Amistad se escribe con h.

Se dice hoy en Sport -lo verán más abajo- que "Busquets defiende a Piqué de los pitos". Lo que no dice nadie es quién nos defiende a nosotros de Piqué. Por supuesto no nos referimos al Madrid, que se defiende muy bien solo con un doblete que ha hecho pupita al citado central azulgrana, sino al buen gusto, los modales y hasta a la inteligencia. Fíjense si seremos raros que estas cosas nos importan, pero debemos ser minoría, ya que parece haber unanimidad en considerar a Piqué como un gamberrete sin malicia, un chico díscolo y especial, cuando no un tipo sincero que dice lo que piensa, sin que nadie se pronuncie sobre si piensa lo que dice, tal vez porque en estos tiempo que corren (y en este prensa que vuela) son pocos los que ven la necesidad de ver en la tan manoseada libertad de expresión una oportunidad magnífica justamente de pensar antes de hablar.

Pensar, ¿qué será eso? Lo importante es lo importante, y aquí está As para recordarlo. Lo importante es el ambiente de La Roja, el clima de sus concentraciones, el buen rollo y que las cosas de Piqué nos las comamos con patatas porque el mundo le ha hecho así y quiénes somos nosotros para afear su conducta. Hoy hay un "vital partido ante Macedonia" y hay que llevarse bien con Piqué, sobre todo Sergio Ramos, que a veces -ay- no ha situado en su contexto las chanzas del defensa catalán y ha salido a contestarlas. No, Sergio, por ahí no vayas. ¿No ves que Piqué es sincero y dice lo que piensa? ¿No ves que es la salsa del fútbol? ¿No ves que el Madrid tiene que aguantar sin rechistar cualquier libertinaje de expresión por Franco, las ánforas manchadas de sangre, las bolas calientes, las autopistas colombianas y los hilos del palco? Parece mentira, Sergio, que no sepas anteponer la amistad que no para de ofrecerte Piqué a dos o tres chascarrillos sin mayor malicia. La prensa te señala el camino, Sergio, Debes aceptar lo que venga de Piqué con la comprensión de esos padres que disculpan a sus hijos de todo lo que hacen. Debes bajar la cabeza y ofrecerle tu mano, que amistad se escribe con letra muda.

Relaño entona el amics per sempre en su portada de hoy y sería señal de prepotencia y orgullo mal entendido rechazar tan generosa invitación. El Madrid, su presidente, sus jugadores, sus aficionados, su estadio, su césped, las taquillas de sus vestuarios... Todo en el Madrid debe ser humilde, abnegado y hasta sumiso. Si lo piensas bien, Sergio (tú sí tienes que pensar, no como Piqué, que solo tiene que decir lo que se le antoje), es una suerte tener amigos como él, aunque solo sea porque lo fácil es ser amigo de quien te demuestra amistad. Además, eso del Madrid está bien y tal, pero oye, Sergio, que hoy jugamos un partido contra Macedonia en el que se requiere no ya que juegues bien, sino sobre todo que seas amigo de Piqué. A por ello. No se te ocurra defraudar a Relaño.

En Barcelona eso de la amistad en La Roja parece dar igual, acaso porque no es la amistad sino La Roja lo que ni fu ni fa por aquellos lares, pese a que -la verdad sea dicha- Mundo Deportivo le reserva un espacio en su portada al partido de esta noche contra Macedonia. Pero el motivo principal de hoy es bien distinto. Aparte de renovar a Messi -cosa que puede ocurrir esta misma mañana, tal vez por la tarde, o puede que una vez por la mañana y otra por la tarde-, y aparte de que, como decíamos, Busquets defienda de los pitos a Piqué, hoy toca rendir homenaje al Dream Team que conquistó la primera Copa de Europa del club catalán allá por el año 1992, la primera de cinco, las mismas que tienen Bayern y Liverpool, una más que el Ajax y solo dos menos que el Milán.

Dicho equipo jugó anoche un partido de fútbol-7 contra el Benfica para conmemorar su hazaña, el partido acabó con empate a cero, las gradas del Camp Nou -seamos sutiles- no lucieron su mejor entrada, pero qué más da todo eso si "sois eternos", si desde aquella noche en Wembley la historia del fútbol cambió para siempre, si la Sampdoria sí que era un equipo imbatible, no como los que se cruzan en el camino del Madrid... Qué más da todo lo demás si te vendemos cinco Copas de Europa como si fueran todas, si 12 será un número mayor que 5, si 12 será incluso más del doble que 5, pero eso lo dicen las matemáticas, esa cosa tan fría que nada tiene que ver con la poesía.

Diez no será tanto como doce, aunque sí es el doble de cinco, y diez son los títulos de Roland Garros que Rafa Nadal puede tener tras su final de hoy contra Wawrinka, un nombre cuya sonoridad nos estimula, todo sea dicho. ¡A por ello, Rafa! Conoces de sobra el camino. Un ¡hala, Madrid! poco antes de que comience el partido no te vendrá nada mal.