Calma chicha, Cheli

Si los domingos son días de guardar, que diría el Padre Suances, las portadas de hoy no. O al menos esta es la primera impresión que provoca un vistazo somero. Sin embargo, una pequeña reflexión posterior tal vez pueda inclinarnos a pensar que, precisamente el carácter digamos poco llamativo de las portadas, sea una razón de peso para que algunas de ellas, sobre todo las madrileñas, se conviertan en incunables hitos para el madridismo. La razón es bien sencilla, pero a la vez muy extraña y hasta digna de celebración, como ocurre precisamente los domingos en el ámbito católico: No hay ninguna polémica hoy, no hay críticas al Madrid, sino tan solo el mero discurrir de la normalidad de un equipo de fútbol que hoy disputa partido. La vida te da sorpresas, sobre todo cuando te obsequia con lo que debiera ser la más cotidiana de las normalidades.

Es Zidane quien sigue obrando el milagro. Son su figura, su actitud, su historia y hasta su karma (no hablamos de Barceló) las que parecen mantener una calma chicha en el entorno madridista no sabemos hasta cuándo, pero sí sabemos que ya nos merecíamos un descanso, aunque sea el típico momento de sosiego que puede preceder a la enésima tormenta.

Marca llega a decir que "el francés esquiva todas las controversias", afirmación que disculpen si pensamos que encierra cierto cinismo, ya que tal vez -un tal vez bastante retórico- algo tendrán que ver Marca y otros hacedores de noticias (?) en que dichas controversias no puedan ser esquivadas ni por el más avezado escapista cuando esos hacedores se proponen firmemente anegarlo todo. En La Galerna tendemos a pensar no tanto en las habilidades para el recorte dialectico del francés (aunque sí las tenga bien desarroladas con su simpática sencillez de palabra), sino más bien en que la prensa ha decidido templar un poco los ánimos, tal vez, ya decimos, movidos por la estela legendaria y el estilo impoluto de Zidane.

Ahora, dice Marca, "sólo (así, con tilde) fútbol con Zidane". Y nosotros lo agradecemos mucho, claro está. Ocurre, sin embargo, que repasamos las ruedas de prensa y las entrevistas de nuestro anterior entrenador y, joder, también Benítez se esforzaba, tal vez con menos gancho y por supuesto con una estela menos favorecedora, pero se esforzaba en hablar de fútbol y solo de fútbol, estimados "marquistas". Otra cosa bien distinta es que esos titánicos denuedos encontraran oídos atentos y respetuosos, tal y como parece que sí está encontrando, para nuestra calma, el nuevo entrenador del Madrid. Ojalá dure.

La sonrisa de Zidane ocupa la portada de As, que también hoy se apunta al embrujo del francés, aunque ayer... Ay, ayer. Es una sonrisa ilusionada, una sonrisa completa, de esas que los ojos confirman; una sonrisa de niño con zapatos nuevos, de día de Reyes, de confianza y de seguridad. No deja de resultar asombroso que un entrenador con tan poca experiencia parezca estar por encima de la enorme presión que debe de suscitar el banquillo blanco. Pero, claro, es que Zidane no es un entrenador sin experiencia cualquiera. Zidane es Zidane, y su haber llegado a ser Zidane tal vez sea la mayor de las experiencias que alguien pueda tener, acabe siendo entrenador o no.

Tal es el encanto de Zizou. Ese que parece tener hechizados a los muchachos de la prensa sin saber nosotros hasta cuándo. Es sabido que el súbito momento del enamoramiento, ese baile celestial con mariposas en el estómago, tiene una duración determinada aunque variable, y es sabido que, pasado ese tiempo, la consolidación del amor ya más sereno conlleva ciertos esfuerzos y alguna que otra dificultad. No sabemos si hay amor aquí, pero sí al menos respeto. Con eso nos basta. Miren con qué poco nos contentamos. Repetimos: Ojalá dure.

Si las portadas madrileñas transmiten calma por obra y gracia de la sonrisa de Zidane (ya decimos que salvífica para nosotros; virgencita, que me quede como estoy), en Barcelona no sabemos cómo es posible que jamás tengan resaca, de tanta fiesta que se pegan. "Saca el güisqui, Cheli, para el personal, que vamó hasé un guateque" sería el titular ideal para las portadas catalanas de hoy (y de casi cualquier otro día).

Los motivos para tanto desmadre los detalla Sport en peculiar amago informativo: Messi y su nuevo balón de oro (vale, aceptamos pulpo), Neymar se reencuentra con el Athletic (¿eh?), Suárez quiere estrenarse como goleador este año (¿WTF?). No nos negarán que tienen un notable espíritu lúdico nuestros amics. Si no hay demasiadas razones para montar un baile, pues lo montamos igual, que a quién le importan las razones cuando somos tan chachis y molones.

Esta gente te hace un reloj de madera y funciona. No se besan en la boca porque no se llegan. Caer de pie es lo suyo, pero sobre todo caerse muy bien a sí mismos, estar encantados de conocerse. Desde La Galerna valoramos su férrea autoestima, pero ya nos disculparán si no quisiéramos para nosotros la cierta impostura que encierra.