Este principio de temporada, pero en particular estos últimos partidos del Madrid, han confirmado que la mejor noticia del verano fue la vuelta de Carlo Ancelotti. En medio del desorden habitual ya en el fútbol de pandemia, Carletto, que venía de vuelta, se las ha arreglado para componer un equipo competitivo desde el primer impulso. Lo mejor que hemos podido ver hasta ahora es la mezcla de «soldados viejos y estropeados» y de chavales jóvenes con la que el equipo ha echado a caminar: un Madrid más ancho que largo que se agarra a los partidos con espíritu de trinchera, y que los saca adelante con una punta de flor que evoca a los grandes equipos campeones.
Este principio de temporada, pero en particular estos últimos partidos del Madrid, han confirmado que la mejor noticia del verano fue la vuelta de Carlo Ancelotti
Ancelotti, que se había labrado fama de entrenador perfecto para las «divas», para vestuarios hechos, está dando una lección de «resiliencia» con un puñado de jóvenes sobre los que amenazaba con cernirse pronto la sombra de la duda, como Vinícius o Rodrigo, o directamente recién aterrizados sobre el volcán de La Castellana como Camavinga. En un tiempo de transición y reciclaje en todos los órdenes de la vida en Occidente, Carletto, que empezó su vida haciendo quesos, despliega de nuevo la sabiduría que le ha acompañado en la forja de una trayectoria majestuosa en los banquillos. Desde el principio, la apuesta por él significó un continuismo con respecto a Zidane. La sorpresa de su elección quizá empañó lo que bien mirado parece claro: que el tránsito desde el segundo mejor Real Madrid de la historia hasta el horizonte postpandemia seguía necesitando una mano tranquila y una mirada hecha en el fútbol viejo que fuera capaz de ir más allá del juego, hasta el interior de los hombres.
Que en esencia es la materia con la que trabajan los entrenadores del fútbol profesional. Carletto parecía ya exiliado en esa segunda fila de la élite cuando lo llamó otra vez el Real. Él también ha vuelto a la vida, apartado como estaba en la orilla equivocada de Liverpool y en apariencia agotado para los grandes retos, para una última oportunidad en los grandes salones de la aristocracia futbolística europea. Hay quien rinde más y mejor cuanto más exigido se encuentra. Eso se ha solido decir del Madrid casi siempre. Es perfectamente aplicable a Ancelotti, que es un hombre de noches importantes, de grandes escenarios. Por algo acumula cinco Copas de Europa en toda su carrera como profesional de este juego, aunque a cierto sector de la prensa y de la afición le haya parecido siempre menos que muchos otros con más alharacas y un cuarto de la mitad de sus alforjas futboleras.
Hay quien rinde más y mejor cuanto más exigido se encuentra. Eso se ha solido decir del Madrid casi siempre. Es perfectamente aplicable a Ancelotti, que es un hombre de noches importantes, de grandes escenarios. Por algo acumula cinco Copas de Europa en toda su carrera como profesional de este juego
Ancelotti responde desde siempre al perfil «negociador» que ha triunfado tradicionalmente en el banquillo del Madrid. Cuando llegó del PSG en 2013 lo llamaron el pacificador porque venía, se supone, a apagar el incendio de Mourinho. Lo cierto es que supo cuajar todo lo que en el trienio mourinhista había aprendido un grupo excepcional de futbolistas todavía inmaduros para el éxito. Carletto ganó la Décima y dejó, en dos temporadas, algunos partidos realmente brillantes, además del recuerdo de un fútbol a rachas exquisito, moderno, apabullante, que fue condenado al olvido por una mala planificación deportiva y una dramática serie de lesiones que mermaron al equipo en el momento más importante de la segunda temporada.
Si Ancelotti gestionó la eclosión definitiva del Madrid de los Jerarcas, ahora, en cambio, le encomendaban algo a medio camino entre la liquidación final de un equipo incomparable, la supervivencia y el arranque, por fin, de otra cosa distinta que el club lleva intentando desde 2017. A todo eso se le podría poner un nombre, acudiendo al himno antiguo: el Madrid de los veteranos y de los noveles. Sorprendió su fichaje tras la dolorosa espantada de Zidane porque muchos esperaban un «formador» y otros, por lo menos, un entrenador «top» de los de ahora. A primera vista Ancelotti, como Zidane, parece lejos de la escuela germánica de moda ahora, a mucha distancia técnica y humana, por así decirlo, de Tuchel, de Nagelsmann, de Klopp, incluso de Simeone, de Conte o de Guardiola, por citar los tres actuales campeones de las ligas más potentes. Lo que fue visto como un paso atrás por parte de la dirigencia madridista, o un paso en falso, improvisado o dubitativo, ahora, con un mes largo ya de competición, cobra un sentido más firme. El Madrid es un mundo aparte y Carletto conoce las reglas.
