Yo tenía un amigo que en las noches de verano, después de cenar, venía a mi casa a buscarme para salir. Abría la puerta del jardín y, una vez dentro, como tenía que bordear casi toda la casa para llegar a la entrada, iba gritando a modo de timbre: ¡Carrool, Carrool! Mi amigo hace ya mucho tiempo que no se anuncia así ni de ninguna otra forma, pero ese recuerdo no se va, una de esas formas efímeras y curiosas que tiene la felicidad de presentarse de vez en cuando y para siempre. Yo me he reído tanto con Chiquito que entre esas risas podría contar mi adolescencia.
Cuando tenía quince o dieciséis años a mí me gustaban U2, Agassi, Larry Bird, La familia de Pascual Duarte, Butragueño, las mujeres y Chiquito. Entonces me dejé crecer el pelo como el Bono del ochenta y cinco; jugaba a tenis imitando los gestos de André (aún lo hago); tiraba a canasta lanzando el balón desde detrás de la cabeza; hacía poemas muy oscuros y muy rurales; me pasaba en el patio el balón de pie a pie como el Buitre y perseguía mujeres con éxito relativo: mis amigos me empujaban delante de todos porque decían que era el guapo (mis amigos eran unos atorrantes). Pero nunca he sabido imitar a Chiquito. Yo he sido estrella del rock y del tenis y de la NBA, poeta maldito, figura del Madrid, guaperillas de colegio y sólo admirador de Chiquito.
A Chiquito ya lo imitaban por mí. Y eran buenos. Era fácil imitar a Chiquito (hay tantos imitadores de Chiquito como de Elvis) pero no se podía ser Chiquito. Chiquito aparecía los viernes y yo esas noches, como media España (seguro que también como Jorge Mcd), contenía la respiración cuando estaba a punto de saltar del banco emitiendo ese grito ahogado y moviendo el pie en el aire de un lado a otro. Eso también lo imita Cristiano cuando encara a los defensas. Ese salto de Chiquito era como la primera vez que yo veía al Buitre los domingos por la noche en los resúmenes espléndidos del Estudio Estadio original, o como cuando salía Larry Bird al parqué del Boston Garden y los bostonianos enloquecían de emoción.
Lo que pasaba es que luego, ya dentro, sólo se podía disfrutar. Como con la paradita de Butragueño o los movimientos de los brazos de Bird, como tentáculos, el tiempo se paraba. Era un poco ese silencio natural de los fenómenos de la naturaleza: un eclipse, un terremoto. Algo nunca visto. Contener la respiración y estallar de risa. Una risa que ya estaba ahí (que siempre va a estar ahí, como mi recuerdo de las noches de verano) como un reguero de pólvora que Chiquito se encargaba de encender una y otra vez. Chiquito era la anécdota que podía contarse una y otra vez sin repetirse a pesar de ser siempre la misma, como una gran anécdota de toreros, o de Santiago Bernabéu (como las que contaba el otro día mi amigo Dumas) o de Hemingway y en ese plan porque ese es el tipo de gente del club al que pertenece.
Chiquito, esa espera de Chiquito sentado en el banco listo para decir todas esas cosas y matarnos de risa, era casi como ese momento previo al beso, ese gustoso nerviosismo apoteósico por el que uno corría después para compartirlo: una felicidad madridista. Y me da igual saber si profesaba esta afición o no. Chiquito hubiera sido Butragueño en el Madrid como Bird en los Celtics. Es Emilio y es Larry. Y es ese Bono pelirrojo subido a los andamios enfervorizando al personal. Y es ese Cela joven que viaja por la Alcarria para hacer el mejor relato de viajes que se ha hecho nunca. Y es un Agassi adolescente en vaqueros con la melena teñida sorprendiendo a Iván Lendl en Forest Hills con su peloteo salvaje. Chiquito era tan grande como El diamante tan grande como el Ritz, por mucho que Scott Fitzgerald pensara que era mejor su pirata de la costa. Esa montaña de diamante como el Bernabéu, con esa estrella ya encima con el rostro de cera y las camisas floridas. Ha muerto Chiquito, ¿te da cuen? Todavía no.
Precioso homenaje a Chiquito. D.E.P.
