Mucho galernista ocupa su tiempo en otros menesteres más allá de su tarea fundamental en este mundo: el Galernismo Ilustrado, por supuesto. Y es gente tan preparada y eficaz que esas actividades no les distraen de su misión verdadera: contarnos sus cosas aquí.
Es el caso del gran Andrés Torres, periodista, que junto a Tania Latorre y José Ortiz, de PAR Producciones y The Voice Village, han parido El Desafío: Catalunya Confidential. Es una serie documental en podcast de Audible que pueden encontrar ustedes en Amazon.
Es muy interesante, se la recomiendo. Consta de 20 capítulos, dos de ellos, noveno y décimo, muy excitantes: el Barça, en la espiral del procés. Es un paseo por aquel 1 de octubre de 2017, domingo en el que el equipo azulgrana recibía a la UD Las Palmas en partido de Liga y a los catalanes nos montaron un referéndum. Palanca, ¡sí, ya las había!, que nos iba a llevar a la independencia.
Vamos, eso nos contaron. Hubo gente tan interesada que votó hasta cinco veces, bien es verdad que la mayoría en urnas distintas. Que la cosa acabó con el gran impulsor de la idea en un coche camino de Waterloo fue después. No lo esperábamos, vaya.
Íbamos a ser independientes. No se me ocurre nada más excitante que levantarte un día y que un tío, o tía, o las dos cosas, salga en la tele y te diga: hemos aprobado que a partir de hoy a las doce de la noche, el Barça tendrá 15 Copas de Europa. ¡Qué alboroto!
El Desafío: Catalunya Confidential. Es una serie documental en podcast de Audible que pueden encontrar ustedes en Amazon. se la recomiendo. Consta de 20 capítulos, dos de ellos, noveno y décimo, muy excitantes: el Barça, en la espiral del procés
Andrés me pidió que le ayudara con mi recuerdo de aquellos días. Mi dulce voz aparece en la obra y la verdad es que me satisface. Es magnífica. A sus coautores no los conozco, pero les supongo el valor, como al soldado. Andrés Torres es un periodista cojonudo, con perdón. Domina algo fundamental en el oficio: sabe preguntar, escuchar, elegir y transmitirlo.
El Barça, en el procés. Un resumen perfecto del asunto, la gran metáfora. Quiso apoyarlo, pero sin mojarse. No hay otra. La directiva de Bartomeu fue presionada hasta el extremo, recordarán. El ejército desarmado de Cataluña dejó dicho Vázquez Montalbán sobre el Barça. Los jefes de la cosa quisieron que el club se pusiera al frente de la movida. El gobierno de España manejaba un dato contundente: si se posicionaba proindependencia influiría un 30-40 por ciento en la decisión del pueblo a favor de la ruptura.
La junta contaba con independentistas irredentos y otros que nada querían saber del asunto. El propio presidente. El día D fue tremendo. La idea del mando procesista fue que el partido con Las Palmas se aplazara por la feroz reacción de la policía contra los votantes en cuanto abrieron los colegios. Eso dijeron. Hubo una mujer que acusó a un policía de tocarle las tetas. No prosperó. La denuncia, no el presunto tocamiento. Escuchen los testimonios, no tienen desperdicio.
El partido se jugó. Sólo Piqué y Sergi Roberto se pronunciaron a favor de no hacerlo. El resto, el capitán Iniesta, el jefe supremo Messi, catalanes ilustres con la bola en los pies, Alba y Busquets, dijeron que no. Que perder el partido y asumir la sanción posterior, ni en broma.
El Barça, en el procés. Un resumen perfecto del asunto, la gran metáfora. Quiso apoyarlo, pero sin mojarse
La solución era el aplazamiento. Exigía que los mossos redactaran un informe admitiendo que la situación era tan grave que no podían asegurar la seguridad en el estadio. Es uno de los supuestos que permiten aplazar un partido sin consecuencias para los contendientes. No lo redactaron. Es más: la policía catalana dijo que la seguridad estaba asegurada.
Total, que se jugó. A puerta cerrada pues alguien sugirió que podía haber invasión del estadio por gentes hiperventiladas. Y ganó el Barça. La metáfora. Riesgo, riesgo de verdad, ninguno. Dos directivos dimitieron cuando se decidió jugar. Dos de tropecientos. La metáfora. Dos dimitidos. Un grupo de políticos y similares acabó en la cárcel. Riesgo colectivo, ninguno. Ni para un partido de fútbol. Las Palmas jugó con una bandera española en su camiseta.
Ahí empezaron los otros males para el presidente Bartomeu al que el procesismo no perdonó su frialdad, eso dijeron, el día D. Es cierto que desde la otra acera le acusaron de colaboracionista con aquellos. Una ratonera. Lo cierto es que no puso al Barça a las órdenes del procés en los términos que esperaban muchos.
El 1-O y antes cuando le pidieron la caja del club, que pusiera su dinero a favor de la causa. El Mundo explicó, entre otras cosas, que a Bartomeu le sugirieron que el club pagara la fianza que le cayó al expresidente Artur Mas (2.6 millones) por ligereza en el manejo de fondos públicos. Lo de ligereza es cosa mía, claro. Se negó.
Vayan y escuchen la serie. El tiempo pasa, lo recuerdos se difuminan, y te devuelve a unos días tremendos en la vida de todos. El Barça y el procés. Barça y política siempre han ido unidos. Entonces vivió una de sus máximas expresiones. Apoyó la movida, no tenía más remedio. Pero sin mojarse. No extraña pues que la cosa acabara como acabó. Andrés y cía: felicidades.
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O sea, que Bartomeu fue Bartomiño. Ni subo, ni bajo, ni vengo ni voy. Hasta cierto punto le entiendo.
Me imagino al Gran Guasch en territorio balear , disfrutando del ocio estival que tanto atrae a reyes y reinas. Orgulloso de su último escrito en plena misión existencial. Calmo y excitado según se mire.
Quines cales, quines popes, quin peix, quin marisc, quina sobrassada ...!!!
Visca ses illes Blanques !
Recuerdo aquel infausto día, de manipulación organizada¿con el apoyo de Putinet? Ni un palo vimos,con Piqué votando tranquilamente de blanco inmaculado, sólo gente retirada en volandas con aquella a la que le habían tocado las tetas y le habían partido todos los dedos de la mano, con los 500 atendidos con sólo 2 hospitalizados, uno de los cuales por un infarto. Y el famoso Trapero... Luego al año siguiente los mozos defendiendo a los que cortaban carreteras, arruinando un poco más al país. Y he de reconocer que tuvimos suerte de que estuviera Nobita. Con el joker hubiera sido peor.
La única verdad que viene de Qatarluña es esa que dice que el Barsa es más que un club. Algunos fuera de allí no se enteran y siempre nos afean a los que sabemos de qué va esto que "mezclemos política y fútbol".