Bautismo de fuego en el 2022

El año entrante será, en mi opinión, crucial en la historia del Real Madrid. Por multitud de razones, 2022 —cuando el club alcanzará la cifra de 120 años— debe ser muy especial. Pensando en lo que se avecina en los próximos doce meses, me viene a la cabeza la escena del bautismo de fuego de ‘El Padrino’, una de las más brillantes secuencias de la historia del cine. Aunque seguramente todos los avezados galernautas la conozcan perfectamente, no me canso de recrearla. En ella, Michael Corleone culmina su transformación de héroe de guerra a padrino de su familia, tanto en su vertiente mafiosa como en el bautizo de su sobrino. Los planos del menor de los hermanos renunciando a satán en la iglesia se intercalan con una coreografía de sangre, en la que se suceden los asesinatos de Victor Stracci, Moe Green, Carmine Cueno, Philip Tataglia, Emilio Barzini, Tessio y Carlo, el propio cuñado de Michael. Los enemigos o traidores de la familia son masacrados, consolidando por la fuerza y de golpe el poder del clan Corleone. Así imagino el 2022 para el Madrid, salvando las distancias, claro está. Ante la corrección política imperante, hay que dejar patente que no deseo ni espero la muerte de nadie. Más bien la derrota deportiva o política de aquellos que no dejan de esforzarse por enfrentarse al Real Madrid.

Para empezar, 2022 será el año en que se inaugure el remozado Bernabéu, aunque será en las postrimerías del año (14 de diciembre, cuando el coliseo celebre también su 75 aniversario). La obra, criticada con vehemencia durante muchos años, debe catapultar la capacidad de generación de ingresos del club, incrementando la brecha económica con respecto a casi todos sus rivales, especialmente a nivel nacional. Que nadie se equivoque; elevar drásticamente los ingresos e invertir con inteligencia esos beneficios es lo que garantiza que las distintas secciones del club puedan competir contra todos sus rivales, incluso contra aquellos que disfrutan de ‘dopaje financiero’ procedente del petróleo. Lo económico y lo deportivo no se pueden disociar. Siempre están y estarán relacionados estrechamente.

Elevar drásticamente los ingresos e invertir con inteligencia esos beneficios es lo que garantiza que las distintas secciones del club puedan competir contra todos sus rivales

También esperamos para los próximos meses (finales del verano, en principio) la sentencia del tribunal europeo por la demanda de los equipos de la Superliga, que acusan de prácticas monopolísticas a la UEFA en la organización de competiciones futbolísticas europeas. A pesar de la oposición (con argumentos bastante maniqueos) de políticos, buena parte de la opinión pública y las aficiones de equipos que no han disputado la Champions League jamás, lo que se dirime no son vaguedades como a quién pertenece el fútbol (me enternece que haya gente quien crea que son los fans los dueños del negocio). Se determinará si las entidades que aportan absolutamente todos los componentes del espectáculo tienen el derecho de organizarse como quieran, sin la supervisión de un intermediario que apenas aporta valor añadido y, sin embargo, se apropia de casi todo el beneficio generado. Experiencias del pasado señalan que hay muchas opciones de que la sentencia sea favorable a los clubes y deje a la UEFA de Ceferin en una posición negociadora de franca inferioridad, cuando no de irrelevancia.

En lo deportivo, sin ser tan crucial como lo anterior, también esperamos movimientos que se puedan considerar históricos. A la postre, el fútbol gravita en torno a los grandes jugadores y la primera asociación mental con nuestro equipo son futbolistas legendarios como Zidane, Cristiano, Di Stéfano o Juanito. El Madrid tiene muy encarrilada la llegada de Mbappé, que además se sumaría al proyecto sin pagar un euro en concepto de traspaso, para desespero de Al-Nasser y Leonardo. Si se confirmara, se escenificaría un sonoro y rotundo triunfo de la mística madridista sobre el vil metal. Mbappé cobrará mucho en el Madrid, pero es evidente que el PSG le ha ofrecido un salario superior y, aun así, el jugador ha seguido obcecado por cumplir su sueño. Además, es posible que Florentino no se quede solo ahí y dé otro brutal golpe de efecto. Haaland interesa y mucho, como ha confirmado el propio presidente del Borussia o su agente. Si se consigue su firma el mismo verano que Mbappé, la maniobra dejaría tocadísimos a los numerosísimos clubes que han cortejado al noruego, reforzando el poder y el potencial deportivo del Madrid con respecto a los equipos de los jeques y a la Premier League. Otros que sufrirían son aquellos que defendían hace unos meses que el delantero galo no podía preferir compartir vestuario con los jugadores del Madrid, toda vez que tenía a Messi a su lado (el propio jugador confesó después que se equivocaban). Son los mismos que hace unos meses argumentaban que los mejores querían jugar siempre con los mejores, pero ahora sostienen que las dos grandes estrellas del futuro no querrán compartir foco en el Bernabéu. El malabarismo argumentativo nos deja esas maravillosas paradojas, sin duda derivadas del miedo a la posibilidad real de que el trece veces campeón de Europa reúna un ramillete formidable de jugadores, ampliando la distancia con sus contendientes, especialmente a nivel nacional.

Florentino Pérez puede completar un legado que rivalice con el de Santiago Bernabéu si 2022 es tan propicio como espero

Florentino Pérez puede completar un legado que rivalice con el de Santiago Bernabéu si 2022 es tan propicio como espero. Como consecuencia directa, algunos de sus ‘enemigos’, por ejemplo, Ceferin, Nasser, Tebas o Laporta pueden sufrir su particular bautismo de fuego en los próximos meses.

Fotografías Imago.