All the leaves are brown

Somos gente razonable. Tenemos en alta estima el principio de no contradicción, la navaja de Ockham, las leyes de la lógica, la inducción y la deducción. Pero no podemos obviar, amigos de la nave del misterio, que hay extrañezas que se dan sin explicación aparente, sucesos que se han dado en llamar paranormales y que se nos revelan incomprensibles, ajenos a la mera razón, ya sean los visitantes de dormitorio, la telequinesia, los recuerdos del futuro, los fenómenos OVNI o los problemas en Can Barça.

Ahí lo tienen, amics. Asistimos a un fenómeno comparable en frecuencia al avistamiento del cometa Halley y temblamos por si alguna de las profecías de Nostradamus ya hubiera advertido que esto pasaría. Líbrenos la providencia de afear el glorioso monólogo del replicante Roy Batty en Blade Runner, pero nosotros estamos viendo algo que él no vio, algo que nadie ha visto, algo que roza la invisibilidad y que, como un fantasma, recorre hoy nuestro portanálisis, helado, petrificado, veraniego tan solo por la fecha de su redacción, pero invernal por lo espectral, por la desazón y lo oscuro del ánimo de su redactor. Tan en así que, Poe nos asista, creemos oír hasta cuervos alzando su vuelo, llámense estos Klopp o de cualquier otra forma parecida.

Hace dos días fue un eclipse con luna de sangre y hoy "Dembélé preocupa". ¿Estarán ambos fenómenos relacionados, oh, Señor? El Barça ha fichado a Malcom (en un alarde de valors cuando rima con collons) y Dembélé se muestra incómodo, molesto, desubicado... Esto no puede estar pasando. No puedes hacernos esto, Sport. No puedes hacerle esto a los niños del mundo. ¿Qué dirá Lobo Carrasco de los efectos devastadores de romper así la magia, el sueño, el baile de máscaras? ¿Cómo vamos a confiar ahora en que pueda haber sobre la faz de la Tierra algo de paz y amor cuando "Dembélé preocupa"? ¿Qué va a ser de nuestra inocencia cuando de paso, como quien no quiere la cosa y para mayor escarnio, sorpresa y desolación, nos enteramos de que Digne y Alcácer serán traspasados? ¡Digne y Alcácer, Señor! (Sean quienes sea, dicho sea entre paréntesis).

Preocupa Dembélé, que es como decir que los Reyes son los padres, que no hay mago en Oz, que no habrá vacaciones, que la bicicleta se ha roto, que Atticus Finch es mala persona, que Chanquete ha muerto... Preocupa Dembélé y qué nos puede importar ahora si Lewandowski se deja querer, si Lopetegui se sube a un avión, si se lleva cuatro o nueve canteranos, si Rabiot fichará por el Barcelona, si el sol sale por el este o por donde Dios le dé a entender, ahora que ya Dios se nos escurre entre los dedos de la preocupación por Dembélé, ahora que Sport entona para esta Santa Compaña en la que nos hemos convertido esta mañana las primeras líneas, casi fúnebres, de California dreamin':

All the leaves are brown

and the sky is grey...