Pocas situaciones resultan tan espontáneas como la celebración de un gol. Da igual si eres el artífice del tanto, un compañero suyo o un aficionado del equipo. La reacción, cuando se materializa, es instintiva, un impulso irrefrenable que durante segundos toma el control de la persona para exteriorizar su júbilo.
Esta temporada, por desgracia, los seguidores del Real Madrid no habíamos celebrado muchos goles. Hasta hace un mes, había que remontarse más de veinte años para encontrar unos guarismos tan bajos como los de esta temporada. Pero ahora estamos en otro escenario. Ya conocen la historia: pasa de largo enero, los jugadores comienzan a sentir la cercanía de la primavera europea, el equipo recobra el vigor, los despistados se concentran como si se hubiesen desperezado de la aburrida rutina de la liga, el juego fluye, al Barça comenzamos a verle el cogote y a todo eso, añadan a ese mozalbete, como le llama el maestro Escohotado, que nos ha devuelto la magia de lo imprevisible.
Los goles, claro, han vuelto. Analicémoslos, cual posos de café, para descifrar qué nos dicen.
Casemiro se elevó al cielo con un brinco que le aterrizó frente a la grada colchonera. Acudieron raudos sus compañeros a abrazarle. Pero incluso cuando ya le habían agasajado y marchaban todos hacia su terreno, el brasileño permanecía allí, clavado en el mismo sitio, con los puños apretados y una sonrisa como un sol. Era una pose de firmeza, de seguridad en uno mismo. El gozo de quien ha vuelto a casa. Porque el Madrid suele marcharse, pero siempre solo un ratito.
Ahora ya estamos aquí, dice Casemiro.
El capitán salió disparado hacia la grada sacando la lengua como un maorí de los All Blacks en mitad de una haka. Luego se detuvo y levantando una rodilla y ambos brazos, recreó una celebración del videojuego Fortnite, ese al que juega cada día Luka Doncic con Willy Hernángomez, y que es también el modo con el que Antoine Griezmann recrea todas sus dianas. El destinatario, obviamente, era el francés, quien tras la consecución del Mundial publicó una ilustración en la que se representaba a Sergio Ramos coronándolo. A los pocos días, el camero ya le había soltado que “la ignorancia es muy atrevida”, en referencia a las declaraciones del atlético en las que aseguraba que él ya comía “en la mesa de Cristiano y Messi”.
Te quedan muchas reencarnaciones para que yo te corone, le dice el Churu.
Pero la celebración de Sergio Ramos no termina en Sergio Ramos. Ahí tenemos a ese aficionado del Real Madrid, luciendo su camiseta blanca, más chulo que un ocho, mientras graba la escena para la posteridad. No lo hace desde el comedor de su casa, ni desde el bar de la esquina, no. Ese hombre, ese héroe (identifíquese si nos lee, caballero) está rodeado de una marabunta de indios encolerizados que, a falta de roedores que lanzar, dedican peinetas a los jugadores del Real Madrid y por supuesto, les insultan. Sus vecinos de localidad no parecen personas proclives al diálogo, pero pese a ello el madridista permanece impertérrito, alegre, levantado su pulgar en señal de conformidad. Desde Josey Wales (Clint Eastwood) entrando al poblado de Diez Osos, en “El fuera de la ley”, no se había visto una cosa igual.
Todo en orden en la oficina, dice nuestro héroe.
Y aquí tenemos la celebración de Gareth Bale. El galés comenzó haciendo aspavientos cerca de su oreja, como cuando tratas de librarte del asedio de una mosca. Quien sabe si, en el caso del delantero, el díptero era los improperios que en ese momento le estaban gritando desde la grada o bien las críticas que no cesa de recibir, por parte de una facción de los suyos, pese a que su ratio de goles ganadores (de partidos y títulos), muy pocos futbolistas lo pueden acreditar. Lástima que su presencia no sea más prolongada, pero bienvenidos sean sus frutos.
Quizás aturdido por esa confusión, a continuación, Gareth llevó a cabo lo que la mayoría ha tildado de corte de mangas y que, de ser ese su sentido, ejecutó de manera extraña, con las palmas extendidas y con movimientos muy mecánicos, no sabemos si por la inexperiencia del jugador con este tipo de códigos.
Igual hablo el español como mis cortes de mangas, pero mis goles bien que los entendéis; recuerda el galés.
