Hay primos muy famosos. Tenemos al primo de Zumosol, la prima de Monchi y el primo no reconocido de Jesús Bengoechea. También tenemos a la prima de riesgo, las primas a terceros y los primos que creen que las designaciones arbitrales no son malintencionadas.
El Barça necesita un título como el comer. Xavi Hernández necesita refrendar con un título la apuesta que el club de las palancas hizo por él hace más de un año. Y el partido de esta noche tendrá como árbitro de campo al colegiado vasco Ricardo de Burgos Bengoetxea, secundado en el VAR por José Luis González González.
Los precedentes con ambos trencillas no son nada favorables, si bien aprecio una cierta mejoría de comportamiento del colegiado vasco en las últimas dos temporadas. Algo parecido a lo que me sucede con otro colegiado de dobles iniciales: Alejandro Hernández Hernández, HH. Siempre sospecharé de ambos, pero debo reconocer que, quizás propiciado por el descaro con el que se comportaron en el pasado, no recuerdo decisiones recientes tan polémicas como aquellas con las que nos obsequiaron en tiempos no tan lejanos.
De Burgos Bengoetxea es el colegiado que arbitró otra final de la Supercopa entre el Real Madrid y el F.C. Barcelona, cuando se jugaba con el formato de doble partido y con los estadios repletos de aficionados de ambos equipos. Nada que ver con la ignominiosa elección de Arabia Saudí para estos partidos tan atractivos para los aficionados. En aquel partido del Camp Nou señaló como penalti un piscinazo infame de Luis Suárez ante Keylor Navas y expulsó a Cristiano Ronaldo por doble amarilla, al entender que había fingido penalti en una acción con Umtiti.
Pero lo peor no fue solo la roja, sino que Ronaldo trató de protestar su decisión y este lo reflejó en el acta como “Cristiano Ronaldo, una vez mostrada la tarjeta roja, me empujó levemente en señal de disconformidad”. Aquello le costó al portugués cinco partidos, pues al de la expulsión se sumaron cuatro más.
Sorprende la doble vara de medir si comparamos con las protestas del tipo más sucio, marrullero y faltón que vieron nuestros ojos.
Fue junto con HH, como decía, uno de los árbitros favoritos del Tinglao. La Liga que ganó el Real Madrid en la última jornada de la temporada 2016-17 fue arbitrada “casualmente” por HH en el Camp Nou (el día del famoso “penalba”) y por BB en Málaga. Por fortuna, no hubo decisiones controvertidas, ni jugadas dudosas que requirieran su intervención. Por eso no debió extrañar a nadie cuando se eligió a los mismos colegiados para el Clásico aplazado del Camp Nou en la 2019-20. HH en el campo no vio, o no quiso señalar los dos claros penaltis sufridos por Varane tras el agarrón de Rakitic y el plantillazo de Lenglet. Pero con todo, con el mogollón de jugadores en el área, puedo hasta entender que no lo viera. Lo que no resulta admisible es que el VAR (que analizó las jugadas, como demostró Richard Dees en El Radio con audios) no señalara nada. Y quien estaba en el VAR era de Burgos Bengoetxea. En la segunda parte anularon un gol de Bale por un fuera de juego del que no se vio nunca una toma buena. Otra de esas imágenes robadas que se perderán en el tiempo.
Los criterios de BB desde la sala VOR resultan curiosos. Fue él quien avisó al colegiado del pisotón de Luka Modric a Denis Suárez en Balaídos que costó la expulsión al croata.
Fue una de esas normas que se aplicaron una sola vez, como la mano de Asensio tras rebote o la de Alaba como apoyo en el césped. Criterios tan cambiantes y abstrusos como los de las manos.
La primera y la última. Posteriormente, en la conclusión post-pandemia de la Liga 2019-20, no fue capaz de ver nada durante el minuto largo que desde la sala VOR analizó cómo Diego López se llevaba por delante a Karim Benzema antes de trabarlo con ambas piernas. Recuerdo ver las imágenes en televisión y a Mateu Lahoz escuchando por el pinganillo cómo le decían que ahí, en uno de los penaltis más claros de la temporada, se le decía “sigan, sigan”.
Los designios de BB, como los de HH, como los de GG, son inescrutables. Quizás no fuera falta para de Burgos Bengoetxea porque ese es su criterio habitual. Jamás olvidaré que para este árbitro, el plantillazo más rodillazo de Luis Suárez al Pichu Cuéllar no fue nada.
Como dijo el portero de manera atinada...
No sé si en ambas decisiones tendría que ver el marcador: el Madrid empataba a cero en Cornellá y el Barça marchaba empatado en el último minuto de su partido frente al Leganés. Pero eso sería decir que manipulan intencionadamente la competición y aquí no osaríamos afirmar nada así. ¿O sí?
La designación de González González como árbitro de VAR en varios de los partidos clave de la temporada 2020-21 fue sintomática. Y como siempre con criterios opacos, nada transparentes. Sobre aquella Liga escribí dos artículos en su momento porque fue un despropósito desde la primera a la última jornada. Lo definí como una serie de ocho capítulos con un guion definido desde la primera jornada y una conclusión al gusto de los guionistas.
González González fue el árbitro de VAR en el Real Madrid-Alavés que se saldó con derrota de los nuestros y al menos tres decisiones polémicas: el penalti por mano de Nacho, el tirón de pelo a Marcelo y la zancadilla a Hazard. Hat-trick de errores.
Su criterio con las manos fue siempre bastante particular. Él fue quien avisó desde la sala VOR de la mano de Militão en el partido contra el Sevilla, pero no avisó de la mano de Jordán minutos antes, o de la de Miranda en el partido frente al Betis que concluyó con empate a cero. Todas ellas, decisiones que costaron puntos en el campeonato.
Y para una vez que GG sí acertó al avisar al colegiado en la mano clarísima e indiscutible de Felipe en el derbi Atleti-Real Madrid del Metropolitano, el árbitro de campo, tras revisar el monitor, decidió no pitarla. Claro que era HH.
Existe un precedente reciente de la intervención de González González desde el VAR en un Real Madrid-Barça, también de Supercopa. Era él quien estaba tras los monitores y no apreció agresiones de Dani Alves y Sergio Busquets a Vinícius Jr.
Claro que sabemos que agredir a Vinícius está admitido en el reglamento, o al menos en el que maneja González González. Él era el árbitro de VAR también en Vallecas cuando Balliu atizó con ambas manos al brasileño en la Liga 2021-22. Jugada que se ha repetido este año, por cierto.
Dicen en Barcelona que los madridistas estamos “mosca” con la designación de de Burgos Bengoetxea.
No, hombre, no. No olviden a González González. Aunque lo nuestro es ir a por el partido como siempre, a pelearlo, lucharlo y no tener mala suerte con las decisiones arbitrales. Porque todo es mala suerte, azar, fruto de la casualidad. Como las designaciones arbitrales.
Getty Images
La Galerna trabaja por la higiene del foro de comentarios, pero no se hace responsable de los mismos