65-58: Por tierras rusas

“Impresiones de viaje: en Rusia” es un espléndido relato de Alejandro Dumas, en el que el creador de los mosqueteros siembra de anécdotas un viaje que efectuó allá por el año 1859. Un viaje que viene de rememorar nuestra sección de baloncesto, que en apenas 3 días ha hecho un viaje de más de 9.000 kilómetros, empezando su periplo por la vieja ciudad imperial de San Petersburgo y acabando en la capital de Tartaristán, Kazán.

Esta larga excursión se ha zanjado finalmente con una victoria y una derrota por aquellos fríos parajes. La victoria, muy meritoria, fue el pasado miércoles ante el Zenit, dirigido por el viejo zorro Xavier Pascual, que utilizó sus mejores recursos defensivos para hacer de su aro un campo de minas, que finalmente la sabiduría de Laso supo evitar, gracias entre otras circunstancias al espléndido partido de Thomas Heurtel, bien escoltado por Tavares, Yabusele y Causeur, que supieron leer perfectamente las acometidas de los artilleros del conjunto ruso como Billy Baron y Jordan Loyd. Solo a falta de dos minutos pudieron respirar los merengues, tras un partico intenso, sobre todo desde el punto de vista defensivo.

El segundo partido comenzó con el cuarto más espeso jamás jugado. 14-11 en los primeros diez minutos con un juego más indigesto que la célebre sopa rusa “solyanka”, compuesta por salchichas, tocino, jamón y carne res, además de las consabidas verduras: col, zanahoria, cebolla y patatas. Según Alejandro Dumas, si ingieres una Solyanka a mediodía ya no puedes probar bocado hasta día y medio después. Los blancos parecían narcotizados tras tantos viajes por avión y eran incapaces de anotar un solo tiro a media distancia. Con 21-11, y con el croata Hezonja anotando a placer, a Laso se le ocurrió poner el despertador: el joven base Juan Núñez, de 17 años, que en 3 minutos anotó una bandeja tras penetrar por la defensa tártara, más 3 asistencias y dos robos de balón, todo ello en tres minutos de juego. Todo un Erasmus a marchas forzadas que consiguió desperezar al Real Madrid. Entre las entradas a canasta de Tavares y alguna mandarina lejana de Llull, se llegó al descanso con un apretado 35-34. El tercer cuarto básicamente consistió en balones a Edy Tavares, que a veces anotaba y la mayor parte de tiempo, como bien dijo el locutor de DAZN, “se está llevando palos para hacer un fuerte”.

Todo se iba a decidir en los últimos 10 minutos, que, para el Madrid, iban a hacer buenos a los 10 primeros: tan solo 7 puntos (!!!) anotados, con fallos desde el exterior de todos los colores, y con un porcentaje final en triples inferior al 20%. Tavares, que jugó 30 minutos, tuvo que descansar unos breves minutos, momento que aprovecharon los tiradores Vorontsevitch y Canaan para poner rodilla en pie a los nuestros, para un marcador final de 65-58, y con el agotamiento absoluto del héroe de San Petersburgo, Heurtel, que acabó el partido con 2 pérdidas de balón, una de ellas, una vez más, ante la pasividad de Luigi Lamonica para marcar falta personal a los locales del Unics. A toro pasado, lo fácil es decir que Núñez tenía que haber jugado más minutos, visto que Heurtel y Llull no habían tenido su tarde. Tavares y Yabusele no fueron suficientes esta vez, especialmente destacable fueron los 28 puntos de valoración del caboverdiano, que fue medio equipo.

Lo mejor es que esta semana maratoniana en kilometraje aéreo ya ha pasado, y que el balance ha sido correcto. Los tártaros de Kazán no se habían visto en otra igual desde los asaltos a la Fortaleza defendida por las tropas del capitán Giovanni Drogo en la novela de Buzzati “El desierto de los tártaros”. Pero el Madrid seguirá en lo más alto en esta Euroliga, ya que, pese al tropezón, los de Laso llevan una trayectoria prometedora y aspiran a todo, a la espera de las incorporaciones de Randolph y de Thompkins. Yabusele se sigue encontrando muy solo en el puesto de 4. Y pronto volverán también Carlos Alocén y Williams-Goss para dar relevos al agotado Heurtel. Atentos, en cualquier caso, a la evolución del aun imberbe Juanito Núñez.