Me he preguntado tantas veces en voz alta si ya he contado alguna vez cómo conocí a la madre de Bale que cada vez tengo menos claro si lo he contado o no. Yo vivía por entonces en Cardiff, siendo entonces mayo/junio de 2017. La primavera había coronado su expectativa natural llevando al Madrid a la Final de la Champions, que ese año se jugaba precisamente allí, y en la ciudad se vivía un ambiente único en preparación del evento. Cardiff es, por supuesto, la localidad natal de Gareth, un graffiti con cuya cara veíamos todos los domingos mi familia y yo cuando íbamos a misa en Whitchurch, el barrio de los Bale, propietarios a la sazón de un pub recientemente abierto en el centro de la capital galesa, a apenas cien metros del National Welsh Stadium donde habría de disputarse la Final. Allí, en el Elevens, una noche de copas, conocí a Debbie Bale.
Era una Final muy deseada a priori, como no podía ser de otro modo, por el delantero. Jugar un partido de esa envergadura en tu tierra no es algo que pase todos los días. Sucedía, sin embargo, que Bale sufría una de esas lesiones que tanto han lastrado su carrera, y flotaba en el aire la incógnita: ¿llegaría a tiempo el dragón para ser titular en el partido de sus sueños? El propio Bale no tardaría en desvelarlo, en una entrevista concedida la víspera del desplazamiento del equipo a Gales: “Sinceramente, no estoy al cien por cien e Isco lo viene haciendo muy bien. Lo justo es que juegue él”. No recuerdo si alguien le alabó por ese arranque de sinceridad, tan radicalmente impensable con los egos que maneja el fútbol de élite moderno. Tampoco recuerdo si lo dijo en inglés o en español. Probablemente fue lo primero, con lo cual a todo el mundo le parecería fatal lo que dijo. A los que no lo entendieron, por no haberlo entendido. A los que lo entendieron, por haber dicho en inglés algo ejemplar, sí. Pero en inglés. Fatal.
«Yo ahora mismo, como galesa, sólo puedo pensar con orgullo en que el mejor equipo del mundo viene a mi tierra a jugar el partido más importante del mundo. Estoy muy contenta. El resto es secundario»
Algunos días antes de la Final, no obstante, aún no estaba claro si Gareth sería parte del once, y cuando a través de unos amigos de la Peña Madridista de Cardiff conocí a Debbie la duda aún flotaba en el aire. Me pareció desde el comienzo una mujer absolutamente encantadora, de una naturalidad desarmante. Por supuesto, me lancé con la duda. Debbie se puso muy seria y me respondió lo siguiente. También fue en inglés, espero que a nadie le parezca mal.
-Como comprenderás, nadie tiene más interés que yo en que mi hijo pueda jugar ese partido. Pero yo ahora mismo, como galesa, sólo puedo pensar con orgullo en que el mejor equipo del mundo viene a mi tierra a jugar el partido más importante del mundo. Estoy muy contenta. El resto es secundario.
Pude coincidir algunas veces más con Debbie en el Elevens. La certidumbre de encontrarme ante una señora de una pieza se acrecentó en esos encuentros ulteriores. También me produjo inmejorables sensaciones aquella conversación con Frank, su marido, el padre de Gareth. Me parecieron la quintaesencia de lo galés, nacionalidad que conozco muy bien porque viví allí seis años: simpatía, patriotismo, sencillez e integridad.
Me he acordado unas cuantas veces de Debbie en lo que llevamos de temporada. La mayor parte del madridismo no espera(¿ba?) nada de Gareth, a quien ve de vuelta, desmotivado, y a quien dibuja(¿ba?) como un desaprensivo que se lo lleva crudo a cambio de nada. Otros, en cambio, nos aferrábamos a la esperanza de un last dance, una última hazaña modelo Mestalla o modelo Lisboa o modelo Kiev, un último baile en homenaje a lo que fuimos juntos. Si yo me agarraba a esa esperanza no era solo por lo bonito que sería, sino por mi recuerdo de Debbie. Un hombre que ha recibido la educación familiar que por fuerza ha impuesto Debbie en esa casa no se abandona al golf y la murria pudiendo dignificar su adiós -que doy por descontado en junio- sin una gesta postrera. Incluso, en estos meses, he imaginado a Debbie colgada del teléfono, calentando la oreja del hijo. “Así no”, la figuro diciendo. Y me cuadra.
