Ese grito, entre simple e inocente, era el cántico que la afición del Real Madrid (y la del Barcelona, Atlético de Madrid, etc.) pregonaba a los cuatro vientos cada vez que nuestro equipo ganaba el Campeonato Nacional de Liga.
A mis 62 años, he tenido la suerte de vivir 22 alirones del glorioso Real Madrid. Y pudieron ser, como bien sabéis, bastantes más.
Mis primeros recuerdos futbolísticos se remontan a 1969, por lo que la primera victoria en Liga fue la de 1972. Inolvidable. El Madrid tenía que vencer en la última jornada al Sevilla, que a su vez se jugaba el descenso. Goleada 4-1, con goles de Santillana, Amancio y dos de mi gran ídolo, Pirri. ¿Lo que más recuerdo de aquel 14 de mayo? Mi padre, más blanco que don Santiago Bernabéu, asomado en el balcón de mi casa, lanzando y recibiendo parabienes de toda la legión de madridistas que pasaban por la céntrica calle Lope de Vega de mi pueblo, Vélez-Málaga.
Por la noche, en los estudios del incipiente Estudio Estadio, presentado por Pedro Ruiz, decenas de seguidores blancos cantando el alirón.
Satisfacción infinita de un niño de 10 añitos.
Así pasamos a 1975, tras el paso de un tornado llamado Johan Cruyff de la temporada anterior. El 27 de abril, a falta de nada más y nada menos que 5 jornadas, alirón en San Sebastián con golazo desde fuera del área del inconmensurable Pirri. Hasta el público donostiarra se rindió a los jugadores, que lucieron de azul aquella primaveral tarde. El gol lo escuché a través de la radio, claro está, en el programa Domingo Deportivo Español de RNE.
Un año más tarde, nos vamos a la preciosa capital de la Alhambra. Penúltima jornada de Liga. El equipo había sucumbido ante el Barça una semana antes con la habitual polémica incluida, llegaba la segunda oportunidad de cantar el alirón y los del yugoslavo Miljan Miljanic no fallaron. Victoria 1-2, con goles de Pepe Macanás y Paul Breitner. Por cierto, en la celebración en el terreno de juego de Los Cármenes se coló una joven que ha pasado a la posteridad de las fotografías de aquel partido del 9 de mayo de 1976.
Dos años más tarde, nuevo alirón de un Real Madrid en el que debutaron Juanito, Stielike y Wolff. El 16 de abril de 1978, cumpleaños número 53 de mi queridísimo padre, alirón descafeinado, con victoria 2-0 ante el Cádiz, a falta de tres jornadas para el final; goles de Wolff y el inevitable Carlos Santillana. En el banquillo merengue, don Luis Molowny, el Señor de los Milagros, como lo bauticé en un anterior artículo en esta amada Galerna.
Al año siguiente, 1979, más sosería aún. Alirón a pesar de caer derrotado 2-1 en el Sánchez Pizjuán, gracias a la derrota del rival por el título, el Sporting de Gijón.
El alirón de 1980 fue especial y, este sí, emocionantísimo. En la penúltima jornada había caído la hasta entonces invicta Real Sociedad en Sevilla, ante un rival con 9 futbolistas. Por tanto, la ocasión la pintaban calva. Bastaba con vencer en el último partido en el Santiago Bernabéu al Athletic de Bilbao, entrenado por el austríaco Senekowitsch. ¡Si hasta me perdí la romería de mi pueblo por escuchar por la radio aquella última jornada! Los goles de Ángel, Juanito y Pirri (3-1) certificaron el título de Liga número 20 del Real Madrid.
Llegó la travesía del desierto de las ligas vascas y el Barcelona de Venables.
Y, por tanto, llegamos al Domingo de Ramos de 1986, con don Ramón Mendoza ya en la presidencia. A falta de cuatro jornadas, victoria in extremis con gol de Jorge Valdano en el 84' y gol anulado al Real Valladolid en el último minuto, para darle más emoción. Estaba viendo los tronos de la Semana Santa malagueña y hasta se me descompuso el vientre cuando marcó el Valladolid. Al final, vuelta de honor en el Bernabéu con Mendoza corriendo como un futbolista más y aterrizaje en el centro del estadio de un helicóptero con los veteranos Pirri y Benito bajando del mismo. Las cosas de "Butanito" José María García, ya en Antena 3 Radio. Un espectáculo.
Estábamos en plena eclosión de la Quinta del Buitre y los alirones se sucedían año tras año. El alirón de 1987 (liga del play-off), llegó en La Romareda; 1-3 al Real Zaragoza, con tantos de Butragueño en dos ocasiones y "Chucho" Solana". Eran días de vino y rosas. Sólo faltó la ansiada Copa de Europa.
El alirón de 1988 llegó tras la noche triste de Eindhoven. 6-0 al Real Betis para resarcirse. Hasta Rafa Gordillo, más bético que el Benito Villamarín, participó de la goleada.
El alirón de 1989 siempre será recordado por la espantá de otro de mis grandes ídolos, Míchel, que cogió las de Villadiego y se marchó al vestuario antes del descanso. Se habló más de este episodio en la prensa que del 3-0 al Español y el correspondiente título de Liga.
