No hay duelo más amargo que el que provoca la muerte de una expectativa. A algunos esa frustración hasta les hace perder la cabeza.
Una de mis secuencias favoritas del cine es el final de la película “Amadeus”, cuando F. Murray Abraham caracterizado como un viejo y resentido Antonio Salieri abandona en andas el manicomio donde pasa sus últimos días mientras bendice al resto de locos, que le miran sin comprender. “¡Soy el príncipe de los mediocres!”, dice Salieri, alucinado. La mente hecha pedazos por culpa del amor/envidia que profesaba hacia su rival Mozart.
Quién no se ha sentido alguna vez así en el fondo. Quién no ha sido alguna vez el Salieri de “Amadeus”: alguien derrotado por su frustración. “Todos vivimos en el fango” -dijo Oscar Wilde-, “pero algunos levantamos los ojos hacia las estrellas.” Con lo de las estrellas, Wilde hablaba del Real Madrid, por supuesto. La frase, traducida, sería algo así: “todos vivimos en el fango, pero entre agosto y mayo, al menos una vez a la semana y salvo cuando hay un puñetero parón de selecciones, algunos levantamos los ojos hacia las estrellas.” Y eso nos hace un poco menos desgraciados.
No creo que Luka Jovic sea “un príncipe de los mediocres”, pero no cabe duda de que sus expectativas como jugador madridista no han sido colmadas. Luka Jovic, como todos nosotros, vivía en el fango y un día miró a las estrellas. Pero el tío tuvo suerte y las estrellas le devolvieron la mirada, lo tomaron de la mano y se lo llevaron volando al Bernabéu. Tan rápido que a Luka Jovic no le dio tiempo ni a ponerse los calcetines.
Aún recuerdo la presentación de Jovic con aquel traje tan formal, sus zapatos de lord inglés y los tobillos al aire. Menudo susto. “Pobre”, pensé, “en Alemania no le pagaban ni para calcetines”. Lo mismo debió de creer Florentino, que soltó 60 millones de pavos por su fichaje. Florentino, como ya tiene una edad, debió de calcular el coste en base a lo que Marlene Dietrich se gastaba en medias.
Al irse Cristiano, la parte más “drama queen” de la afición madridista se puso como ya sabemos que se pone a veces: arisca, mohína… Como esa novia que se levanta un día de morros y, cuando le preguntas qué le pasa, te responde que nada, que tú sabrás. Entonces te echas a temblar y ensayas soluciones desesperadas como ir a comer a casa de sus padres o ficharle a Luka Jovic
Fue bonita esa presentación, oigan. Y, seamos sinceros: aquel nuevo jugador del que nadie sabía casi nada, molaba bastante. Como dijo Bart Simpson: “China antes molaba”. Igual que Luka Jovic, qué se presentó en el Bernabéu con cara de beber cerveza en el cráneo de los porteros rivales, como solía hacer el kan Krum de Bulgaria con la cabeza del emperador bizantino Nicéforo I. Jovic no es búlgaro, pero casi, que Serbia pilla muy cerca. Y se presentó ante su nuevo equipo con zapatos de vestir y sin calcetines. Cómo acabarían esos pies, madre mía, se me pone cara de ampolla solo de imaginarlo; pero Jovic aguantó el acto con gesto imperturbable, y ahí fue cuando yo me dije: “este chaval nos va enterrar en goles. Es una bestia con pies de amianto.”
Calcetines aparte, no hemos de olvidar que a Luka Jovic en el Eintracht de Fráncfort se le caían los goles del bolsillo. Y algunos bastante espectaculares. Mal fichaje no parecía. Llegó al Madrid en aquella rara etapa post-Cristiano cuando nos dio por fichar a delanteros muy peculiares, como si en el banquillo no estuvieran aún dos tercios de la BBC. Al irse Cristiano, la parte más “drama queen” de la afición madridista se puso como ya sabemos que se pone a veces: arisca, mohína… Como esa novia que se levanta un día de morros y, cuando le preguntas qué le pasa, te responde que nada, que tú sabrás. Entonces te echas a temblar y ensayas soluciones desesperadas como ir a comer a casa de sus padres o ficharle a Luka Jovic.
