Es semioficial que Asensio abandona el Real Madrid al término de la presente campaña, es decir, prácticamente ya, o al menos lo es que la oferta de renovación del club no le satisface y prefiere buscar nuevos horizontes. Es la crónica de un mendesazo anunciado. Cuando se supo que Marco había delegado su futuro profesional en las manos del agente de jugadores más famoso del planeta, todos auguramos que las prioridades del balear cambiarían. Se juntaban, digamos, el hambre y las ganas de comer. Encaja que quien se manifiesta públicamente remiso a tirar del carro sea susceptible de ser tentado por la posibilidad de NO tirar de algún otro carro en un breve plazo.
Es hora de poner notas y (pese a la mencionada renuencia, traducida en un proverbial pichaflojismo sobre el césped -no confundir con pichabroismo, aunque haya relación-) la de Asensio al término de su estancia en el Madrid merece un bien alto o un notable bajo. Su evolución se vio drásticamente mermada por aquella grave lesión, si bien antes de la misma ya daba algunas señales de estar estancándose. Le ha dado tiempo, con todo, a estar presente en jugadas relevantes mostrando su gran calidad en momentos de gran voltaje, incluyéndose aquí goles en plazas como Múnich, el Bernabéu ante el PSG o la mismísima Final de Cardiff. Siendo suplente, especialmente en los últimos dos años, ha promediado un ratio de goles por minuto jugado que ha de estar entre los más altos de Europa, a pesar de que no me consten en este momento las estadísticas exactas. Es, de hecho, el jugador que más goles ha marcado saliendo desde el banquillo en toda la historia de la Champions League.
Encaja que quien se manifiesta públicamente remiso a tirar del carro sea susceptible de ser tentado por la posibilidad de NO tirar de algún otro carro en un breve plazo. en todo caso, la nota de Asensio al término de su estancia en el Madrid merece un bien alto o un notable bajo
Este último dato es el que debe hacer preguntarnos hasta qué punto es una buena idea no intentar retenerlo, pese a las dudas que suscita. Pocos jugadores garantizan tantos goles sin la vitola de titulares, de igual modo que pocos poseen un disparo con la pierna izquierda como el del mallorquín (la lástima es que se haya acomodado en exceso en esa suerte, sin buscar una mayor versatilidad). Son factores a resultas de los cuales es legítimo temer el echarle de menos en el futuro. ¿Dónde y por qué precio encuentras un suplente que te ofrezca esas prestaciones? Por supuesto, la pregunta encierra en sí misma una trampa, porque Marco Asensio ya no acepta ser suplente. Así pues, en el entendido de que el Real Madrid no puede asegurar la titularidad a nadie, y habiendo demostrado Florentino que la política de no retener a nadie contra su voluntad (acompañada de la de no usar el mobbing para obligar a que nadie se marche) ha sido valiosa en la procura de los éxitos cosechados en los últimos años, Asensio debe irse. Aquí solo está el que quiere estar. A aquel que quiera asumir el frío de ahí fuera se le ofrecerá a lo sumo la bufanda de un eterno cariño en la distancia.
En cualquier caso, habrá que intentar que el hueco que deja en la plantilla Marco sea llenado por alguien. ¿Por quién? Sabemos de la cercanía del fichaje de Bellingham, pero el inglés no viene para usufructuar esa plaza en el banquillo. Se necesita para suplir a Asensio un jugador de élite (o una firme promesa de jugador de élite) que sea consciente de que el serlo no le asegura un puesto en el once, puesto que existen en el plantel élites más élites que él, al menos sobre el papel.
El retorno de Brahim desde Italia puede ser una opción. Su buen hacer en el Milan, que ha contribuido a devolver al top europeo, supone un buen aval. Es más versátil que Asensio y más completo, ambidiestro por mas señas, aunque no dispone de su mortífero chut. Está por verse si aceptaría un rol secundario en la plantilla después de haber tenido gran protagonismo en su club de cesión. Una cesión que ha sido un éxito que ahora toca interpretar, bien a la luz de continuidad en el club o a la de beneficio en caja.
Desde este último prisma, que el club hace bien en no perder de vista nunca, se antoja más atinada la opción de Arribas, con Brahim continuando en Milán previo pago de un importe lo suficientemente cuantioso. Ganas dinero con Brahim e incorporas el canterano más talentoso que ha surgido de La Fábrica en los últimos tiempos. Arribas es, futbolísticamente hablando, lo más parecido a Asensio que no hay en el mercado, y decimos “que no hay” porque no hace falta acudir al mismo: ya lo tienes.
La duda es: ¿gusta Arribas a Ancelotti? ¿Le gusta lo suficiente como para que la jugada no resulte en un desaprovechamiento del futbolista a trueque de una solución que no convence al que manda? Si hubiera que atenerse al uso que Ancelotti ha hecho de Arribas hasta la fecha, habría que concluir que no. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el Castilla ha hecho una temporada lo suficientemente prometedora como para que el club haya priorizado la aportación de Arribas a un eventual ascenso a Segunda, lo que explicaría (o no, no lo sabemos) las reticencias de Carlo.
Si a Carlo le gusta Arribas, es la mejor solución a todos los niveles.
Yo no lo vendería porque me parece difícil y caro encontrar a alguien que iguale sus prestaciones, aunque sea saliendo desde el banquillo. Brahim es un jugador que no me termina de convencer y no hay tantos extremos derecho de cierto nivel. Aún así me parece más escandaloso el tema de Ceballos que es un jugador que podría aportar muchísimo.