Se va Karim. Posiblemente nadie en la historia del fútbol haya unido igual estética y eficiencia. Fue a la vez artista de culto y conquistador del mundo, la Velvet y U2 en uno, Rohmer y Spielberg, Roberto Arlt y Ken Follet.
Supo ser gregario que se abnegó a la sombra de una estrella omnímoda hasta que el astro se fue, y vio claro el momento de asumir el papel principal. El escudero de la estrella se convirtió en la estrella misma con un ansia que no hacía presagiar su callada aceptación del rol anterior. Parecía nacido para el segundo plano, para el paladar exquisito y no para las masas. Cuando el amo de las masas dejó de someterlas desde abajo (solo en el fútbol se da esa subversión), porque se fue, de pronto se supo que a Benzema le interesaban la comandancia, el oropel, el protagonismo e incluso la épica.
Fue un tímido que de repente devino estruendo. De pronto quiso ser de los resultadistas también, y calló sus diatribas a punta de hat-tricks mientras los exquisitos reclamaban que ellos lo vieron primero. El resultado final fue el año de nuestras vidas, la Champions más grande que ha visto y verá el ojo humano, pero el camino no es menos refulgente, cuajado de inventos que no hemos visto aventurar a nadie, algunos de ellos al borde de un ataque de nervios o de la línea de fondo, como en el último día del Calderón. Armó en Múnich el mejor y más importante contragolpe para los anales. Rapiñó a cuatro porteros de élite (Bayern, Liverpool, PSG, Chelsea) pillerías de valor Copa de Europa. En España desbarató algunas tramas arbitrales deslizándose por los resquicios como la Pantera Rosa en los descuidos del sistema. De Pellegrini al segundo Ancelotti, ninguno de los que estaban al mando decidieron privarse de sus maneras de asesino suave. Es el segundo máximo goleador de la historia del Real Madrid. Mira a la cara a Cristiano, Di Stéfano, Gento, Zidane. El verdadero francés que come en la mesa de los grandes.
Aunque los puristas discreparán, el mejor Benzema es el Benzema mainstream, el de las dos penúltimas temporadas. Se hizo comercial y yo, como soy de paladar plebeyo, le amo especialmente en esa etapa. Puedo presumir de no haber sido jamás de los que le criticaron, aunque debo flagelarme por no haberle alabado más, especialmente durante su convivencia con el gigante portugués. Me queda eso. Como no brotó hasta que se fue CR, a cuya sombra vivió abnegadamente, esa penúltima y espectacular etapa duró poco. El prime se solapó con el declive, y eso es lo que hace esta ocasión aún más triste: su estrella explotó definitivamente cuando estaba demasiado próxima a extinguirse. Este desajuste acrecienta la sensación de pérdida.
Pero qué brillo, hermanos.
Se va un jugador fantástico. Una leyenda. A mí me costó mucho apreciarlo. Durante muchos años, casi todos en los que coincidió con Cristiano, me pareció un buen futbolista, de gran calidad, pero frío y que no aportaba los goles que se le presuponen a un 9 del Madrid. Fue con la marcha del portugués, momento en el que se echó al equipo a la espalda, cuando me demostró lo equivocado que estaba. Era el 9 que muchos pensaban, aún más completo porque su técnica y su dominio del balón le permitían arrancar desde el medio o incluso en banda. Un cabeceador excelente y un lider dentro y fuera del campo. Uno de los grandes, sin duda. Gracias Karin Benzema.
Querido amigo, me encanta tu comentario.
Hoy también estuve en el campo, y sentí lo mismo que has explicado en la crónica, y mis temores para el futuro son similares.
Lo bueno es haber estado para aplaudir a mi ídolo de siempre.
Un abrazo y hala Madrid!!
Ha sido todo muy emotivo la verdad. Me he acordado de ti porque sé que te gustaba mucho y le veías como el jugador que era. Llevabas razón.
Bueno, esto del fútbol va por gustos, ya sabes: a mi siempre me enamoró, y tuve la suerte en 2011 de podérselo decir, cuando Mou le puso el distintivo de gato y había tantas dudas, gracias a la amistad que tuve entonces con Garay pudimos compartir una noche de confidencias y juerga.
Pero bueno, lo importante es haberlo disfrutado, no si a uno le gustaba antes. Todos hemos visto su calidad.
Ahora recemos para ver que equipo tendremos y como lo gestionará Carlo: soy tan optimista como tú al respecto.