Buenos días, amigos. Cuentan los papeles que comienza hoy el mundial y añaden algunos de esos papeles en sus primeras planas que es un mundial atípico y polémico, aunque apasionante. Qué cosas tiene esto de adjetivar. No es fácil acertar, dicen los que saben de literatura. Algunos incluso huyen de semejante cosa, sabedores de que una sobredosis de adjetivos puede emborronar el manuscrito y dejarlo todo perdido de subjetividad recargada, alejándolo de la cosa misma que se quiere contar.
Y alejados parecen estar nuestros principales medios deportivos si tenemos en cuenta los adjetivos citados. Elegir decir -porque es una elección- que es un mundial atípico y polémico es como elegir decir que tal crimen es curioso o que tal injusticia es peculiar. Por su parte, elegir decir que el mundial es apasionante es simplemente elegir una cerveza y no un café para desayunar. Pero aquí no pasa nada. Aquí se puede decir (vender) cualquier cosa con tal de que la rueda (de la fortuna) siga girando y con tal de que el aficionado medio siga narcotizado sin mayor juicio crítico que el de una ameba, mientras los hacedores de negocios, contratos, comisiones, delegaciones, comités y demás dizque gestiones deportivas bailan en salones regados de champán tras ofrecer alguna rueda de prensa autoindulgente y torticera.
Miserias aparte, aunque no del todo, se perderá Benzema este mundial. Ayer se confirmó la noticia de su lesión y el flamante Balón de Oro deberá descansar para reponerse lo antes posible. Quede dicho antes que nada que lo lamentamos mucho por él y quede dicho después que también lamentamos en otro sentido bien distinto el hecho de que, durante las última semanas, se haya dudado en ocasiones de la implicación del francés con su club. No se estaba reservando Karim para el mundial cuando no jugaba con el Real Madrid. Dígase alto y claro porque ya ha quedado sobradamente demostrado.
Pasa, sin embargo, que, tal vez movidos por las especulaciones, los rumores, las medias verdades y las falsedades que difunde nuestra prensa día sí y día también, cierta parte de la afición entra al trapo de las maledicencias sin apenas pararse a pensar un poco, sin apenas saber agradecer, sin apenas valorar más hechos que una portada, un comentario de tertulia radiofónica o un sarcasmo chiringuitero.
Decía Jessica Rabbit que ella no era mala, sino que la habían dibujado así. No dejemos que nos dibujen los medios a su imagen y semejanza, sabedores de que su filón no está casi nunca en las noticias contrastadas, sino en todos sus contrarios, ajenos a lo que debiera ser el noble ejercicio del periodismo y el aún más noble ejercicio del fútbol, ambos manchados por este mundial "atípico", "polémico" y -manda huevos- "apasionante".
El diario Sport, conocedor de su entorno de influencia, le dedica más espacio a Xavi que al mundial, aunque ambas cosas no estén del todo desligadas desde que el citado entrenador-ideólogo se convirtió en un reclamo de buena publicidad-propaganda para el régimen catarí. Ya se sabe que los valors son los valors y no se negocian. Ya se sabe que si un día de estos el sol saliera por el oeste y se pusiera por el este nuestra querida prensa podría decir que estamos ante un hecho cuqui, no vaya a ser que a fuerza de contar (y denunciar) la verdad se acabe el champán.
Pasen ustedes un buen día.
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