No sé si ha sido Debbie. Es decir, sé que ha sido Debbie, pero no sé si a través de mensajes recientes o por la mera imposición de los valores transmitidos siempre, que han terminado prevaleciendo. El hecho es que el partido de Gareth Bale ayer me llena de alegría porque lo veo. Si no marcó tres goles fue por Rulli en dos ocasiones, y por ser incorregiblemente zurdo en otra. Pero generó más peligro que cualquier otro sustituto posible de Benzema, y lo dio absolutamente todo. Veo que lo quiere. Veo que quiere el último baile.
Ya no vivo allí, pero sé que dentro de escasas semanas, en Cardiff, el sol empezará a filtrarse con mayor calidez a través de los agujeros que practique en las nubes negras, y que Bute Park se llenará de niños que se lanzan balones de rugby, como en aquel mayo de 2017. La primavera siempre ha sido de Gareth. La primavera siempre ha sido del Madrid.
Fotografías: Getty Images
La historia de amor entre Bale y el Madrid ha sido tumultuosa y se merece un buen final.
Lo que ha hecho la asquerosa prensa deportiva española con este chico desde que puso un pie en España ha sido repugnante,un linchamiento como no se ha visto nunca salvo con mouriño. Muchos madridistas desgraciadamente lo compraron. Luego el se equivoco, pero claro, si te llevan dando desde el minuto uno, normal que te revuelvas. Mi opinión siempre ha sido que mientras un jugador tenga contrato y pueda ser útil al equipo, hay que dejar rencillas e inquina personales al margen y remar todos en la misma dirección, liga y champions. Gareth es un jugadorazo, ha tenido unos años malos, por lesiones, por mala actitud, ok, pero fue muy importante en las 4 de 5. Yo confío en el último baile del galés, dar en los morros a los canallas y cuñaos de la prensa deportiva antimadridista y ganar la corrupta liga de tebas y por qué no, la champions y ver el careto del también corrupto y mafioso ceferino dándonos la copa, eso sería impagable
A Gareth siempre le ha pesado demasiado su forma de ser y que en España eres "bueno" según la gracia que le hagas a algunos "periodistas" de este país.
Claro que le han lastrado mucho las lesiones, pero en los años que lleva en el equipo, nunca se ha escondido en las finales ( golazo en Mestalla, el primer gol en la prórroga de La Décima, los dos golazos en la Decimotercera,... )
Gracias Jesús, reconforta leer estos artículos entre tanta ponzoña lanzada sobre un jugador que siempre será leyenda blanca en mi corazón por las alegrías que me ha dado, que son de las mejores de mi vida.
Con los goles de Bale la temporada pasada se hubiera ganado la liga de sobra pero....
"Veo que quiere el último baile" Gracias Jesús por tu artículo y ojalá que tu visión nos permita pasar la clasificación y poder tener una bella primavera blanca. Saludos desde Montevideo.
Qué bonito sería que Bale se despidiera del equipo y del futbol de élite marcando el gol de la victoria en la final en San Petesburgo, no hace falta que sea de chilena. Juro por Dios que me emborracho ese día (y aunque el gol de la victoria no sea de Gareth, también).
Si repasamos los 10 goles más importantes del RM en los últimos 10 años, Bale está en no menos de 5 de ellos como protagonista directo o indirecto. La prensa española no ha tolerado el éxito del RM en estos años y Gareth ha cometido el error primero de ser un tipo normal y segundo de no estar bien asesorado después de su renovación.
Es historia viva del RM y él mismo deberá ser consciente de ello cuando se retire.
Sí, don Jesús. Sabemos de su aprecio , lógico, por la familia Bale y por el Real Madrid. Aquí hay otro relativamente esperanzado y optimista al respecto.
Fucking journalists and fucking injuries ! Go,go,go Gareth.