El fútbol está lleno de subespecies pintorescas y peligrosas. El gran Fred Gwynne, colaborador de esta santa Galerna, ya catalogó en su día al AIC, Analista Internacional Calvo, que es un experto futbolístico cuya capacidad de acierto a la hora de hacer diagnósticos deportivos suele ser directamente proporcional a su frondosidad pilosa craneana.
Otro intrigante miembro de la fauna futbolera es el “Periodista Experto Arbitral” de los medios de comunicación, que suele ser un señor con aspecto de figurante de película de Ozores y cuyo principal mérito para sentar cátedra en lo suyo es que en tiempos de Maricastaña expulsó a Fernando Hierro en un Madrid-Sevilla y los “biris” le hicieron la ola; o algo por el estilo.
La variante del Periodista Experto Arbitral (Arbiter Rabilius Oculae) es la del Árbitro Incorruptible o “Tronista con Pito” (Burgalensis Baengoetxeus Egomaniacus). El desmedido afán de protagonismo de esta subespecie la hace muy peligrosa e impredecible; salvo que seas el Real Madrid, que en tal caso puedes predecir sin ningún temor que va a putearte siempre que pueda. Otra especie de la zoología futbolística con la que conviene guardar distancias es el Representante Comisionista (Latro Maximus Maximus), y, si se da la circunstancia de que dicho Representante Comisionista es, además, pariente del representado, lo mejor es echar a correr sin mirar atrás.
Según Linneo, el Pariente Representante Comisionista se divide en dos subespecies: por un lado, el Hermano Representante (Minus Ramus Hispalensis), y por el otro, el Padre Representante (Latro Pater Impressentabilis)
Según Linneo, el Pariente Representante Comisionista se divide en dos subespecies: por un lado, el Hermano Representante (Minus Ramus Hispalensis), del cual el único que debe tener miedo es su propio representado, ya que acostumbran a liársela parda; para el resto de personas son inofensivos. Por el otro lado está el Padre Representante (Latro Pater Impressentabilis), más dañino que una mamba negra.
Le tengo mucha manía al Padre Representante (vulgarmente conocido como “Pai”). Cuando meten la zarpa de por medio, normalmente para llevarse una cantidad obscena de dinero, nunca hacen prisioneros. Al Pai lo único que le interesa es la pasta gansa y no conoce escrúpulos a la hora de llenarse los bolsillos. No tendrá problema en cargarse la carrera de su cliente si con eso logra un buen porcentaje de comisión, lo cual resulta especialmente terrible en la medida en que el cliente es su propio hijo. Pero eso al Pai le da lo mismo: cuando mira a su vástago ve más bien una herramienta para satisfacer su resentimiento vital.
En el Real Madrid tuvimos a Mesut Özil, que era un grandísimo jugador. Pero su padre, un tipo cuyo único talento fue sangrar a su hijo hasta dejarlo seco, consideró que el Madrid le pagaba poco dinero y, en consecuencia, decidió reventar la carrera profesional de su cliente. Por una cochina comisión. Creo que por eso le tengo tanta tirria a los Padres Representantes, porque Özil me gustaba mucho y hacía cosas muy bonitas y divertidas cuando jugaba de blanco.
Con la marcha de Özil el Madrid perdió a un gran jugador, pero también se libró de su representante. No hay mal que por bien no venga. Un Padre Representante sin escrúpulos es una de las mayores lacras del mundo fútbol, y pueden incluso llevar a la ruina a clubes de gran solera. Que se lo digan al Barça de Jorge Messi. En el Madrid, por suerte, nuestros jugadores son huérfanos de cara al público. Nadie tiene ni idea de quienes son ni a qué se dedican los padres de Vinicius, Valverde, Toni Kroos o Camavinga.