No creo que Luka Jovic sea “un príncipe de los mediocres”, pero no cabe duda de que sus expectativas como jugador madridista no han sido colmadas
Me habría gustado mucho ver triunfar a Jovic en el Real Madrid, pero, por algún motivo que desconozco, lo ficharon para que no jugara. Igual que a Vinicius, que lo mandaron al Castilla y solo lo sacaron de allí cuando un jugador del Atleti estuvo a punto de zampárselo. Que los del Atleti parecen tener más hambre de personas que de títulos, y así les va. A Jovic, al menos, lo colocaron de inicio en el primer equipo. Imagino que si a un jugador colchonero se le hubiera ocurrido darle un ñasco en la cabeza, Jovic le habría puesto los dientes por peineta de un guantazo.
Saltaba Jovic muy de cuando en cuando al césped, casi nunca de titular, y en mi recuerdo está la idea de que el chico tiraba a portería con aceptable regularidad dado el poco tiempo del que disponía para lucirse. Pero el balón no quería entrar. Yo pienso que Jovic, sobre todo, lo que tuvo en aquellos inicios es mala suerte y no mala actitud. Quién sabe qué habría sido de él si aquellos primeros balones desviados hubieran tenido más acierto, o si aquellos primeros golazos anulados hubieran subido al marcador.
A Jovic las oportunidades se le agotaron muy pronto. Eso siempre me ha llamado la atención pues uno, en su ignorancia, imagina que cuando te gastas 60 kilos en un jugador tratas de tener con él un poco de paciencia. Igual que cuando te traes a un Odegaard de la Real Sociedad, donde está jugando francamente bien, se supone que es porque quieres sacarlo al campo con cierta regularidad.
La historia del Real Madrid, en fin, es nutrida en promesas que no cuajaron como se esperaba. Tendemos a cargar en ellos todas las culpas, pero no estaría de más preguntarse hasta qué punto siempre es así. Tal vez cuando un jugador que anteriormente ya ha mostrado su talento pincha en el Bernabéu se deba a factores algo más complejos que “es que es un pechofrío” o “no siente los colores”. Digo “tal vez” porque en realidad no lo sé, y, como lo ignoro, prefiero no juzgar a la ligera situaciones que desconozco. Por eso a mí lo de ser hincha de fútbol se me da fatal. Ojalá pudiera moverme entre las tinieblas de este bendito deporte con la lucidez y claridad de ideas de un Tomás Roncero de la vida, pero me temo que seguiré arrastrándome por el fango con el consuelo de poder mirar a las estrellas de vez en cuando en la lejanía, sin saber nunca qué es lo que hay detrás de ellas.
Luca Jovic se marcha a la Fiorentina tras haber marcado solo cinco goles en el Real Madrid. Cinco goles que, imagino, guardará toda su vida en la memoria como el mayor de los tesoros. No conozco muchos casos de balcánicos que hayan triunfado en Florencia. Sí, en cambio, sé de florentinos que triunfaron en los Balcanes, como Michelozzo, que en el siglo XV se fue a Dubrovnick y levantó las murallas de la ciudad, que son muy bonitas.
En cualquier caso, le deseo a Jovic que encuentre en Florencia la plenitud de sus expectativas que no alcanzó en Madrid. Algunos se alegran mucho de que se vaya, como si el serbio les debiera dinero o les hubiera mentado a la madre, yo qué sé. Yo no me alegro. Siento un poco de pena, de hecho. Pienso en todas las veces en que a lo largo de mi vida se han visto frustradas mis grandes esperanzas y no puedo dejar de sentir empatía por aquel chaval que se presentó en el Bernabéu, sin calcetines, pero con mucha ilusión.
Nadie le hará homenajes, ni se despedirá de él con vídeos en los que aparezcan sus grandes momentos en el Madrid (entre otras cosas, porque, seamos sinceros, apenas dan para un spot publicitario). Se va como dignísimo “príncipe de los mediocres”, sin pena ni gloria, de la misma manera en que muchos recorremos este mundo ingrato: sin suficientes oportunidades de demostrar de lo que somos capaces. Todos somos un poco Luca Jovic en el fondo, de modo que no seamos crueles en el adiós.
