha de estar y la suelta al compañero más oportuno. Además, no comprende el mecanismo del freno y resulta imposible jugar a su lado sin que te transmita energía y fuerza. Con Camavinga tienes que correr o te quedas en tierra de nadie.
Unos afirman que es el mejor lateral izquierdo del mundo convertido en mediocentro, y otros justo lo reverso, que es el mejor mediocentro transformado en lateral
Unos afirman que es el mejor lateral izquierdo del mundo convertido en mediocentro, y otros justo lo reverso, que es el mejor mediocentro transformado en lateral. Y lo bueno de todo ello es que, mientras se halla su posición ideal (¿por qué no pueden ser ambas?) ya lo ha ganado todo con el Real Madrid, que se escribe pronto. La mayoría de carreras futbolísticas transcurren con el único premio de poder disfrutar de minutos como profesional, unos pocos conquistan algún ascenso o título y, sólo los privilegiados acceden a varios entorchados. Pues Camavinga, con sólo 21 años (repetimos), ya puede montar una sucursal del Museo del Bernabéu en su casa.
La carencia de ambición no parece que vaya a ser un problema para Camavinga. Pero, si alguna vez tiene algún acceso de duda, siempre puede recurrir a Youtube y teclear ‘Pirri’, el mejor box to box blanco del siglo XX y uno de los mejores líderes espirituales y morales del madridismo. No sería mal espejo, ¿no creen?
Getty Images.
Y, sólo le falta jugar de portero. ¡Ah, no!:
https://www.youtube.com/shorts/AixRqI8x_p0?feature=share
Buenas noches, si hacemos las cosas con cabeza y rodeamos a Camavinga y Bellingham de buenos jugadores , disciplinados, trabajadores y ambiciosos, que tampoco hace falta que sean super cracks podemos firmar otro equipo de leyenda, por que sólo hay que esperar para ver cual de los dos es el próximo Di Stefano, clase y talento lo tienen
Saludos blancos
Cuando se habla de mediocentros del Madrid muchos, como en el presente artículo, se empeñan en poner como referente a Redondo. Se habla de (sic): inteligencia , visión , técnica y, (...), personalidad". No niego esas virtudes, pero también recuerdo que amasaba en exceso el balón y retardaba su salida, consiguiendo que el juego se tornara mucho más lento. En definitiva, nunca me pareció el 5 perfecto, ni de lejos, y más si lo comparamos con otros de los que nos olvidamos como Xabi Alonso (el mejor de todos en mi opinión), el soso Gallego o el propio Bernardo Schuster
Por su outfit racial, yo creo que deberíamos denominarle el Jefe de la tribu blanca.
"Muchaminga" es mucho jugador, sí