Banderas de nuestro anticlímax

Buenos días. Exactamente, ¿a quién se le ocurrió por vez primera que los presuntos mejores futbolistas de un país tuvieran que jugar contra los mejores futbolistas de otro país? ¿No estaba ya la cosa organizada por clubes dentro de cada nación? "Ya, hombre, pero es que se trataba de trascender las fronteras", responderá alguien.

Pero es que las fronteras podrían haber sido trascendidas, por el mismo precio, gracias a competiciones internacionales de clubes, que también existían y existen. ¿Qué excéntrico sabio inventó eso de que hubiera que agrupar bajo una misma bandera jugadores que por los demás ya estaban agrupados en clubes? Si se trataba de sacar a pasear sus pasaportes por puestos de frontera de aeropuertos de aquí y allá, ¿por qué no hacerlo representando a sus equipos? Era (es) una solución inmediata, al alcance de la mano y que no jode nuestras existencias, haciéndolas por contra mucho más interesantes.

Sólo hay algo peor para el aficionado liguero que el dichoso virus FIFA y los partidos de selecciones que interrumpen los fines de semana de Ligas en Ipurúa y miércoles de Copa en Los Pajaritos: el dichoso virus FIFA y los partidos amistosos de selecciones.

Nos lo podrán envolver con papel celofán y una cara sonriente de mejillas sonrosadas que oscila entre la felicidad pura y el rictus de gilipollas más absoluto. Realmente, ante el fin de semana de penitencia y capirote que ya adivina la llegada de la Semana Santa, el único consuelo es que no jugamos contra nuestro rival histórico: Islas Feroe.

Uno titula a todo color ¡La Supercopa del Mundo! , convoca a la imperial Mannschaft y apela al orgullo patrio con tal de vender su primera plana y no se da cuenta la Hernia de que los ojos del lector galernauta inmediatamente se posan preocupados sobre el estado de buena esperanza de Gareth en la esquina superior izquierda. La imagen es una buena metáfora del tratamiento mediático recibido en España por todo un gentleman británico como Gareth: le han hecho un bombo.

Se descuelga la Ouija con su tradicional estrategia de confección de portadas basada en la foto chusca de la rueda de prensa de turno, que digo yo que para algo citan a los periodistas en salas llenas de sillas, micrófonos y patrocinadores en las paredes. Buscar informaciones propias debe de ser muy cansado cuando uno está pendiente de las croquetas, sea en el palco VIP del Bernabéu o en la Ciudad del Fútbol de las Rozas.

Ayer nos dijo nuestro capitán, Sergio Ramos, que aspira a ser el jugador que más veces vistió la Roja y desde La Galerna le animamos en su empeño. Que no se preocupe Sergio que ya le adelantamos desde aquí que NUNCA será el jugador de la selección más expulsado de la historia de España. Allí le entrena Lopetegui, que mola mazo, y además no viste de blanco, el color de los hilos que diría Gerardo, casual y felizmente griposo cuando llegan los vampiros de la FIFA.

Claro, que al menos, en el caso de las cabeceras deportivas de la meseta, sí estamos habituados a que regularmente se envuelvan en la rojigüalda para fastidiar biorritmos ligueros y acosar de una forma u otra al Madrid porque quita y pone al internacional favorito de turno. De Morata y el Chelsea tiempo ha que no se oye nada en España. Tampoco se le escucha nada a Papá Morata. Será que no le entrena Mourinho.

Lo paranormal en días como hoy resulta el fervor patriótico de los Pili y Mili deportivos catalanes, hoy tan del bombo como Manolo, tan Manolos como el del bombo. Uno vislumbra sus primeras planas de hoy y parece escuchar una letanía cósmica rancia y casposa, un eco que nos evoca; ay mi madre el bicho….

E Iniesta enfrentándose a Kroos y Ter Stegen en ambas portadas mientras un tal Arturo  en el diario de Godó, Grande de España, asegura que su ídolo es el manchego de tez mortecina.

¿Alguien le ha dicho a Arturo que Andrés está haciendo las maletas para China?

China. La Glan Mulalla. La Ciudad Plohibida. Hay cosas que ver.

Visto lo visto. Este finde es un buen momento para hacerse un Marco Polo.