Erling Haaland, que no juega en el Real Madrid, tiene un Padre Representante llamado Alfie. De Alfie Haaland no tengo un gran conocimiento ya que era futbolista en la época en la que a mí el fútbol me importaba un pimiento. Me cuentan que jugaba en el Manchester City hasta que una entrada criminal de Roy Keane lo retiró por las bravas de los terrenos de juego. De modo que el señor Haaland es exfutbolista del City (strike uno) con carrera prematuramente rota (strike dos) y además representante de su hijo (strike tres). Lo que se llama una tormenta perfecta.
Alfie Haaland es exfutbolista del City (strike uno) con carrera prematuramente rota (strike dos) y además representante de su hijo (strike tres). Lo que se llama una tormenta perfecta
A Alfie Haaland lo invitaron el martes pasado al palco del Bernabéu y su comportamiento no fue, digamos, ejemplar. El estado de Alfie era similar al de Agustín de Foxá en aquella fiesta de la embajada, cuando quiso sacar a bailar un vals a una bella señorita y esta le respondió:
—No, señor Foxá, no voy a bailar con usted por tres razones. La primera, porque está usted borracho. La segunda, porque esto no es un vals sino el himno nacional del Paraguay. Y la tercera, porque yo no soy una “hermosa señorita” sino el nuncio de su Santidad el Papa.
Sospecho que Alfie Haaland en el Bernabéu portaba un tablón nivel Agustín Foxá, con la diferencia de que el señor Haaland no tenía la gracia del escritor madrileño y en vez de sacar a bailar a un clérigo se puso a insultar y a tirar cacahuetes a sus vecinos de palco. Lo de tirar frutos secos es muy de primate; lo de comportarse como un impresentable en el palco del Madrid ignoro si es una costumbre noruega. Los madridistas ya estábamos familiarizados con los piperos del Bernabéu, pero lo de los cacahueteros es un fenómeno nuevo y fascinante que merece catalogarse.
Gracias a Alfie Haaland podemos colegir que el cacahuetero es el asistente al palco del Bernabéu que, en vez de respetar la sacralidad del espacio, se conduce como un salvaje hasta que las fuerzas de seguridad tienen que desalojarlo. El primer cacahuetero ilustre sería Millán Astray, al cual el 23 de mayo de 1950, el propio don Santiago le mostró la puerta del estadio debido a su comportamiento inadecuado. En fin, que como no sabemos si Millán Astray se hizo un Alfie Haaland o Alfie Haaland se marcó un Millán Astray, lo mejor es que inventemos un término (“cacahuetero”) para describirlos a ambos y a todos los que decidan imitarlos en el futuro, que esperemos que sean pocos.
Alfie Haaland no sé qué méritos reúne para creerse con derecho a portarse como un animal cuando le invitan al palco del Bernabéu
Millán Astray fundó la Legión y tradujo el Bushido al castellano. Simpatías o antipatías aparte, es una figura histórica. Alfie Haaland no sé qué méritos reúne para creerse con derecho a portarse como un animal cuando le invitan al palco del Bernabéu. Tampoco sé si algún día su talentoso hijo acabará vistiendo de blanco, pero mucho me temo que, desde el pasado martes, sus posibilidades de hacerlo se han visto reducidas por culpa del comportamiento de un mal representante. Llámenme quisquilloso, pero no me gusta que en mi equipo haya jugadores cuyos padres se dedican a tirar cacahuetes al respetable. Eso indica o falta de modales o enajenación mental, rasgos que no me parecen los mejores para gestionar la carrera de un futbolista cuyo pecho ha de lucir el escudo de las 14 Copas de Europa.
Llámenme quisquilloso, pero no me gusta que en mi equipo haya jugadores cuyos padres se dedican a tirar cacahuetes al respetable
Me encanta Erling Haaland. Es un jugadorazo, un monstruo goleador con motosierra. Un vikingo que por lógica pura debería vestir de blanco. Es probable que este año se convierta en campeón de Europa, siempre y cuando Antonio Rüdiger y el Real Madrid se lo permitan el próximo miércoles. Pero su padre no me cae nada simpático. Si el precio para que Haaland sea madridista es dejar que su representante se pasee por Valdebebas como Alfie por su casa, no sé hasta qué punto compensa. El Madrid ya tiene a Vinicius, a Valverde y a Rodrygo; y prefiero mil veces al padre de Rodrygo, que es Luka Modric, que tener que soportar al cacahuetero noruego.
