Va a ser cierto que veinte años no es nada… Y es que veinte años se cumplen hoy desde aquel 18 de diciembre de 2002, fecha en la que el Real Madrid casi dio por cerrado el año de su centenario con el último gran evento de ese año tan especial.
Aquel día se jugó en el estadio Santiago Bernabéu el que, según la FIFA, era el único encuentro oficial que se disputaba en todo el mundo, ya que se paralizó el fútbol a excepción de este partido (para formalizar el hecho, se declaró Día Mundial del Fútbol). Los equipos protagonistas fueron, nada menos, que el Real Madrid y una selección de los mejores jugadores del planeta.
Fue este uno de los innumerables eventos que Florentino Pérez había puesto en marcha durante todo el año para conmemorar los cien años de existencia de la institución deportiva más exitosa de la historia. Habían sido casi 365 días en los que no había faltado de nada: desde la transformación completa del Parque de Atracciones de Madrid en el Parque Temático del Centenario a la puesta en marcha de un tren que recorrió toda España contando la historia del Real Madrid pasando por el desfile de la pasarela Cibeles en el Santiago Bernabéu, un campeonato mundial de mus o la finalización de la última etapa de la Vuelta Ciclista en el interior del estadio.
EL 18 DE DICEMBRE DE 2002 SE DISPUTÓ EN EL BERNABÉU EL ÚNICO ENCUENTRO OFICIAL EN EL PLANETA. SE DECLARÓ DÍA MUNDIAL DEL FÚTBOL
Se recordará por el Centenariazo, la Novena (y el inmortal gol de Zidane), el fichaje de Ronaldo, la primera Supercopa de Europa y la tercera Intercontinental. Y aquel miércoles lluvioso se cerraba el 2002 futbolístico con la exclusividad de ser los únicos en el mundo jugando al deporte rey. Tras ello solo quedaban el Torneo de Navidad de baloncesto y la fiesta que el club había preparado para el 31 de diciembre frente al Santiago Bernabéu.
Antes del fútbol, se rindió homenaje a Ronaldo, que ofreció su Balón de Oro al público según lo recibió de manos del director de la revista France Football. Se tomó una foto histórica con todos los madridistas que habían ganado dicho trofeo: Raymond Kopa, Luis Figo, Alfredo Di Stéfano, Ronaldo Nazario y Zinedine Zidane. Se ofrecieron también todos los títulos ganados en uno de los mejores años de toda la historia del club.
Vicente del Bosque eligió al once formado por Casillas; Miñambres, Helguera, Pavón, Raúl Bravo; Flavio, Guti; Figo, Zidane, Raúl y Ronaldo. A lo largo del partido también jugaron Morientes, César, McManaman, Solari, Celades, Rubén, Portillo, Tote, Borja, Cambiasso, Carlos Sánchez y Olalla. Por su parte, en la selección mundial Scolari dispuso a Cavallero; Cafú, Márquez, Maldini, Lizarazu; Nakata, Baraja, Ballack, Rivaldo; Baggio y Klose para, posteriormente, ir contando con Kaká, Wilmots, Makaay, Bizzarri, Joaquín, Naybet, Cissé, Yakin, D´Alessandro, Mijatovic, Eto´o y Fernando Torres. Mejuto González fue el árbitro designado para dirigir la contienda.
Como no podía ser de otra manera, fue más un partido amistoso que una disputa seria y, dados los mimbres allí reunidos, el cesto resultante no pudo sino ser espectacular de principio a fin; se sucedieron innumerables grandiosas jugadas tanto individuales como colectivas y el fútbol que allí se pudo ver será siempre recordado. Ambos bandos estuvieron a la altura de la ocasión, pero fue la selección FIFA quien comenzó mostrándose incontestablemente superior (o, cuanto menos, más determinante) y así sucedió que en el minuto 42 ya vencía por 0 goles a 2, gracias a un cabezazo de Klose a un centro medido de Baggio y a un tiro cruzado de Kaká tras una maravillosa jugada individual.
En el descanso Plácido Domingo cantó al mundo el “Hala Madrid”, el popularmente conocido como “Himno del Centenario”. Se trataba de una pieza de música clásica en la que el tenor estuvo acompañado por la orquesta de Móstoles, magistralmente dirigida por el también muy madridista José María Cano, el compositor de la obra. Los jugadores de ambos equipos se alinearon con los músicos y aquel fue, sin duda, el momento más emotivo de toda la noche ya que el estadio al completo acabó cantando al son del extraordinario tenor madrileño.
EL AMISTOSO DEL CENTENARIO FUE EL CIERRE DE UN CICLO, LA SEGUNDA MEJOR ETAPA DEL CLUB ENTONCES, HABÍAMOS VUELTO AL LUGAR QUE NOS CORRESPONDÍA TRAS GANAR TRES CHAMPIONS
En la reanudación, “los fifos” continuaron el ritmo de la primera mitad a pesar de los numerosos cambios y Cissé, en el minuto 48, anotó tras un pase de Kaká, quien fue la estrella de la noche. La derrota local no hubiera empañado la fiesta, pero, y así lo entendieron en el césped, había que evitarlo. Los blancos se pusieron manos a la obra, incrementaron el ritmo, aumentaron la presión. Así ocurrió que Solari marcó de penalti e, inmediatamente después, se vivió otro de los momentos de la noche: saltó al césped Predrag, nuestro Pedja. Su gol en Ámsterdam era en un porcentaje muy alto el culpable de todo lo que se había vivido en los años anteriores. Tote, tras un rechace de Bizzarri y Cambiasso, de impresionante zurdazo con efecto, lograron el empate.
Se puso así el colofón a una noche perfecta en lo que, obviamente ignorábamos, era el cierre de un ciclo. Aquel gol culminaba un año excelso en lo deportivo y lo institucional pero también lo hacía con la segunda mejor etapa de la historia del club: habíamos vuelto al lugar donde nos correspondía, habíamos ganado tres Champions y nuevamente éramos el equipo en el que todos los futbolistas soñaban con jugar algún día; curiosamente, algunos de ellos estaban ese día allí. Un ciclo que, visto hoy, hemos de convenir que fue ciertamente corto pero crucial en el devenir del Real Madrid. No en vano comenzó con aquellos Laudrup y Redondo que empezaban a parecer cosa del pasado para pasar a los Figo, Zidane y Ronaldo y toda la universalidad que destilaban y representaban. Fue el paso del viejo fútbol, el del siglo XX, al nuevo que estaba comenzando a llegar y en el que el Real Madrid fue pionero. En apenas cinco años se había pasado del fútbol de siempre, el de “las mocitas madrileñas” al deporte que iba a colonizar el siglo XXI (hoy ya podemos confirmarlo), el de “juegas en verso, que sepa el universo”.
Tras el pitido final, tuvo lugar un emotivo espectáculo de luz y sonido que comenzó con Emilio Aragón animando al público, que acabó coreando el nombre del equipo. Posteriormente, en las pantallas se proyectaron imágenes de la final de Glasgow jugada ese mismo mes de mayo para por último, mostrar imágenes de toda la historia del Real Madrid desde sus primeros años de fundación. Tras el repaso a ese siglo de madridismo finalizó uno de los días más especiales del Real Madrid Club de Fútbol. Un día en el que no se homenajeó a ningún jugador, como tantas veces había ocurrido; se homenajeó al mismísimo Real Madrid.
Getty Images.
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