Buenos días. Benzema vuelve a casa, de manera definitiva, por Navidad, como El Almendro. Porque la casa deportiva real de Karim es el Real Madrid, donde se le quiere y se le valora como merece, a diferencia de la selección francesa, que siempre fue esa visita que se realiza con buen ánimo pero incomoda al anfitrión. Bien sea por inquina propia o por órdenes superiores, Deschamps se ha empeñado durante los últimos años en zarandear a Karim cada vez que trepaba ilusionado como un niño al árbol del combinado nacional. Hasta que el aguante y la edad han empujado a que el Balón de Oro anunciara ayer que deja Les Bleus, como informan Marca y As en sendos recuadritos informativos. Podríamos decir que es otra consecuencia de ser Deschamps, valiéndonos del título del artículo de Fantantonio que hemos publicado hoy.
Ambos diarios se ven obligados a portadas de aliño ante el páramo de ilusión real de la actualidad deportiva, especialmente futbolística. Marca aprovecha el hueco para dar visibilidad a su gala del deporte femenino. Enhorabuena a las premiadas. Y As, junto a la publicidad, anuncia que hoy es su gala, por lo que mañana tendremos una portada maravillosa rebosante de interés para los madridistas (?). Y, con cuatro datos, o menos, de Messi y Mbappé y una foto, As arma un frontispicio que dura en la memoria apenas unos segundos.
El mismo tiempo de capacidad de vigencia memorística que debe de poseer quien haya escrito la frase: “Messi y Mbappé hacen historia en la mejor final del Mundial que se recuerda”. Por decir una a bote pronto, se nos ocurre la final de México 70, aquella de la exhibición coral de Brasil e individual de Pelé, entre otros compañeros. Argentina y Francia nos regalaron 80 minutos de sopor antes de que Mbappé despertase de la siesta y prolongase la final, que a partir de ese momento sí tuvo interés, sobre todo para quien le interesase una final de un mundial de estas características.
Más allá de los méritos deportivos de Argentina, el mundial desprendió un tufo (otro más) desde su inicio que indicaba que el torneo se cocinaba a favor de la albiceleste a mayor gloria de Messi. Del mismo modo que se celebraron las Copas Américas que hicieron falta, tocase o no, hasta que Leo la ganó. Así se las ponían a Fernando VII. El Madrid mientras tanto se dedicó a ganar Champions superando a los equipos de los jeques y estados absolutistas que adoran a Messi y dominan la economía energética y futbolística.
Pero la hipérbole onanística no termina con la afirmación de As de que fue la mejor final que se recuerda, sino que apenas comienza. Mundo Deportivo va otro paso más allá.
“Su antológica exhibición en Qatar le consagra como nº 1 del planeta fútbol sin discusión”. Se refieren por supuesto a Cuccittini, de nombre Lionel Andrés y de primer apellido Messi. “Antológica exhibición”, dicen. Que Messi ha hecho un buen mundial es innegable, pero no todo lo bueno alcanza la excelencia, y durante el torneo el argentino no ha realizado ninguna “antológica exhibición”.
Señores de Mundo Deportivo, ya que afirman que Messi se consagra como nº 1 del planeta fútbol, si ustedes gestionasen un gran club europeo y su objetivo fuese ganar la Champions, ¿sería Messi el fichaje sobre el que erigirían el equipo?
La pregunta es retórica, porque nadie, a excepción de los fanáticos, elegiría a Messi para liderar hoy un proyecto deportivo serio de máxima exigencia.
Vivimos una infantilización del fútbol como nunca había sucedido, y no solo porque Infantino rija los designios del deporte rey. La ampulosidad, la exageración, la grandilocuencia ante cualquier suceso futbolístico es bochornosa. Los panenkitas levantan iglesias en honor a entrenadores pizarra tras vencer 2-0 a un recién ascendido gracias a una variante táctica única en la historia. Los partidos y torneos son asolados por la proliferación de galardones individuales que desnaturalizan la esencia colectiva del fútbol. Las opiniones se generan con high lights sacados de contexto con independencia de su utilidad real. Se crean deidades con la facilidad con que se cuaja una tortilla francesa.
Sport sigue esta senda e incluye entre los grandes títulos futbolísticos los Juegos Olímpicos. Todos sabemos el peso específico que tienen los Juegos Olímpicos en el fútbol. Mientras tanto y asomándose por una rendija en la parte superior del diario, Lluís Mascaró dice que Messi tiene que volver al Barça como sea. Es enternecedor cómo las víctimas de la ruina económica piden a su verdugo que vuelva, aunque sea por Navidad, para darles la puntilla.
Pasad un buen día.
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