Varón de unos 35 años se persona en nuestras dependencias alegando haber sufrido un robo con intimidación y posterior trato vejatorio la noche del 6 de marzo en torno a las 22 horas.
El denunciante afirma haber sido objeto del hurto de un balón de fútbol cuando avanzaba en dirección al área contraria y un sujeto barbilampiño, de unos veinte años y expresión burlona, interpuso su pie izquierdo en la línea del pase ensayado, con la clara intención de abortar dicho pase e iniciar su propia jugada, de todo punto ajena a la inicialmente considerada por el denunciante.
Agrega haber corrido a continuación en pos del balón sustraído, si bien esta vez en dirección al área propia, empleando para ello toda la energía necesaria para tratar de contrarrestar la gran velocidad imprimida a su carrera por el presunto autor del robo. Preguntado acerca de si trató de alertar a otros viandantes, o de solicitar ayuda en la persecución, responde algo cohibido que prefirió no hacerlo a fin de no llamar más la atención sobre lo acaecido, de por sí humillante habida cuenta de la experiencia y el prestigio del demandante. Añade cabizbajo que mira que la humillación no había hecho más que empezar, como continuará refiriendo entre sollozos entrecortados. Inquirido acerca de la posibilidad de solicitar ayuda psicológica inmediata, en vista del trauma que aún le acucia, declina la oferta y promete sacar fuerzas de donde ahora mismo no las tiene para perseverar en su narración.
El denunciante manifiesta haber sido capaz, a duras penas, de aguantar el sprint del presunto agresor para impedir su incursión en el área propia, sin por ello darle alcance ni recuperar el objeto sustraído pero impidiendo al menos males mayores. Relata haber seguido la trayectoria posterior del presunto maleante que a decir del demandante comenzó entonces, a menor velocidad, a alejarse del área propia protegiendo el balón entre los pies y mirando a la cara del denunciante con ademán retador, como si de un cortejo para el apareamiento se tratase. Se le pregunta si no se percató de que se trataba de una maniobra de distracción ejecutada a la espera de la llegada de refuerzos, y entre jipidos niega con la cabeza, en patente señal de arrepentimiento. Repite que qué torpeza, qué torpeza.
El denunciante asegura haber sido poco menos que hipnotizado por las (ahora) lentas maniobras del presunto delincuente con el objeto sustraído hasta que de pronto, en el momento más inesperado, y confirmándose que es posible que en efecto se tratara de un ritual de apareamiento, notó algo introduciéndose entre sus piernas subrepticiamente. Aunque se le hace notar que no es necesario que se excuse con nosotros, pide de nuevo perdón entre suspiros por no haber advertido la llegada de un segundo sujeto. El cómplice, siempre a decir del denunciante, se había infiltrado inadvertidamente a su espalda para tomar posesión del objeto extraviado, pues eso y no otra cosa resultó ser lo que había pasado entre sus piernas con el consiguiente daño moral. Detalla que el cómplice hizo llegar el objeto extraviado a un tercer compinche que a su vez se personó corriendo en la escena del asalto para depositar, fatalmente, el objeto en la red propia merced a un salto que el denunciante trata de replicar poniéndose de pie en la silla y ensayando un movimiento muelle, de plasticidad francamente mejorable, con los puñitos a la altura de las axilas. Se le indica que se siente. Obedece y se suena la nariz mientras menciona entrecortadamente el nombre del tercer individuo, conocidísimo en los inframundos del hampa.
Preguntado acerca de la presencia de testigos, replica agriamente que si le parecen pocos. Se le exige respeto y, visiblemente enajenado, se desprende de unos pantalones amarillos, que le quedan anchísimos, y balbucea algo acerca de una Champions para ganar la cual vino a París. Trata de besarme. Se le esposa y se le leen sus derechos. Pasará la noche en gendarmería.
Zassss .........hostion en todos los hocicos por estupido
Sí señor, genial atestado. A la altura de los hechos consignados
Pues sí, Jesús, así fueron los hechos jaajajajaj
Saludo
Conozco a esos 3 criminales. También al denunciante, aunque haya cambiado de aspecto operándose las orejas.
Balotelli también conoce al denunciante, je-
Lei un mensaje en Twitter que me pareció divertido. Decía que Alves ya sabe que el Real Madrid siempre paga sus deudas. Yo creo que con intereses, en este caso.
Señor gendarme, asegurese de que no le dejan el calabozo lleno de mocos pegados por todos lados
Me temo que quien le robo el balón a este sujeto, era el mismísimo Fantômas, y contra eso, no hay nada que hacer... 😉