Mientras Ancelotti halla la piedra filosofal del equilibrio y va desapareciendo el nombre de Kroos del pensamiento y las redes durante los partidos del Madrid, pueden agarrarse al incandescente clavo del pasado. Y es que el italiano ya consiguió solucionar una situación semejante. Fue durante el primer año de su primera etapa, y la jugada maestra se tradujo en una reconversión de un jugador que, además, se encontraba más fuera que dentro del club…
Temporada 13/14. Los años que vivimos peligrosamente con Mourinho habían llegado a su fin y el equipo blanco había fiado su banquillo a un pacificador experimentado y coleccionista de títulos: Carletto. Al tiempo, Higuaín, Callejón y Albiol salieron en pack con destino Nápoles; Özil, que hasta entonces marcaba la pauta en la mediapunta, puso rumbo al Arsenal; y Kaká, que no llegó a cuajar en el Bernabéu, retornaba a Milán. A cambio, el italiano contaría con las altas de Carvajal, recuperado del máster en Alemania, Isco, Illarramendi, Jesé (subido del filial) y, ante todo y sobre todo, Gareth Bale, fichaje de relumbrón que vendría a completar una delantera de época junto a Cristiano Ronaldo y Benzema.
Sólo habría que encajar las piezas… porque en la plantilla también estaba Ángel Di María, que había rendido siempre de manera ejemplar. A priori no cabían todos, por lo que Ancelotti comenzó apostando por un 4-2-3-1 en el que Xabi Alonso y Modric guiaban la medular y Cristiano, Isco y Bale le guardaban las espaldas a Benzema. Pero la máquina no funcionaba: el Madrid tendía a romperse, no encontraba continuidad en su juego y carecía de equilibrio. El concepto mágico. Además, el banquillo no le sentaba nada bien a Di María, hasta el punto de plantearse en noviembre su salida.
¿Planteará este año Ancelotti una nueva solución creativa para que el encaje de Mbappé termine siendo perfecto?
Si el Madrid quería optar a títulos, tendría que convertirse en un equipo sólido y fiable, además de tener el vestuario unido y comprometido. Así que Carletto tiró de sentido común (si Isco no le aportaba el esfuerzo defensivo necesario, tendría que salir del once) y acudió a su chistera: cambio de sistema y colocó al argentino en una posición hasta entonces desconocida para él. Así, apostó por el 4-3-3 que le permitía contar con la aplastante BBC e hizo recular a Di María hasta el puesto de volante izquierdo para acompañar a Xabi y Modric.
Al principio la jugada podría resultar extraña, pero era una obra maestra: gracias a sus condiciones, Di María cubría las espaldas al siempre despistado Marcelo, apoyaba en el centro con su toque y visión de juego, y llegaba desde atrás, sorprendiendo, tras las internadas de Cristiano.
Funcionó. Ese año, como recordarán, el Madrid conquistó la Décima y la Copa del Rey, y Di María fue el máximo asistente, con 18 pases de gol (Bale terminó con 13, CR7 sumó 11 y Benzema, 10).
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Getty Images.
Di María fué "víctima" de un fichaje como el de Bale que fué un parche de Florentino por no fichar a Neymar (ojo, por las cantidades que pagaron al padre etc no digo que hubiera que ficharlo, para eso el trampas del Sobornalona) y al año siguiente un jugador que encandiló en el mundial como James que al final resultó ser un jugador irregular como el galés, con Di María hubiese tenido un jugador más consistente que los dos mencionados (y por un precio más barato que costó).
Gareth bale en cuanto a productividad es de los mejores fichajes de la historia del club, y tiene una carrera mucho más rica de lo que la ha tenido el exfutbolista Neymar (si, hace años que lo es)
Di Maria, se fue por dinero, solo por dinero, como él mismo ha dicho en más de una ocasión acompañando la declaración a su arrepentimiento. No, no fuer por bale, no fue por carlo, no fue por su posición en el campo
Di María perdió su puesto de los 3 de arriba con la llegada de Bale e iba a perder su puesto del centro del campo por la llegada de James, el entrenador no iba a dejar a uno de más de 100 millones y otro de 80 millones en el banquillo, que el Manchester United le pagaba más sueldo? Seguro, pero al Madrid le interesaba venderlo y no subirle la ficha cuando se había gastado casi 200 millones en éstos dos jugadores.
De Neymar sin duda suerte que no lo fichó el Madrid por su actitud profesional pero Bale... entre el tiempo que estaba lesionado y lo poco que se implicaba y se sacrificaba en el campo tampoco acabó siendo rentable, y menos aún la renovación ya que los últimos años fueron para olvidar.
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