Queda certificado que si Messi y Suárez se abrazan ebrios de triunfo y rodillas en césped, qué más da el sacrosanto tiki-taka. Lloran los niños del mundo, se marchitan las margaritas, el balón clama por una delicadeza extraviada, pero todo ello pasa hoy a un segundo plano si el Barcelona gana, más o menos como suele ocurrir en todos los equipos del mundo. Qué vulgaridad. La distinción del estilo ya no parece ser lo decisivo, el dogma que aúna la ética kantiana y la aristotélica con la belleza del movimiento de las esferas celestes de raíz pitagórica palidece ante la mera cifra, amigos galernautas. Estamos desolados. The way we were, que cantaba la Streisand.
Superada la fecha de nacimiento del replicante Roy Batty -8 de enero de 2016- y más allá, no de Orión, sino del día en que Marty McFly viajó al futuro en la segunda entrega de la conocida saga -21 de octubre de 2015-, podemos decir con Radio Futura que "el futuro ya está aquí" y que, si hace no mucho tiempo el orbe caía enamorado de la moda juvenil de los bajitos del toque eterno, ahora las ciencias adelantan que es una barbaridad y parece imponerse la alegría del mero resultado, un 2 a 1 deslucido y funcionarial que está muy lejos de las florituras de antaño. Snif.
Conste que entendemos perfectamente la celebración de esta bajada a la arena, y más cuando el resultado señalado se da contra el segundo clasificado, en lo que supone una notable tranquilidad al frente de la clasificación liguera para el equipo que jugaba en verso. Lo que no entendíamos tanto era la forjada autoimagen ahora desdibujada, aquella autoestima inflada que miraba por encima del hombro a los equipos que se vanagloriaban tan solo (¿tan solo?) de ganar jugando al fútbol (sí, sorpréndanse porque el fútbol se dice de muchas maneras) sin pretender dar lecciones de filosofía del arte, ni mucho menos de fundamentos de ética universalista.
Sea, pues, bienvenido el equipo blaugrana a la escritura en prosa (y hasta al realismo sucio), donde ahora parecen valorar con gran contento virtudes que antes eran cosa de equipos sin un discurso tan elevado, como por ejemplo el Real Madrid. Hoy Mundo Deportivo y Sport coinciden en destacar la fiesta de una remontada, de la superación de las dificultades y la capacidad de reacción. Qué cosas. Algo (mucho) hay aquí de caer siempre de pie y de doble moral, pero no se lo tengamos en cuenta ahora que los culés han decidido exigir menos a su ideario y conformarse con la mera victoria numérica. Tal vez se hayan caído del caballo, aunque mucho nos tememos que volverán a subirse a él en cuanto escuchen de nuevo los cantos de sirena de su espejo deformante.
Efectivamente, "el Atlético mereció más", tal y como expresa hoy en titular la portada del diario As. Superó en muchos minutos al Barcelona en su estadio y lo hizo no solo por esa cosa polisémica de la intensidad, sino también por esa otra aún más polisémica del juego. Ocurre que la primera tiene el peligro de extralimitarse en ocasiones y entonces pasa lo que pasa, que Luis Filipe a la calle y que Godín tres cuartos de lo mismo a fuerza de haber visto 300 más veces de las recomendadas.
Pese a lo justificado de ambas expulsiones, quiera Dios que algún día podamos ver un partido del Barcelona en el que el equipo rival termine con sus once jugadores en el campo y sin ningún extraño penalti en contra. Seguiremos esperando esa, por lo visto, improbable circunstancia mientras nosotros intentamos ganar hoy al Espanyol en el Bernabéu; con James, con Ramos, sin James, sin Ramos, con los once que decida Zidane, pero ganar. Solo nos queda ganar, queridos galernautas, aunque tal expresión les parezca burda y poco poética. Toca lograr acabar la tarde a solo un punto del equipo de la intensidad y seguir mirando con atención al equipo de los valors para que siga la fiesta.
Vemos muy concurrida esa fiesta, abarrotada de jugadores atléticos y culés en la portada de Marca, en lo que parece un homenaje encubierto al camarote de los hermanos Marx y, dicho sea de paso, a un lecherismo centralista que vuelve a brillar por su clamorosa ausencia. Aparecemos un poco por arriba, con la cabeza de Zidane a la cabeza, valga la redundancia, y con un titular un tanto excluyente por no demasiado esperanzador: "Más difícil todavía".
Bien. Asumamos el reto. Seamos molestos, díscolos y maleducados. Golpeemos la puerta del camarote, forcemos la cerradura si es preciso, "allí me colé y en tu fiesta me planté", porque si nadie parece habernos enviado la pertinente invitación, nos autoinvitamos con la cabeza bien alta y punto, como quien sabe inconcebible que nadie haya querido contar con nuestra presencia. No traemos coca-cola, sino agua de fuego. Sea.
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2 comentarios en: Agua de fuego
Buenos días, aquí les pongo unas estadísticas que complementan su atinado Portanálisis sobre si habrá
alguna vez, un equipo que juegue contra La Orga, y no acabe con 10.
Difiero ligeramente en su comentario sobre la justeza de las expulsiones del Atlético, bien la de Filipe Luis
pero injusta la de Godin, la primera amarilla me pareció excesiva.
datos estadísticos van desde el año 2003 hasta el 2016.
Real Madrid: 107 jugadores expulsados; 86 rivales expulsados; diferencia ( -21)
La Orga: 71 jugadores expulsados; 129 rivales expulsados; diferencia ( +58)
En lo que va de temporada La Orga ; 12 rivales expulsados; 11 penaltis a favor y 0 en contra
Creo que los datos son más que abrumadores de que esta estructura mafiosa juega con red.
Saludos blancos, castellanos y comuneros
Nada nuevo bajo el sol. La liga sigue preparada para el Madrid., jeje. Vergüenza de competición y esto no cambiará hasta que la FEF no cambie en su cúpula y esto lo veo muy difícil en el estado en que se encuentra nuestro país.
Saludos cordiales