Zinedine Zidane ha ganado una Liga, dos Champions League, dos Supercopas de Europa, un Mundial de Clubes y una Supercopa de España desde que aterrizó en el banquillo del Real Madrid. Sólo le falta la Copa del Rey, deuda que espera saldar esta misma temporada. Cristiano Ronaldo, mientras tanto, lo ha ganado todo y acaba de cosechar un nuevo 'The Best', antesala de lo que puede -debe- ser un nuevo Balón de Oro para él. Pero no se conforma. Quiere más. Necesita más. Él y Zidane. Él, Zidane y el Real Madrid. Lo llevan en el ADN. El objetivo siempre es el cielo. En el Santiago Bernabéu no existe el pasado.
Sobre ese ADN hablan, sin pretenderlo, los medios deportivos madrileños en el día de hoy. Uno luce a Cristiano Ronaldo y el otro a Zinedine Zidane. Ambos buscando más. Si se conformasen con lo ganado, que es mucho, dicho sea de paso, no estarían en el Real Madrid.
Zidane tiene la espina clavada de la eliminación copera de la temporada pasada a manos de un Celta que sigue sin arreglar su estadio. El entrenador francés quiere quitarse esa espina. Quiere ganar la Copa del Rey. El camino empieza en Fuenlabrada, en el humilde estadio Fernando Torres donde todos soñarán este jueves, desde el pequeño hasta el grande, porque intentar ser el mejor no es incompatible con soñarlo. Simplemente después de soñarlo hay que trabajar para conseguirlo.
"Quiero siete", advierte por su parte Cristiano Ronaldo. Habrá quien diga que es egoísta y que sólo habla de él cuando en realidad sólo debe hablar de él si le preguntan por el premio individual que acaba de recibir. Lo que no saben, o sí saben pero no lo dicen, es que el mejor Cristiano hace mejor al mejor Real Madrid. Se complementan. Se necesitan. Uno no sería igual sin el otro. Difícilmente Cristiano tendría tantos galardones si no vistiera la blanca. Difícilmente el Real Madrid habría ganado tanto estos últimos años sin el portugués en sus filas. El matrimonio perfecto. ADN idéntico.
Por último, ya en Barcelona, la cantera y los suplentes vuelven a ser importantes, aunque lo serán sólo en partidos como ante el Murcia, un entusiasta equipo de 2ªB que puso más corazón y ganas que fútbol. Eso sí, a partir del domingo, la cantera a la cantera y los suplentes al banquillo.
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