Febrero de 2006. Quien les escribe andaba más preocupado por sacarse 2º de Bachillerato sin sobresaltos que por una eliminatoria que, sobre el papel, no parecía propicia. No pudo ser más equivocado mi vaticinio. El Zaragoza venía de eliminar la ronda anterior al gran Barça de Ronaldinho el año del debut de Messi y contaba entre sus filas con jugadores de talla mundial, mención especial a Diego Milito, quien tan felices nos haría 4 años después. Recuerdo apagar la radio durante el partido de ida en la Romareda, dando todo por perdido, incluida una temporada rara en la que disfrutaríamos del último baile de Zidane y mi gran ídolo Raúl permanecía en el dique seco por una lesión de rodilla en el clásico de la primera vuelta.
Sin embargo, una vez acabado el partido, comenzaron a llegar mensajes transmitiendo el famoso “Espíritu de Juanito”, por el que el Madrid era capaz de lo imposible, incluso de levantar aquel 6-1 en contra de la ida. Yo no me lo acababa de creer, pensaba que sólo eran leyendas de los 80 que se podían ver en la colección de VHS que me había regalado mi padre años antes. ¿Remontada? ¿Qué es eso? Nunca he visto una, pensaba. Aún así, llegado al día D me dirigí al bar (qué bien se ve el fútbol en el sofá de casa) con la sospecha de que mi estancia allí duraría lo mismo que lo que tardara en beberme mi coca-cola.
Minuto 1. Aquel lateral random con el 11 llamado Cicinho la clava con por la escuadra. Todavía es imposible, creo. Minuto 4, Robinho, al que alguien debió explicar que jugar con la blanca en el Bernabeu era la máxima cota a alcanzar, me hizo creer que era posible. Minuto 9, la pierna derecha de Beckham pone un servicio exquisito que remata Ronaldo, the real one que diría Mou, en una posición antinatural pero entra pegado al palo. Delirio, me abrazó con el señor de al lado del cual no sé ni su nombre. Pienso para mí, malo será que no les metamos 7.
Sin embargo, pasa el tiempo y parece que las fuerzas se agotan. En el minuto 15 de la segunda parte, aproximadamente, Roberto Carlos mantiene la llama encendida, pero algo dentro de mi me dice que va ser difícil. Mi predicción, desgraciadamente se cumple. Morimos en la orilla con alguna ocasión clara del Zaragoza que pudo acabar antes con la esperanza.
Este 4-0, junto con la llegada de un camero que años después se confirmaría como uno de los grandes de la historia de nuestro club, queda como único buen recuerdo de una temporada aciaga. Además, confirma por encima de la competición que se esté jugando, que el fútbol es emoción. Contaré a mis nietos que he visto a mi equipo ganar 7 veces (por el momento) la competición más grande que existe y que antes de eso la ganó 6 más, pero un solo gol separó aquella noche de entrar en el olimpo.
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Esa remontada se la carga Lopez Caro que después del gol de R Carlos le pidió al equipo calma y que jugara con paciencia. Restaban 20 minutos y el partido pedía todo lo contrario. Fue patético. Un pésimo entrenador que rezaba antes de los partidos. Una pena porque aquella plantilla tenía mucho talento. Aquella etapa de los galácticos pudo dejar muchos más títulos.
15 días después de esta casi gesta sucedió el partido de las pipas de Mallorca y la dimisión de Florentino
Y el Farsa de Rijkaard (este sí me cae medio bien, no como el Filosofó), campeón de una Champions en la que ganó al Arsenal que a su vez había eliminado en semifinales al Villarreal de chiripa (ese fue el nivel aquel año)
Normal que hayamos olvidado eso, o que lo hayamos querido olvidar. Fue el año de Vanderlei, el devoto López Caro, el cuadrado mágico y demás.
2004-2006 el periodo más negro en la historia del R.M. (en mi vida)
Abrazos madridistas