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Arda Güler, detective asesor

Arda Güler, detective asesor

Escrito por: Luis Montero Manglano7 julio, 2023
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Muchos aficionados al fútbol tenemos un conocimiento muy escaso de este deporte. Me refiero a un desconocimiento casi dramático, al nivel de apenas ser capaces de diferenciar un mediocentro de un lateral izquierdo o a Gavi de Pedri.

El fútbol es un deporte maravilloso. Quizá sea el único que no requiere de conocimiento en la materia para disfrutarlo con pasión, ni siquiera para contar con un puesto fijo como tertuliano futbolístico en Radio Marca. Un amplio número de periodistas deportivos saben de fútbol lo mismo que yo de ecuaciones fractales —que les advierto que es muy poco porque soy de letras— y, sin embargo, ahí los tienes, que no te cambian a Modric por De las Cuevas, oye. Pero me estoy desviando del tema. Lo que quiero decir es que los madridistas que no sabemos nada de fútbol debemos fiarnos de cuestiones más instintivas que técnicas para valorar si nos gustan los fichajes que hace el club.

Qué esperar de Güler

Por ejemplo, a mí Bellingham me gusta mucho porque tiene la misma cara que el busto de Nefertiti. Fichar al busto de Nefertiti como centrocampista mola bastante, y solo está al alcance del Real Madrid, que más que un club es una galería de arte. Yo cada vez que veo de espaldas a Toni Kroos creo estar contemplando al “Hombre frente al mar de niebla” de Friedrich, y si me ponen juntos a Carvajal y a Lucas Vázquez me parece estar viendo el “Gótico Americano” de Grant Wood. A mí, por definición, los jugadores que se parecen a cosas que hay en un museo me encantan. Si además resulta que juegan bien, pues miel sobre hojuelas.

El que también me gustaba mucho era Özil, pero porque tenía los mismos ojos que Bette Davis, igual que la canción de Kim Carnes. A Özil le ponías una peluca rubia, un vestido de Edith Head y un cigarrillo entre los dedos y al fin averiguabas lo que fue de Baby Jane: jugaba de mediapunta con Cristiano y Benzemá en un Madrid que era como el reparto de “Eva al desnudo”.  “La vez que mejor me lo he pasado en la vida fue cuando tiré a Joan Crawford por unas escaleras”, dijo una vez miss Davis, que, por desgracia, fue lo mismo que hizo Özil con su carrera al dejar el Real Madrid antes de tiempo: echarla escaleras abajo.

El Madrid acaba de fichar a un prometedor talento llamado Arda Güller, y los que entienden del asunto dicen que es un nuevo Mesut Özil. Eso me hace mucha ilusión, pero a mí a quien realmente me recuerda es al joven Sherlock Holmes que salía en aquella encantadora película llamada “El secreto de la pirámide” (Young Sherlock Holmes, 1986), que yo no sé la de veces que me la puedo haber visto en bucle cuando era crío, válgame Dios.

“El secreto de la pirámide” era una locura ochentera dirigida por Barry Levinson —ganador de un Oscar por “Rain Man”—, producida por Steven Spielberg, con guion de Chris Columbus y con una banda sonora de lo más chula. Trata sobre un Sherlock Holmes adolescente que persigue a una secta de asesinos adoradores de un malvado dios egipcio en el Londres victoriano. Hay momias, máquinas voladoras y luchas de espada en un cementerio; y, aún así —si me permiten un arranque de nostalgia de cuarentón—, era un cine de aventuras con mucha más inteligencia que el que se hace hoy en día.

La película figura en el libro Guinness de los Récords por ser la primera de la historia en la que aparece un personaje generado por CGI: se trata del siniestro caballero de una vidriera medieval, que de pronto cobra vida para matar a uno de los personajes. En eso se parece al Barça, fíjate tú, que también es un ente CGI (Con Grandes Irregularidades) a quien la UEFA ha dejado participar en la Champions League, a ver si así mata definitivamente el fútbol europeo de clubes, que tal parece ser el empeño final de Ceferin y sus alegres compadres del petróleo.

En fin, volviendo a nuestro asunto, el nuevo fichaje del Madrid me ha quitado años de encima porque cada vez que veo a Arda Güller me parece estar contemplando al joven Sherlock Holmes de “El secreto de la pirámide”. Así que resulta que no solo hemos fichado a un talentoso centrocampista sino también a un detective asesor. Ya era hora, porque la Liga de Tebas cada día que pasa se parece más a una novela policíaca.

Lo primero que hay que hacer con Güller cuando pise el Bernabéu es darle una pipa y un abrigo de cuadros y ponerle a resolver misterios. Ceballos se me antoja un perfecto Watson para Güller, aunque tenga acento de Utrera. A Toni Kroos le pondremos un mostacho para que haga de Hércules Poirot porque tiene las mejores células grises del planeta fútbol. Y a Modric bastará con que le hagamos un moño para convertirlo en la señorita Marple. A los muchachos (Vini, Bellingham, Valverde, Camavinga…) les compraremos una Volkswagen de colores y un perro parlante para que persigan fantasmas y monstruos en campos de fútbol embrujados, como el Mestalla y el Sánchez-Pijoan. Fantasmas que no son racistas pero que cuando les quitas la careta te sale Manolo Lama con una bufanda del Atleti.

Cuando Güller llegue al Madrid lo primero que se va a encontrar será una Liga apuñalada en un vagón de tren a punto de descarrilar, lleno de sospechosos que al mismo tiempo son todos culpables, igual que en el más célebre rompecabezas de Agatha Christie. Con Rubiales haciendo de inspector Lestrade, sin enterarse absolutamente nada, y Moriarty al mando del comité de árbitros. Más que un estudio en escarlata, un estudio en blaugrana con Laporta como el culé de los Baskerville.

Si después de enfrentarse a todos estos misterios escalofriantes al pobre Güller todavía no lo han metido en una clínica de reposo, demostrará con creces que tiene lo que hay que tener para triunfar en el Real Madrid. En lo que a mí respecta, confío a ciegas en él solo porque me recuerda a aquella película que me hizo pasar tan buenos ratos cuando era un crío.

Y es que los madridistas que no sabemos de fútbol somos así, señora. Los fichajes veraniegos nos emocionan de forma pura e irracional, igual que las películas de aventuras de cine al aire libre con las que disfrutábamos de niños.

Mucha suerte, Arda. The game is afoot!

 

 

 

 

 

Luis Montero Manglano
Novelista. Editor. Profesor de Historia del Arte.

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🎂Cumple 33 años el hombre que le enseñó a Bellingham lo que significaba «chilena», el hombre tranquilo que no flaqueará jamás ante un penalti decisivo, el gran @Lucasvazquez91

¡Felicidades!

Lamine Yamal es muy joven.

Enormemente joven.

¿Y?

#portanálisis

👉👉👉 https://www.lagalerna.com/lamine-yamal-es-muy-joven-y/

En el hecho de que @AthosDumasE llame a la que muchos llaman "Selección Nacional" la "selección de la @rfef" encontraréis pistas de por qué no la apoya.

La explicación completa, aquí

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Tal día como hoy, pero de 1962, Amancio rubricaba su contrato como jugador del Real Madrid.

@albertocosin no estaba allí, pero te va a hacer sentir que tú sí estabas.

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