El madridismo está mal pertrechado para la desgracia, aunque tenga que lidiar con ella regularmente como todo hijo de vecino. Yo he oído mil veces eso de que si eres de Atleti y te deja la novia qué vas a esperar, pero si eres del Madrid se te viene el mundo encima. Una mentira más de esas que nos arrojan por encima de la tapia para ensuciarnos el patio. Me acuerdo, recién aterrizados en Rancho Boyeros, del mosqueo de un cubano que nos hablaba del calor en La Habana al que otro español le dijo aquello de bueno, pero ustedes estarán acostumbrados: Y un carajo, compañero, pa’mí hace el mismo calor que pa’ti. Desengáñense, amigos, y dense con un canto en los dientes porque ser madridista es solo que las desgracias vengan juntas más raramente, pero si nos pinchan sangramos.
Hay películas concebidas para hacer historia del cine y películas que ni siquiera aspiran a ser el estreno del año, solo a que todo encaje, a contar su historia de la mejor manera posible, a que a los espectadores les guste, a cumplir en taquilla. Su horizonte está en la hora y media que pasan con el espectador en la sala o donde sea. Las primeras son obras maestras o un fiasco, no hay más. Las segundas a veces también son obras maestras, pero con tal de que desees volver a verlas cuando las ponen en televisión no habrán fracasado. Si El acorazado Potemkin hubiera salido rana ahora no sería más que un documento curioso, como aquellas películas mudas de mujiks para las que Jardiel inventaba desopilantes diálogos alternativos en sus celuloides rancios; pero La Casa Rusia, de Fred Schepisi sobre la novela de Le Carré, no necesita trepar a ningún ranking para que yo no deje pasar cada vez que se me presenta la ocasión de meterme en la trenca de Sean Connery paseando por el Moscú nevado de la perestroika su amor arrebatado por una Michelle Pfeiffer con acento ruso que ríanse ustedes de Meryl Streep. “Me reconocerá, no tengo pérdida. Soy como una cama sin hacer amarrada a una bolsa de la compra”, le dice 007 a Michelle por teléfono para acordar su primer encuentro.
El fútbol es un juego menestral, un invento de la clase obrera. Hay en él un fatum por desafiar que lo sitúa en el registro trágico y, por tanto, heroico. Esa imagen de copas levantadas que no nos estaban destinadas y que de tanto alzarlas hemos generado en los demás y en nosotros mismos la fiera sensación de que nos pertenecían, que solo nos amaban a nosotros. Pero la Orejona è mobile como la mujer proverbial de Rigoletto y se acaba yendo con quien le hace el mejor requiebro y además se lo hace el último. Nos fue esquiva treinta y dos años seguidos, ¿es que ya no os acordáis? Y aún remoloneó para rendírsenos en cifras dobles, que hubo quien pensó que habría que esperar otros treinta. Sí, el fútbol es una cosa de héroes, pero también de obreros, de gente laboriosa y aplicada que se conjura para defender su dignidad ante el patrón o echar a Hitler de Inglaterra, pero que se levanta al alba entre semana, besa a los niños antes de salir por la puerta y le echa horas al tajo cavando puntual su cuota de zanja con espíritu solidario, para que el de al lado no pague tu falta de atención. Eisenstein de febrero a mayo, cuando toca poner la bandera en la cumbre, pero buen cine de género los fines de semana, con la trenca de Sean y con Michelle hablando en ruso.
Aquí se ha apostado a un minimalismo envenenado. Hace dos años culminamos una temporada fabulosa, un año como solo hicimos otro cuando casi ninguno de nosotros había ni nacido, una liga competida y una final estratosférica en que le metimos cuatro a quien solo había recibido tres en todo el campeonato. Y entonces alguien decidió que sobraban recursos, ¡Moratas y Jámeses a nosotros! ¡Quién quiere héroes habiendo dioses! El año pasado el juego con fuego se tensó hasta el virtuosismo: como en octavos se pasó a cuchillo al PSG del jeque con insospechada suficiencia, inventamos las rondas a un partido: si la cosa quedaba aclarada en la ida viajera con la Juve y el Bayern, para qué tomarse en serio las vueltas en casa, ese trámite engorroso. Y como la final fue con unos ingleses orgullosos pero ausentes mucho tiempo de estas lides, para qué tomárselos del todo en serio si ahí está un Bale iluminado para dejarnos a todos con un palmo de narices. Si uno resuelve la temporada en cinco partidos, puedes hasta prescindir del mayor goleador de tu historia sin buscarle un relevo siquiera parcial.