Y por último terminamos con la celebración de Vinicius Jr. tras el tercer gol. El chico saltó del banquillo alborozado. Con una sonrisa trasparente que desvelaba la ingenuidad y la ilusión propia de un niño que está disfrutando. No hay que desdeñar que se mostraba feliz con el gol de quien le disputa, junto a Lucas Vázquez, una plaza en el once titular.
Esa alegría en el rostro de Vinicius es el mejor resumen del estado de ánimo actual del Real Madrid y sus aficionados.
Aún queda mucho, pero venimos a comernos el mundo; refleja O garoto de Ipanema.
En una repetición del gol de Bale en la que se ve el graderío se observa cómo mientras corre tras marcar le va insultando todo el mundo, en especial una tipa gorda y basta, de aspecto sucio y tosco, denominando a la madre de Gareth como compañera de trabajo. Con matronas así es fácil entender de qué especímenes se colma el graderío colchonero. Fue tras esas caricias tras las que el galés disparó el brazo, igual que había disparado la pierna izquierda, de forma eléctrica, un latigazo, un reflejo. Supongo que para tiparracas así es casi cortesía dirigirles un gesto, les va mejor el Cucal.
Yo también noté el gesto de esa señora, y lo que dijo... Pero es que usted lo ha expresado a las mil maravillas... 😀
La verdad es que aunque el corte de mangas es extraño, a mi no me cabe duda que se trata de un corte de mangas, la pregunta es si es a la grada, a los periodistas o a los críticos en general, incluidos los madridistas habituales en su criticismo exacerbado.
Lo del colega sonriente en la grada, celebrando el gol del Gran Capitán, me recuerda a uno que me sé yo... y muy bien, jejeje, que -cumpliendo con la promesa hecha si ganaba la 13a.- lució la camiseta del Real Madrid en la Diada del 11-S , bajando por el Paseo de Gracia hasta Plaza Cataluña desde la Diagonal.
Ruta suicida, ¡Que huevos!
Hay una foto de 2 aficionados madridistas celebrando el Bartrazo en Mestalla, en medio de cientos de camisetas blau granas, como dirían ellos. También son héroes, pero es cierto lo que dice comunero, lo de usted fue de UN BUEN PAR!
Saludos.
No pude ver el 2º tiempo, tampoco supe del partido más allá del resultado que me mandaron por Whatsapp....así es que cuando volví a casa vi la repetición del partido y aunque no sea políticamente correcto ni muy deportivo tengo que seros sincera, me encantó ese corte de mangas robotizado que nuestro galés dedicó a la mejor afición del mundo y tal ; )
Saludos
Y yo vuelvo a preguntar, y disculpen mi ignorancia, por favor: qué significa el corte de mangas???
Se lo leí antes en otro post y pensé que había algo que no estaba entendiendo. El corte de mangas es "vete a tomar por culo" con perdón. Hay otras expresiones similares, pero bueno ya se hace usted una idea. Lo normal suele ser hacer el gesto, con el brazo que queda hacia arriba cerrando el puño y dejando extendido el dedo medio para más claridad. También lo llaman hacer una butifarra. Pero en español-castellano, siempre ha sido llamado "corte de mangas"
Aclaro, que es precisamente el gesto que hace don Gareth Bale.
Si le quedan más dudas le dejo un link de google que para cualquier cosa suele ser muy explícito:
https://www.google.com/search?q=corte+de+mangas&rlz=1C1VFKB_enES708GB779&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwix3KTOiLTgAhWx4IUKHXgcDFMQ_AUIDigB&biw=1366&bih=657
es una manera de decir "jódete", o "que os den por culo"
Luego está la versión menos aparatosa que es "la peineta", que es levantar el dedo corazón con el resto de la mano cerrada
La celebración de Vinicius del tercer gol lo dice todo. De él, de sus compañeros y también de la prensa.
Me extraña que ningún ciudadano periodista haya interpretado la sonrisa de Vinicius como un dardo a Solari, diciéndole que Bale tiene que ser titular o algo (si, casi mejor o algo). ¿Tenemos caso Vinicius? Que hay que buscar una crisis en el Madrid que si no... no sé, algún jugador que le hagan daño las botas o algo.
"...el madridista permanece impertérrito, alegre, levantado su pulgar en señal de conformidad. Desde Josey Wales (Clint Eastwood) entrando al poblado de Diez Osos, en “El fuera de la ley”, no se había visto una cosa igual."
Probablemente ese madridista, antes de levantar el pulgar en señal de conformidad, primero inclinó lentamente su cabeza y expulsó un salivazo al zapato del iracundo colchonero de su izquierda...