En Barcelona no crecen las flores

Después de la exhibición y el despliegue del Real Madrid en Westfalenstadion resulta indigesto asimilar en la prensa deportiva cañí los resultados de otros equipos españoles como el Atlético de Madrid y el Barcelona; éste último al menos de momento. Viene a ser algo así como desayunar un día unos huevos Benedictine en  Dortmund y al siguiente unas fabes con almejas y un bocata de txistorra para empezar la mañana.

Anoche el equipo del pueblo, el Robin Hood de la Liga, estrenó su estadio de los chinos en la máxima competición europea, ese torneo que el fútbol le debe al Atleti a pesar de sus décadas de ausencia, una deuda que el balompié se empeña no sólo en no pagar, sino en acumular intereses de demora en minutos noventaytreses varios.

Anoche se estrenó el Wanda Panda en Europa, el Atleti palmó y no lo pudieron entender. El Chelsea de Antonio Conte fue su verdugo en un encuentro de esos que los intelectuales llaman duelo táctico. Ya saben ustedes que equipos como el Chelsea mutan en escuadras estratégicas impenetrables cuando juegan contra el Atleti, el Sevilla, el Barcelona, el Valencia y el Arenas de Getxo y, por el contrario, se convierten en equipuchos amarrateguis y decadentes cuando se enfrentan al Real Madrid. Sí, el Atleti palmó en su estreno en Europa para hacer honor a su leyenda del Pupas. Hasta aquí todo correcto.

Sorprende (o no tanto) sin embargo la patética pena que destilan las portadas de la prensa deportiva madrileña ante la derrota de los indios del Manzanares.

“Maldito minuto 93” se fustiga Marca. “¡Vaya palo!” se flagela As. Pobrecitos, añadimos nosotros. Abramos una petición en Change.org.

Resulta cuanto menos alucinógeno comprobar cómo la presunta equidistancia, mesura, proporcionalidad y virtud del justo medio que predica y preconiza The Hernia Chronicle se esfuma en mil volutas cuando se trata de informar sobre una dura derrota del Atleti. “Catástrofe” es el titular más moderado que se nos viene a la cabeza en caso de trasladar lo del Wanda al Bernabeu any given Sunday.

De la Ouija no esperábamos otra cosa que llanto y crujir de dientes. En la prensa madrileña, presuntamente madridista en otros lares y absolutamente colchonera en la meseta, hasta Relaño solloza en su púlpito al lamento de “¡Qué mal sienta perder en el último minuto!”

Les sentará a ustedes mal, oigan. Cuando el Betis hizo lo propio en el Bernabéu Relaño, el propio Alfredo se relamía pensando en aquellas croquetas de palco que degustó en el Cretácico Superior.

Matrix, por el contrario, debe de estar asolado por algún desastre de origen termonuclear. Debe tratarse de un escenario, propio de Mad Max, absolutamente devastado donde, más allá de la Cúpula del Trueno, no crecen las flores.

Tres de los últimos cuatro goles del Barcelona de los Prodigios han sido en propia puerta pero en ningún sitio, en ninguna parte, en ningún lado se habla de la flor del Txingurri. Ernesto ha empezado la Liga con un jardín botánico, pleno de hortensias, dalias y lirios, pero la prensa catalana habla de plenos y liderazgos de todo.

Qué maravilla.

Como maravilla sería introducirnos en la bolsa vintage del Barça para viajar al pasado reciente y descubrir cómo se las gastaban los directivos culés Joan Gaspart Albert Soler, Juan Rosell, Jordi Pallarés y Jaume Casas en sus tejemanejes de la corrompida Real Federación Española de Fútbol.

Pero ya saben.

En Barcelona no brotan las flores, pero a la ribera del Manzanares tampoco crecen los Cerezos.