Alrededor del Madrid gravitamos aficionados, analistas, periodistas y oportunistas que mudan de pelaje para sumarse a la corriente que predomine en cada momento. Todos vemos los mismos partidos y, sin embargo, el ruido tras cada encuentro es constante y los debates jamás cesan. Ser madridista es vivir al borde de una crisis. La economía argentina hecha club de fútbol. Nunca olvidéis que en cuestión de minutos pasamos de levantar una UCL a criticar al autor del gol del triunfo y a nuestra máxima estrella en ese momento. La rueda de prensa de Zidane fue más propia de una institución que se estaba quebrando que de una que había hecho algo único en la historia del fútbol moderno. Y luego nos dicen que ser madridista es elegir el camino fácil.
Antes de pasar al análisis de cada posible rival, quiero mencionar al culpable de que este artículo no sea una letanía pesimista. Federico Valverde ha sumado siete puntos de nueve posibles en la fase de grupos de la UCL (con el asterisco de que en el empate en el Berna él sale del campo con 1-0 para el Madrid). Mientras, en La Liga suma 19 puntos de 21 en disputa. Estos datos son de partidos en los que ha estado un mínimo de 60 minutos en el terreno de juego. En su primera temporada como jugador importante ha conseguido algo milagroso: ponernos de acuerdo a todos, incluso a los que están deseando que falle para criticarle algo.
El orden en el que voy a analizar a los equipos va ligado a su nivel de peligrosidad.
Un club que construyó a sus propias estrellas sin recurrir a la cantera y que se gastó la pasta en la portería tras la debacle de Kiev. 167 millones de inversión en Salah, Mané y Van Dijk que se han convertido ahora mismo en un valor conjunto de alrededor de 400 millones. ¿Cuánto vale nuestro colega Klopp? Ha conseguido hacer felices al mismo tiempo a sus aficionados y al dueño del equipo.
En clave Madrid hablamos de un club espejo. Son lo que nosotros fuimos y nos gusta ser. Rápidos, vibrantes, atrevidos y corajudos. Laterales profundos y dañinos que dan mucha personalidad al equipo. Llevan una racha triunfal en la Premier sustentada en su capacidad para hacer los partidos muy, muy largos. Incluso en eso se parecen a nosotros.
Nuestro querido Guardiola ha logrado algo fantástico en el universo fútbol, y es que cada incidente o dinámica tiene una explicación elevada, al alcance de muy pocos. Y quién no quiere formar parte de grupos tan reducidos y distinguidos, ¿verdad? Parece una tontería, pero lo bien que viene eso para minimizar la crítica cuando las cosas fluyen regular. El Liverpool les ha sacado cinco jornadas de ventaja en 16 encuentros. Parece que toca temporada copera. Ya sabemos que a Pep la UCL le parece algo menor respecto a las ligas nacionales, pero tendrá que conformarse con eso esta temporada salvo milagro.
167 millones gastados este verano para terminar con cinco laterales y tres centrales en plantilla. No hay ser infalible en el fútbol. Aunque Pep rechace la idea ante la prensa, es innegable que les vendría bien retocar su roster en el mercado invernal. Hay poco que descubrir de este City; posesión, dominio, jugar en campo contrario y acumular gente en área rival. El problema es que hay más errores en salida, más goles en transición del rival y ni Rodri ni Cancelo han aportado algo especial al equipo hasta ahora.
Como curiosidad: Asensio y Sané son jugadores muy similares que rompieron en la misma época y que, por desgracia, se lesionaron ambos de gravedad este mismo verano. No los olvidemos.
Al conjunto de Baviera se le está poniendo cara de Manchester United. Los salva, como siempre, competir en una liga que dominan en lo económico por goleada. El caos y la falta de rumbo desde la dirección ha propiciado que el timón del barco haya caído en manos de Hans Flick, un exjugador que ha hecho carrera en la élite como parte del cuerpo técnico de Joachim Low en la selección germana. Ante la falta de candidatos sólidos, es bastante probable que sea el que dirija al club en Octavos de la Champions, pero tampoco me jugaría nada importante por ello a pesar de las declaraciones de Hoeneß y compañía.
