Me permitirá el lector la licencia de (mal) parafrasear la excelente novela de Gabriel García Márquez “El amor en los tiempos del cólera” para escribir unas líneas sobre la actualidad del club y, en particular, de la sección de baloncesto.
A día de hoy, el equipo de baloncesto mira desde el borde el abismo que se ha abierto bajo los pies del equipo de fútbol y se encuentra a punto de dar un paso, que esperemos que sea hacia atrás para alejarse del precipicio, pero que también puede ser hacia delante.
La temporada pasada, la de la liga del récord de partidos consecutivos ganados del equipo de fútbol, el equipo de baloncesto empezó mal, muy mal. Tan mal que, con el Año Nuevo, Laso tenía pie y medio fuera del club y la prensa deportiva reservaba un espacio para su esquela. Djordjevic, decían unos. Katsikaris, decían otros. No había unanimidad en el sustituto pero sí en administrar el viático al entrenador.
Y en estas llegó el mes de enero y el enfermo empezó a coger mejor color. Tan buen color cogió que acabó firmando la mejor temporada de la larga historia del baloncesto blanco.
Pero no podemos vivir del pasado y, por otra parte, una crisis en la sección de baloncesto siempre tiene un impacto limitado. A fin de cuentas, somos el hermano pequeño. Si al Bernabeu van 80.000 personas, al Palacio van 12.000. Si las audiencias televisivas del fútbol se cuentan por millones, las del baloncesto rara vez superan algunos centenares de miles.
Pero resulta que, por esas casualidades que se dan de vez en cuando, la semana en que el equipo de fútbol se despeña, amenazando arrastrar con él la estructura del club, el equipo de baloncesto se prepara para afrontar la primera gran final de la temporada; final en la que no va a ganar nada pero en la que lo puede perder todo. Este viernes a las nueve menos cuarto de la noche, el Real Madrid se juega gran parte de sus posibilidades de seguir vivo en la Euroliga en Belgrado. Allí espera un equipo inferior, muy inferior, como es un Estrella Roja que ha perdido toda la fuerza que mostró en temporadas anteriores para convertirse en un conjunto ramplón.
Pero Belgrado al mismo tiempo es un infierno para quien juega allí como visitante. La Sala Pionir, escenario del partido, se llena por completo con 23.000 espectadores que convierten el pabellón en una caldera en la que es muy complicado mantener la cabeza fría. Allí se empezará a jugar la temporada el equipo de baloncesto.
Hace un año, en la segunda fase de la competición, el Madrid se impuso en el mismo escenario por 72-79. Era un 2 de enero, el Estrella Roja contaba con mucho mejor equipo que el de esta temporada, y el Madrid venía de firmar un pésimo partido ante el Barcelona el Día de los Santos inocentes más una derrota en la prórroga ante el Unicaja dos días después, que lo habían dejado tercero en la clasificación de la Liga Endesa. Según los datos oficiales de la Euroliga, la asistencia al partido fue de 18.733 espectadores. No se cuentan en ese número los que entraron al pabellón tras el cierre de puertas y que acabaron ocupando hasta el último peldaño de las escaleras, como ocurre habitualmente.
Con el club sumido en una grave crisis tras lo acaecido en el Bernabéu, el equipo de baloncesto se encuentra tratando de salir a flote tras un mal inicio de temporada. Siempre será el hermano pequeño, pero hace un año salvó la desastrosa segunda mitad de temporada del hermano mayor con una cadena de éxitos seguramente irrepetible.
Ahora, en medio de la tormenta, el equipo de baloncesto se juega sus opciones en Belgrado. De caer, aún quedará la última bala en la recámara, pero esa bala consiste en imponerse al Fenerbahce de Zeljko Obradovic una semana después, y ya no fallar más en los dos siguientes partidos. Tal vez, incluso con la calculadora en la mano ante los dobles o triples empates que se pueden producir. Esperemos no tener que depender de esa última bala ni asistir al momento en que se apriete el gatillo en el papel de Robert de Niro contemplando a Christopher Walken en El Cazador.
No se vive del pasado, pero este equipo aún merece tener crédito tras lo vivido hace pocos meses. El viernes sabremos si es capaz de sobrevivir en medio de la cólera, o si también esta se lo lleva por delante.
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Mañana nos la jugamos. Estos no suelen fallar cuando toca pero como no defiendan será imposible.
Buenas noches mañana es la hora de los valientes, perder significaría acercarnos demasiado a la eliminación en la fase de grupos, algo inaudito para un campeón de la Euro Liga, es evidente que el equipo tiene dos problemas
1) Una baja forma física que hace que el equipo este todavía en pretemporada.
2) Por unas causa u otras ha habido demasiados cambios en el equipo, 5, con los consiguientes problemas de
acople de los nuevos, que debido a la falta de entrenamientos, no se han integrado todavía en el equipo,
Ni que decir tiene que estos problemas provienen, de la falta de vacaciones de los jugadores que en vez de descansar durante 75 días, se han pasado el verano jugando para la selección española.
Yo de todas formas confío plenamente en este equipo y creo que este viernes ganamos en Belgrado,
SON MUY BUENOS y SACARAN EL ORGULLO PARA NO SER EL PRIMER EQUIPO CAMPEON EN CAER EL AÑO
SIGUIENTE EN LA FASE DE GRUPOS.
Ojala me equivoque pero la medalla de oro en el europeo de baloncesto este verano, nos puede costar la segunda Euro Liga consecutiva.
Saludos blancos y comuneros