El Madrid es un mundo aparte y Carletto conoce las reglas
Él dice que volver a entrenar al Madrid es como una luna de miel. Zidane lo comparaba con estar enamorado. Sergio Ramos definía ganar Copas de Europa como hacer el amor. ¿Y qué es el Madrid sino vivir para intentar todos los años ser campeón de Europa como sea? Ahora mismo parece una cima muy remota. El Chelsea midió la verdadera talla del equipo hace unos meses, aunque el Madrid tampoco está tan lejos de ese pelotón de los ingleses: necesita, como en 2013, cuajo, poso, presencia de ánimo, serenidad y también, la verdad, algo más de dinamita. Aunque eso no está en menos de Ancelotti, todo lo demás recuerda a su tarea de hace ocho años, cuando se puso a los mandos en medio de cierto desánimo general tras la marcha abrupta de una figura que, como Zidane, dotaba de sentido por sí mismo todo el proyecto.
El mismo día que Simeone lloraba (el agua moja) tras otro empate triste, como de domingo sin sol (ver al Atlético regularmente debe valer para que te receten Prozac), Ancelotti ponía todo su entusiasmo público en sus futbolistas. Con cada nueva baja por lesión mira al cielo como los campesinos cuando se juntan muchas nubes negras: escupe al suelo y se prepara. Puede venir una tormenta terrible que destruya toda la cosecha o puedes estar un día viendo llover en el Mersey, pensando en que tu carrera se desliza hacia el final sin pena ni gloria, y de buenas a primeras suena el teléfono y resulta que es Florentino.
El mismo día que Simeone lloraba (el agua moja) tras otro empate triste, como de domingo sin sol (ver al Atlético regularmente debe valer para que te receten Prozac), Ancelotti ponía todo su entusiasmo público en sus futbolistas
Zidane usaba mucho el verbo sufrir. Era una palabra totémica. Mucha gente no lo entendía. Se aludía al caudal ingente de talento de que disponía su equipo, como si la historia del fútbol no demostrara a cada paso que los mejores equipos tienen que serlo especialmente en lo emocional, en lo que no se ve, pero se siente. Sin Mbappé, ni Kroos, ni la pareja de centrales del threepeat, y con la Santísima Trinidad (Modric, Casemiro y Benzema) jugando hasta durmiendo, Ancelotti se ha plantado en San Siro y Mestalla con unos cuantos niños y ha ganado. Tanto más que eso, importa el cómo ha ganado: en partidos que a los chavales de hoy en día no les dicen nada, pero que a quienes pasan de la treintena recuerdan goleadas históricas recibidas en Alemania o la misma Milán. Era la segunda vez en la historia que el Madrid ganaba un partido en el Giuseppe Meazza a un equipo milanés, y lo hizo como un equipo italiano clásico: con un portero gigante que lo repelía todo, sudando la gota gorda y con una efectividad asesina en el área contraria. ¿Qué recorrido tiene el segundo Madrid de Ancelotti? Sólo el tiempo será capaz de decirlo, pero lo cierto es que nadie esperaba nada y que, también, en tiempos de incertidumbre total, es mejor tener un sabio contigo, que no tenerlo.
Fotografías Imago.
Es muy pronto, pero creo que la sensación general es de sorpresa para bien. A Carletto le veíamos como otro prejubilado más que venía para que no hubiera mucha bronca. La parte ilusionante del "ticket" (como dicen los americanos), no era él, sino Pintus. Pues bien, hete aquí que Pintus está haciendo lo suyo (aunque empieza a haber lesiones de nuevo), y Carletto está superando expectativas. De momento. Las notas definitiva, en mayo. Pero por ahora nos quedamos con buenas sensaciones.
Abrazos madridistas.
No generalices, a Carletto le verías así tu. Otros siempre le hemos considerado como un grandisimo entrenador, uno de los dos en activo que tiene 3 Champions y el único, si no estoy equivocado, que ha ganado el campeonato en 4 de las 5 ligas europeas más importantes ( Italia,Alemania, Inglaterra y Francia)
No es solo Ancelotti, su equipo técnico es de primer nivel (segundo entrenador) y preparador físico. Después de los chascos de Everton, Nápoles y Bayern tengo que decir que esperaba un Ancelotti acomodado que venía a no molestar. Nada más lejos de la realidad. Carlo ha venido motivado y con muchas ganas de mover el árbol. Es cierto que la plantilla tiene limitaciones considerables y que hay importantes problemas defensivos pero la propuesta es atractiva y ofensiva. No podemos quejarnos.
