Abucheos de los de "Ya, por favor"

Buenos días. Sport y MD vienen hoy con la misma foto de los mismos señores para contar historias idénticas menos en los rombos. Marca y As, por su parte, traen distintas fotos del mismo protagonista y un punto de nostalgia precipitada (o de todo lo contrario) ante ciertas despedidas.

La portada de Sport viene sosa, para qué nos vamos a engañar, en especial si se compara con la mucho más jugosa deriva de su hermana (no sé si gemela, pero habitualmente casi intercambiable) del Mundo Deportivo, que trae detalles de la fiesta del Campeón de Liga. Todo lo más, se nos ofrece la opción (en el ángulo inferior izquierdo) de unirnos a la campaña #GraciasXavi, cuyo atractivo tampoco resiste la comparación con el sugerente mordisquito en la oreja de la imagen del ángulo inferior derecho y los deleites que sugiere. ¿Problemas de erección? No, gracias, pero si me hablas de homenajes a Céspet-Man (el más verdaderamente arrogante gran jugador que se ha visto en este país) es muy posible que precipites mi gatillazo.

Dale al lector doble ración de baño y masaje para el Barça cada mañana para acabar repitiendo la foto de portada de tu competidor (?). Por lo menos Mundo Deportivo anuncia detalles de la fiesta de celebración del campeón de Liga en el interior, que es donde deben ir estas cosas un poco procaces. Desde el beso con lengua (porque fue con lengua) de Stoichkov y Koeman, todo puede esperarse de una fiesta de estos señores. Aunque se presupone que hay que adentrarse en las páginas del medio para conocer los pormenores escabrosos, se nos adelantan perlas de simpar gozo." Piqué se coló al volante de la jardinera en el aeropuerto e intentó conducirla". La gracia que tiene este chico cuando se pone a celebrar, y si no que se lo pregunten a aquel directivo de la Federación Española de Fútbol cuya coronilla fue adornada por un somero filardo del marido de Shakira, en tronchante regocijo por el Mundial. "Reservaron varios locales para despistar y acabaron bailando en Opium y Pachá". Todo un detalle para el gremio hostelero barcelonés, con la excepción de Opium y Pachá. Es que tienen una gracia que nosotros de verdad es que nos partimos.

Marca abre con un espectacular corte de mangas de David De Gea, quien se ayuda de un cero para mandar a paseo, imaginamos, al Manchester United. Lo que no se nos antoja aceptable es que quiera incluirse a uno de nuestros jugadores de culto predilectos en la operación. "Fabio no se vende, Fabio se queda", parece susurrar la chica del anuncio de la terapia de ondas al oído de un Florentino que ya antes de afeitarse ha dejado claro no necesitar terapia alguna, pues no hay Liga ni Champions abortadas que puedan doblegar el ardor florentinesco. No sin mi Fabio, eso sí.

Por lo demás, la banda derecha de la portada del periódico, que anuncia un especial sobre el título de Liga culé en el interior, debería valer por sí misma para callar la boca de cualquier persona que vuelva a hablar de Central Lechera en los próximos cuatro lustros. Marca es un periódico que busca -en el mejor de los casos- la equidistancia entre Madrid y BarçAtleti. Y es muy respetable como posicionamiento estratégico empresarial. Pero que se sepa, y para que se sepa tiene que demostrarse, como lo demuestran ahora ellos solitos.

As viene también con De Gea, pero tiene al menos el detalle de no repetir la foto de Marca. Este acierto de la prensa capitalina, en contraste con la cagada de sus homólogos catalanes repitiendo daguerrotipo, solo puede ser considerada una provocación centralista que está muy pero que muy fea. Más feo aún nos resulta encabezar la portada con la palabra Madrid y una foto de la celebración de la Novena Copa de Europa de baloncesto del club blanco.

La parte inferior de la portada depara, quizá inconscientemente, el agudo contraste entre la despedida de Xavi en el Camp Nou y la de Casillas en el Bernabéu. Sabemos será despedido a lo grande por el mismo entorno que ha aceptado con naturalidad el que un jugador emblemático como él acabe su carrera en el Barça siendo suplente. Iker se (presuntamente) despide sin saber si será aplaudido con aplausos en honor a sus (ya borrosos, aunque no descatalogados) méritos pretéritos, con abucheos en honor a sus últimas actuaciones o, lo que sería peor, con abucheos de aviso ante la posibilidad de que ese partido ante el Getafe no sea efectivamente el último. Abucheos de los de "Ya, por favor". Qué triste, y lo decimos de corazón.