El de 1990, con un increíble 0-0 en Valladolid, casi ni se celebró, tal era la costumbre, y más en aquel equipazo que, liderado por Butragueño y Hugo Sánchez, marcó 107 goles.
De nuevo, travesía en el desierto entre atraco y atraco de las ligas de Tenerife, de cuyo nombre no quiero acordarme. Estuve en 1993 en Santa Cruz de Tenerife y no vi ni de lejos el "maldito" Heliodoro Rodríguez López. Cosas de un madridista irredento.
Y así, llegamos a 1995, con un servidor de ustedes en el Santiago Bernabéu con la Peña Real Madrid de Vélez-Málaga. Partido emocionante y un gol de Iván Zamorano en el 85', justo debajo de mi localidad, que nunca olvidaré. ¡Hasta me dio un corte de digestión tras el partido! Nada que no subsanara un agua tónica y mi inmensa satisfacción.
Estuve a punto de ir al partido del alirón de 1997, nuestro siguiente capítulo, pero al final me quedé en tierra. Victoria 3-1 ante el Atlético de Madrid en partido televisado, con tantos de Raúl, mi paisano Fernando Hierro y Pedja Mijatovic.
Cuatro años más tarde, ya en el nuevo siglo, el alirón de 2001 me pilló en una boda en Nerja; 5-0 al Alavés (¿les suena?) y los contrayentes eran los primeros en preguntarme cómo iba el partido, eso sí, en el convite, no en la Iglesia. Qué noche la de aquel día.
Dos años más tarde, con los Galácticos en plena ebullición, alirón desagradable por lo ocurrido en cuanto acabó el partido, último de liga, con 3-1 (dos goles de Ronaldo y uno de Roberto Carlos) y penosa celebración, que dio en los estertores de la misma con los huesos de Fernando Hierro y Vicente Del Bosque en la puñetera calle. Las cosas de la grandeza del Real Madrid, que a veces te impiden hasta disfrutar de los triunfos.
...Y se fueron los Galácticos y llegó Ramón Calderón a la presidencia y con él, una de las ligas más emocionantes de todos los tiempos. La liga del clavo ardiendo culminó en aquel 2007 con un guion que ni Steven Spielberg hubiera escrito. Tras el tamudazo de la penúltima jornada, gol del Real Mallorca en el Bernabéu y de nuevo en aquella liga, a remar contracorriente. Lesiones de Beckham y Van Nistelrooy, pasaban los minutos y nada, no entraba la pelota. Hasta que salió José Antonio Reyes q.e.p.d. y lo arregló junto con Diarra. Euforia total en casa de mi jefe, Francisco Montoro, que me invitó a verlo en la pantalla gigante de su casa, y a la vuelta a casa, bocinazos con el coche y algún que otro "recuerdo" para nuestro eterno rival.
El alirón de 2008, pese a faltar tres jornadas para el final del campeonato, fue salvaje. Vi el Osasuna-Real Madrid en un local público y con 1-0 en contra y jugando con 9, surgió el Madrid imperial de toda la vida, con golazos en los últimos minutos de Robben e Higuaín. Menuda alegría, y pasillo tres días más tarde del Barça de Rijkaard y Leo Messi. ¿Qué más se podía pedir?
El alirón de 2012 tuvo el preludio del 1-2 en el Camp Nou el 21 de abril, con el tanto de la victoria de Cristiano Ronaldo con aquel recordado "calma, calma". Pero no se certificó hasta el miércoles 2 de mayo, con un partido portentoso (televisado) y tres golazos de Higuaín, Özil y, cómo no, Cristiano Ronaldo.
Fue la Liga de Mourinho y de los récords, cuya principal consecuencia fue la marcha de Pep Guardiola, que terminó claudicando ante el poderío sereno e inmisericorde del Real Madrid, campeón de campeones.
Los últimos alirones son muy recientes. El de 2017, en La Rosaleda (aún no entiendo por qué no acudí) en la última jornada, 0-2 con goles de Cristiano y Benzema.
El de la pandemia, en 2020, lo viví en el bar de Pepe Hierro (hermano de Fernando) al lado de casa, con 2-1 al Villarreal. Y ya el de 2022, 4-0 al Español, con Ancelotti luciendo por primera vez puro y gafas de sol en la celebración. Y el del otro día, cuando tras vencer 3-0 al Cádiz, hubo que esperar dos horas para el enésimo fracaso del Barça de Xavi "jardinero" Hernández.
Y colorín colorado, la historia de mis 22 alirones de Liga se ha acabado. Esperando no haberles aburrido, haberles refrescado la memoria y ansiando cantar otro alirón, pero de Europa, el próximo 1 de junio, si Dios quiere.
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Yo he vivido (que recuerde en mi memoria) 11 ligas y si todo pasa como esperamos viviré 9 champions, algo raro tanto equilibrio entre dos competiciones tan dispares pero es que Negreira &Villar fué mucho.
Excelente profesional, un referente en la información deportiva, y mejor persona.