Eduardo Camavinga ha caído de pie entre la afición del Santiago Bernabéu, circunstancia nada sencilla en una hinchada que sabe de fútbol y que siempre ha situado el listón de la exigencia a sus futbolistas a un nivel altísimo.
En el Real Madrid no hay espacio para las medias tintas. O vales para jugar en el mejor club del mundo o no vales. Es así de sencillo y al mismo tiempo tan complicado. Pasar el examen del Bernabéu forma parte de los hitos imprescindibles que todo futbolista con aspiraciones a gran jugador debe superar con creces.
Es, además, un escrutinio que se extiende en el tiempo. Comienza el mismo día que te pones por primera vez la camiseta del Real Madrid y solo termina cuando te retiras y abandonas la taquilla de los vestuarios de Concha Espina. Cuando el runrún comienza en las gradas del coliseo blanco, la carrera de un jugador se tambalea.
La hinchada del Madrid no da tregua y es más que probable que sea ese enorme nivel de exigencia, no apta para cualquiera, la que permite que el Club tenga un carácter indomable, inconformista e innegociable: en el Madrid solo vale ganar y si no estás dispuesto a asumir esa presión, mejor vete a otros clubes que, por muy grandes que sean, están a años luz de lo que se cuece en Madrid.
Camavinga lo sabe. Es más, parece haber nacido sabiéndolo. El internacional francés, natural de una pequeña localidad angoleña llamada Miconge de poco más de 5.000 habitantes, ha asumido desde el primer momento la presión de vestir la camiseta del Real Madrid.
Camavinga ha caído de pie entre la afición del Santiago Bernabéu, circunstancia nada sencilla en una hinchada que sabe de fútbol y siempre ha situado el listón de la exigencia a un nivel altísimo
A Camavinga le precede una estética y una forma de jugar con aroma a dos mitos del club como Fernando Redondo y Clarence Seedorf. A ambos amenaza con superar de continuar la progresión que está mostrando hasta el momento.
Del argentino toma su posición en el centro del campo, un clásico 5 con galones, la zurda cerrada y su forma de retener el balón pegado a la bota metiendo cuerpo y buscando siempre la asociación. Del holandés, en cambio, toma la estética, la forma de moverse y su despliegue físico en la medular.
En un año y medio, Camavinga ha ido creciendo y asumiendo roles en diferentes zonas del terreno de juego y momentos de partido. Si el año pasado la apuesta de Ancelotti fue la de utilizarle como revulsivo, esta temporada ha crecido hasta hacerse con un hueco en el once titular, tanto como medio centro de contención como lateral izquierdo, una posición en la que Deschamps le empezó a situar durante el Mundial de Catar y en la que el Madrid ha funcionado como parche con valoración dispar.
De Redondo toma su posición en el centro del campo, la zurda cerrada y su forma de retener el balón pegado a la bota metiendo cuerpo y buscando siempre la asociación. De Seedorf toma la estética, la forma de moverse y su despliegue físico en la medular
Sin embargo, a Camavinga aún se le ven las costuras en situaciones concretas del juego. Cuestiones de la edad, sin duda alguna. Como lateral izquierdo, le cuesta vigilar la espalda y no domina los mecanismos de un puesto especialmente sensible. Como medio de contención, peca de excesiva relajación en momentos puntuales. Problemas que debe pulir y que, con toda seguridad, irá mejorando con el paso de los partidos.
Por el momento, el francés enfila ya el centenar de partidos en el Club siendo aún un jugador Sub-21 y Transfermark sitúa su valor de mercado en los 50 millones de euros. Su línea es ascendente, con cifras que marcan un rol creciente en el equipo, como ser titular en el 54% de los partidos y haber jugado el 57% de los minutos, todo ello en un centro del campo donde figuran leyendas como Modric y Kroos, y compitiendo, además, con futbolistas de la talla de Ceballos y Tchouaméni. No es poca cosa.
Camavinga es presente y futuro del Real Madrid. Nada extraño en un futbolista que parece una mezcla entre Redondo y Seedorf. Palabras mayores.
Getty Images.
Buenas tardes, este jugador tiene tanta clase y tanto físico que puede jugar hasta de portero, no lo compararía con los dos monstruos que usted ha citado, lo haría con dos jugadores totales que han sido santo y seña del madridismo Pirri y Di Stefano, lo repito clase y físico le sobran, tendrá ¿ambición y mentalidad para competir año tras año al máximo nivel?. Veremos
Desde hace bastantes meses me importa un pito venga Mbappé, Veiga, Bellingham o el sursum corda. Me hace ilusión ver el estadio del Santiago
Bernabéu reformado , eso sí. En cuanto a partidos , si digo que ayer casi vi todo el de UEFA Champions femenina entre PSG y Wolfsburgo, siendo lo que más he visto en cuanto a encuentros , desde hace 1 més, y con relativo interés...ya lo digo todo. Por cierto, la árbitra de ayer , Rachel, realizó un arbitraje excelente. Demostró mucha más capacidad que los hernàndeç-hernàndeç, burgos bengoetxea ,martìneç munuera y demás cabestros.
Y pensar que el “pollo sin cabeza Gavi” le quitó el premio Golden Boy…aunque tampoco tenga mucha importancia visto el panorama de idiotez generalizada. Vamos a dejar a Cama que progrese, que se divierta, que nos deleite con su saber hacer, es un niño estupendo. No vamos a compararle con nadie, él tiene que crearse su propio halo de estrella sin parecerse a nadie. Yo siempre he estado en contra de llevar a los altares a esos mal venerados “que sudan la camiseta” , que corren sin ton ni son para parecer que hacen como que saben jugar a algo tan simple y tan difícil a la vez que es fútbol. Dejemos a Cama que crezca, está en el mejor sitio si sabe aprovecharlo.
Me parece un jugador tremendo y la verdad es que se parece a ambos. Seedorf en el Madrid no terminó de explotar aunque sin duda fue un fantástico centrocampista. Estuvo 3 temporadas. Para mí, la mejor fue la primera, después fue bajando el rendimiento y se tornó un tanto irregular. En cuanto a Redondo, qué contar... sin duda el mejor medio centro de la historia del club, un jugador irrepetible, lleno de personalidad, elegante, duro, eficiente y con una calidad técnica y táctica casi incomparable. En una época turbulenta del club fue un pilar del equipo para conseguir un buen puñado de títulos. Era un jugador del Bernabéu, no era un futbolista de resúmenes, había que verle en directo, siempre en el centro, moviéndose como un metrónomo. Su partido en las semifinales de la séptima en Dortmund ante el campeón de Europa fue antológico, la final ante el Valencia en la octava fue un increíble. Cañizares dijo que prácticamente él había ganado el partido. Camavinga, efectivamente, tiene un innegable parecido. El regate en corto orientado y la calidad para la salida de balón es muy similar. Le falta quizás el sentido táctico que tenía el argentino y la personalidad que imbuía en el campo. Pero, sin lugar a dudas, Camavinga es una de las mayores promesas de todo el continente.
Hay que dejarle evolucionar. Redondo, llegó al Madrid con 25 años Camavinga, con 19. Demasiados años para hacer una comparación de igual a igual. A mí, me gusta más que Redondo y que Seedorf.