Como decimos en México: al buen tragón, agarrando el taco se le distingue. Desde que Carlo Ancelotti toreó el problema que explotaba con el famoso 'acomodamiento' de Di María se supo que, independientemente de sus capacidades tácticas, era el indicado para dirigir un vestidor de profesionales con egos tan grandes como blancos eran sus uniformes.
El tiempo pasó, Carlo dispuso en posiciones nunca practicadas a Isco y al propio Fideo (Sabella y hoy Martino le deben una cena por ese descubrimiento) y empleó a Modric en una posición que sospecho Mourinho siempre quiso para el crack balcánico. Meses después: cuatro títulos, entre ellos La Décima.
Abro con este preámbulo para comunicar que admiro a Carlo, profundamente. Que Florentino acertó completamente al ficharlo. Que además ha contribuido a este deporte al reconvertir a un mediapunta decente llamado Andrea en el genial centrocampista retrasado conocido como Pirlo, o a Seedorf de fino estilista a salvaje todoterreno.
Pero en un equipo como el Real Madrid, para bien o para mal, la exigencia anual no respeta antecedentes, a menos que seas de Móstoles. Como no quiero caer en los vicios del 'con lo que nos ha dado', haré un balance exclusivamente de este ciclo futbolístico. El saldo, como se verá, sale en números rojos. Como ya fallé a la regla que mi abuelo atribuía a los preámbulos ("Charly -me decía- los preámbulos deben ser como las minifaldas, cortos y que enseñen") dejo a su buen juicio los cuatro pecados que le han costado el puesto a Ancelotti.
- ROTACIONES.
Ya sé. Territorio común. Pero no voy a abordar el tema de lesiones, sino de la importancia que cada futbolista debe tener, o al menos sentir que la tiene. Las rotaciones no sólo tienen fines físicos, sino psicológicos. El titular debe sentirse en competencia, en tensión, y debe sentir que el compañero le sopla la nuca. El suplente debe sentirse importante, con la 'mirada de tigre' que brinda la certeza de que, cuando salga, lo hará porque puede y debe marcar diferencias. Sí, es importante que en un mediocampo nuevo, como lo tuvo este año el Real Madrid, sus componentes jueguen mucho juntos para acoplarse, pero decía Aristóteles que la virtud es el punto medio entre dos extremos, o como dicen en mi rancho: ni tanto que queme al santo, ni tanto que ni lo alumbre. Nadie discutirá que Ancelotti optó por el extremo de no rotar y hacer cambios salvo que fuera ABSOLUTA E INCUESTIONABLEMENTE necesario. Llegada la hora, sólo Javier Hernández estaba entero moralmente. Ni Jesé, ni Illarra, ni Lucas Silva, ni Keylor estuvieron con la intensidad mental o física necesaria para afrontar el tramo crucial del año.
- 4-3-3
Esta formación era la que tenía el Real Madrid cuando deslumbró entre Septiembre y Noviembre. Y en términos generales funcionó, pero el año pasado Carlo fue lo suficientemente pragmático y entendió que no en todos los momentos y en todas las situaciones puedes mantener un esquema de ataque como lo proponía su formación de 4-3-3. En los partidos decisivos de Copa y semifinales de Liga de Campeones optó por un jugador más en el medio campo aunque eso significara romper su dibujo; los resultados -todos lo sabemos- fueron extremadamente positivos. Careció sin embargo de esa flexibilidad este año, en el cual apenas cambió el esquema-base a pesar de que era notorio que los rivales nos abrumaban en el mediocampo. Esta situación se agravaba porque el equipo jugaba no con mediocentros defensivos de oficio, sino con mediapuntas reconvertidos. Ante el Atlético de Madrid, en especial, se evidenció esta laguna táctica. Los rivales solo tenían que ahogar a nuestros tres mediocentros para cortar los circuitos del Madrid y causar peligro. Nos volvimos un equipo predecible y con las vías de ataque claramente identificadas. Para acabar la tragicomedia defensiva, se complementó a tres centrocampistas sin oficio defensivo con dos laterales sin oficio defensivo. Así, los centrales fueron los elementos más menospreciados de este curso, teniendo que cubrir espacios y labores defensivas en las bandas y en el centro.
- ANTE LOS GRANDES SE FALLÓ
Con las diferencias existentes entre el grueso de equipos de la liga española y los dos punteros, se vuelve relativamente fácil obtener un gran porcentaje de victorias y puntos cosechados, pero la trampa está en que entre los dos o tres rivales de entidad en la Liga no puedes fallar. Ante Valencia se consiguió uno de seis puntos. Ante Atlético ninguno de los seis. Ante Barcelona se lograron tres de seis. Un total de cuatro puntos de los dieciocho posibles ante los rivales contra los que verdaderamente te juegas el campeonato. Saldo pobre que se convierte en escandaloso si recuerdas que el torneo lo perdiste por dos puntos.
- LA PORTERÍA.
Dudaba si poner o no este punto, ya que sospecho, como muchos también lo hacen, que esta decisión no solo fue del entrenador. No obstante, para nadie es un secreto que el estado de forma del portero de Real Madrid era lamentable y no se encontraba acorde al nivel de competencia del resto del equipo. El tema Iker, estamos todos de acuerdo, es un tema tan sucio como los calzones de un minero. Cansa ya volver a debatir si alguien es pro o anti Iker. Pero nadie duda a estas alturas que de los cuatro semifinalistas de Liga de Campeones, o de los cuatro primeros equipos de la tabla en la Liga española, el Madrid era claramente el que jugaba con el peor portero. Seguramente la apuesta a principio de temporada fue: trabajemos con tranquilidad durante la semana sin presiones de la prensa, y después de todo tenemos al que fue hace cuatro o cinco años el mejor portero del mundo: ¿qué tan mal nos puede ir? Pues nos fue muy mal. Y el entrenador, si bien no es el único culpable, no se libra de un importante nivel de responsabilidad.
Carlo se va del Real Madrid, pero será siempre el entrenador con el que se ganó la décima Copa de Europa. El entrenador que le vino a dar al equipo una necesaria dosis de calma y tranquilidad después de tres años convulsos. El entrenador que nos dejó a Modric como el mejor mediocentro del mundo, y que vio en Kroos o Di María jugadores mucho más versátiles de lo que el resto del mundo sospechaba. Un entrenador cuyo trabajo estos dos años seguramente seguirá ayudando al Madrid en los próximos. Pero si apelamos a prensa, socios y aficionados a hacer a los jugadores una crítica que sea independiente de su historia o legado, también tenemos que obligarnos a hacerla con el entrenador. El Real Madrid tuvo al menos estas cuatro razones para cesarlo. Pero también existen muchas razones para decirle en nombre de todo el madridismo: Arrivederci e grazie per tutto, Carletto.
Me encanto que en tan poca tinta hayas dicho tan claro lo que paso con el entrenador del Madrid este año. Felicidades
Seria interesante que alguien te hiciera la replica, carleto 4 razones para su continuidad.
He visto ahora un texto más antiguo que era justo lo que pedía XD, que vergüenza, pues a leerlo que voy.