Menudo robo, en primer lugar. La falta de Suárez a Varane que precede al segundo gol es demasiado ostensible para ser omitida, tanto por el linier como por el árbitro. Y qué decir del penalti a Marcelo. Supongo que la nevera vengará en parte los agravios a la justicia, aunque nadie nos quitará un soberbio partido, donde el Real estuvo superior por juego pero Messi, Piqué y Umtiti se marcaron un partido de aquí te espero, sobre todo el argentino, a quien un no menos prodigioso Navas privó de dos o tres goles aparentemente hechos. Vaya lances fueron desgranándose al ritmo de los minutos, y qué privilegio verles desplegarse desde el salón de casa, entre charla, cervezas y frutos secos.
Por lo demás, parecería imposible terminar mejor una Liga echada a perder tan laboriosamente -no jugando el equipo como sabe-, porque los robos son victorias morales, y hasta el primer tiempo de anoche tampoco vimos al Real responsabilizarse por la superioridad que atesora, tan a menudo repartida con cuentagotas. Benzema recuperado y Kroos en la cumbre de su oficio, sumados al desempeño satisfactorio de los compañeros, bastaron para depararnos media hora de fútbol tanto más emocionante cuanto que tenía ante sí un equipo no solo eximio sino resuelto a luchar hasta el último aliento, y empujado por su público.
Los minutos fastuosos se terminaron con el primer tiempo, donde las fulguraciones se limitaron al gol de Messi y al de Bale, sencillamente inmejorable. Por logros análogos aspiraba al Balón de Oro hace algunos años, y siempre es buena noticia que pueda suspender así cierto estado de oxidación. El Madrid, teóricamente llamado a ganar también en el marcador, estuvo a punto de encajar un tercero más bien, en parte porque Asensio no supo marcar la diferencia teniendo uno más, y durante el último cuarto de hora hubo hasta siete pérdidas no forzadas seguidas de Marcelo, y otras tantas resoluciones defectuosas de Modric. Así es imposible prevalecer.
La otra parte incumbe al colegiado, que además de pitar horrorosamente hizo lo contrario de Çakir en el Bayern-Real. El turco dejó jugar seis minutos y medio, tras conceder cinco de descuento, castigando las pérdidas de tiempo de un modo a mi juicio no solo justo sino útil, porque desanima imitaciones. Hernández lo dejó en cuatro justos, interrumpiendo con ello una jugada en el área pequeña del Barça. Angelito.
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El partido discurrió por cauces más o menos deportivos (y con dominio blanco en juego y ocasiones) hasta que entró en acción el caníbal de Uruguay. De una jugada en la que no hay nada montó un pitote descomunal en el que el árbitro empezó a perder los papeles.
La Liga española empezará a recuperar algo de disnidad el día que este sujeto sea expulsado de un campo español.
*dignidad.
Esta liga ha dado mucha pereza desde el primer momento. No se puede competir cuando sabes desde la primera jornada que está todo atado y bien atado para que la gane el Barça y no contentos con eso decidieron también que esta liga la acabarían imbatidos.
Lo de Suárez como dice Juan es una indignidad. Sólo se sostiene porque los medios son cómplices de la sinvergonzonería de la federación.
Saludos
Don Antonio, se está Vd. "galernizando" por momentos. Y yo me alegro, porque recuerdo que cuando empezó a escribir aquí el tema arbitral era poco menos que un tabú en sus crónicas, o un detalle sin peso real en el resultado final. Eso hace que el gustazo de leerle sea aún mayor, claro, porque unas crónicas que comportan tales dosis de profundidad, complejidad y minuciosidad (esto es, de objetividad), no pueden dejar de tener en cuenta hechos tan evidentes y determinantes.
Esto me recuerda el pasaje de Mateo donde Jesús llama a los fariseos guías de ciegos, porque cuelan los mosquitos, pero se tragan los camellos. Por supuesto, esto no ni mucho menos dirigido a las crónicas de Escohotado, ni a las de antes ni a las de ahora. Pienso más bien en esas retransmisiones que repiten mil veces una jugada intrascendente mientras que dejan pasar otras en las que verdaderamente ha ocurrido (o ha podido ocurrir) algo grave. Sin ir más lejos, vuelvo a una jugada que no se puede encontrar en ningún sitio, a pesar de lo reciente: el posible empujón de Hummels a Benzema en el partido del martes pasado. No afirmo que sea penalty, porque solamente vi una repetición frontal (en la que me pareció), pero el asunto es ¿por qué se ha pasado por alto una jugada que podría haber resultado determinante en el devenir del partido o en la batalla propagandística del postpartido?
Óscar Lago - BEIN es la respuesta. Busque información y comprenderá.