Querido Luka, te deseo mucha suerte allá donde vayas. Sé feliz, atesora en tu memoria el privilegio de haber jugado en el mejor club del mundo. Cuenta con mi agradecimiento, aunque solo sea por haber sido un leal jugador que nunca dio problemas en el vestuario. Te llevas unos cuantos trofeos de mucho prestigio, entre ellos la última Copa de Europa. Algunos dirán que no te la mereces porque apenas jugaste para lograrla. No les hagas caso, Luka. Esa orejona es tan tuya como mía, como lo es de todos los madridistas. Lúcela con orgullo allá en la tierra de Buffon, Meazza y Maldini; porque tienes todo el derecho a hacerlo.
Y ya de paso, si puedes, no dejes de decirle a Mariano que fuera del Madrid tampoco se está tan mal.
Más malo que pegar a un padre con un calcetín sudado. El Madrid no espera a nadie, pero oportunidades ha tenido unas cuantas y no ha demostrado nada. Ah y por cierto, la afición no se puso como una novia histérica, eso es una gilipollez y una falta de respeto a una parte de la afición entre los cuales me incluyo que pedian un delantero de garantías para suplir a CR7. Ese año se trajo una medianía y el resultado ya lo conocimos todos: un "nadaplete" como la catedral de Burgos. Recemos porque Benzema no se lesione porque con el tío Mariano también vamos apañados...
Un jugador que no ha entendido lo que significa el Real Madrid. Parecía que aprovechando la buena ola, podría haberse reenganchado tras su actuación de Anoeta, pero ni por esas. Yo creo que tuvo suficientes oportunidades, que desaprovechó. Buena suerte y hasta luego.
Como Militao pero este tuvo la suerte que se lesionaran los centrales y le pusieron porque no habia otro y con 5 partidos seguidos demostró que podia valer, Jovic en 3 años no ha jugado ni 300 minutos repartidos en 51 partidos, mal lo podia demostrar como lo a he ho Theo en el Milan y antes en el Alavés, hay que ponerlos y si no no ficharlos, Vinicius, Reguilon, Javi Garcia y Marcos Llorente tuvieron la suerte de Solari que no miraba los nombres sino el rendimiento
La verdad que jugar ha jugado poco pero a diferencia de otros que tampoco están acertados en Jovic se veía una falta de rebeldía y una frialdad que no era normal si realmente te quieres comer el mundo estando en el mejor club para ello.
Mariano sin ir más lejos cuando ha jugado lo ha dado todo aún siendo un delantero que no da la talla para todo un Real Madrid aunque en éste caso no se quiera ir ni con una manguera de agua a presión.
Si al final no viene ningún delantero éste verano mi opción sería poner a Asensio para sustituir a Benzema, tiene gol y buena conducción del balón para los últimos metros.
A poco que uno hubiese visto jugar a Jovic en el Eintracht, aunque sólo fuesen los típicos vídeos de "highlights" como es mi caso, se daba cuenta de que no era jugador para el Real Madrid C.F.
El Eintracht jugaba (y juega) con dos carrileros como dos aviones que no paran de meter centros al área y ahí Jovic sí es un killer, las metía a pares. Pero ese no es el estilo del Real Madrid, en la época de Amavisca-Zamorano, Jovic se habría hinchado a meter goles, hoy en día no encuentra su sitio ni con GPS y es normal.
Luego, en cuanto al carácter... pues no digo nada, es posible que tampoco le ayudase, que le pesase demasiado la camiseta, pero también seamos honestos: para las veces que lo han puesto, no se puede pedir mucho más.
En fin, un mal negocio, a veces pasa. Ojalá rinda bien en la Fiore como cuando estuvo cedido anteriormente, haya un traspaso y se pueda recuperar parte de lo invertido.
Opinión impopular: una importante cuota de responsabilidad es del entrenador que lo pidió y no lo puso, el mismo que, con sus filias y sus fobias, estuvo a punto de dinamitar la carrera de Militão o el mismo Vinícius y descartó a Marcos Llorente y Ceballos para quedarse con sus amigos Isco, Hazard o Ausencio, el mismo que echó a Pintus para traer a Dupont y batir el récord de lesiones en una temporada, ese entrenador que nunca debería haber vuelto al Madrid.