Hoy es el día en que el cubano de Rancho Boyeros en forma de entusiastas chavales de escuela holandesa y hatajo de culés tan pérfidos como aplicados nos estampa el fatum y la realidad de una sentada en los belfos: aquí el calor aprieta pa’ti tanto como pa’mí. Esto no es cosa de un entrenador ni de uno o dos o tres jugadores que no hayan estado a la altura. Esas cosas forman parte de lo que siempre puede ocurrir. El Madrid aspira seriamente a ser sublime sin interrupción, como pedía Baudelaire, pero hasta a Baudelaire le salían alguna vez versos cojos. Aquí es toda una política de club lo que queda en evidencia, y a mí me hubiera gustado ayer ver a Florentino ante los micrófonos acusando recibo en lugar de a Butragueño porque ese habría sido el signo de que él lo sabe como lo sabemos nosotros.
Esto no es el apocalipsis, solo la realidad. Aquí somos muy amigos de pedir enseguida dimisiones y enormidades, cuando lo que hay que dar antes que nada son explicaciones y soluciones. A mí me hacen gracia estos que pretenden escribir la historia según sucede y hablan de final de una era y tal. ¿Y entonces si el año que viene volviéramos a ganar Liga y Champions no podríamos hablar de ese equipo que ha ganado cinco de las últimas siete copas? Florentino está a tiempo de empezar a hablar y no parar, de explicar lo que se ha hecho y no ha funcionado. Y nosotros de no perder el oremus. No vamos a levantar copas este año, pero ahí esperan once o doce partidos de Liga que no son banales porque de ellos depende que el año que viene nos las veamos de nuevo con el Bayern y la Juve y el Liverpool o con el Legia de Varsovia. Cine de género, técnica lidiadora, y yo ahí veo mucho que disfrutar, aunque no pase a la historia del cine ni de las faenas memorables. No es el apocalipsis, solo la realidad, así que cuidado con tirar al niño por el desagüe con el agua sucia. Es el momento de tomar esos dos billetes que hemos salvado de la quiebra, depositarlos en el cesto y llevarlos bailando hasta la caja para que críen, como James Stewart en Qué bello es vivir. El frío y el calor son para todos, pero el Madrid siempre vuelve.
Número Uno
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Hay una cosa que por mucho que se repita no va a acabar convirtiéndose en verdad, y es que no os cansáis de repetir muchos que el club decidió prescindir de Morata y James (que apenas jugó en esa maravillosa temporada), cuando lo cierto es que ambos jugadores fueron los que pidieron salir y fueron ellos los que quisieron irse.
Totalmente cierto, el que necesite que le explique el presidente por qué se han ido los que se fueron o no se ha fichado algún figura mejor que se lo haga mirar. A mí me gustaría que algunos jugadores explicaran por qué han hecho "una temporada de mierda", eso si es exigible, pero que te expliquen obviedades es de necios.
Concuerdo; llega un punto en que se van aceptando los pedacitos del Relato Oficial como verdad verdadera: que si no hay planificación, que si el tuneado en lugar de fichajes, que si no hay sustituto del goleador, que si no tenemos sección femenina, que si echamos a James y Morata... ese es el momento en que empezamos de verdad el apocalipsis, cuando nos creemos lo que dicen nuestros enemigos de nosotros mismos, y nos creemos capacitados para "hacer autocrítica porque es sana" (sí, pero de cosas verdaderas, no inventadas por nuestros enemigos!!!!!)
En fin...
