Creo que existen pocas adhesiones que susciten tantas y variadas sensibilidades como el madridismo. Su amplitud es tal, que la fe madridista es profesada por personas de toda condición, género e ideología. Sin embargo, sí considero que hay algo común en la mayoría de mentes que rigen los pensamientos y emociones de los que se sienten madridistas. Hablo sobre esa bifurcación, esa doble vía que dibuja dos caminos que a veces pueden parecer enfrentados. Sí, la mente de muchos madridistas se debate entre la ansiedad y el orgullo.
Ansiedad porque es el único club que le pone como nombre a la Copa de Europa un número ordinal (Décima) con el principal objetivo de encontrarle nombre al siguiente objetivo (Undécima); ansiedad que se torna en desmemoria ante la perentoria necesidad de lograr títulos cada temporada; desesperación ante la certeza de la delgada línea que separa el mayor de los éxitos de un gran fracaso.
Al Madrid el crédito le dura el mismo tiempo que transcurre entre la conquista de un título y el comienzo de la lucha por el siguiente.
No obstante lo anterior, en la mente de (casi) todo madridista permanece latente el orgullo. Un orgullo que se ha ido forjando con la conquista de cada título; un honor que es el de amar a un club cuya incidencia positiva en la sociedad mundial es más que patente; una tranquilidad que el madridista tiene por saber que su club, tarde o temprano, volverá al lugar que le pertenece.
Por ello, ante cada fracaso, el madridista muere y nace al mismo tiempo. La dolorosa puñalada mortal que produce cada derrota da paso a un orgulloso renacer ante la certeza de que todo volverá a su lugar.
Quizá no exista tal bifurcación entre el orgullo y la ansiedad. Quizá sólo sean dos caras de una misma moneda sin las cuales todo perdería valor, sin las que el Madrid se desnaturalizaría. Probablemente esa ansiedad por la conquista de cada cima es primordial para forjar el orgullo y éste sea lo que alimenta esa ambición infinita que impide el idiotizante conformismo.
En estos días eternos previos a la final de Milán este madridista vive en una ansiedad continua. No se nos va a escapar pero, pase lo que pase, de Milán volverá un madridista orgulloso por ser precisamente eso, un madridista.
No se porque, pero contra toda lógica, estoy convencido que el Madrid va a ganar y fácilmente.
Yo vivo sin vivir en mí como Santa Teresa, y lo que más me define estos días como madridista más que la ansiedad o el orgullo (éste siempre) es el nerviosismo.
Saludos y Hala Madrid
Si el Madrid, pone intensidad y los de arriba ayudan, no debería haber color, somos muy, pero que muy superiores a ellos en calidad, vamos la BBC es bastante más superior a Torres y Grizman, eso si, va a ser un partido de pocas oportunidades, por lo que hay que aprovecharlas, saludos madridistas.
Si señor. Somos MADRIDISTAS. Hasta el final
Todos conocemos a alguien que es Atlético. Y voy a herirme antes de ponerme la venda. Si perdemos, que no esperen de mí saludos al vencedor, aunque sea en buena lid. Para los "indios" será el mayor triunfo de su historia, y es normal pero ellos han pasado taaaantas veces por debajo del futbolín, que no merece la pena ni contarlo. Ganemos o perdamos el menosprecio va a ser casi el mismo, pero el orgullo permanecerá intacto.
Vae victis!
Es importante no vender la piel del oso antes de cazarlo, que nos conocemos (y yo el primero).
Con modestia -odio la palabra humildad- pero confiando en la victoria al 100 por 100 y concentrados en el partido. Ni un paso atrás, ni para tomar impulso.
Vamos, lo que es un "orden y cojones" de toda la vida. ¡Hala Madrid, HdP!