Nos levantamos con la noticia del fallecimiento del gran dibujante Albert Uderzo, uno de los dos padres de Astérix y Obélix, a los 92 años. El otro padre, René Goscinny, también guionista entre otras muchas historias maravillosas, de la de Lucky Luke, nos dejó en 1977.
No hay un cómic más madridista que las aventuras de Astérix, el líder de una comunidad de galos que se resiste a ser sometida por los romanos. Esto es similar a lo que sucede con nuestro club, que trata de mantener sus valores y su idiosincrasia frente a los enemigos que lo asedian: desde los medios periodísticos al establishment del monopolio televisivo, o el estamento arbitral, la Liga Profesional de Fútbol y tantos otros poderosos rivales, envidiosos de la poción mágica que se fabrica en esta aldea: el irreductible afán de ganar siempre y en todo momento.
Es curioso cómo una serie de héroes típicamente franceses, localizados en la muy conservadora Bretaña francesa, ha podido traspasar todas las fronteras del mundo y ha logrado ser un cómic absolutamente universal como el Real Madrid. Uderzo era hijo de emigrantes italianos y Goscinny hijo de padre judío polaco y de madre ucraniana. La quintaesencia del chovinismo francés, altanero y acostumbrado a mirarse el ombligo, que se convierte en un éxito multinacional casi sin precedentes en la historia.
Quizá es porque desde casi el principio, como el Madrid (cofundador de la FIFA tres años después de su fundación en 1902), Astérix y Obélix salen de su aldea y empiezan sus aventuras por medio mundo. Tras su aparición en Astérix el Galo y La hoz de oro en los primeros años sesenta, la pareja protagonista llega hasta lo que hoy en día es Alemania en Astérix y los Godos, en el que sería el primero de sus muchos viajes. Roma en Astérix gladiador; toda Francia en La vuelta a la Galia (un homenaje al Tour de Francia); Egipto en Astérix y Cleopatra; Inglaterra en Astérix en Bretaña, donde se asiste a un excepcional torneo de rugby, predecesor del VI Naciones, y al descubrimiento de la poción mágica, el té, para los ingleses; Grecia en Los Juegos Olímpicos; Hispania con las maravillosas procesiones por todas las ciudades y el niño Pepe, que aguanta sin respirar para poder hacer siempre lo que lo viene en gana; Helvecia con los concursos de fondue de queso, Córcega, Astérix en Bélgica, precisamente este, el último álbum realizado por la pareja mítica de Uderzo y Goscinny, tras el prematuro fallecimiento del guionista de El pequeño Nicolás a los 51 años, debido a un paro cardíaco.
La obra común de los dos genios fueron veinticuatro aventuras desternillantes, maravillosamente didácticas y aptas y adecuadas para toda la familia. Se calcula que, entre todos los idiomas en los que se publicaron, sumaron más de 500 millones de ejemplares vendidos. Un récord mundial, sin duda, siendo la obra de bande dessinnée (como le dicen los franceses al cómic) más leída en toda la historia, del mismo modo que el título de “Mejor Club de fútbol del Siglo XX” fue concedido al mejor de todos ellos.
Tras la muerte de Goscinny, Uderzo siguió dibujando y se encargó de los guiones de Astérix en diez álbumes más, entre ellos La Odisea de Astérix o La gran zanja. En los últimos tiempos dejó de dibujar y supervisó los cuatro últimos tomos dibujados por Didier Conrad y guionizados por Jean-Yves Ferri, entre los cuales está Astérix en Italia, conocido sobre todo últimamente porque uno de sus personajes, un misterioso corredor de cuádrigas embozado, es un tal ”Coronavirus” (aventura de 2017).
