“Jaqui es una gran persona, tiene un gran corazón y creo que no quiere hacer daño a nadie”, deslizó al otro lado del teléfono.
"¿Qué hombre no quiere a Jaqui?", apostilló rotundo ante aquel circo.
Perpleja, Jaqui acertaba entre sollozos a dar las gracias a su vengador enmascarado, al tiempo las lágrimas se deslizaban por su rostro de jamelga. A su alrededor, una legión de tronistas que haría palidecer al propio Aragorn, hijo de Arathorn, heredero de Isildur, enmudecía para quietud de la Real Academia de la Lengua.
Jaqui nunca tuvo nada con Pipi, aclaró el héroe y hubo gran regocijo.
Su etapa en el Real Madrid parecía haber concluido cuando la farándula devolvía a Royston Ricky a escena. El muchacho, temeroso de la música de viento del Bernabéu como de la ira de Dios, se mostraba sin embargo presto a rescatar a una dama en apuros de la jauría de Mujeres y Hombres y Viceversa. Me sobresalté en el sofá; primero sorprendido por la hartura del sopor de aquel noviembre de 2010 que me condujo a tu pantalla amiga; aturdido después por el telefonazo de mi admirado Drenthe, ídolo pagano, tótem estrafalario, guardián de las esencias del futbolista estrambótico que de cuando en cuando, de generación en generación, acaba por robarte el corazón.
Fue amor a primera vista. Deambulaba por un lluvioso Dublín en el verano de 2007 buscando un pub donde poder ver la Supercopa de España que enfrentaba al Real Madrid con el Sevilla, cuando finalmente irrumpí en la taberna adecuada. No había sorbido un mísero trago de mi pinta cuando Royston Ricky lanzó un obús a la escuadra de los andaluces que hizo que aquella llovizna irlandesa mereciera la pena. Que después Kanouté y Renato liquidaran al Madrid decadente de Schuster con un bochornoso 3-5 en el Bernabéu fue lo de menos, aunque podría decirse que fue un presagio funesto.
Entonces no tuvo importancia. Aquel homie con rastas e ínfulas de MC me cautivó mientras el In da Club de 50cent resonaba en mi cabeza por una extraña conexión neuronal desconocida.
You can find me in da club, bottle full of bub
El Madrid lo había encontrado en Rotterdam, no sabemos si full of bub, después de ser proclamado Golden Boy de la Eurocopa-sub 21. 14 kilos costó la broma.
Menos de un mes después de su fichaje confirmábamos la adquisición de una estrella. Al menos Drenthe actuó siempre como si lo fuera. Convendrán en que ser una rockstar siendo Georgie Best no tiene el mismo mérito.
El caso es que poco después de su prometedor debut, Royston Ricky se estrelló contra un coche patrulla en la calle Alcalá a las 4:30h de la madrugada. Iba a bordo de su Audi Q7 acompañado de tres Jaquis de temporada.
Sea como fuere, después de su primer Accidrenthe, el Bernabéu le tomó la matrícula. Aún tuvo un segundo momento de gloria cuando decidió un derbi en el Calderón en tiempo de descuento. Esta vez Royston Ricky no deRAPó en el área como acostumbraba y el colchonero Heitinga, otro que sabe de qué va esto de los fichajes estelares, le hizo un penalti como la Catedral de Burgos. Pudo consagrarse, incluso, si en un Clásico en Barcelona, al que el Madrid acudió con más parches en la alineación que en las chupas de los jevis de La Gran Vía, Royston Ricky hubiera resuelto un mano a mano con Víctor Valdés en el que tuvo tiempo para componer California Love, Stan o The Fresh Prince of Bel Air.
Fue el principio del fin. Royston no supo nunca elegir sus botas. Siempre resbalando sobre el verde para desesperación del Bernabéu, ese fue su pecado. Quizás la mejor opción entonces hubieran sido unos Phirelli. El caso es que le pitaron los oídos y se plantó ante Juande (¿se imaginan a Notorious Big ante José Luis y su guitarra?). Si me pitan, no juego, dijo. Y no jugó.
En la siguiente temporada llegó a Alicante y allí el muchacho se consagró como Hércules e hizo del accidrenthe de la calle Alcalá un Esperanza Aguirre aparcando en el carril bus para sacar dinero del cajero. En tierras herculinas, Royston Ricky se saltó seis semáforos a 160 kilómetros hora en pleno centro de Alicante e hizo de Karim Benzema, Sor Citroen. El muchacho argumentó que su amigo, cocido en el asiento del copiloto, estaba en coma y lo que le diagnosticaron fue melopea.
Del Hércules se fue porque no cobraba y del Everton se fue por negarse a jugar en Navidad. The God Father, oigan. Y a partir de aquí un periplo que lo condujo al Alania Vladikavkaz ruso, al Reading y Sheffield Wednesday ingleses, al Kayseri Erciyesspor turco y al Baniyas catarí que te vi.
Lo más destacable de esta etapa es el vídeo que salió a la luz cuando Royston Ricky vivía en Vladikavkaz. Allí se le ve descojonado, conduciendo un Ferrari, sin cinturón de seguridad y cantando, birra en mano, mientras se pica con otro cochazo en una urbanización pija. Dicen que el documento data de su etapa en Madrid.
A pesar de toda esta amalgama de equipos exóticos a sus espaldas, Drenthe siempre fue, es y será madridista. Así celebró la Undécima con los colegas, entre cachimbas y cervecitas. No será una estrella, no, pero no me negarán ustedes que es un figura.
Drenthe anuncia a los 29 su retirada del fútbol para centrarse en su carrera como cantante de rap. Royston Ricky se convierte en Roya2Faces y nos presenta Paranoia que aunque lo parezca por el título no es un repaso de su trayectoria.
Cuando la noticia de su adiós saltó a los medios, difundí rápidamente la noticia como el evento de alcance planetario que resulta en esencia. “Drenthe deja el fútbol para centrarse en el rap” dije en un grupo futbolero de whatsapp y un culé respondió con ironía:
El fútbol no será lo mismo
El rap tampoco, repliqué al instante.
Aplauso.
La verdad es que era un tipo de jugador que caía bien. Muy anárquico en su juego y como tal en su vida privada. Muy buen artículo. Hay que recordar a los madridistas.
Muy buen artículo. Ya ni recordaba su estancia en el Everton. Todo un personaje R.R Drenthe
Buenas tardes, pocas veces se ha visto un físico tan privilegiado en un carácter disperso, que nunca
entendió que en el deporte de élite, el orden, el trabajo y la disciplina, son condiciones necesarias
y a veces no suficientes. Una pena, porque yo fui de los que se alegro por su fichaje, como
madridista que presume de serlo, siempre le deseare lo mejor.
Saludos blancos, castellanos y comuneros.
Si hay algo que me revienta, es el talento innato desaprovechado. Ejemplo vivo.
Muy buen artículo, me he reído mucho leyéndolo y he pasado un bonito rato. Muchas gracias.