No hay planificación, se nos ha aparecido la Virgen en nombre de Cristiano Ronaldo Sergio Ramos y Luka Modric (1 top4 de la HISTORIA del Fútbol, 1 top3 de defensas de la HISTORIA del Fútbol y 1 top5 de centrocampistas de los últimos 30 años), aparte de encontrar a un SÚPER mister de un parche (sí Zidane querido entró como un parche te guste o no, q ya se por donde me vas a salir). El PRESIDENTE que ha sido un rey Midas y para mí su labor ha sido de mejor presidente posible, este año incomprensiblemente ha hecho una omisión deliberada de su puesto de trabajo y ha creado una BASURA de plantilla (a los hechos nos remitimos).
Lo de no tener sección femenina es lamentable en el año 2019, qué quieres que te diga ...
Sergio Ramos, Modric y Cristiano Ronaldo son la mas pura y dura planificación . Ninguno de los tres fichajes se improvisó (¿para tapar vergüenzas?) .
Y como estaba planificado, hicieron su trabajo de lujo.
Zidane sí fue un parche, como Guardiola en el Barcelona o Heynkes en el Bayern. Y Di Mateo en el Chelsea en 2012. Campeones de Europa todos. A veces ocurre, incluso en el Madrid.
Esta plantilla no es una basura. Esta plantilla ha rendido por debajo de su nivel. Toca tomar acciones al respecto.
Lo más indignante del artículo es intentar mostrar lo difuso que tiene el conocimiento en saber quien dijo que no necesitamos James o Moratas, para luego tirar el dardo hacia afuera. Con lo fácil que es decir: Señores Sánchez y Pérez, salgan en rueda de prensa, digan primero que no se puede ganar siempre. Segundo expliquen que se va hacer para intentar el año que viene cambiar la situación y santas pascuas. Si lo que se hace es no exigir todo eso es seguirle el juego a estos dos señores que consiste en que hay unos señores muy malos, la prensa, y que nosotros nos defendemos como podemos. Eso de que hay madridista buenos y malos es como lo de españoles de bien. Cuando uno quiere categorizar una masa indefinida sólo intenta ocultar sus defectos; y colaboradores en el cometido los hay muchos. Aquí, en esta página das una patada al suelo y te aparecen por doquier.
No soy partidario de hacer comentarios a mis propios artículos salvo para acusar recibo de errores factuales detectados por los lectores y subsanarlos si es el caso. Entiendo que mi espacio es el que queda por encima de la firma y que lo que queda por debajo es el espacio de los lectores, y allá cada uno con la eficacia de su prosa y su comprensión lectora respectivamente. Hago una excepción por el relativo asombro que me produce la impresión de que algunos han leído aquí un texto que yo, desde luego, no he escrito. Por ejemplo, no sé dónde he dicho yo que el club echó a James y Morata o a Cristiano. Lo que el club hizo fue dejarlos ir (todos tenían contrato en vigor, que solo puede romperse unilateralmente cláusula de rescisión mediante: no fue el caso) y no reemplazarlos. El resultado fue una merma objetiva y evidente del potencial de la plantilla respecto a la que igualó la mejor temporada de toda la historia, la 57-58. Yo no he pedido dimisiones ni he hablado en mi vida de la renovación del estadio, porque mi competencia en materia de gestión deportiva es nula y las decisiones sobre el patrimonio del club y su dirección solo corresponden a los socios, que para eso el Madrid tiene la condición societaria que tiene. Ramón Álvarez de Mon, por cierto, desmonta hoy aquí mismo con sobriedad en un vídeo las supuestas relaciones directas o indirectas entre esa iniciativa y la mayor o menor capacidad para fichar. Como aficionado, echo de menos oír la voz del presidente en un momento en que las cosas no han salido bien. Entiendo que eso tiene que ver con la rendición de cuentas a que todo el que tiene responsabilidades viene obligado en una sociedad civilizada. Y con la vergüenza torera que debe exigirse a sí mismo todo el que tiene una mínima noción de lo que eso implica.
Un consejo: no hagas mucho caso a los comentarios, ni des por sentado que los hacen madridistas de verdad por mucho que sus nicks así lo indiquen.