Se nos ha ido un genio de las viñetas que empezó a dibujar gracias a su amor por las películas de Walt Disney y, en especial, por Blancanieves y los siete enanitos (1937), y que tras empezar con Goscinny haciendo cómic clásico de aventuras, con los célebres aviadores franceses Tanguy y Laverdure, centró todos sus esfuerzos en las aventuras de su célebre pareja del listo y el fuerte, acompañados por su fiel perrito Idéfix, del druida sabio Panorámix, del jefe gruñón, Abraracúrcix, del bardo Asurancetúrix y de tantos otros, como la esposa del jefe, Bonemine, la bella Falbala de la que se enamora Obélix, la maravillosa Cleopatra o el casi siempre presente Julio César.
Con todo, el personaje para mi gusto más genial es el “malo” de La cizaña, obra maestra absoluta, un villano excepcional: Perfectus Detritus. Un provocador de problemas cuya presencia siempre provoca conflictos, disputas y peleas. Un enemigo que me recuerda a cierto club, y que por su actitud consigue sacar completamente de quicio a nuestros nobles y bonachones guerreros galos.
Astérix y Obélix visitaron antes que el Madrid ciudades y países que para los madridistas representan éxitos absolutos: Lutecia (París), Bruselas, Glasgow (en Los Pictos), Milán en varias ocasiones, Hispania por supuesto, el país de los godos (recordemos la cuarta en Stuttgart), Cardiff en Bretaña... ¡Ellos nos enseñaron el camino!
Hay tantas y tantas escenas impagables en las aventuras de Astérix que ahora es buen momento para que olvidemos por un rato nuestra actual situación cotidiana y nos evadamos hacia ese mundo de hace más de dos mil años, recorriendo países y repartiendo mamporros a los legionarios romanos en las magistrales representaciones que nos ha regalado para siempre el gran Albert Uderzo.
La fórmula es entretener, enseñar, disfrutar en familia, y, en la medida de lo posible, desdramatizar. Para mí, gracias a la sencilla receta de leer a Astérix y ver antiguos partidos del Madrid de fútbol o de baloncesto todo es mucho más llevadero, ambos casos con un importante lema en común: “No hay que rendirse nunca”.
Genial
NOSOTROS TB SOMOS IRREDUCTIBLES.
HALA MADRID!!!!!
Delicioso.
De un devoto de las aventuras de Astérix desde hace eones. Me encanta el pirata culto, que hace citas en latín de autores clásicos. Esa BD (que dicen los franceses) rebosa de secundarios de lujo, como las grandes películas.
Muchísimas gracias, muy amable como siempre.
Aprovecho para mandarte un fuerte abrazo en estos momentos tan delicados para ti. Muchos ánimos y mucha fuerza!
Magnífico, me ha encantado ver el madridismo que rebosa uno de mis cómics favoritos, los geniales 24 tomos de Astérix y Obélix de Goscinny y Uderzo, porque luego no fueron iguales, perdieron algo del ingenio de su primer guionista. En el fondo la aldea gala tiene mucho del Madrid por esas rencillas internas entre los personajes que quedan a un lado cuando se trata de combatir al enemigo común, ahí van todos a una. Abraracurcix en su pedestal sería un poco como Sergio Ramos, temeroso de que el cielo le caiga sobre la cabeza (quizás por eso nuestro capitán se desnuca antes de cada partido vigilando al firmamento). Asuranceturix sería como esos periodistas que nos avergüenzan por su madridismo y a los que amordazaríamos junto a un árbol en cada una de nuestras celebraciones. Edadepiedrix era nuestro Alfredo di Stéfano, todo clarividencia y vitalidad apoyado en un bastón. Y coincido con Vd. con que el mejor personaje de todos es el de Detritus, cuántas veces lo he mencionado en mi trabajo al referirme a algunos compañeros creadores de rencillas, enmarañadores profesionales. Un placer el artículo.
Artículo precioso. Me ha encantado ver las similitudes de mi Real Madrid con uno de los cómics que más me gustan (otro sería Tintín). Lo que me he podido reir con las aventuras de Asterix y Obelix. D.E.P. Uderzo.
Fenomenal artículo.
Mezclando al gran heroe galo con nuestro madridismo empedernido.
Hay muchos personajes buenos...entre ellos los pobres piratas que siempre salen vilipendiados.....
Enhorabuena.