Los tuiteros más avispados de La Galerna habrán notado un descenso notable en mis tuits en estas últimas semanas. No es algo casual.
Desde hace unos meses he escrito regularmente un artículo semanal para este medio por invitación de mi amigo Jesús (Bengoechea) y con la venia de mi amigo Jesús (el Nazareno). He de decir que el disfrute que me ha supuesto supera casi seguro al que haya proporcionado a los lectores que por caridad o despiste hayan caído en esta sección desde la que intento desvelar con la ayuda de todos vosotros ese misterio de la Creación que es el Real Madrid.
Pero afortunadamente hay Alguien aún más grande que el Club. Es Alguien que no pierde un derbi jamás, que siempre golea en el Camp Nou, que no deja de hacer el aguanís a Alves, a Piqué, a Godín, a Juanfran. Y ese Alguien ha requerido últimamente mi atención y dedicación exclusiva.
Como uno es sacerdote, debe obediencia filial a sus pastores, en concreto y especialmente a su obispo. Y es por ello que tengo que anunciaros que no podré seguir escribiendo con la regularidad con que solía, al menos durante unas semanas. No tiene nada que ver con la escritura en sí, no me han reprendido. Es más, creo que si mi obispo leyera esta sección le haría bastante gracia. Es madridista. La cuestión es que me han asignado una responsabilidad que ocupa casi todo mi tiempo y fundamentalmente toda mi atención. Problemas de conectividad aparte, creo que ni siquiera podré ver todos los partidos del equipo de nuestros amores.
¿Es mi tiempo de descanso de esta sección malo? No. El Míster opina que debo servir al equipo desde otro puesto, con otros objetivos, con un papel distinto en el juego. Y el Míster manda. La Iglesia viene realizando, desde hace tiempo, una profunda reflexión sobre el papel de la Familia en el mundo. ¿Y qué une más a una Familia Cristiana que los valores que, precisamente, esta sección propugna? Y no me hagan hablar más, que al final me meten en un lío.
En este nuevo encargo podré hacer algo estupendo: enseñar el Real Madrid a gente que quizá no ha oído siquiera hablar de él, o al menos no como se debe hablar de él, como fuente de valores y de alegría; como un pilar de la vida en Comunidad.
No sé qué más deciros, que permanezcáis unidos en este vendaval maravilloso de goles y sintaxis. Que andamos como ovejas en medio de lobos, pero a veces las ovejas son carneros con retorcidos y potentísimos cuernos que desmontan lobos a testarazos. Que hemos de ser astutos como serpientes y sencillos como palomas. Que donde no nos reciban nos sacudiremos hasta el polvo de nuestras sandalias. Que solo hay una cosa importante. Que creo que seré capaz de volver más antes que después a saludaros, pero que no las tengo tampoco todas conmigo.
Es un honor (y una sonora carcajada) estar aquí con vosotros, gracias por vuestro cariño.
Saludo en el centro del campo, os aplaudo a todos y entro al banquillo. Hala Madrid y que Dios os bendiga.
Padre Suances, le vamos a echar de menos, que le vaya bien en su nueva andadura.
Un abrazo
NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
Pero bueno , si e Míster Celestial ordena, no hincha terrenal capaz de apelar, aquí vamos a estar al pendiente de cuando regrese 🙂
Abrazo
Suerte en su nueva misión y vaya con Dios. Se le extrañará cada domingo
Esto no se hace, amigo. Lo tengo claro, Dios no tiene perdón de Dios.
Volverá, Ángel. Estoy seguro. Y más pronto que tarde.
Aquí estaremos esperando la dominical homilía que tantas fuerzas da para aguantar la semana en este valle de lágrimas en que intenta sumirnos el antimadridismo radical que asola el panorama balompédico patrio. Su Obispo ha elegido buen pastor.
Un gran abrazo.