Carletto ha venido para aprobar su asignatura pendiente, completar el único gran campeonato europeo que le faltaba y para ser el primer entrenador campeón de la Superliga para quedar en la historia como uno de los más grandes entrenadores del Real Madrid. Aquí está dicho!
¿ Chasco en el Bayern ? Ancelotti fue entrenador del Bayer 15 meses y ganó la Liga Alemana y 2 Supercopas. Estuvo una temporada completa y 2 meses de la siguiente, cuando los dirigentes del Bayern , esos que todo lo hacen tan bién y tanto admiramos , le cesaron tras perder 3-0 frente al PSG, supongo que pensando en la CL . Le sustituyó otro mas veterano aún, Heynckes, que tampoco consiguió ganar la Champions , eliminado cómo el año anterior por el R.Madrid, y se limito a la Liga de rigor.
Creo que la temporada de Carlo en Múnich fue correcta y en ningún caso puede hablarse de chasco
La gestión de Zidane y de Carletto es magistral.
Una pena el traspaso de Messi. Destapa la incongruencia de una década de servidumbre. Con la edad que tiene y no entiende que el entrenador manda.
¿ A qué estaba acostumbrado?
Mientras los barcelonistas no entiendan que iban de fracaso en fracaso a nosotros nos irá de perlas.
Qué pidan el rescate de Messi y de Neymar, mientras nosotros seguimos con lo nuestro.
Nosotros, galernautas y galernistas, podemos escribir, opinar y, sobre todo, elucubrar sobre Ancelotti, como en su momento sobre Mourinho y Zidane. Como también tengo derecho a opinar, me acojo a él. Los 3 citados me parecen entrenadores de categoría. Lo que me importa , especialmente en esta temporada, es el entrenador actual. Aunque, al no ser futbolista, ni directivo del club , es imposible tener suficientes conocimientos de causa para juzgar su rendimiento. Además, esto acaba de empezar. Así que no seré yo el que se deshaga en halagos y, aún menos, en lisonjas.
Lo único que me atrevo a decir es que me gustaría que fuera verdad que Ancelotti esté ilusionado y agradecido por estar aquí y ahora. Si en lo personal se siente suficientemente equilibrado, con la ayuda del resto de equipo -Pintus, Davide (el hijo de Carletto) y demás compañeros-colaboradores-, los resultados pueden ser buenos. ¿ Por qué no ?
Piano piano andremo lontano.
Estoy de acuerdo que Ancelotti lo está haciendo bien (menos defensivamente), pero como ya fue el caso en la etapa de Zidane, algunos de los jugadores no tienen un compromiso 100 % con el club. Y mira que ya empezaron los rumores sobre Asensio queriendo quitarse del barco. Cuando tiene jugadores sin compromiso hace falta a veces una mano dura. Espero que Carlo tenga una mano dura para cuando las cosas no vayan bien.
Me gustó especialmente la rueda de prensa de ayer, en la que puso en su sitio a los jugadores suplentes por sus quejas por no jugar y aludiendo a la necesidad de trabajar y estar al 100%, y luego enfadarse por no jugar, pero cuando toque jugar salir a partirse el alma (tome nota señor Asensio).
Buenos días, no comparto su optimismo con el trabajo de Carletto, parto de la base de que mantiene, el 4-3-3 de Zidane que se lo saben hasta los entrenadores de regional, sistema que nos es altamente pernicioso por entre otras razones 1) no tenemos extremos, sólo Vinicius y Puskas Vázquez y este último jugador voluntarioso y trabajador pero de calidad muy justita no sólo para jugar en el Madrid, sino paraa estar en la primera plantilla, ha, hemos tenido Carletto y los madridistas la suerte de que el brasileño esta deviniendo en figura y de las grandes, lo cual por ahora nos soluciona el problema que nos provoca el 4-3-3, 2) otro problema que nos acarrea el sistema de Zidane mantenido por el italiano es la casi siempre manifiesta inferioridad numérica en el centro del campo, algo que milagrosamente nos esta arreglando la llegada de Camavinga y el excepcional rendimiento del chaval que se ha echado a sus espaldas la dirección del equipo, que las cosas vayan bien por unas causas o por otras, no es óbice para dejar de manifestar que este sistema el 4-3-3, es el menos adecuado para la plantilla que tenemos en la cual habrá no menos de 5 medias puntas y algún 2º delantero y ninguna de estas posiciones se usa en el ya mencionado 4-3-3.
Saludos blancos y anti taliban