Desde su nombramiento suma cinco triunfos y dos derrotas aunando Bundesliga y UCL. Su sistema base es el 4-3-3 con un claro carácter ofensivo, pero no parece de los que se casan con un esquema. Ni tiene peso en la institución ni pasado como primer espada, así que estamos ante un Bayern que se ha quedado en manos de sus jugadores. Justo el año en que son más dependientes de Lewandowski que nunca. Siempre consiguen que lo pasemos mal contra ellos, pero es su versión más accesible de las últimas temporadas.
Es difícil hablar de esta Juve. La sensación principal que me deja este comienzo de temporada es que Sarri no está entrenando a una plantilla que le guste. Sin el factor CR uno pensaría que es un proyecto a medio plazo, pero nada más lejos de la realidad. Hay que sumar al rendimiento gris del conjunto que es un roster larguísimo que necesita que haya lesionados para tener cierto sentido. Y hasta ahora los hay, por cierto. Dentro de este desconcierto merece la pena destacar que, de sus tres máximos goleadores, dos no deberían estar en el club. Tanto Dybala como Higuaín estaban en la lista de bajas en la idea original de la entidad allá por julio. Esperemos que no se conviertan en su Amavisca y Zamorano particular. Y no podemos pasar por alto a Cristiano y su rendimiento. Nos guste o no, este duelo lo tendría a él como máximo protagonista. Más allá de las cifras totales de goles, quiero remarcar que anota un gol cada dos encuentros. Y no tengo claro que sea porque está dosificándose.
Al contrario que el Bayern, me parece que no tienen mucho margen de mejora. Esto es la Juve de esta temporada. Serían un rival duro y muy experimentado, pero que transmite 0 miedo.
Por último, toca escribir sobre el rival que haría sentir al madridismo que ha esquivado una bala. Los colegas de Llull tienen lo que el Bayern anda buscando desesperadamente: una filosofía de club que se ve plasmada en la plantilla y en el juego del equipo. Es una empresa que busca el beneficio económico sin renunciar a ofrecer a sus consumidores un producto atractivo. Todos ganan. Incluido su técnico, Julian Nagelsmann, que ha elegido entrenar a micos para que sus 32 años no sean un hándicap en el vestuario. Si nos cae este equipo en el sorteo, no dudéis que se hablará en la prensa de que nos enfrentamos a un futuro entrenador blanco.
Es un equipo muy físico que busca superarte por abrasión. Máximo goleador y segundo menos goleado de la Bundesliga. Es camaleónico desde lo táctico, pero cabe resaltar que su última racha liguera con 5 triunfos logrados de manera consecutiva ha llegado jugando con un 4-4-2. El equipo gira alrededor de Orban, Demme y Timo Werner. A partir de ahí hay que añadir a una serie de proyectos en todas las zonas del campo, desde Upamecano o Mukiele hasta Haidara, Lookman o Cunha. Y entre los prospects y los referentes están Sabitzer, Forsberg o Poulsen, que forman la clase media-alta de la plantilla y que, en caso de enfrentarnos a ellos, darían la medida del equipo. Una medida claramente inferior a la nuestra si estamos al nivel que mostramos actualmente. En definitiva, un rival con mejor presente que Bayern, Juve o City, pero que no debería suponer un gran reto si el sorteo nos lo pone delante.
Y hasta aquí este breve análisis, zagales. Muchas cosas pueden cambiar todavía, pero si Valverde, Cassio y Kroos llegan finos, ninguno de estos cinco equipos partiría en la eliminatoria con más posibilidades que nosotros. Ni los Kloppianos.
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Nos va a tocar el Bayern.
He dicho.
Pues nos ha tocado el Manchester City. Hay que ir a por todas, o sea, a ganar, eso sí, les dejamos la posesión.