Prefiero mil veces al padre de Rodrygo, que es Luka Modric, que tener que soportar al cacahuetero noruego
Jesús Bengoechea, fundador de esta santa Galerna, cuenta que el día de la final de Cardiff tuvo la suerte de compartir unas pintas con doña Debbie, la madre de Gareth Bale. Esta le dijo que, naturalmente, le gustaría que su hijo jugara aquel partido, pero que lo más importante, por encima de todo, era que ganase el Real Madrid con o sin Gareth en el césped.
Alfie Haaland debería aprender bastantes de cosas de doña Debbie, que es una señora cojonuda. Puede que, de esa forma, algún día vea a su hijo ganar cinco copas de Europa.
Getty Images.
Otro impresentable a quien su hijo debería pararle los pies y si no lo hace y pide disculpas tanto padre como hijo se pueden meter el City donde les coja.
Muchos madridistas estamos hasta ahí mismo de la madre del traidor y del padre del noruego.
En el Madrid no deben tener cobijo
Si Erling quiere jugar algún día en el Real Madrid, debe romper relaciones con su progenitor. Lo sé, suena duro y hasta extremista, pero esto es el Madrid, chico. Con el tiempo lo acabará entendiendo.
Alf, el que venía de Melmac, era igual de grotesco que Alfie, pero mucho más simpático. Deboraba todo lo que le pusieran delante, incluyendo cacahuetes, pero su debilidad eran los gatos.
*devoraba
¡Jajaja! Era maravilloso.
Pues quien yo quiero que juegue muchos años en La Galerna, con o sin Latro Pater Impressentabilis (cuya gestión, de haberlo, correspondería al negociado del señor Bengoechea, y no al de los aficionados galernautas), es el señor Montero Manglano. Vaya juego box to box sin dejar de partirnos la caja, y menuda elegancia al meter la pierna. Esto sí que es espectáculo madridista, gloria bendita por los siglos de los siglos, amén.
Sin pretensiones de erigirme en abogado del diablo, empezaré diciendo que los representantes o agentes tienen un cometido que realizar , como el sepulturero o el verdugo el suyo. Y, antes de arrancarme con el progenitor del loco de la motosierra , recordaré que los agentes también tienen hijos; lo normal es que un padre quiera lo mejor para su hijo/a. Otra cuestión es si la toma de decisiones , para ello, es acertada o no.
A lo que iba. Como madridista no quería , antes de, y menos ahora , al gigante nórdico en el Real Madrid. No niego su calidad, como no negaba la de , por ejemplo, Hazard. Y, sin embargo, no me entusiasmó nunca la noticia del posible fichaje. El noruego es demasiado alto y , no me extrañaría nada, pasto de las lesiones. Sobre todo si recala en el club de la capital. En minúscula, sí. maffeos, raillos, falis, ballius , moncayolas, ivanes alejos y demás fauna contribuirían a la ya de por si propensión a las lesiones que suelen tener los futbolistas de semejantes dimensiones físicas. Ojo, mucho ojo, a partir de los 24 años...que si las roturas fibrilares, los aductores, tobillos, rodillas...no quiero ni imaginarme a Haaland en un desgraciado paso por el Real Madrid...añádanle la canallesca prensa de las Españas con sus campañitas.
Tras el percance cacahuetero del ebrio individuo,
creo que el club tomará la decisión de olvidarse del futbolista escandinavo. Dicho lo cual , es posible que el miércoles nos vacune.Es un tío motivao (sic) ...y debido a la movida de su viejo en el Santiago Bernabéu lo estará aún más.
Artículazo. "prefiero mil veces al padre de Rodrygo, que es Luka Modric" es otra de esas frases que quedan para la historia.
¡Qué bueno! Me he reído muchísimo con su artículo. Gracias.