Lo mismo digo, precioso homenaje . Y a Chiquito, gracias por tantas risas
Bonito homenaje, se nos fue un grande hoy
GRANDE!!! D.E.P con su Pepita.
Bonito recordatorio!!!
Muchas gracias Don Mario. Por el homenaje a Don Gregorio y por la parte que me toca. Estoy siguiendo todo lo que la gente está escribiendo en los medios o en las redes sobre Chiquito y se puede decir que tiene el cariño de todo el mundo. Desde profesores universitarios de filosofía a currantes del campo, todos hemos tenido bien claro que, a las personas que hay que tomarse más en serio, es a aquellos que nos hacen reír. Y en este aspecto, pocos hubo tan geniales como Chiquito de la Calzada.
Un saludo.
Hace falta recalcar que eres Madridista para homenajear a Chiquito??? Qué vergüenza de homenaje, sólo hablas de ti y de tus gustos.....no mencionas ni una película, ni una anécdota del homenajeado en tu artículo. Espero que allá dónde esté el gran D. Gregorio, no lea tus miserables palabras.
D.E.P.
La vergüenza es usted que no es capaz de superar sus fobias (el Madrid, o U2, o Bird o lo que sea, aunque parece lo primero) para sumarse a un homenaje tan personal y sentido como el de Mario. Espero que, allá donde esté, el gran D. Gregorio lea el maravilloso artículo de Mario pero no llegue al comentario de mierda que hace usted. O, si lo hace, que disculpe su estúpido comportamiento.
Amén.
Tengo mucha suerte de colaborar en esta estupenda revista. Entre otras muchas cosas porque su editor siempre da la cara en todos los sentidos, también al respecto de este absurdo y lamentable comentario que todos hemos podido leer. Gracias, Jesús. Y gracias también a todos los demás comentaristas por vuestras respetuosas (y amables) palabras.
Hermosorrrrl.
Buenas tardes al foro, a mí Chiquito de la Calzada, no me gustaba especialmente, pero no es óbice para reseñar el buen artículo de D. Mario que sigue escribiendo con esa calidad y calidez que le caracteriza, por cierto dar notoriedad a la respuesta, de D. Jesús a D. José Luis, lo digo porque arrieros somos y en el camino
nos encontraremos. Aunque en esta ocasión ha estado moderado, con el tal D. José Luis, lo digo porque ha habido tertulianos que en otros foros han criticado la entrega de una camiseta del Madrid firmada y un balón al presidente de Bolivia, por parte de D. Pablo Iglesias, en una visita reciente, esto es lo mismo les molesta que lleve de regalo una camiseta del Madrid y sin embargo no les molesta que expropie las empresas españolas instaladas allí y que son sucursales del I.B.E.X.35, es evidente que si hubiera llevado una camiseta del equipo del chino, antes llamado Atlético Aviación, no hubieran dicho esta boca es mía, queda claro que la envidia es consustancial al ser españohttps://pbs.twimg.com/media/DOTCwpOW0AALSwD.jpg
Saludos blancos, castellanos y comuneros
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Cada cual hace los homenajes a su manera y con su propio estilo. Cosa que Mario de las Heras ha hecho sin olvidarse de resaltar el peculiar humor de Chiquito, pues ha puesto numerosos ejemplos del mismo a lo largo del artículo.
Si algo sobra en dicho artículo, es un posterior comentario agrio e insultante hacia el autor solo porque no esté de acuerdo con él y del que el mismísimo Chiquito huiría con la mano en la espalda exclamando: "No puido, no puido... torpedo!"
Esto es excelente. No soy del Real Madrid, tampoco madridista. Aquí no importa de qué equipo soy. Tampoco soy antimadridista. Sólo diré que apreciaba a D.Gregorio, Chiquito de la Calzada, me hizo reir y mucho, y eso basta. Éste es un gran y respetuoso homenaje D. Mario, y es una delicia leer cada línea. Muchas gracias.
El comentario de D. José Luis es cuanto menos sorprendente, más sabiendo que estamos en un medio llamado LA GALERNA. Madridismo y Sintaxis. No sé si hemos leído lo mismo D. José Luis, pero se está colocando a Chiquito a la altura de auténticos genios. Repito, un excelente homenaje.