Hoy nos hemos despertado hoy, cosa lógica, mundana y poco relevante, pero en realidad nos hemos despertado un poco el miércoles y un poco hace una semana, cosa que nos tiene algo indefinidos, como sin asiento, en ascuas, sin vivir en nosotros. Tan alta vida esperamos, que morimos porque aún no hemos eliminado al PSG y que morimos aún más porque hace unos días perdimos en un partido pésimo contra el Espanyol y nos empeñamos con ello (y con otros sucesos similares y demasiado recurrentes) en no engancharnos de nuevo a la lucha por la Liga del penalti al Barcelona. Ha venido así la cosa este año y, pese a que todo podría indicar que ya está, que para qué seguir pensando en ello y que ya ha habido tiempo de asumirlo para centrar las ilusiones en la Champions, no somos capaces de concebir el madridismo como resignación, aunque tampoco como tormento y regodeo en el reverso tenebroso.
Es por ello que también nos hemos levantado hoy, tras nueva constatación de la presencia decisiva, contante y sonante de Cristiano, un prodigio que acumuló tantos goles sin marcar al comienzo de esta temporada, que ahora se le caen de los bolsillos y los regala a su paso. Hoy, tras Bale, el jugador cuestionado más incuestionable que recordamos. Hoy, tras Benzema, que no marca sino dicta, deletrea y recita. Hoy, tras Marcelo, que insiste en bailar la samba sobre césped, peculiar modalidad exclusiva, tan personal y salvaje como su corte de pelo.
Este hoy que se apoya en ayer no hace ya otra cosa que pensar en París y en cierto fuego interno que el Madrid sabe evidenciar y esparcir cuando hace frío para ponerlo todo a punto de ebullición. ¿No notan ya el chup chup?
Sucede que antes de todo ello y después de nuestro ayer, toca un partido que puede resultar decisivo para la lucha por la Liga del penalti al Barcelona; un partido en el que nosotros no estamos directamente implicados, cosa que incide en la llaga de estar levantándonos hoy hace un semana y hace más, todos aquellos días en que demasiados puntos caían en casillero contrario. Pero ya decimos que no se hizo el madridismo para mirarse las heridas en el espejo, ni para el "ay, mísero de mí", sino para el "aquí estoy yo, porque siempre puedo volver a estar hoy y mañana donde ya he estado tantas veces ayer".
En esas estamos mientras Messi parece enfrentarse a Simeone y no a once jugadores rivales, mientras Valverde y Sport hablan de gran final para la que ya tienen decidida alienación (no es errata) y el Cholo solo reza, mientras sudadera del Barça y botas firmadas por Messi, mientras sexo es vida, colección de relojes militares y Leo es el número 1 a fuerza de no parar de repetirlo en toda ocasión:
-Hola, buenos días, quería un pan de espelta, por favor.
-Messi es el número 1.
-Mamá, papá, tenemos que hablar.
-Messi es el número 1.
-Angustias, ¿quieres casarte conmigo?
-Messi es el número 1.
Vale para todo esa respuesta, no solo para confecccionar portadas. No tengan miedo, ensayen y repitan como loros sin perder ocasión de caer bien, de estar in, de ser trendy, de hacer caso a Sportivo y MundoSport. Les irá bien si así hacen, hasta el punto de que verán audacia en titular "Duelo al gol" pese a que sea una frase más adecuada para ser escrita con las posaderas que con bolígrafo. ¿Qué más da todo lo demás si Messi es el número 1? Sintaxis, ortografía y gramática empequeñecen al lado de semejante revelación. Oremos.
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5 comentarios en: De ayer para mañana
Lo de ayer fue de nota.Como siempre,el equipo rival a rascar,y a la primera falta,¡tarjeta para nacho¡.Por no hablar de los comentaristas de la tv.Vaya intento de robo,pero los p... diarios no dicen nada.
El Remy dio tres manotazos y se llevó dos tarjetas. Hasta que no vio la sangre el álbitro ni pensó en sacar la amarilla.
"La Liga del penalti al Barcelona", no se puede describir mejor.
Es que no va a haber más penaltis.
Muy divertida la portada del Sport. Suárez parece que quiere hincarle el diente a un calçot, por decir algo. Cholo está sorprendido, incluso Valverde parece escandalizado.